Las obras de arte y arquitectura de la antigua Mesopotamia se cuentan entre las más antiguas del mundo, con más de 7000 años de antigüedad. Las obras aparecieron por primera vez en el norte de Mesopotamia antes del período El Ubeid (c. 5000-4100 a.C.) y luego se desarrollaron en el sur durante el período Uruk (4100-2900 a.C.) en Sumer, que estableció la primera civilización histórica.
Según algunos estudiosos, las obras de la Civilización del Valle del Indo (c. 7000 - c. 600 a.C.) son anteriores a las de Mesopotamia, pero los desarrollos del Valle del Indo no aparecen hasta el período Harappa temprano (c. 5500-2800 a.C.), momento en el que las obras mesopotámicas ya estaban establecidas. En el norte de Mesopotamia se han encontrado obras de arte y construcciones en yacimientos como Göbekli Tepe (c. 10.000 a.C.) y Ҫatalhöyük (c. 7500 a.C.), ambos en la actual Turquía, y Tell Brak (c. 6500-5000 a.C.), en Siria.
El desarrollo de estas obras progresó a lo largo de las siguientes épocas, aunque, debido a las limitaciones de espacio, no se abordarán los períodos hitita y casita:
- Período El Ubeid - c. 5000-4100 a.C.
- Período Uruk - 4100-2900 a.C.
- Período Dinástico Temprano - 2900-2334 a.C.
- Período acadio - 2334-2218 a.C.
- Período Ur III - 2047-1750 a.C.
- Antiguo período babilónico - c. 2000-1600 a.C.
- Período hitita - 1700-1200 a.C.
- Período casita - c. 1595 a c. 1155 a.C.
- Período asirio - c. 1307-912 a.C.
- Período neoasirio - 912-612 a.C.
- Período neobabilónico - 626-539 a.C.
- Período persa aqueménida-persa sasánida - c. 550 a.C. - 651 d.C.
Las obras de arte incluían relieves, esculturas, estatuas fundidas en metal, cerámicas, joyas, sellos cilíndricos, estelas y monumentos, obeliscos y pinturas murales. La arquitectura monumental mesopotámica se personifica en el zigurat, pero los sumerios también fueron responsables de los primeros palacios y templos a gran escala, así como de la planificación urbana, el arco, los canales y acueductos, los jardines paisajísticos y la ornamentación arquitectónica. Estas primeras innovaciones se perfeccionarían en la región en períodos posteriores e influirían en las obras de otras culturas de Oriente Próximo y el Mediterráneo.
Primeros yacimientos y materiales de base
Aunque el yacimiento de Göbekli Tepe está datado en torno al año 10.000 a.C., se cree que los primeros asentamientos permanentes de la zona se establecieron antes y, posiblemente, con el único propósito de construir la estructura que, según la mayoría de los estudiosos, era un templo. Göbekli Tepe es uno de los primeros yacimientos, junto con otros como Nevalı Çori (también en la actual Turquía), en presentar arquitectura monumental (incluidos los megalitos más antiguos conocidos del mundo en Göbekli Tepe), así como relieves.
Arquitectónicamente, el yacimiento se compone de áreas circulares y edificios rectangulares con pilares de piedra caliza en forma de T, algunos tallados con imágenes de fauna en bajo y alto relieve. Hay pocos indicios de actividad humana en las esculturas, que parecen hacer hincapié en el mundo natural y, según algunas interpretaciones, en la relación del pueblo con sus dioses. Algunos estudiosos asocian el yacimiento con el posterior asentamiento de Ҫatalhöyük, aunque esta afirmación ha sido puesta en duda, ya que el diseño de Göbekli Tepe y las herramientas encontradas en él difieren de las de este último yacimiento.
Independientemente de su función original, Göbekli Tepe era un yacimiento comunal asociado a rituales, mientras que Ҫatalhöyük era totalmente residencial. No se han encontrado edificios públicos en el yacimiento, que está formado por viviendas de adobe estrechamente agrupadas a las que se accede por escaleras o peldaños desde un agujero en el tejado. Las obras de arte del yacimiento incluyen murales y estatuas (como la famosa Mujer Sentada de Ҫatalhöyük), así como cerámicas. Las obras de arte parecen centrarse en el mundo natural y el concepto de fertilidad, ya que varias piezas representan figuras femeninas y falos erectos.
Los habitantes de Ҫatalhöyük utilizaban arcilla, piedra caliza, mármol y otros materiales para su estatuaria y pintura creada a partir de sustancias naturales. Las figurillas, estatuas y murales suelen interpretarse como representaciones de conceptos religiosos, pero esta afirmación no es universalmente aceptada. No hay indicios de planificación urbana en el yacimiento; parece haberse desarrollado orgánicamente con edificios adosados unos a otros y personas que utilizaban los tejados para actividades y desplazamientos comunales, ya que no hay calles, patios ni plazas públicas.
