El capitán William Kidd (en torno a 1645-1701) fue un corsario escocés convertido en pirata que, a pesar de haber capturado solo un barco de importancia, se ha vuelto legendario gracias al persistente rumor de que enterró un fantástico tesoro que nadie ha conseguido encontrar todavía. Kidd fue arrestado, enviado a Inglaterra y ahorcado en Wapping Old Stairs en 1701.
El capitán Kidd fue un pirata de lo más insólito, ya que había recibido una comisión real para una expedición corsaria en el océano Índico. Aunque Kidd atacó varios barcos pequeños que no eran objetivos legítimos dadas las condiciones de la comisión, su destino al final dependió de su captura del Quedah Merchant. Un juicio espectáculo en Londres declaró a Kidd culpable de piratería porque el barco, a pesar de navegar bajo la bandera francesa, ya no era enemigo de Inglaterra tras el fin de la guerra de los Nueve Años (de septiembre de 1688 a septiembre de 1697) unos meses antes. La mala suerte, el mal momento y el abandono de las autoridades inglesas que habían respaldado su misión original, que no querían publicidad, se aseguraron de que Kidd fuera declarado culpable de piratería y asesinato. No solo lo ahorcaron, sino que dejaron su cuerpo para que se pudriera durante años a modo de aviso para los demás.
Los corsarios en el Caribe
No se conocen muchos detalles de los primeros años de vida de William Kidd con certeza. Nació en torno a 1645, hijo de un pastor presbiteriano. Tradicionalmente, se dice que nació en Greenock, en el oeste de Escocia. Kidd empezó como corsario en 1689 en la costa oriental de América del norte y el Caribe. La actividad corsaria era la captura legítima de barcos y cargamentos de embarcaciones mercantes clasificadas como enemigas de un Estado en particular. Como capitán del Blessed William, Kidd atacaba a barcos franceses, un objetivo legítimo durante la guerra de los Nueve Años entre Francia e Inglaterra (y sus varios aliados). Kidd formaba parte de la flota que atacó Marie-Galante, una de las islas de Guadalupe en diciembre de 1689. En febrero de 1690, la tripulación de Kidd se apropió del Blessed William mientras el capitán estaba en tierra y zarpó en busca de una vida pirata. A pesar de este contratiempo, Kidd consiguió el comando de otro barco, el Antigua, y persiguió al Blessed William hasta Nueva York en 1691.
La expedición en el océano Índico
Kidd se asentó en Manhattan donde, en mayo de 1691, se casó con la rica viuda Sarah Oort, crio dos hijas y puede que se ganara la vida como un mercader respetable con ciertas actividades corsarias extras. En torno a 1696, decidió intentar encontrar respaldo en Londres para actividades corsarias más lucrativas más lejos. Kidd zarpó en dirección a Londres en el Antigua con este propósito. Unió fuerzas con un empresario americano llamado Robert Livingston y con Richard Coote, conde de Belmont (o Bellomont, 1636-1701), que era miembro del Parlamento y que acababa de ser nombrado nuevo gobernador de Nueva York y Massachusetts. El trío encontró un grupo de inversores anónimos en Londres que deseaba atacar barcos franceses, enemigos de Inglaterra, y asaltar barcos piratas en el océano Índico. El consorcio, que contaba con algunos de los oficiales de más alto rango del almirantazgo y la judicatura británicos, tenía todas las intenciones de quedarse con cualquier cosa que capturaran o confiscaran de piratas en vez de devolvérselo a sus justos dueños. Es decir, que la empresa era tan secreta como turbia.
El barco de Kidd para esta expedición, también costeado por sus patrocinadores, era el Adventure Galley. Construido expresamente para este propósito en Deptfort, Londres, el barco de 287 toneladas y tres mástiles podía perseguir a un objetivo en todas las condiciones gracias a una mezcla de velas de aparejo cuadrado, vela latina e hileras de remos (46 en total). El Adventure Galley estaba tripulado por más de 150 hombres y bien armado con 34 cañones. Había un inconveniente importante tras todo este respaldo económico: que Kidd tuvo que firmar un contrato que solo les concedía a él y a su tripulación una porción muy pequeña del botín de la expedición. Al menos la expedición de Kidd contaba con la legitimidad del apoyo real, ya que su comisión la firmó el rey Guillermo III de Inglaterra (que reinó de 1689-1702), a quien le prometieron un 10% de los beneficios. De hecho, había tres comisiones: una de corso contra embarcaciones francesas; otra para aprehender piratas allá donde se encontrara con ellos, incluido, de ser posible el infame Henry Every; y otra de quedarse con todo el botín para compartirlo entre los inversores sin pasar por ningún juzgado, como era costumbre.
