En el folklore eslavo, la kikimora es un espíritu femenino del hogar cuya actitud puede oscilar entre la benevolencia y la hostilidad dependiendo de cómo se comporten los dueños de la casa. Según las distintas interpretaciones de sus leyendas, hay dos variantes del espíritu: una suele ser de ayuda y la otra dañina, ambas descritas como una figura femenina que a veces tiene un pico de gallina o de pato.
Una kikimora también puede tener un hocico de perro u otro rasgo animal en su rostro o cuerpo, aunque siempre conserva una apariencia femenina, y puede aparecer como una anciana, una joven hermosa o incluso como una sirvienta. Los problemas domésticos se explicaban como resultado de la influencia de estos espíritus, que se creía que actuaban de manera disruptiva ya fuera porque los habitantes no mantenían la casa en orden o porque provocaban energías negativas con su comportamiento. La kikimora del pantano, asociada a veces con la entidad leshy es reputada por raptar a quienes se adentran sin precaución en los bosques, ya sean niños o adultos. También se dice que tiene la habilidad de colarse en los hogares a través de las cerraduras para sembrar el caos. Este espíritu, vinculado a fuerzas demoníacas y a la bruja eslava Baba Yagá, contrasta con la kikimora del hogar, quien, al estar casada con el espíritu protector domovói (o demovik), generalmente se considera benévola.
Cuando la kikimora está conforme con el estado del hogar, se convierte en una aliada que ayuda con las labores domésticas; pero si los habitantes caen en la desidia, se convierte en una fuente de conflictos. La mejor manera de ahuyentar a una kikimora era mantener el hogar impecable, pues al no encontrar motivos para quedarse, se marchaba. Esta idea fomentaba que las mujeres fueran meticulosas con las tareas del hogar. De manera similar, se enseñaba a los niños que el ruido nocturno atraía a la kikimora, por lo que debían guardar silencio y acostarse a la hora indicada. De lo contrario, podría robarles el aliento, provocarles horribles pesadillas o incluso llevárselos.
La kikimora (al igual que el domovói) suele estar vinculada a la chimenea de un hogar y según las creencias, vive detrás de la estufa.
Su aparición se remonta a una época previa a los siglos VIII al XIII, cuando el cristianismo comenzó a sustituir al paganismo en las tierras eslavas. Incluso después de la llegada y expansión del cristianismo, que desestimó y relegó a muchas entidades sobrenaturales eslavas, la kikimora continuó siendo una figura relevante en las casas. Esto se debía a que la creencia en ella ayudaba a mantener el orden y la disciplina, además de ofrecer explicaciones para fenómenos inexplicables, como terrores nocturnos, objetos perdidos, muertes de mujeres y niños, o ruidos y sucesos extraños en el hogar.
Hoy en día, la kikimora ha ganado notoriedad a través de la serie de Netflix The Witcher, basada en la saga literaria del mismo nombre, que también dio origen a un popular videojuego; sin embargo, la versión presentada en estas adaptaciones no guarda similitud alguna con la entidad mitológica original. La creencia en la kikimora perdura en la actualidad gracias a su conexión con el diablo y las entidades demoníacas dentro del cristianismo eslavo y las tradiciones populares de la región.
Nombre y origen
El término kikimora proviene posiblemente del ruso kuku’mopa, un nombre cuyo significado aún es objeto de debate. Según la escritora Ronesa Aveela, el nombre podría derivar de la palabra finlandesa para espantapájaros, o de la palabra eslava mora, que hace referencia a la muerte, aunque también existen teorías que vinculan la etimología a palabras que evocan demonios, muerte, deformidad, pesadillas, llanto o aullidos. La relación del nombre con conceptos como la muerte, el llanto y los aullidos parece la más lógica, ya que se creía que entre sus muchas actividades nocturnas, era la causante de la parálisis del sueño, un fenómeno en el que la persona está despierta pero es incapaz de moverse, y en tales situaciones se pensaba que la kikimora se sentaba sobre el pecho de la persona, impidiéndole incluso gritar y aterrorizándola con pensamientos de muerte.
A lo largo de la historia y en distintas culturas, el espíritu del hogar ha sido una figura presente, tanto en la antigüedad como en la actualidad. Los manes, lares y penates de la antigua Roma cumplían funciones similares a las de Bes en el antiguo Egipto, los duendes conocidos como brownies de Inglaterra y Escocia, o seres invisibles, como la “gente pequeña” (wee folk), que viven en el hogar y cuidan de la familia, siempre y cuando se les honre y se trate con respeto tanto a ellos como a su entorno. De no ser tratados con el debido respeto, generan problemas en relación con la ofensa recibida; por ejemplo, si se olvidan de dejarles un bocado en la mesa de la cocina, en vez de hacer limpieza durante la noche, podrían esparcir las cenizas del hogar por toda la estancia.
