De acuerdo a la leyenda, Cartago fue fundada por la reina fenicia Elisa (mejor conocida como Dido) alrededor del año 814 a.C., sin embargo, se levantó después de la destrucción de Tiro por Alejandro en el año 332 a.C. La ciudad (en el presente Túnez, África del Norte) fue originalmente conocida como Kart-hadasht (nueva ciudad) para distinguirla de la cercana y más vieja ciudad fenicia de Útica. Los griegos llamaban a la ciudad Karchedon y los romanos lo convirtieron en Carthago.
Originalmente un pequeño puerto costero, establecido solo como una parada de los comerciantes fenicios para reabastecerse o reparar sus barcos, Cartago creció para convertirse en la ciudad más poderosa del Mediterráneo. Su supremacía fue desafiada por Roma a través de los conflictos conocidos como las Guerras Púnicas (264-146 a.C.) que Cartago perdió repetidamente. Después del último conflicto púnico, Roma destruyó la ciudad.
Una ciudad de comercio
Después de la caída de la gran ciudad fenicia de Tiro por Alejandro Magno en el 332 a.C., aquellos tirios que pudieron escapar, huyeron a Cartago con cualquier pertenencia que tuvieran. Debido a que Alejandro perdonó a varios de aquellos lo suficientemente ricos para comprar sus vidas, estos refugiados desembarcaron en la ciudad con medios considerables y establecieron a Cartago como el nuevo centro del comercio fenicio.
A partir de entonces, los cartagineses expulsaron a los nativos africanos del área, esclavizaron a varios de ellos y extrajeron tributo del resto. En tiempo, establecieron una relación funcional con las tribus de la vecina Numidia quienes llenarían las filas de su ejército con formidables tropas de caballería. De un pequeño pueblo costero, la ciudad creció en tamaño y grandeza con enormes fincas cubriendo miles de acres. Ni siquiera 100 años pasaron antes de que Cartago fuera la ciudad más rica del Mediterráneo. Los aristócratas vivían en palacios, los menos ricos en modestos pero atractivos hogares, mientras el tributo y las tarifas incrementaban regularmente la riqueza de la ciudad, en tope del lucrativo negocio del comercio.
El puerto era inmenso con 220 muelles, columnas brillantes que se alzaban alrededor en semicírculo, y estaba ornamentado con escultura griega. Los barcos mercantes cartagineses zarpaban diariamente a todos los puertos alrededor del Mediterráneo mientras su armada, la suprema en la región, los mantenían a salvo y, además, abrían nuevos territorios para recursos y el comercio a través de la conquista.
Las guerras púnicas
Era esta expansión que primero trajo a Cartago en conflicto con Roma. Cuando Roma era más débil que Cartago, no suponía alguna amenaza. La armada cartaginesa, por largo tiempo, había sido capaz de hacer cumplir el tratado que evitaba a Roma de comerciar en el Mediterráneo occidental. Sin embargo, cuando Cartago tomó Sicilia, Roma respondió. A pesar de que no tenía una armada y no sabía nada de como pelear en el mar, Roma construyó 330 barcos que equipó con astutas rampas y pasarelas (el corvus) que podrían ser bajadas en los barcos enemigos y aseguradas, por ende, convertían una batalla naval en una batalla terrestre. La Primera Guerra Púnica (264 - 241 a.C.) había empezado. Después de una dificultad inicial con las tácticas militares, Roma ganó una serie de victorias y finalmente derrotó a Cartago en el año 241 a.C. Cartago fue forzada a ceder Sicilia a Roma y pagar una pesada indemnización de guerra.
Después de esta guerra, Cartago se vio envuelta en lo que es conocida como la Guerra de los Mercenarios (241 - 237 a.C.) que empezó cuando el ejército cartaginés de mercenarios demandó el pago que Cartago les debía. Esta guerra fue finalmente ganada por Cartago a través de los esfuerzos del general Amílcar Barca.
Cartago sufrió enormemente de estos dos conflictos y, cuando Roma ocupó las colonias cartaginesas de Córcega y Cerdeña, no había nada que los cartagineses pudieran hacer al respecto. Intentaron hacerlo mejor de su situación conquistando y expandiendo sus dominios en España, pero de nuevo fueron a la guerra con Roma cuando el general cartaginés Aníbal atacó la ciudad de Sagunto, una aliada de Roma.
