Vasco Núñez de Balboa (1475-1519) fue un conquistador español que descubrió el Océano Pacífico tras cruzar el istmo de Panamá en 1513. Aventurero y colonizador absolutamente despiadado, Balboa fue un peligro tanto para sus compañeros conquistadores como para los pueblos indígenas con los que se cruzó.
Balboa ayudó a establecer la ciudad de Darién, el primer asentamiento español permanente en tierra firme. Tras extraer oro de Panamá e instaurar la esclavitud y los trabajos forzados en las plantaciones, Balboa fue finalmente burlado por un rival español que lo hizo juzgar y ejecutar por traición.
Juventud
Vasco Núñez de Balboa nació en Extremadura, España, en la pequeña localidad de Jerez de los Caballeros, en la provincia de Badajoz. Su familia pertenecía a la nobleza menor. En 1500-1, Balboa se unió a la expedición de Rodrigo de Bastidas (1460-1526), que esperaba encontrar perlas en la costa norte de Sudamérica (la actual Colombia), entonces una región prácticamente desconocida para los europeos. La expedición tuvo éxito al trazar nuevas costas, pero no encontró muchas de las perlas esperadas. A continuación, Balboa se estableció en La Española (actual Haití/República Dominicana), donde poseía una plantación, pero su sentido de los negocios era escaso y se vio obligado a abandonar la isla tras acumular enormes deudas.
Darién
Huyendo de los deudores, en 1510 Balboa se embarcó como polizón en una nave dirigida por Martín Fernández de Enciso que se dirigía a tierra firme para prestar una ayuda vital a la incipiente colonia española de Urabá, en la costa colombiana. Enciso contó con el útil Balboa entre sus hombres, pero este era un administrador y no un verdadero conquistador como Balboa, a quien el historiador J. H. Parry describe como "un desesperado popular" (52). El grupo de aventureros prefería recibir órdenes de un hombre como Balboa. El grave problema de Urabá eran los feroces nativos que utilizaban sus mortíferas flechas envenenadas con un efecto devastador. Balboa decidió sabiamente trasladar lo que quedaba de la colonia al otro lado del Golfo de Urabá, donde, fundamentalmente, los nativos no utilizaban flechas envenenadas.
En la zona de lo que hoy es Panamá, las armas españolas de acero y pólvora, así como el uso de perros de ataque, aseguraron a los europeos una serie de victorias mientras establecían su enclave. Se fundó la nueva colonia de Santa María La Antigua de Darién, o simplemente Darién, el primer asentamiento español permanente en tierra firme de Norteamérica. A pesar de la realidad de las húmedas tierras pantanosas, esta zona pronto sería llamada por los españoles Castilla del Oro, por la cantidad de objetos de oro que se trocaban y saqueaban a los pueblos locales. Balboa llegó a escribir al rey en España afirmando que aquí había "ríos de oro" y que los caciques indígenas tenían "oro que crece como el maíz en sus chozas y que recogen en cestas" (Cervantes, 86).
Balboa fue totalmente despiadado en su búsqueda de oro y utilizó el subterfugio, la tortura y la diplomacia en igual medida. Sin embargo, encontrar oro en Panamá resultó ser más difícil de lo que Balboa había pensado en un principio. Entonces, al estilo típico de los conquistadores, Balboa usurpó abiertamente a Enciso como líder de la comunidad tras acusarlo de mala gestión y enviarle de vuelta a La Española con grilletes. El conquistador también envió una nota a las autoridades españolas pidiendo refuerzos para poder someter adecuadamente este nuevo rincón del Imperio español. Otro conquistador rival, Diego de Nicuesa (nacido en 1465), fue arrojado a la deriva en un pequeño bote y terminó ahogado.
Balboa hizo incursiones decididas contra las tribus locales para asegurarse de que Darién siguiera siendo una base española permanente para las incursiones hacia el interior. Sin embargo, hizo tanto aliados como enemigos, aprovechando hábilmente las viejas rivalidades tribales para asegurarse de que los españoles nunca se enfrentaran a una oposición unida. Se obligó a los pueblos indígenas a trabajar para la nueva colonia, que comenzó a establecer zonas para la agricultura. Los trabajadores nativos eran poco más que esclavos y estaban sometidos a duras condiciones de vida y brutales castigos; Balboa empleó perros de ataque como método de ejecución.
Balboa estaba muy intrigado por las historias que los indios contaban sobre un gran mar al suroeste, y estaba decidido a investigar. Otro rumor intrigante que los españoles escucharon en Panamá fue el de un reino dorado al sur, que sin duda era una referencia a la civilización incaica, entonces no descubierta.
Desde Panamá hacia el Pacífico
Balboa, al darse cuenta de que ahora tenía que hacer valer sus exageradas descripciones de la riqueza de la región, organizó una expedición para explorar más de Panamá y averiguar si realmente había otra costa no muy lejana el 1 de septiembre de 1513. Uno de los miembros de la expedición fue Francisco Pizarro (c. 1478-1541), que pasó a conquistar a los incas a partir de 1532. Pizarro fue nombrado el segundo al mando de Balboa. Los 200 conquistadores y más de 1000 porteadores nativos cruzaron el estrecho istmo en la línea más directa posible hacia el suroeste, pero no fue nada fácil, ya que la ruta implicaba atravesar una densa selva y cruzar ríos y pantanos.