Kidd zarpó de Inglaterra en dirección a Nueva York en abril o mayo de 1696, donde reunió a varios reclutas para el Adventure Galley durante el verano. Por desgracia, a última hora perdió la mitad de la tripulación con las levas, el método de reclutamiento agresivo y obligatorio de la Armada real. Kidd se vio obligado a completar su tripulación con un surtido de aventureros y asesinos poco deseables. Volviendo a cruzar el Atlántico en septiembre de 1696, Kidd circunnavegó el cabo de Buena Esperanza en Sudáfrica para llegar al océano Índico.
Por desgracia, tal y como testificaría después Kidd, su intento de encontrar piratas se vio frustrado, a pesar de que prácticamente todo el mundo sabía que la isla de Saint Mary, frente a la costa nororiental de Madagascar era una guarida a rebosar de piratas. Para la primavera de 1697, y puede que, bajo presión de una tripulación de indeseables, Kidd decidió hacerse a la piratería. Primero reclutó más tripulantes, incluidos esclavos, en Madagascar y en la isla Johanna (o Anjouan), que hoy en día es parte de las islas Comoras. Gran parte de su tripulación original había sucumbido para entonces a las enfermedades tropicales, y sus sustitutos eran un grupo aún más vil.
Kidd se dispuso a atacar barcos mercantes legítimos de varias nacionalidades, incluidos holandeses, británicos y portugueses. Los objetivos más fáciles eran las flotas de peregrinos que iban de India a la Meca. Algunos de los buques mercantes y convoyes más grandes resultaron tener demasiada artillería para que el Adventure Galley pudiera enfrentarse a ellos y Kidd tuvo que conformarse con los buques pequeños. Durante todo agosto y septiembre surcó las costas occidentales de India, atacó a un comerciante inglés y luego las islas Laquedivas donde robaron, apalizaron y violaron a varios habitantes. Con esto, el capitán Kidd sin duda parecía ser el comandante de una tripulación pirata más que de un barco corsario de la Corona británica. Un agente en el puerto de Carwar (Karwar) en India ofrece la siguiente descripción del capitán Kidd en aquella época:
...un hombre muy lujurioso, que se peleaba con sus hombres en cualquier ocasión, que a menudo pedía sus pistolas y amenazaba con volarle los sesos a cualquiera que se atreviera a decir algo contrario a lo que él pensaba, de manera que lo temían.
(citado en Cordingly, 1996, pág. 180).
Al no encontrar un botín especialmente rico, la abigarrada banda de Kidd se volvió cada vez más difícil de controlar hasta que, el 30 de octubre de 1697, puede que para aplastar un posible motín o simplemente encolerizado por un insulto a su mando, Kidd mató a uno de sus artilleros William Moore, supuestamente a golpes con un cubo de madera. La idea del amotinamiento probablemente se debió al deseo de la tripulación de probar suerte atacando a los barcos de la Compañía de las Indias Orientales británica del área, más ricos pero también mejor armados. Por el momento, Kidd logró mantener el mando, y tuvieron un éxito moderado en noviembre frente a las costas de India cuando capturaron el Rouparelle, un barco holandés con bandera y pasaporte franceses. Kidd, tras dejar una tripulación en el Adventure Galley, partió con el Rouparelle tras renombrarlo November.
¿Pirata o corsario?
En 1698, varias embarcaciones pequeñas fueron saqueadas y luego Kidd por fin se cruzó con el gran premio que estaba esperando. Este barco fue el Quedah Merchant de 400 toneladas, que estaba operando bajo el gobierno indio pero llevaba un pase de la Compañía de las Indias Orientales francesa. Kidd capturó el barco el 30 de enero de 1698 en las costas de Cochin (actual Kochi). Una cantidad del cargamento del barco de seda, percal, azúcar, hierro y opio se vendió por 10.000 libras (unos 2,5 millones de dólares actuales). Kidd incluso se quedó con el barco y lo renombró Adventure Prize (premio de la aventura). Sin que Kidd lo supiera, la guerra de los nueve años había terminado en septiembre, así que técnicamente su ataque al Quedah Merchant no fue una acción corsaria, sino pirata. Sin embargo, para complicar aún más el problema legal, el Quedah Merchant estaba capitaneado por un inglés, era un buque armenio y su cargamento pertenecía al indio noble Makhlis Khan de la corte mogol. Khan se aseguró de que las autoridades indias de Surat ejercieran presión sobre la Compañía de las Indias Orientales británica para cubrir sus pérdidas mediante la ocupación de las instalaciones de la compañía y un alto en el comercio mientras tanto. Además, como era costumbre, es probable que el barco contara con pases concedidos por varios países y que solo hubiera presentado el pasaporte francés porque el propio Kidd llevaba enarbolada la bandera francesa cuando se acercó al barco.