La Segunda Guerra Púnica (218 - 202 a.C.) fue combatida principalmente en el norte de Italia ya que Aníbal invadió Italia desde España cruzando sus fuerzas a través de los Alpes. Aníbal ganó cada encuentro contra los romanos en Italia. En el año 216 a.C. ganó su más grande victoria en la batalla de Cannas pero, carente de suficientes tropas y provisiones, no pudo aprovechar sus éxitos. Fue derrotado por el general romano Escipión el Africano en la batalla de Zama, en el norte de África, en el año 202 a.C. y Cartago, nuevamente, pidió la paz.
Puesta, otra vez, bajo una pesada indemnización de guerra por Roma, Cartago sufrió para pagar la deuda mientras también intentaba detener las incursiones de su vecina Numidia bajo su rey Masinisa (r. 202 - 148 a.C.). Masinisa había sido un aliado de Roma en la Segunda Guerra Púnica y era alentado por Roma para incursionar a voluntad en el territorio cartaginés. Cartago fue a la guerra contra Numidia y, en el hecho, rompió el tratado de paz con Roma que prohibía a Cartago de movilizar un ejército.
Cartago sintió que no tenía opción que defenderse contra las invasiones de Masinisa pero fue censurada por Roma y ordenada a pagar una nueva indemnización a Numidia. Habiendo recientemente pagado su deuda con Roma, ahora debían una nueva deuda de guerra paralizante. Roma no estaba preocupada con lo que Cartago y Numidia estuvieran involucradas, pero sí con la repentina revitalización del ejército cartaginés.
Cartago creía que su trato con Roma había terminado cuando la deuda de guerra fue pagada; Roma no estaba de acuerdo. Los romanos sentían que Cartago aún estaba obligada a doblarse ante la voluntad romana; tanto que el senador romano Catón el Viejo terminaba todos sus discursos, sin importar el tema, con la frase, "Por lo demás, opino que Cartago debe ser destruida". En el año 149 a.C., Roma sugirió esa misma acción.
Cartago Destruida
Una embajada romana en Cartago hizo la demanda, la cual incluía la estipulación, de que Cartago debía ser desmantelada y reconstruida tierra adentro. Los cartagineses, comprensiblemente, la rechazaron y la Tercera Guerra Púnica (149 - 146 a.C.) inició. El general romano Escipión Emiliano sitió Cartago por tres años hasta que cayó. Después de saquear la ciudad, los romanos la quemaron hasta los cimientos, dejando ninguna piedra arriba de otra. Un mito moderno ha crecido diciendo que las fuerzas romanas sembraron las ruinas con sal, pero esa historia no tiene base en hechos. Está dicho que Escipión Emiliano lloró cuando ordenó la destrucción de la ciudad y se comportó virtuosamente con los sobrevivientes.
Útica ahora se convirtió en la capital de las provincias africanas de Roma y Cartago se mantuvo en ruina hasta el año 122 a.C. cuando Cayo Sempronio Graco, el tribuno romano, fundó ahí una pequeña colonia. La memoria de las Guerras Púnicas aún estaba fresca, y por ende, la colonia falló. Julio César propuso y planeó la reconstrucción de Cartago y, cinco años después de su muerte, Cartago se levantó de nuevo. El poder ahora se trasladó de Útica a Cartago y permaneció como una importante colonia romana hasta la caída del imperio.
Historia Posterior
Cartago creció en prominencia a medida que crecía el Cristianismo y Agustín de Hipona vivió ahí antes de ir a Roma. La ciudad continuó bajo la influencia romana a través del Imperio Bizantino (anteriormente el Imperio Romano de Oriente) quien la mantuvo contra los repetidos ataques de los vándalos. En el año 698 d.C., los musulmanes derrotaron a las fuerzas bizantinas en la batalla de Cartago, destruyeron la ciudad completamente, y expulsaron a los bizantinos de África.
Después, fortificaron y desarrollaron la ciudad vecina de Túnez y la establecieron como el nuevo centro de comercio y gobernación de la región. Cartago todavía yace en ruinas en la actual Túnez y permanece como una importante atracción turística y sitio arqueológico. El contorno del gran puerto aún puede ser visto, así como también las ruinas de los hogares y palacios del tiempo cuando la ciudad de Cartago gobernaba el Mediterráneo.