La kikimora podría haber tenido su origen en una leyenda relacionada con Svarog el dios del cielo, el fuego, el hogar y la herrería en la religión eslava precristiana. Según esta leyenda, Svarog crea un refugio perfecto en el cielo para todas las entidades hermosas que lo rodean, pero, con el tiempo, algunas de ellas se sienten desilusionadas con su paraíso y desean que todo se haga según su voluntad.
Los espíritus conspiran para derrocar a Svarog, pero, al fin y al cabo, él es un dios y conoce su plan antes de que logren ponerlo en marcha, así que captura a los conspiradores y los lanza desde los cielos hacia la Tierra, donde decreta que permanecerán para siempre. Tras su caída desde los cielos, llegan a las chimeneas de las casas, donde quedan atrapados en las brasas del fuego. Arrepentidos de su necedad, prometen velar por los habitantes de las casas, asegurándose de que el fuego no se apague, se dan a la tarea de advertir sobre posibles peligros y ayudan a mantener el orden y las energías positivas dentro del hogar.
El cristianismo no solo suprimió las creencias paganas eslavas, sino que también las transformó, lo que llevó a la pérdida de muchos aspectos de la antigua religión. Por lo tanto, no hay una fecha exacta para el origen de la kikimora en la cultura eslava ni para este relato en particular, por lo que la relación que se establece es puramente especulativa. En este relato, los espíritus domésticos no se caracterizan por causar problemas cuando se sienten ofendidos, lo cual es una característica distintiva de la kikimora, por lo que podría no haber ninguna relación; sin embargo, es posible que el concepto del espíritu doméstico particularmente eslavo haya tenido su origen o se haya visto influido por este relato, ya que la kikimora (y el domovói) está casi siempre asociada con el hogar y se dice que vive detrás de la estufa.
Origen legendario
Lejos de tener una conexión con el hogar, el origen de estos seres mitológicos suele estar relacionado con eventos trágicos, como la muerte de un infante, de una mujer joven, en el parto o en la vejez o la influencia de una entidad demoníaca que seduce a una mujer. No existe una única historia de origen para estos seres, sino una serie de sucesos que se cree que les dan vida.
Se creía que los niños nacidos muertos, los abortos espontáneos y aquellos que fallecían antes de ser bautizados se transformaban en una kikimora.
Se creía que los niños nacidos muertos, los abortos espontáneos y aquellos que fallecían antes de ser bautizados se transformaban en una kikimora. Lo mismo sucedía con el alma de una mujer que se suicidaba, ya que también tenía altas probabilidades de tornarse en uno de estos seres al igual que las de las matriarcas que, acostumbradas a supervisar el hogar, se negaban a abandonarlo tras su muerte. Cuando un niño era maldecido por sus padres, el diablo se interesaba por él, comenzando a ejercer su influencia hasta que el alma del niño se desvanecía y se convertía en una kikimora.
El vínculo del espíritu con lo femenino ponía a las niñas en mayor riesgo, aunque se cree que algunos niños también podían sufrir la misma suerte. Se creía que las jóvenes en edad de casarse eran especialmente vulnerables a la magia diabólica, que se manifestaba en forma de jóvenes apuestos, en realidad demonios, que las cautivaban con obsequios suntuosos o, en la mayoría de los casos, dejaban objetos llamativos en los caminos que recorrían y si una mujer tomaba alguno de estos artículos y lo llevaba a su hogar, le estaba dando permiso al demonio para entrar a su casa. Después de haber dejado embarazada a la mujer, el demonio se iba y los obsequios se desintegraban en cenizas; el niño nacía con deformidades, con orejas puntiagudas, y se acabaría convirtiendo en una kikimora.
