Oseas es el primero de los doce profetas menores de la Biblia hebrea. Estuvo activo en el siglo VIII a.C. y su ministerio duró 60 años, desde el rey Jeroboam II (787-747 a.C.) hasta el rey Oseas (731-722 a.C.). Fue uno de los primeros en poner por escrito sus profecías. Oseas (“salvación”) puede haber derivado de Joshua (“él salva”).
Los profetas
Los profetas eran la versión judía de los oráculos del mundo antiguo. El término oráculo podía referirse tanto a una persona como a un lugar. Categorizado como adivinación, era la vía de comunicación de los hombres con los dioses. El oráculo era poseído por el dios y servía como vehículo para sus palabras. Algunas veces la deidad aparecía en una visión. Otras veces, el profeta podía tener una experiencia extracorporal que le permitía viajar al cielo y recibir información directamente de Dios o de sus ángeles.
En el año 722 a.C., el Imperio asirio conquistó y destruyó el Reino de Israel, en el norte. Ahí sucedió que diez de las doce tribus de Israel desaparecieron de la historia. En el 587 a.C., el Imperio babilónico conquistó el Reino de Judá y el Templo de Salomón en el Sur. Los profetas de Israel explicaron ambos desastres como un castigo de Dios por los pecados de los israelitas (específicamente su idolatría). Sin embargo, ofrecieron también un mensaje de esperanza: en algún momento del futuro, Dios intervendría una vez más en los últimos días (éskhatos en griego). Entonces, Él restauraría Israel a su gloria pasada y rectificaría toda injusticia. Aunque el Libro de Oseas no da detalles específicos, hay consenso en que su actividad se desarrolló en el Reino de Israel, en el Norte.
La inmoralidad sexual y la idolatría
Un tema dominante en la construcción de la antigua visión religiosa de la vida era la fertilidad; la de la gente, de los cultivos, y de los rebaños. Así, los dioses eran presentados siempre acompañados de diosas (consortes), y la procreación humana se consideraba esencial para la sobrevivencia. Los profetas de Israel utilizaron las alegorías y las metáforas de las relaciones sexuales, el adulterio, el matrimonio, y el divorcio como crítica, cuando clamaban que el pecado de la idolatría conducía a la inmoralidad sexual. En los textos judíos ese término se refería a las uniones sexuales ilícitas, muy a menudo relacionadas con las leyes acerca del incesto, el grado de parentesco permitido para el matrimonio (Levítico 18).
En griego, el término usado para las uniones sexuales ilícitas era pornea. Posteriormente fue traspasado al latino forne (arcos), aludiendo a que las prostitutas practicaban su comercio bajo los arcos, y así, nuestros términos modernos de pornografía y fornicación provienen de las traducciones corrientes de la Biblia. La inmoralidad sexual vino a ser aplicada a todas las formas de la sexualidad humana no toleradas por un grupo determinado. El Libro de Oseas fue uno de los primeros en aplicar alegorías y metáforas de la sexualidad humana para denunciar el pecado de los israelitas.
Oseas acusó al Reino del Norte de robo, perjurio e idolatría, y declaró que eso los condujo a la inmoralidad sexual. El detalle sexual derivaba de los baales cananeos, y sus consortes Aseras (Astarot). Baal era representado a veces como una columna sobre una cima (simbolizando un falo poderoso), pero con más frecuencia era un toro, porque el toro era un antiguo símbolo de fertilidad y potencia. Cuando el Reino del Norte se separó del reino de Judá en el Sur, se construyó un templo en Betel con Baal en la figura de un toro. Asera era representada a menudo con pechos exagerados como símbolo de gran capacidad de nutrir.