La falta de claridad en cuanto al estatus de corsario o pirata de Kidd no se vio ayudada por el ataque que cometió contra un barco portugués y después en dos barcos de la Compañía de las Indias Orientales (fallidos) en primavera de 1698. Kidd perjudicó aún más su caso al jurarle lealtad al pirata británico Robert Culliford (en activo 1690-98) en la isla de Saint Mary. Culliford había navegado con Kidd durante sus días de corsario en el Caribe, pero si Kidd había terminado su comisión, debería haber tomado prisionero a Culliford. Para entonces, las mangas del Adventure Galley se habían podrido, y el barco quedó abandonado. El Adventure Galley puede que sea uno de dos posibles pecios piratas explorados en el área desde 1999, pero las pruebas son inconclusas. Al enterarse de que se había emitido un perdón general para piratas, Kidd decidió que era hora de regresar a casa con su mujer y sus hijas.
Arresto
El capitán Kidd cruzó el Atlántico hasta Anguila en el Caribe en abril de 1699, donde se enteró de que, a pesar de que sí que había un perdón general para piratas, todos los gobernadores coloniales británicos habían recibido una demanda de arrestar a Kidd en el acto. Kidd intentó refugiarse en la isla de Santo Tomás, bajo control danés, pero le negaron la entrada. Su única oportunidad era regresar a la piratería o zarpar con destino a Boston, donde esperaba que su socio, el gobernador Coote, emitiera un perdón para todos sus actos de piratería. Kidd vendió parte de su cargamento y cambió su barco por un balandro, el San Antonio, en un paraíso pirata de La Española. Después puso rumbo a Norteamérica. Kidd se llevaría otra desilusión al llegar a Long Island en junio porque Coote, en respuesta a una petición de los patrocinadores de Kidd en Londres de tratarlo como un pirata, tenía toda la intención de respetar la petición oficial de arrestar al pirata. Los inversores estaban atónitos por la descarada piratería de Kidd, pero fue realmente la queja formal enviada por la Compañía de las Indias Orientales al gobierno británico para detener a Kidd que hizo que fuera políticamente imposible que Coote y sus inversores respaldaran a un empleado renegado. Por lo tanto, Coote arrestó a Kidd en julio de 1699, y en abril de 1700 fue enviado de vuelta a Inglaterra a juicio. El astuto Coote había logrado limpiar su nombre de la asociación con Kidd, y había adquirido una buena porción del tesoro del pirata.
El tesoro del capitán Kidd
Puede que antes de atracar en Boston, Kidd hubiese tomado la precaución de enterrar su botín, y tanto Nueva Jersey como Long Island y Gardiners Island eran posibles ubicaciones. Kidd realmente había enterrado parte de su tesoro, y estas localizaciones se revelaron, bajo presión, a las autoridades de Boston. Kidd también se vio obligado a enumerar en detalle su botín en un documento que sigue existiendo hoy en día. En la lista de los bienes recuperados por las autoridades figuraban lingotes de plata, monedas de oro, joyas, fardos de seda y toneladas de hierro y azúcar. Sin embargo, creció una leyenda persistente que decía que Kidd no lo había revelado todo y que había otro botín escondido, puede que mucho más grande que lo que se había recuperado. Esta tentadora leyenda ha llevado a cazadores de tesoros a cavar agujeros a lo largo de los siglos en cualquier ubicación posible por remota que sea la conexión con Kidd, ninguno de ellos con éxito. La especulaciones sobre la localización del tesoro han abarcado desde la costa oriental de América hasta la India. El único resultado tangible del hábito de Kidd de enterrar tesoros es que se ha convertido en una característica básica de las historias ficticias de piratas desde entonces.