Una creencia asociada con la kikimora que causaba pavor tenía que ver con el changeling también conocido como el “niño cambiado”, un demonio que se hacía pasar por un niño, especialmente cuando todavía era un bebé. Según la creencia, el espíritu se filtraba por la cerradura, intercambiaba al niño por uno propio y se marchaba sin hacer ruido, llevándose al bebé para convertirlo en una kikimora. Los expertos Maria Leach y Jerome Fried señalan que, dentro de las tradiciones, la cerradura figuraba como uno de los lugares predilectos para que los espíritus, incluida la kikimora, ingresaran al hogar:
Tanto la cerradura como la puerta, la chimenea y otras aberturas del hogar se consideraban puntos de entrada para demonios, brujas o el mismo diablo. Si se dejaba la llave en la cerradura, ningún espíritu maligno podía entrar...Este temor aumentaba significativamente en presencia de un recién nacido en el hogar debido a la creencia en los niños cambiados. (576)
Tras el intercambio del niño mortal por el hijo de la kikimora, los padres lo cuidaban pensando que era su propio hijo, hasta que comenzaban a notar comportamientos extraños que revelaran su verdadera identidad. Aveela pone como ejemplo a unos padres que por evitar que su hijo fuera señalado como una kikimora, decidieron no enseñarle a leer antes de tiempo.
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Aspecto físico
La kikimora suele representarse como una anciana vestida con ropa desgastada o andrajosa y un pañuelo en la cabeza, aunque es capaz de adoptar múltiples apariencias: A veces, se presenta como una mujer con pico de gallina o algún otro rasgo propio de un animal doméstico; otras, como una joven de gran belleza. También puede tomar la figura de un pariente muerto o una figura caprina, peluda, con ojos brillantes y cuernos. En ciertos casos, se le atribuye una conexión con las brujas, pues algunos mitos sobre su origen coinciden con los de una kikimora. El investigador Andreas Johns comenta:
La creencia popular ofrece múltiples explicaciones sobre cómo las mujeres se convierten en brujas: la séptima hija nacida en una familia se transforma en una bruja, o si en tres generaciones consecutivas nacen niñas fuera del matrimonio, la de la tercera generación se convierte en bruja, o una bruja moribunda transfiere su poder a otra mujer. (55)
En algunos relatos, la kikimora se ha asociado con las brujas, lo que a veces la vincula con la temida Baba Yagá, quien surcaba los cielos montada en un mortero y con ayuda de una maja del propio mortero iba en busca de niños que pudiera devorar en su cena. La kikimora, al igual que Baba Yagá, cazaba a los más jóvenes, y ambas poseían impresionantes habilidades sobrenaturales. Este aspecto de la kikimora choca con su papel como protectora benévola y ayudante en el hogar, pero es preciso aclarar que ese lado oscuro suele estar vinculado solo a uno de los dos tipos de kikimora.
Kikimora, domovói y leshy
Como se ha señalado, la kikimora puede ser de dos tipos bien diferenciados: uno benevolente y uno malévolo. Mientras no se le falte al respeto, la kikimora benigna ayudará a mantener la casa en orden y limpia, viviendo en armonía con la familia. Se cree que este espíritu está casado con el domovói de la casa, quien, al igual que ella, es amigable y colaborador, salvo cuando se enfurece. Leach y Fried comentan:
Literalmente significa "el espíritu de la casa" en el folklore eslavo: El domovói, un espíritu protector del hogar en la tradición rusa, se considera un ancestro y guía familiar. Su función principal es velar por los habitantes de la casa y asegurarse de que todo esté en orden. Se refugia detrás de la estufa, muestra una afinidad especial por el fuego y si la familia lo ofende, no duda en manifestar su enojo incendiando la casa. En cada mudanza, las brasas del fuego antiguo se trasladan al nuevo hogar, donde el domovói es acogido mientras se enciende la llama que marcará su presencia. Tiene el aspecto de un anciano de barba gris, con una apariencia que recuerda al patriarca de la familia. Su verdadero nombre jamás se utiliza; lo nombran como "él", o simplemente “abuelo”. Se acostumbra dejar un poco de la cena fuera toda la noche para el domovói, que trabaja sin descanso en la penumbra ocupado siempre en proteger la casa de espíritus extraños y hostiles… Existen varios tipos de domovói: el espíritu del granero, el de la cocina y el del baño y cada hogar cuenta con ellos. (321)
En el domovói se encarna la figura de Rod, el dios familiar en la tradición precristiana, y su función principal es velar por la prosperidad de la familia. Si una familia se muda y no invita formalmente al domovoi, éste permanece en la casa antigua, lo que provoca que entre en conflicto con el espíritu de la nueva familia. Esto genera una serie de problemas hasta que se le extienda la invitación correspondiente para que se traslade al nuevo hogar. La kikimora asociada con el domovói cumple la misma función de protección, pero la kikimora vinculada con un leshy es un tipo de espíritu completamente diferente.
