Calíope es la musa de la poesía épica y el canto heroico en la mitología griega. Se la considera la líder de las musas y la más honrada de todas ellas. A menudo se la representa con una tablilla sobre las rodillas y un estilete en la mano.
Se dice que Homero (c. 750 a.C.) se inspiró directamente en Calíope para escribir La Ilíada y La Odisea, dos de los poemas épicos más famosos de todos los tiempos. Su gran talento para la poesía épica hizo que también se le llamara hijo de Calíope (en un sentido simbólico).
Nacimiento y familia
Calíope es hija de Zeus y Mnemósine (diosa de la memoria). Es una de las nueve musas canónicas, junto a Clío (historia), Euterpe (música), Talía (comedia), Melpómene (tragedia), Terpsícore (danza), Erató (poesía lírica y amorosa), Polimnia (canto sagrado) y Urania (astronomía). Según Hesíodo (c. 700 a.C.), Calíope es la musa más importante.
Así cantaban las musas del Olimpo, nueve
Hijas engendradas por Zeus todopoderoso,
Clío, Euterpe y Melpómene,
Talía, Erató y Terpsícore,
Polimnia, Urania, y la más
importante de todas, Calíope,
Porque ella atiende a los señores respetados.
(Hesíodo, Teogonía, 77-83)
Las musas
Las musas eran las diosas protectoras de la literatura y las artes e inspiraban toda la actividad artística en el mundo antiguo. Ocupaban un lugar destacado en la mitología griega y eran honradas tanto por mortales como por inmortales. Apolo, dios griego de la música y la danza y mecenas de las artes, era el jefe de las musas.
Con el tiempo, cada una de las nueve musas pasó a representar una forma de arte específica. Como grupo, recibían los nombres de helicónides y olímpicas, en referencia a los lugares que frecuentaban, como el monte Olimpo y el monte Helicón, en Beocia.
Según Homero, las musas vivían en el Olimpo, donde entretenían a los dioses olímpicos con sus cantos e inspiraban a los poetas. En el monte Helicón, bailaban alrededor de la fuente sagrada de Hipocrene y el altar de Zeus.
Calíope, musa de la poesía épica
Calíope (cuyo nombre significa «voz bella») era considerada la líder de las musas y la más grande y sabia de ellas. Comenzó como musa de la poesía, que más tarde se convirtió en poesía épica (relatos de las aventuras legendarias de un pueblo, su mito y sus héroes). Como musa de la poesía épica, inspiró a los grandes poetas épicos de la historia, como Homero, Virgilio (70-19 a.C.), Ovidio (43 a.C. a 17 d.C.) y Dante Alighieri (1265-1321 d.C.). También determinó los criterios para juzgar la poesía épica y los poetas solían pedirle ayuda cuando escribían sus obras.
A menudo se representaba a Calíope sentada o de pie, con una tablilla y un estilete en la mano, como si se dispusiera a escribir el siguiente gran poema épico.
Los hijos de Calíope
Calíope fue la madre de Orfeo, el músico más famoso de la mitología griega. Si bien se dice que el joven recibió el don de la música de su padre Apolo, en algunas tradiciones su padre aparece como el rey mortal Eagro de Tracia. En Las Metamorfosis de Ovidio, Orfeo canta a su madre: «Que Júpiter sea el comienzo de mi canto, Calíope, ¡musa y madre!». (Ovidio, Las Metamorfosis, 10.148)
También se dice que Calíope y Apolo, o el rey Eagro, son los padres de Lino, otro gran músico de la mitología griega y elocuente orador público. Algunas fuentes afirman que Calíope es también la madre de Reso, un rey de Tracia, con el dios del río Estrimón, y que dio a luz a los Coribantes (adoradores de Cibeles) con su padre, Zeus.
Calíope como jueza
En algunas tradiciones, Calíope fue la mediadora de un conflicto que tuvo lugar entre Adonis, Afrodita y Perséfone: Adonis nació de un árbol después de que su madre, Esmirna, engañara a su padre en una relación incestuosa (ayudada por la influencia de Afrodita) y se quedara embarazada. Para escapar de la ira de su padre, los dioses la transformaron en un árbol de mirra, que se abrió diez meses después para revelar a Adonis.
La belleza de Adonis era legendaria y no escapó a la atención de Afrodita, que lo robó y lo escondió en un cofre que confió a Perséfone. Perséfone abrió el cofre y, al ver la belleza de Adonis, se negó a devolvérselo a Afrodita.
Zeus recurrió a la ayuda de Calíope para decidir quién se quedaría con Adonis, y la musa decidió que Afrodita y Perséfone pasarían partes iguales del año con él, con Afrodita en el reino celestial y Perséfone en el inframundo. Furiosa con esta decisión, Afrodita provocó la muerte de Orfeo, el hijo de Calíope, incitando a las mujeres tracias a atacarlo mientras estaban en trance. En su frenesí, acabaron desgarrando a Orfeo miembro a miembro.