Los períodos El Ubeid y Uruk
Se cree que los habitantes de la región alrededor de Ҫatalhöyük emigraron al sur al mismo tiempo, o antes, que los pueblos desconocidos (posiblemente los sumerios) de las montañas que bajaron a las llanuras mesopotámicas en algún momento alrededor del año 5000 a.C. El arte del período El Ubeid se caracteriza principalmente por la cerámica decorada con bandas circulares de pintura y motivos en zigzag, así como imágenes de animales. Otras obras son la estatuaria, como las famosas figuras de la "gente lagarto", y los sellos que, según algunos estudiosos, fueron la primera forma de sello cilíndrico.
Uno de los sellos más conocidos es el descubierto en las ruinas de la antigua ciudad sumeria de Girsu, que representa una figura humana con los brazos extendidos hacia un animal a cada lado. Se cree que este motivo, conocido hoy como el "Maestro de los Animales" (o "Señora de los Animales"), se relaciona con el concepto de que los dioses establecen el orden a través de la cría de animales, el control de lo salvaje. El motivo aparece en obras de arte de todo Oriente Próximo, incluido Egipto, y de culturas mediterráneas como Grecia y Roma.
La arquitectura de El Ubeid se asemeja a la de Ҫatalhöyük en las residencias rectangulares construidas con ladrillos de barro o cañas, pero los habitantes de esta época levantaron los primeros edificios públicos, incluidos los templos, que, según los estudiosos actuales, presentaban una versión primitiva del arco inspirada en la construcción de las casas de cañas. Los haces de cañas se doblaban para formar el tejado de una casa, lo que pudo sugerir el uso de la misma forma para las puertas de las estructuras de adobe, dando lugar a los primeros arcos.
Se cree que los habitantes del período El Ubeid también construyeron los primeros zigurats, pero de ser así, esta arquitectura monumental se desarrolló más plenamente durante el período Uruk. La arquitectura del período Uruk parece similar a la del yacimiento de Tell Brak en cuanto a técnicas de construcción y planificación urbana. Durante el período de Uruk surgieron las primeras ciudades y, según los sumerios, la primera de ellas fue Eridu, el lugar donde los dioses establecieron la realeza y el mundo ordenado.
En esta época, los palacios, templos, zonas industriales, edificios públicos y viviendas de la clase alta se construían con ladrillos de barro, mientras que las casas de la clase baja se construían con cañas. Las murallas, con torres de vigilancia, rodeaban la mayoría de las ciudades y el uso del arco es evidente en el diseño de estas y de los edificios. Los muros y las estructuras estaban hechos de ladrillos de barro redondeados, cocidos en hornos o puestos a secar al sol.
Las obras de arte de este período, en el que también se creó la escritura hacia el 3500 a.C., incluyen sellos cilíndricos, cerámicas, estatuas, tablillas decorativas, relieves y amuletos. Entre las piezas más famosas se encuentran la Máscara de Warka y el Jarrón de Warka, ambos hallados en las ruinas de Uruk y asociados a la diosa Inanna. Las obras de arte estaban hechas de arcilla, alabastro, cuarzo u otra piedra, y algunas continúan con el motivo del "Maestro de los Animales", mientras que otras representan claramente narraciones relativas a los dioses o al mundo natural, o a ambos. La estatuaria de la nobleza en forma de rey-sacerdote también aparece durante esta época, muchas con gran detalle.
Primeros períodos dinástico y acadio
Durante el período de Uruk se construyeron canales y acueductos y, como se ha señalado, comenzaron a levantarse ciudades con sus grandes zigurats. Todos estos avances continuaron y se generalizaron durante el período Dinástico Temprano, cuando la realeza y el sacerdocio se dividieron en sus distintas esferas de responsabilidad y la escritura, que había sido revisada hacia el 3200 a.C., empezó a enseñarse en las escuelas de escribas establecidas por toda Sumeria y hacia el norte. El arte y la arquitectura florecieron durante esta época, al igual que otros oficios. El artista (ya fuera arquitecto, poeta, escultor u otro artesano) creó algunas de las obras más memorables hasta entonces. El erudito Stephen Bertman comenta:
Hoy en día, cuando pensamos en un artista, tendemos a pensar en un individualista que utiliza su talento para expresarse, un inconformista que puede desafiar la tradición incluso a costa de la seguridad económica. A los que triunfan se los conoce por su nombre. Aunque esto puede ser cierto para los artistas modernos, no lo era en general para los antiguos, excepto en Grecia, donde brillaba el individualismo. Más que individualistas e inconformistas, la mayoría de los artistas antiguos eran servidores de la sociedad y la tradición. Sus empleadores eran el Estado, centrado en el templo o el palacio, y el público en general, a quienes satisfacían en sus necesidades. Por lo tanto, puede ser más útil concebir a los artistas de Mesopotamia como artesanos cuyo sustento estaba garantizado por la utilidad y belleza de los objetos que producían su habilidad y talento: cerámica, pinturas murales, mosaicos, vidrio, sellos cilíndricos, marfil tallado y joyas, así como esculturas para la glorificación de sus reyes y dioses. Debido a su papel servil, los grandes artistas de Mesopotamia permanecen en el anonimato; solo a través de su obra sobrevive su identidad. (214)
Aunque en general esto es cierto, se conocen los nombres de varios artistas, inscritos en sus obras o referenciados por escribas posteriores, y el de artista y artesano era por lo general un cargo muy respetado. Las obras del período dinástico temprano superaron en calidad y cantidad a las anteriores, ya que el comercio en la antigua Mesopotamia floreció y las ciudades-estado prosperaron.