El adulterio y el mensaje de esperanza en Oseas
Cuando el Señor comenzó a hablar a través de Oseas, el Señor le dijo: Ve, toma por mujer a una prostituta y ten hijos de prostitución con ella, porque la tierra se prostituye apartándose de Jehová.» Fue, pues, y tomó a Gomer, hija de Diblaim, la cual concibió y le dio a luz un hijo. Entonces Jehová le dijo: «Ponle por nombre Jezreel, porque dentro de poco castigaré a la casa de Jehú a causa de la sangre derramada en Jezreel, y haré cesar el reinado de la casa de Israel…» Concibió Gomer otra vez y dio a luz una hija. Dios dijo a Oseas: «Ponle por nombre Lo-ruhama, porque no me compadeceré más de la casa de Israel... Después de haber destetado a Lo-ruhama, Gomer concibió y dio a luz un hijo. Y dijo Dios: «Llámalo Lo-ammi, porque vosotros no sois mi pueblo ni yo seré vuestro Dios.» (Oseas 1:2-9)
En el mundo antiguo, las mujeres eran consideradas propiedad de los hombres. El contrato de matrimonio servía para dejar claras las leyes de propiedad. Técnicamente hablando, el adulterio era la vulneración de la propiedad de otro hombre. En el antiguo judaísmo (al menos en la Ley de Moisés), el castigo para el adulterio era la muerte por lapidación de ambos, el hombre y la mujer. El castigo era severo porque se tenía la clara convicción de que el feto debía ser engendrado por el esposo legal, como elemento esencial para transmitir el linaje de generación en generación. No existían las pruebas de paternidad ni de ADN.
Oseas interpreta la infidelidad de Israel como la comisión de adulterio en la relación de Dios con Israel; Dios era el novio e Israel era la novia. Gomer deja a Oseas y duerme con otro hombre (u hombres). Su matrimonio simboliza el rompimiento entre Dios y su pueblo, ya que su pueblo se vuelve hacia otros dioses. Los nombres de los hijos simbolizan el alejamiento de Dios. Casi todo el Capítulo 2 es una diatriba contra la infidelidad:
¡Contended con vuestra madre, contended, porque ella no es mi mujer ni yo su marido! Que aparte de su rostro sus prostituciones, y sus adulterios de entre sus pechos, no sea que yo la despoje, la desnude y la deje como el día en que nació; haga de ella un desierto, la convierta en tierra seca y la mate de sed. No tendré misericordia de sus hijos, porque son hijos de prostitución. (Oseas 2:2-5)
Pero el capítulo termina con: “Te desposaré conmigo para siempre; te desposaré conmigo en justicia, juicio, benignidad y misericordia.
Te desposaré conmigo en fidelidad, y conocerás a Jehová” (Oseas 2:19-20). Un desposorio (compromiso) era otro contrato legal. Algunos estudiosos explican que Oseas está utilizando un conocido concepto judicial del antiguo pacto. Los pactos eran los contratos entre dios y su comunidad. El incumplimiento de cualquiera de las partes del contrato podía conducir a un juicio. El lenguaje de Oseas refleja una acusación por parte de Dios, de haberse roto los términos de su contrato con Israel.
Aun cuando Gomer cometió adulterio, cuando Oseas descubre que ha sido vendida a otro hombre como esclava, la compra y la trae de regreso porque la ama. Esta es la otra parte del mensaje, que el amor de Dios por Israel lo llevará a perdonarlo y a restaurarlo como nación. Esta parte se hizo popular en la tradición del Segundo Templo, porque demostraba la misericordia de Dios y su voluntad de perdonar a todos los que se arrepentían, y regresaban a Dios.
Comparado a veces con las profecías de Amós, Oseas fue honrado como uno de los primeros en destacar lo que se conoció como monoteísmo ético en el judaísmo. Esto es entender que Dios era moral por naturaleza. En otras palabras, Dios no castigó arbitrariamente, sino solo cuando tuvo razones para hacerlo; tuvo que castigar debido a su innata santidad.
