El Hospital Renkioi fue un complejo de innovadores edificios prefabricados diseñados por Isambard Kingdom Brunel para la guerra de Crimea (1853-56). Brunel se sintió conmovido por la gran cantidad de bajas y las aún mayores muertes por enfermedad durante la guerra, y su hospital de 1000 camas incluía las últimas ideas en ventilación y saneamiento preconizadas por pioneras de la enfermería como Florence Nightingale.
La guerra de Crimea y Florence Nightingale
La guerra de Crimea enfrentó a Rusia y al Imperio otomano, entre cuyos aliados se encontraba Gran Bretaña. Rusia llevaba tiempo intentando arrebatar territorio al Imperio otomano, que se desmoronaba, e invadió los principados danubianos (los tributarios otomanos de Moldavia y Valaquia) en 1853. Tanto Gran Bretaña como Francia declararon la guerra a Rusia cuando esta se negó a retirarse. Se envió una fuerza expedicionaria aliada para atacar Sebastopol, en la costa del Mar Negro de Crimea, que era la principal base naval de Rusia en la región. En 1854 comenzó el asedio de Sebastopol, que duró un año. La guerra se convirtió en una historia de mala gestión e incompetencia militar, cuyo ejemplo más infame fue la desastrosa Carga de la Brigada Ligera durante la batalla de Balaclava en octubre de 1854. Los aliados obtuvieron importantes victorias, pero a un tremendo costo en heridos y muertos.
Fueron los relatos de horror sobre el terrible destino de miles de soldados británicos (heridos en combate, mal alimentados, mal vestidos, carentes de medicinas y luchando contra brotes de cólera) los que motivaron al famoso ingeniero Isambard Kingdom Brunel (1806-1859) a hacer algo para ayudar. Periodistas como William Howard Russell (1820-1907) utilizaron el nuevo telégrafo eléctrico para enviar a casa informes estremecedores de las terribles condiciones de todos los bandos en guerra. En solo seis meses, de 1854 a 1855, de los 56.000 soldados británicos enviados a Crimea, 34.000 murieron, y en unos 16.300 de ellos la causa fue la enfermedad. La enfermera inglesa Florence Nightingale (1820-1910) también se sintió motivada para ayudar, y se convirtió en la supervisora de enfermería de los hospitales del ejército británico y en una crítica abierta de la ineptitud gubernamental y militar. La tasa de mortalidad de los pacientes en los hospitales militares había sido del 42%, pero Nightingale redujo esta cifra con su estricto régimen de higiene, buena ventilación y atención alimentaria a los pacientes, lo que redujo en gran medida los casos mortales de cólera, disentería y tifus. A pesar del éxito de su nuevo régimen, Nightingale presionó al gobierno para conseguir nuevas y mejores instalaciones médicas para los heridos de guerra.
La contribución de Brunel al esfuerzo bélico fue doble: el gigantesco buque de vapor que diseñó y construyó, el SS Great Western, se utilizó como buque de tropas, e inventó un tipo de hospital totalmente nuevo. Brunel también diseñó baterías flotantes de cañones que se podían utilizar en el agua para disparar contra las fortalezas costeras, pero el Almirantazgo, una institución bastante pesada y poco conocida por su rápida innovación, ni aprobó ni desaprobó los planes, por lo que esta tercera área de ayuda quedó en la nada.
Un diseño prefabricado
El principal hospital del ejército británico durante la guerra de Crimea estaba en Scutari, pero su reputación era tan mala que más de una fuente lo describió como "una desgracia nacional" (Bryan, 142). Scutari fue una de las muchas otras áreas de incompetencia durante el conflicto que condujo a la caída del gobierno en enero de 1855. Un nuevo gobierno dirigido por lord Palmerston respondió al menos al clamor público y puso en marcha una investigación sobre las condiciones en Crimea, llevada a cabo por una Comisión Sanitaria. En febrero, las cosas empezaron a mejorar cuando Benjamin Hawes, subsecretario permanente de la Oficina de Guerra, amigo y cuñado de Brunel, se puso en contacto con él. Dada la urgencia de la situación, se pidió al ingeniero que diseñara un hospital de campaña completo que pudiera enviarse a Crimea y construirse in situ lo antes posible. Brunel, consciente de las penurias del conflicto, solo tardó un par de semanas en presentar sus planos a la Oficina de Guerra.
El hospital de Brunel debía estar formado por secciones prefabricadas que pudieran transportarse fácilmente a su destino y luego montarse sin necesidad de carpinteros, ebanistas ni fontaneros cualificados. La idea de prefabricar piezas se inspiró probablemente en el éxito del gigantesco Crystal Palace, sede de la Gran Exposición de Londres de 1851. El Palacio de Cristal fue diseñado por Sir Joseph Paxton (1801-1865), basándose en su propia estructura más pequeña de cristal y hierro en la casa del duque de Devonshire, Chatsworth House. También debía cumplir el requisito de ser un edificio temporal y rápido de construir. El Crystal Palace contaba con paredes de cristal y un tejado soportado por una estructura de hierro sobre cimientos de hormigón y tardó solo cuatro meses en construirse.
El propio Brunel había utilizado elementos parcialmente prefabricados para construir la estación de Paddington, en el extremo londinense de su Great Western Railway. La prefabricación encajaba bien con la idea moderna de que los edificios debían priorizar la forma y la función sobre lo puramente decorativo. Además, la idea de la prefabricación atraía a ingenieros como Brunel, que veían en las nuevas capacidades de las máquinas de producción en masa durante la Revolución Industrial un sustituto más eficaz y rentable de la mano de obra cualificada.