Desafiar a las musas
Como todas las deidades griegas, las musas pueden volverse competitivas cuando se desafían sus talentos y poderes artísticos. La mejor muestra de esta combatividad es el mito de Tamiris, un bardo de Tracia que se encontró con las musas en sus viajes y, tontamente, se jactó ante ellas de que podía superarlas cantando. Enfurecidas, las musas le dejaron ciego, le quitaron su habilidad musical y le hicieron olvidar que sabía cantar.
Otro ejemplo es el cuento de las Piérides. Las Piérides, nueve hijas del rico terrateniente Píero (a veces confundidas con las musas), también afirmaban que podían superar a las musas. En Las Metamorfosis de Ovidio, la musa Urania informa a Minerva de la competición. Afirma que las Piérides ofrecieron a las musas su hogar en las llanuras de Emacia si salían victoriosas, pero si las musas perdían, tendrían que regalar a las Piérides sus dos fuentes sagradas de Beocia. Las ninfas fueron elegidas como juezas y juraron juzgar con justicia. Calíope fue elegida para cantar en nombre de las musas.
Ella, con sus cabellos ondeando en una corona de hiedra, se levantó y rasgueó unos acordes plañideros para probar las cuerdas de su lira, luego las pulsó con firmeza para lanzarse de inmediato a la siguiente canción:
(Ovidio, Metamorfosis, 5.338-340).
Calíope invocó a la diosa Ceres y luego cantó sobre la violación de Proserpina (Perséfone) en tres partes. Primero, narró cómo el rapto de Proserpina por Plutón hizo que Ceres, sumida en la tristeza, descuidara la tierra durante la mitad del año. La ninfa del río Aretusa le contó a Ceres que había visto a Proserpina, todavía triste y asustada, pero ya convertida en la reina del inframundo. Desesperada, Ceres fue a los cielos y pidió a Júpiter que devolviera a su hija. Júpiter resolvió el conflicto al dividir el año en dos partes iguales: Proserpina pasaría la mitad del año con su madre y la otra mitad con su marido.
La segunda parte de la canción relata cómo Aretusa estuvo a punto de ser violada por el dios del río Alfeo y tuvo que huir de su hogar, lo que permite comprender el sufrimiento de Proserpina. La última parte de la canción cuenta cómo Ceres dio a Triptólemo (rey de Eleusis) semillas para sembrar. Triptólemo desembarcó en tierra escita y entró en el palacio del rey Linco, a quien ordenó plantar las semillas de Ceres. El rey, queriendo atribuirse él mismo el mérito de las semillas, esperó a que Triptólemo se durmiera e intentó atacarle antes de que Ceres lo convirtiera en lince.
Las ninfas fallaron a favor de las musas y las Piérides, enfadadas por su derrota, empezaron a insultar a las musas. Mientras seguían gritando y blandiendo los puños, notaron que les brotaban plumas en la piel y que les salían picos de la cara. Finalmente, subieron al cielo y, aún hoy, se las puede oír parlotear.
Según Pausanias (c. 115-180 d.C.), las sirenas también desafiaron a las musas a un concurso de canto, persuadidas por Hera, pero, como siempre, las musas no pudieron ser vencidas y se coronaron vencedoras con las plumas de las sirenas.
Culto y legado
Se cree que Píero, rey de Emacia (en Macedonia), ofreció los primeros sacrificios a las musas y ayudó a que su culto se extendiera desde Tracia hasta Tespias, situada a los pies del monte Helicón, donde tenían un templo y estatuas. Cerca del monte Helicón, había un santuario con esculturas y pozos sagrados dedicados a ellas. En el monte Libetrión, había una gruta sagrada de las musas. Los tespios celebraban una «fiesta de las musas» (Museia) en el monte Helicón, donde se les ofrecían libaciones de leche, miel y agua.
La influencia de Calíope en poetas y escritores siguió siendo evidente durante la Edad Media, y el poeta italiano Dante Alighieri la invocó en su Divina Comedia tanto en el segundo canto del Infierno (Inferno) como en el primer canto del Purgatorio (Purgatorio). Además, el poeta inglés Geoffrey Chaucer (c. 1343-1400) la menciona en su poema La Casa de la Fama (la única musa mencionada por su nombre). También es invocada en el poema épico de Chaucer Troilo y Criseida, donde pide la ayuda de Calíope y Venus en los primeros versos del Libro 3 para que le ayuden a describir la gran alegría que sintieron Troilo y Criseida cuando por fin se hicieron amantes.
Más recientemente, el estadounidense J.C. Stoddard patentó en 1855 un instrumento musical (un órgano a vapor) llamado calíope. Este instrumento se convirtió en un elemento fijo de los barcos fluviales, barcos de espectáculos y circos a finales del siglo XIX. En 2020, el famoso rockero Bob Dylan lanzó una canción titulada Mother of Muses («madre de musas»), donde proclama: «Me estoy enamorando de Calíope«. En honor a la afamada musa, el colibrí más pequeño de Estados Unidos se llama colibrí calíope.