Los exploradores divisaron por primera vez el océano Pacífico desde la cima de una montaña el 25 o el 27 de septiembre de 1513, y el 29 llegaron a donde rompían las olas. Fueron los primeros europeos documentados en hacerlo. Balboa se dio cuenta inmediatamente de la importancia de su descubrimiento y más tarde se describió como "más orgulloso que Aníbal mostrando Italia y los Alpes a sus soldados" (Cervantes, 88). Tan asombrados estaban los exploradores que no encontraban palabras para expresar sus pensamientos, una escena célebremente captada por el poeta romántico John Keats (1795-1821):
O como el fornido Cortés cuando escudriñó el Pacífico
Con ojos de águila –y todos sus hombres
Se miraron unos a otros, con salvaje anticipación-
Silenciosos, en la cumbre… en Darién.*En su texto original, Keats confundió a Hernán Cortés con Balboa
En la impresionante actitud arrogante de los exploradores europeos de la época, Balboa reclamó rápidamente todas las tierras que bordeaban este nuevo mar para la Corona española. Llamaron a las aguas el "Mar del Sur" porque habían caminado desde Darién en esa dirección. El océano, que no hizo honor a su posterior nombre, estaba azotado por las tormentas, por lo que no pudieron explorar inmediatamente las islas que divisaron en el horizonte (las Islas de las Perlas).
Este gran descubrimiento supuso que se retomara el reto de encontrar una ruta marítima hacia China y un fácil acceso a las especias de Asia. Tal vez incluso existiera una ruta marítima directa que conectara los océanos Atlántico y Pacífico. Se necesitaría una exploración más exhaustiva de la costa. Aparte de las visitas turísticas, Balboa se puso manos a la obra con el verdadero objetivo de la expedición: extraer la mayor cantidad de oro y perlas posibles de las tribus que encontraran en los siguientes meses.
Tras la expedición de Balboa, las autoridades españolas establecieron nuevos pueblos y se repartieron encomiendas, es decir, el derecho legal a extraer mano de obra forzada de los indígenas. El descubrimiento de la costa del Pacífico abrió el camino para seguir explorando en barco la costa occidental del continente americano. También convenció a Fernando de Magallanes (c. 1480-1521) de que, si podía navegar por la costa atlántica de las Américas lo suficientemente lejos, seguramente encontraría una forma de rodear el continente y llegar al Pacífico, hazaña que logró en octubre-noviembre de 1520.
Como recompensa por su descubrimiento, la Corona española concedió a Balboa el estatus de adelantado, lo que significaba que tenía el derecho legal de explotar cualquier cosa que encontrara en el Océano Pacífico. Como contrapartida, tenía que financiar los gastos de cualquier expedición y entregar a la Corona un 20% del botín que adquiriera. A Balboa también se le concedió el título de Capitán General de Panamá y Coiba (una gran isla frente a la costa occidental).
Arresto y ejecución
Mientras Balboa estaba de exploración, se había nombrado un nuevo gobernador de Castilla del Oro y de su ahora ciudad principal, Darién. Se trataba de Pedro Arias de Ávila (alias Pedrarias Dávila, nacido en 1442). Pedrarias ya era infame como administrador colonial cruel, como indica su apodo de furor Domini, o "Ira de Dios", pero aún peor para Balboa, era un hombre con una misión. Mientras Balboa había estado admirando el Pacífico, su viejo enemigo Enciso no había tardado en dar su versión de los hechos de su expedición en 1510 y en presentar una queja formal por el mal trato recibido. El extraño trato de Balboa a Nicuesa tampoco agradó al obispo Juan Rodríguez de Fonseca (nacido en 1451), que residía en España pero estaba a cargo de todos los asuntos militares y administrativos del imperio. La Corona española, al considerar vulnerados sus poderes, apoyó a Enciso y envió a Pedrarias para llevar a Balboa ante la justicia en abril de 1513. Fonseca no había olvidado las afirmaciones de Balboa sobre los "ríos de oro", y se aseguró de que la Corona financiara íntegramente la flota de Pedrarias, compuesta por 23 barcos que llevaban 2000 colonos, lo que la convirtió en la mayor expedición al Nuevo Mundo desde la de Cristóbal Colón (1451-1506) en 1492.
Dado que el traslado de una gran expedición desde España a través del Atlántico era un proceso muy lento, la cuestión se complicó cuando el descubrimiento del Pacífico por parte de Balboa y una nueva fuente potencial de riqueza llegó al rey español antes de que Pedrarias hubiera llegado a América. Debido al nuevo estatus elevado de Balboa, Pedrarias tuvo ahora que andarse con cuidado. Al principio, se forjaron relaciones amistosas entre los dos hombres, y el nuevo gobernador llegó a prometer a su hija en matrimonio a Balboa (aunque la chica permaneció a salvo en España). La siguiente estrategia fue enviar a Balboa lo más lejos posible del centro del poder. En consecuencia, en 1517, se le dieron los recursos para montar otra expedición de exploración, esta vez al Golfo de San Miguel (este de Panamá).
Mientras tanto, Balboa tenía muchos partidarios, y se hizo evidente que Pedrarias era un administrador sin escrúpulos que solo buscaba llenarse los bolsillos. Se hicieron denuncias a las autoridades de España. La respuesta fue prometer una revisión formal (una residencia) del mandato de Pedrarias hasta el momento. Pero antes de que pudiera comenzar, y antes de que Balboa pudiera aportar un testimonio negativo, el gobernador actuó para eliminar a su principal rival por el poder y las riquezas panameñas. Pedrarias ordenó el arresto de Balboa en 1519. La acusación, muy dudosa, era de traición. Francisco Pizarro fue el hombre elegido para traer a Balboa, que fue juzgado, declarado culpable y ejecutado por decapitación el 12 de enero de 1519.