Arresto y juicio
El capitán Kidd primero tuvo que soportar casi un año en la terrible prisión Newgate de Londres antes de que se decidiera su destino final. Los oponentes del gobierno intentaron que Kidd revelara quiénes eran sus patrocinadores anónimos, de manera que lo llamaron dos veces frente al Parlamento en marzo de 1701. Sin embargo, inversores, almirantazgo y gobierno todos estaban deseosos de ocultar su interés desabrido en el corso; cerraron filas, perdieron convenientemente ciertos documentos clave (en especial los pasaportes franceses del Quedah Merchant y del Rouparelle) y toda la investigación se acalló y se acabó abandonando. A pesar de todo, harían del capitán Kidd un ejemplo para otros posibles piratas. Su juicio no se concentró en la parte corsaria de la expedición del océano Índico, sino en su paso obvio a la piratería y el asesinato de su artillero (el cargo más serio según la ley inglesa).
Kidd defendió su inocencia en cuanto a la piratería, dijo que su tripulación rebelde le había obligado a realizar los ataques a los barcos pequeños y resaltó que los dos ataques a los barcos grandes se habían realizado de buena fe porque ambos ondeaban la bandera francesa. También insistió en que había matado a Moore accidentalmente. Kidd fue declarado culpable de todos los cargos por un jurado de 12 miembros y fue ahorcado en Wapping Old Stairs el 23 de mayo de 1701. Después, Kidd no se hizo ningún favor en cuanto a su reputación posterior al llegar borracho a su ejecución y les soltó un discurso blasfemo e impertinente a los presentes. Acto seguido, el drama se tornó en comedia negra cuando la cuerda se rompió y Kidd cayó en el barro, todavía vivito y coleando. Tuvieron que volver a atar el nudo, y esta vez se cumplió con el acto. Uno de los miembros de la tripulación de Kidd, Darby Mullins, también fue encontrado culpable y ahorcado. Después, el cuerpo del capitán Kidd se untó de betún y se colgó en una jaula para que se pudriera junto al Támesis como aviso a otros piratas. El truculento proceso de deterioro, que normalmente se reservaba para los capitanes piratas más infames, podía llevar hasta dos años o más. En vez de disuadir a otros piratas, el terrible destino de Kidd no hizo sino afirmar su determinación a luchar hasta la muerte en vez de que las autoridades los tomaran vivos. De hecho, Kidd se convirtió en sinónimo de lo que le ocurriría a un pirata al que capturaran vivo.
El capitán Kidd en la ficción
El capitán Kidd fue víctima de la difamación en obras de ficción póstumas. Aunque ciertamente no fue un santo, y verdaderamente fue culpable de piratería, la carrera de Kidd se ha exagerado enormemente, empezando por los rumores enviados por los distintos partidos políticos en Inglaterra durante el juicio. Había una balada muy popular, Captain Kidd's Farewell (la despedida del capitán Kidd), que circuló poco después de que fuera ahorcado y que hablaba de hechos totalmente innombrables pero sin duda infundados.
El capitán Kidd fue el tema de una biografía junto con muchos otros piratas en la célebre obra, la General History of the Robberies and Murders of the Most Notorious Pyrates (Historia general de los robos y asesinatos de los piratas más infames), recopilada en la década de 1720. La obra se atribuía al capitán Charles Johnson en la portada, pero puede que fuera un pseudónimo de Daniel Defoe (1660-1731), aunque algunos expertos todavía están debatiendo el tema y puede que Charles Johnson fuera un experto en piratas real, si bien totalmente desconocido. El tratamiento que le da Johnson/Defoe a Kidd es menos sensacionalista que otros de sus retratos, pero ciertamente cimentó su reputación como una de las figuras más tenebrosas de lo que posteriormente se conocería como la Edad de oro de la piratería. Otros escritores posteriores como Washington Irving (1783-1859) no hicieron sino aumentar esa caricatura en la que se había convertido Kidd del pirata cruel y bárbaro que se negaba a decirle a nadie dónde había enterrado su tesoro. Hubo hasta un musical en 1830, Captain Kyd, the Wizard of the Sea (El capitán Kyd, el hechicero del mar) de J. S. Jones, popular durante años en los teatros de Boston y Nueva York. Hollywood perpetuó el mito en películas como Captain Kidd de 1945, protagonizada por Charles Laughton, cuya interpretación del pirata calculador y de mente fría totalmente dominado por la codicia fue memorable. Sin embargo, el hecho es que el capitán Kidd ha cobrado más fama por su juicio sensacionalista y su mítico tesoro que por cualquier acto de piratería que cometiera.