Historicidad
El consenso académico ubica el Libro de Oseas dentro de los parámetros de los eventos del siglo VIII a.C., y de la caída del Reino del Norte. Pero el debate se centra en la aceptación literal de la polémica de Oseas y sus metáforas. ¿Los antiguos israelitas cometieron idolatría, o debe interpretarse a Oseas como metafórico? Oseas se refirió a estatuillas y objetos de culto, y esos objetos han sido encontrado en las excavaciones arqueológicas del período israelita en Israel.
Debe notarse que si, en efecto, los israelitas incluían esos objetos en sus oraciones, esto no necesariamente violaría el antiguo mandamiento de adorar solo al Dios de Israel. Nuestro concepto moderno del monoteísmo lo define como la creencia en un solo Dios, pero los antiguos no tenían ese mismo concepto; el cielo de los judíos estaba poblado por diferentes niveles de divinidad, como los de sus vecinos. A lo largo de las Escrituras judías, se afirma que el Dios de Israel creó a todos los demás dioses. Lo que distinguía a los judíos de todos los demás era el mandato de que solo podían adorar al Dios de Israel. Sin embargo, el concepto de adoración en el mundo antiguo significaba específicamente la realización de sacrificios, no la creencia en algo de la misma manera en que la entendemos actualmente.
Por ejemplo, uno puede orar o hacer una petición a un ángel, pero solo Dios puede recibir la ofrenda (o exvoto). A los judíos se les ordenó respetar a todos los otros dioses. Los antiguos judíos pudieron haber participado en varios niveles del culto a Baal, como haciendo una petición (o súplica) adicional, sin pensar que estaban violando los mandamientos primero y segundo: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” y “No te harás imagen” (Éxodo 20:3-4).
Se puede interpretar “No tendrás dioses ajenos delante de mí”, como “no tendrás otros dioses sobre mí o mi lado” en el culto (el sacrificio). El “No te harás imagen” o “No te hagas ningún ídolo ni figura” en otra traducción, puede ser más problemático. ¿Prohíbe Dios hacer un ídolo solo a semejanza del Dios de Israel, o de todos los dioses? Algunos eruditos están convencidos de la idolatría de los israelitas porque Oseas dice que ellos hacían ofrendas a los baales y a sus ídolos. Por otro lado, la polémica respecto de la idolatría es también una racionalización posterior a los hechos para explicar por qué Dios permitió la destrucción del Reino del Norte. Pero la polémica no es una evidencia histórica.
Nosotros leemos los textos con la perspectiva moderna del monoteísmo (creencia en un dios), pero no existió el concepto de judaísmo como un sistema de creencias sistemático hasta siglos después. Es mejor pensar en “los judaísmos”; puesto que varias comunidades de judíos compartían la Ley de Moisés, pero la interpretaron y la desarrollaron en su vida diaria según la diversidad de la región.
La prostitución sagrada
Cuando los primeros arqueólogos de la era victoriana comenzaron las excavaciones en el Medio Oriente, encontraron textos cuneiformes que revelaron muchas cosas acerca de los antiguos cultos religiosos. La antigua Sumeria tenía un ritual anual, el hieros gamos (matrimonio sagrado) donde el rey se “unía” con Inanna, diosa del amor sexual, la fertilidad, y la guerra. El propósito simbólico era fortalecer la potencia y la virilidad del rey, quien era responsable de la lluvia, de la fertilidad de los cultivos y los rebaños, y además de la guerra.
La Escrituras Judías tienen dos palabras diferentes, zonah y kedeshah para la prostitución en la antigua Mesopotamia. Zonah se refiere a la prostituta callejera (la mujer promiscua o disoluta como Gomer). Kedeshah (una mujer apartada como consagrada o santa) puede referirse a una mujer que actúa como sirviente en los templos de la fertilidad. También había equivalentes masculinos actuando como sirvientes.