Entre las obras más conocidas de esta época se encuentran el Estandarte de Ur, la Estela de los Buitres, el Carnero en la espesura, el tocado de la reina Puabi (ca. 2600 a.C.) y otros tesoros excavados en su tumba en las ruinas de Ur, como la Lira de la reina con cabeza de toro. El Estandarte de Ur representa escenas de la guerra mesopotámica en una cara y de la paz en la otra a través de tres registros (bandas horizontales de figuras que narran una historia) en cada una, una técnica también utilizada anteriormente en el Jarrón de Warka. La figura del rey es más grande que las demás, lo que indica su estatus, un recurso también utilizado anteriormente que seguiría representando a dioses y reyes a lo largo de la historia de Mesopotamia.
Este motivo se utiliza con efecto durante el período acadio y, más notablemente, en la Estela de la Victoria de Naram-Sin (quien reinó de 2261 a 2224 a.C.), una de las piezas más conocidas de esta época. La estela representa al monarca, de gran tamaño, ascendiendo por una montaña mientras pisotea los cadáveres de sus enemigos derrotados. Este mismo motivo aparece en otras obras acadias, como la Estela de la Victoria de Rimush (quien reinó de 2279 a 2271 a.C.), tío de Naram-Sin. Entre otras obras acadias famosas se encuentra la Cabeza de bronce del monarca acadio, que algunos eruditos interpretan como una representación de Sargón de Acad (Sargón el Grande, quien reinó de 2334 a 2279 a.C.), fundador del Imperio acadio. Se cree que la cabeza formó parte de una estatua de tamaño natural y es un ejemplo de figura de fundición hueca en la que una pieza se crea vertiendo material, en este caso bronce, en un molde. Se alude a este tipo de vaciado en obras escritas como la obra literaria Sargón y Ur-Zababa.
Períodos de Ur III y Babilonia antigua
En la época del período Ur III, los palacios y complejos de templos eran estructuras totalmente desarrolladas y ornamentadas con estatuas talladas en piedra o utilizando este mismo método de fundición de figuras de metal. La arquitectura del palacio maduró durante el período acadio, y para Ur III, estaba completamente formada, como describe Bertman:
[El palacio] constaba de dos patios conectados por una sala del trono que hacía las veces de sala de audiencias. El patio exterior se utilizaba para actos públicos; el interior, para ceremonias privadas. Alrededor del patio exterior había salas que servían de oficinas, talleres y almacenes; alrededor del interior había viviendas para la familia real e instalaciones para atender sus necesidades domésticas... Las paredes del palacio podían estar decoradas con pinturas de escenas ceremoniales... y toda la estructura solía estar rodeada por su propia muralla defensiva. (198)
Ur-Nammu (quien reinó de 2047 a 2030 a.C.), el primer rey de la Tercera Dinastía de Ur, habría reinado desde un palacio de estas características, ya que encargó sus numerosos proyectos de construcción, ornamentados con jardines y huertos cercanos. Su hijo y sucesor, Shulgi de Ur (quien reinó de 2029 a 1982 a.C.), continuó y amplió sus políticas, construyendo carreteras, estableciendo escuelas y creando las primeras posadas al borde de las carreteras con jardines. Shulgi también completó el Gran Zigurat de Ur encargado por su padre, así como otros proyectos, e inmortalizó sus logros en escritos y obras de arte.
Shulgi y su padre aparecen representados en estatuas conocidas como figuras fundacionales, fundidas en cobre y normalmente de 30 cm de altura, que se clavaban en los cimientos de un palacio o templo para honrar al rey que lo había encargado o al dios para el que se había erigido. Las figuras votivas, que aparecieron por primera vez durante el período dinástico temprano, se refinaron en Ur III. Se trataba de figuras antropomorfas de diversos tamaños con grandes ojos (a veces conocidos como la "mirada eterna") en actitud de oración. Las encargaban mecenas adinerados y su propósito era permanecer en el templo y rendir homenaje al dios mientras el mecenas se ocupaba de sus asuntos. De este modo, se entendía que el mecenas estaba en constante comunión con la divinidad, ya que se cree que cada pieza estaba hecha a su semejanza.