Instalaciones planificadas
A Brunel se le ocurrió la idea de construir varios pabellones con las mismas especificaciones. Las piezas individuales de los edificios se hicieron de madera y se diseñaron específicamente para que cada pieza no fuera demasiado pesada para que uno o dos hombres la transportaran y colocaran en la posición correcta in situ. Cada edificio contendría 48 camas divididas a partes iguales en dos pabellones, aunque Brunel previó la posibilidad de que cada edificio pudiera ampliarse fácilmente en caso necesario. La capacidad total del hospital sería de unas 1000 camas. El diseño incluía instalaciones para lavarse y un buen saneamiento con abundantes grifos de agua, baños (incluyendo bañeras especialmente adaptadas para personas discapacitadas), estufas para calentar el agua y los pabellones, lavabos, desagües y una buena ventilación proporcionada por ventiladores. También había edificios adicionales de hierro dedicados a la cocina y la lavandería. Brunel no se olvidó de ningún detalle, incluso incluyó el papel higiénico en su plano matriz, y todo lo que iba a cada sitio una vez que todo estuviera montado.
Todos estos elementos parecen bastante simples y obvios hoy en día, pero en su momento fueron revolucionarios. El tratamiento médico en el campo de batalla seguía siendo rudimentario en el mejor de los casos, y a menudo se recurría a tiendas de lona o a una casa de campo privada requisada con el fin de que sirviera de hospital provisional. La disponibilidad de equipos dependía totalmente de la previsión de cada médico. También era un período en el que las enfermedades eran la principal causa de muerte en la guerra, no las balas, y todavía no se habían fundado organizaciones como la Cruz Roja (1863). Sin duda, el plan Renkioi abría nuevos caminos.
El diseño del hospital fue aprobado por la Oficina de Guerra, y Brunel se puso manos a la obra para construir los componentes y luego planificar la tremenda logística que suponía no solo enviar los elementos prefabricados a Crimea (unas 11.500 toneladas de material en total), sino también asegurarse de que iban acompañados de las herramientas y las instrucciones de montaje adecuadas. Gracias al diseño de Brunel, no fue necesaria una formación especial para construir el hospital en su destino final. Todo lo que se necesitaba para montar los edificios del hospital era una serie de barcos para el transporte, fuerza humana en el lugar, y un área con terreno relativamente plano.
Salvar vidas
John Brunton, ayudante de Brunel, recibió el encargo de supervisar la construcción del hospital en un nuevo emplazamiento, Renkioi (a veces escrito Renkoi), en lugar de hacerlo en Scutari, a 160 km de distancia. Brunton recibió el puesto de encargado y se dirigió a Crimea en marzo con un equipo de 30 miembros del Cuerpo de Obras del Ejército. Mientras tanto, Brunel organizó el envío de los edificios prefabricados para que llegaran al lugar el 7 de mayo.
Los primeros edificios y las primeras 300 camas estuvieron listos a mediados de julio de 1855, pero el desarrollo de la guerra siguió siendo tan ineficaz como antes, y no se admitió a ningún paciente en el hospital hasta el 2 de octubre. El problema era que Renkioi, elegido por su terreno llano, estaba demasiado lejos del frente de combate, y los pacientes tenían que llegar en barco. El propio hospital no se terminó del todo hasta diciembre, cuando se habilitaron las 1000 camas. El oficial médico a cargo de Renkioi, el Dr. Edmond Parkes, hizo la siguiente descripción de las instalaciones:
La construcción del hospital estaba admirablemente adaptada para los hombres que se recuperaban de una enfermedad. Como todas las salas estaban en el suelo, en cuanto un hombre podía arrastrarse, podía salir al aire, ya fuera en el fresco y protegido pasillo o en los espacios que rodeaban el hospital.
Las previsiones que nos habíamos hecho sobre la salud del lugar y su aptitud como hospital se vieron confirmadas por la experiencia de más de un año. El invierno fue suave y el clima parecía especialmente adecuado para las afecciones pulmonares, de las que teníamos una gran cantidad. Los cambios de temperatura, es cierto, eran muy repentinos y grandes, pero como los hombres tenían pabellones cálidos, estos cambios no se sentían y había pocos días en los que el paciente más delicado y tísico no pudiera salir al pasillo protegido durante un breve período durante el día. (Shelley et al, 122)
Legado
En febrero de 1856, los combates habían cesado. El Tratado de París puso fin a la guerra de Crimea y Rusia aceptó respetar la independencia de los principados danubianos. Aunque el hospital de Brunel llevaba abierto relativamente poco tiempo, había realizado una gran labor. En total, 1351 pacientes habían pasado por el hospital, y todos menos 50 se habían recuperado. Se trataba de una tasa de éxito asombrosa en comparación con la situación anterior. Nightingale y Brunel nunca habían trabajado juntos, probablemente porque la enfermera se había granjeado enemigos en las altas esferas con sus críticas públicas a la gestión de la guerra y el tratamiento de los heridos, pero esta improbable pareja, una enfermera y un ingeniero, había conseguido transformar las actitudes hacia la atención médica en las zonas de guerra. La prueba de este cambio de enfoque se vio pocos años después, durante la guerra civil estadounidense (1861-65), cuando el ejército de la Unión adoptó el diseño del hospital de Brunel.