Los estudiosos que se centran en los rituales como actos afirman que las relaciones sexuales rituales podrían haber sido una "representación" del propósito de una petición religiosa, la que resultaba en fertilidad. A través de los escritos de Píndaro, Heródoto, Jenofonte, Estrabón y muchos otros, estas actividades se destacaban especialmente en los numerosos templos de Afrodita (y sus homónimas) en todo el Mediterráneo. Desafortunadamente, el concepto adquirió una connotación negativa conocida como prostitución en el templo, o prostitución sagrada, en la tradición occidental.
Los eruditos continúan debatiendo la real existencia de estas prácticas. La gran abundancia de referencias a estos rituales en la literatura antigua lleva a muchos a estar convencidos de su existencia. Sin embargo, en relación con el registro arqueológico, la evidencia es escasa; muchos templos antiguos tenían habitaciones laterales o celdas, donde podría haber ocurrido tal actividad. Entonces, como ahora, las acusaciones polémicas contra otros, aquellos que practicaban ritos secretos como los Misterios, daban por supuestas, sistemáticamente, prácticas sexuales desviadas de los iniciados. Ya sea esto histórico o no, todo combinado con las metáforas de Oseas dio como resultado que la tradición occidental aceptara que la idolatría siempre condujo a la inmoralidad sexual que conducía además al desastre y la destrucción. Según los profetas, los desastres nacionales de Israel ocurrieron porque los israelitas 'se prostituyeron' con los ídolos.
Oseas en el cristianismo
Los cristianos se basan invariablemente en los Libros Proféticos para validar su declaración de que Jesús de Nazaret era el mesías (“el ungido”) que conduciría a los israelitas a la prometida restauración. Cuando Mateo inicia su evangelio con la descripción de Jesús como un nuevo Moisés, incluye muchas alusiones a las historias de Egipto en el Éxodo. La historia de la huida de la familia a Egipto y su subsecuente regreso se valida con Oseas 11:1: “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo”. Otra cita es aplicada cuando en Mateo, Jesús fue interrogado por los fariseos, “¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?” (Mateo 9:11) Jesús dice: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificios” porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento (Mateo 9:12-13). En el Evangelio de Mateo Jesús está citando a Oseas 6:6: “Porque misericordia quiero y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos”.
Mateo también incluye las analogías con el matrimonio en sus parábolas del reino:
Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron: —Nosotros y los fariseos ayunamos mucho, ¿por qué tus discípulos no ayunan? Jesús les contestó: —¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio; entonces sí ayunarán. (Mateo 9:14-15)
Más tarde los escritores cristianos extendieron la analogía a la Iglesia: Cristo es el esposo, mientras que la Iglesia es la novia. La compra de Gomer de vuelta (como pecadora arrepentida) fue utilizada para explicar el poder redentor del sacrificio de Cristo en la cruz. El historiador cristiano Eusebio dice que el emperador romano Constantino I (306-337 d.C.) cerró muchos templos de Venus en el siglo IV, pero que todavía existían en Fenicia y Baalbek. Aunque los cristianos estaban separados de Oseas por 800 años, sus metáforas de sexo e idolatría fueron transferidos ahora para denunciar el estilo de vida y el comportamiento, en cuanto a inmoralidad sexual, que se hallaba en las culturas paganas (no cristianas).
Oseas es conmemorado por los judíos en el Tisha B’av (días de la destrucción de los dos Templos) y en el calendario de la Iglesia Ortodoxa Oriental el 17 de octubre. Una tradición judía medieval dice que la tumba de Oseas está localizada en la ciudad de Safed en Israel, aunque no hay evidencias que lo confirmen.
Unas líneas de Oseas fueron citadas por Sir Winston Churchill cuando instó a la nación cristiana de Inglaterra a tener esperanzas durante la Segunda Guerra Mundial: “Ellos sembraron vientos y cosecharán tempestades; no tendrán campos que segar, ni sacarán harina de sus espigas; y si acaso llegan a sacarla, los extranjeros se la comerán” (Oseas 8:7).