Entre las obras más famosas de este período se encuentran las numerosas estatuas de Gudea de Lagash (quien reinó de 2080 a 2060 a.C.), siempre representado en actitud orante y meditativa, en consonancia con su reputación de gobernante devoto, asociado especialmente con el culto a Nisaba, diosa de la escritura. Los relieves de este período, ya sean altos o bajos, siguen la misma forma establecida de un gobernante o deidad dado como más grande que los demás de la pieza, y esta misma práctica se observó en la creación de sellos cilíndricos.
Incluso las obras de arte (y la arquitectura) que no hacían referencia explícita a una deidad seguían estando informadas por creencias religiosas. El rey era considerado un administrador cuya autoridad procedía en última instancia de los dioses, por lo que las estatuas y relieves que representaban a los monarcas seguían transmitiendo un mensaje religioso. Sin embargo, durante el antiguo período babilónico, ese mensaje se hizo más preciso, especialmente bajo Hammurabi de Babilonia (quien reinó de 1792 a 1750 a.C.). La estela del Código de Hammurabi (sus leyes) representa al rey recibiendo su autoridad de Shamash, dios del sol y la justicia, y los relieves de este período también representan claramente a Marduk, el dios patrón de Babilonia, afirmando su autoridad sobre los asuntos mundanos.
En esta época, los dioses sumerios habían sido sustituidos por deidades babilónicas (como Nabu, que reemplazó a Nisaba como dios patrón de la escritura), pero se seguía manteniendo el mismo paradigma de diferentes dioses responsables de diversos aspectos de la vida. En los períodos Dinástico Temprano y Ur III, los dioses-hermanos Kabta y Mushdamma presidían la arquitectura, los ladrillos, los cimientos, la construcción y los edificios, y antes de comenzar un proyecto había que hacerles ofrendas mientras que, al finalizarlo, se hacían plegarias de gratitud a Arazu, el dios de los proyectos terminados.
Si no se honraba a estos dioses como es debido, se creía que el edificio estaba maldito y traía mala suerte. Durante el antiguo período babilónico, esta creencia persistió y la práctica continuó, como demuestran las Leyes de Hammurabi, solo que los nombres de los dioses habían cambiado. Los constructores que utilizaban materiales de mala calidad (lo que sugería que no habían honrado a los dioses) que provocaban el derrumbe de una casa o un edificio eran castigados con la pena de muerte.
Conclusión
Las obras artísticas y arquitectónicas se desarrollaron aún más durante los períodos asirio y neoasirio, posteriores a la época de los hititas y los casitas, especialmente en forma de relieves, estatuaria y arquitectura monumental como palacios y templos. Entre las obras más famosas de estos períodos se encuentran los relieves del palacio de Asurnasirpal II (quien reinó de 884 a 859 a.C.) en Kalhu, que celebran la finalización de la ciudad, los de Sargón II (quien reinó de 722 a 705 a.C.) en Dur-Sharrukin, y la caza del león del palacio de Asurbanipal (quien reinó de 668 a 627 a.C.) en Nínive. Los asirios también desarrollaron la práctica de tallar relieves en acantilados y piedras erguidas, perfeccionada posteriormente en el arte y la arquitectura de la antigua Persia.
El Imperio persa aqueménida (c. 550-330 a.C.) se apoderó de la región tras el período neobabilónico, que había continuado el desarrollo constante del arte y la arquitectura mesopotámicos iniciado más de 4000 años antes. El rey babilonio Nabucodonosor II (quien reinó de 605/604 a 562 a.C.) encargó una de las estructuras arquitectónicas más famosas de Mesopotamia hacia el 575 a.C., la Puerta de Ishtar de Babilonia, y el último rey babilonio, Nabonido (quien reinó de 556 a 539 a.C.), restauró el Zigurat de Ur y muchas otras estructuras de la región que habían caído en la ruina o el deterioro.
Tras la caída del Imperio aqueménida a manos de Alejandro Magno en el año 330 a.C., el Imperio seléucida (312-63 a.C.) continuó el legado artístico y arquitectónico de la región, y las obras siguieron desarrollándose durante el Imperio parto (247 a.C. - 244 d.C.) y el Imperio sasánida (224-651 d.C.). La ciudad de Ctesifonte, capital de los imperios parto y sasánida, aún en ruinas, personifica el desarrollo de la arquitectura en la región a través del Taq Kasra, el mayor arco abovedado de un solo vano de ladrillo no reforzado del mundo. El arte y la arquitectura persas conservaron los modelos del pasado, los mejoraron y continuaron con el legado de transmitirlos a civilizaciones posteriores.