El leshy es una entidad sobrenatural que se encarga de custodiar el bosque y protege tanto a los animales como a las plantas y los árboles de los daños ocasionados por los humanos, y permite la caza y la tala de árboles siempre y cuando se lleve a cabo con moderación. La investigadora Carol Rose los describe de la siguiente manera:
Su nombre proviene de la palabra les, que significa "bosque". Se le describe con forma humana, pero con una piel extrañamente pálida, ojos verdes, barba verde y cabello largo y desordenado. Además, usa las botas en los pies que no le corresponden y no proyecta una sombra. El leshy era un ser que podía cambiar de forma, tanto para erguirse tan alto como los árboles del bosque como para reducirse al tamaño de una brizna de pasto. Estaba familiarizado con todos los ruidos del bosque y podía reproducirlos, con lo que puede despistar a los humanos que se pierdan en él. (222)
Aquellos que se internaban en el bosque o quienes el leshy percibía como intrusos, se veían arrastrados cada vez más hacia el interior de la densa vegetación y jamás volvían. El leshy estaba casado con una entidad similar, generalmente conocida como lesovikha, con quien tuvo hijos llamados leshonki, quienes al crecer se harían cargo de proteger otros bosques. En ocasiones, la figura de la lesovikha se vincula o es sustituida por una kikimora que vive en los pantanos próximos a los bosques.
Con un carácter irascible y hostil, tal clase de kikimora se ve atraída por hogares con una energía oscura, como aquellas donde el abuso doméstico es habitual e ingresa por el ojo de la cerradura de las casas. La familia se da cuenta de su presencia por primera vez por las huellas mojadas que deja por el suelo, pero pronto se familiarizan con su temperamento, ya que destruye cosas, roba objetos, provoca pesadillas e incluso puede secuestrar niños, especialmente aquellos que fueron maldecidos por sus padres, algo que por cierto, también está relacionado con el leshy. Además, los niños raptados eran criados para convertirse en kikimora.
Conclusión
Como ocurre con otras entidades sobrenaturales, la kikimora ayudaba a reforzar la importancia de seguir los valores culturales. Si una mujer no mantenía la casa limpia, si un esposo era abusivo y perezoso, si los niños no estaban bien disciplinados, se pensaba que estaban enviando una invitación a la kikimora para habitar en su hogar. Como se ha dicho, una vez que la kikimora entraba a la casa, la única forma de ahuyentarla era cambiar el comportamiento, reconocer su presencia con respeto y dejarle ofrendas y obsequios.
Los espíritus también servían para dar explicación a sucesos trágicos como la muerte de un niño, una joven, una madre embarazada o una matriarca que se encontrara en buen estado de salud. Estos hechos se achacaban a la kikimora maligna de los pantanos, quien podía llevarse tanto a un niño amado y deseado como a uno cuyos padres lo habían maldecido. Además, se pensaba que eran la causa de pequeños inconvenientes, como la pérdida de objetos comunes. Si alguien no podía encontrar un objeto cualquiera como un rastrillo, una azada, o una linterna se culpaba a una kikimora, quien no estaba obligada a devolver los objetos.
En el universo de The Witcher, tanto en los libros, como en la serie y el videojuego, la kikimora se representa como una enorme criatura semejante a una araña con un exoesqueleto duro. El autor Andrzej Sapkowski tomó inspiración en el folklore eslavo para desarrollar muchas de las criaturas que combate Geralt de Rivia (el brujo), pero las adaptó de manera significativa para fines dramáticos. En el universo de las novelas, programas y videojuegos, sería ridículo imaginar a un guerrero luchando contra un pequeño espíritu del hogar con pico de pato, pero aquellos que han cruzado caminos con una colérica kikimora seguro que preferirían enfrentarse a una araña gigante sin pensarlo dos veces antes que lidiar con la otra criatura.
Fernando Belmonte es estudiante de segundo año de Traducción en el INTER Centro de Estudios Superiores de México y tiene una profunda pasión por la historia. Su objetivo es acercar estos temas a un público más amplio y despertar un mayor interés por ellos.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2021, octubre 11). Kikimora [Kikimora].
(F. Belmonte, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20118/kikimora/
Estilo Chicago
Mark, Joshua J.. "Kikimora."
Traducido por Fernando Belmonte. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 11, 2021.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-20118/kikimora/.
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Mark, Joshua J.. "Kikimora."
Traducido por Fernando Belmonte. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 11 oct 2021. Web. 20 ene 2025.
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Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 11 octubre 2021. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.