Adam Smith

Definición

Mark Cartwright
por , traducido por Tomás Perpén
Publicado el 01 diciembre 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, chino, francés, portugués, turco
Imprimir artículo
Adam Smith c. 1800 (by Unknown Artist, Public Domain)
Adam Smith, c. 1800
Unknown Artist (Public Domain)

Adam Smith (1723-1790) fue un filósofo y economista escocés, figura principal de la Ilustración. En La riqueza de las naciones, aboga por el libre comercio y la injerencia limitada del gobierno en el mercado, por lo que se lo considera el fundador del liberalismo económico. Se lo ve erróneamente como un defensor de la economía laissez faire, pero hay que saber que Smith sí apoyaba la intervención del Estado en áreas importantes, como en la educación de los trabajadores.

Primeros años

Adam Smith nació en el seno de una familia terrateniente que vivía en Kirkcaldy, ubicada al otro lado del fiordo de Forth, al norte de Edimburgo, Escocia (c. 5 de junio de 1723). El padre de Smith, cuyo nombre también era Adam, era despachante de aduana, mientras que su madre, Margaret Douglas, no precisaba trabajar gracias a una gran herencia de tierra. Smith estudió literatura en la Universidad de Glasgow y, por haber ganado una beca, también en el Balliol College de Oxford, desde el año 1740. Se fue de Oxford en 1746 y, a partir de 1748, dio clases públicas en Edimburgo, que tuvieron un éxito espectacular. En 1751, lo designaron profesor de lógica en la Universidad de Glasgow, y se convirtió en profesor de filosofía moral al año siguiente, posición que ocupó hasta 1764. Smith cultivó amistades con otros filósofos escoceses, como el famoso David Hume (1711-1776), y otros hombres de negocios, como el mercader Andrew Cochrane (1693-1777).

Eliminar publicidad
Publicidad

Filosofía moral

La primera obra importante de Smith fue La teoría de los sentimientos morales, publicada en 1759. En esta, Smith presenta su visión sobre la filosofía moral, que enfatiza:

Las virtudes estoicas y, en particular, las del autocontrol. El hombre de virtud perfecta, según Smith, «es el que une al más absoluto control de sus sentimientos primarios y egoístas la más profunda sensibilidad con relación a los sentimientos de los demás».

(Blackburn, 446)

Smith investigó metódicamente cuál era el mejor sistema político capaz de darle el mejor resultado económico a una nación.

La visión positiva del uso individual de la razón, la restricción, la simpatía y la empatía respecto de los demás se fomentaba por lo que Smith llamaba el «espectador imparcial» (lo que, de otra manera, podríamos llamar la voz de nuestra conciencia). Esta perspectiva tuvo una influencia poderosa en el juicio de Smith con respecto a cuál era el mejor sistema político que pudiera traer el mejor resultado a la economía estatal. La obra acabaría captando una atención más amplia y a Smith lo contrataron como tutor del duque de Buccleuch. El puesto tenía buena paga, pero implicó que Smith se mudara a Francia en 1764, primero a Toulouse y luego a París. En el medio, pasó por Ginebra y conoció al autor y filósofo francés Voltaire (1694-1778). En 1766, Smith se involucró en asuntos más prácticos al hacer, durante un tiempo, de asesor del canciller de Hacienda. Por ende, parece probable que Smith fuera un tanto responsable de las políticas impositivas que se le aplicaron a las Trece Colonias de Norteamérica; políticas que finalmente dieron lugar a la guerra de Independencia de los Estados Unidos, luego de que los colonos consideraran que no debían pagar impuestos sin representación política.

Eliminar publicidad
Publicidad

Adam Smith by Park
Adam Smith, por Park
Stephen C. Dickson (CC BY-SA)

El apoyo financiero de Buccleuch a Smith, que le daba una pensión equivalente a su salario de tutor, le permitió abandonar su trabajo en la universidad y dedicarse por completo a la filosofía política. Para su obra más significativa, Smith regresó a Kirkcaldy en 1767, donde vivió con su madre. En 1773, se mudó a Londres.

La riqueza de las naciones

La filosofía política de Adam Smith se expone en su libro Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones (o simplemente La riqueza de las naciones), que se publicó por primera vez en 1776. Como sugiere el título completo, Smith tenía la intención de estudiar metódica y objetivamente cuál era el mejor sistema político capaz de darle el mejor resultado económico a una nación, lo mismo que los científicos contemporáneos intentaban hacer durante la Revolución Científica en el campo de la física, la astronomía, la medicina y la matemática. Smith es realista, comedido y optimista en su determinación de mejorar la condición humana. Cree en el progreso y en que la humanidad está, hoy en día, viviendo la cuarta etapa de la existencia, lo que él llama la edad del comercio (en orden, las tres anteriores fueron la edad de los cazadores, de los pastores y de la agricultura). Estas etapas tenían sus cimientos en los extensos estudios de Smith acerca de la historia y el comercio contemporáneo. Para Smith, este último representa, inevitablemente, la etapa final, porque los humanos son sociales y el comercio es una actividad social. Además, una economía próspera se basa en una red compleja de interdependencia formada por personas de todo tipo.

Eliminar publicidad
Publicidad

Smith se valió de esta interconexión entre los humanos del mundo del comercio para proponer la teoría del valor del trabajo. Es decir, remarcó la diferencia entre el valor de uso y el valor de cambio de algo. Por ejemplo, un tocadiscos antiguo puede ser muy útil para su dueño, ya que le permite escuchar su colección de vinilos, pero si solo unas pocas personas desean este objeto, entonces tiene poco valor a la hora de cambiarlo por otra cosa (por lo general, dinero). El valor de cambio de un objeto guarda relación con cuánta gente quiere hacerse de él; qué tan difícil es conseguirlo; cuánto esfuerzo le puede ahorrar al comprador si lo obtiene; y cuánto trabajo y qué tipo de trabajo se requiere para producirlo. Smith profundiza en su teoría al explicar que el valor del trabajo de una persona gravita alrededor de varios factores, tales como la escasez de talento, la dificultad y el peligro del trabajo, y la cantidad de educación necesaria para llevar a cabo el trabajo, entre otros muchos factores más. Otros pensadores desarrollaron aún más la teoría del valor del trabajo, en especial Karl Marx (1818-1883).

En su libro, Smith también estaba decidido a demostrar que el desagrado cristiano hacia la riqueza, reflejado en pasajes bíblicos como «le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios» (Mateo 19:24), no tenía ninguna base en la naturaleza ni tampoco tenía lugar en la economía moderna. Es más, Smith argumentaba que ayudar a los ricos a hacerse ricos beneficiaría a la sociedad en general, dado que aquellos que no eran ricos se esforzarían por mejorar al imitar a los que consideraban exitosos.

Un mercado (algo) libre

Smith creía que el Estado debía intervenir en el mercado económico solo cuando era necesario evitar alguna situación de competencia desleal. Así que, en esencia, el Estado debía dejar que la economía se valiera por sí misma porque se guiaría por lo que él llamaba la «mano invisible» del mercado: un sistema de libertad total donde la economía se ajusta sola al adaptarse a los continuos cambios de producción y consumo basados en el interés de la gente (parecido a como la gravedad regula el movimiento de los planetas en el espacio). Más tarde, esta idea se convirtió en la economía laissez faire (literalmente «dejen hacer»), donde se eliminaba cualquier barrera e interferencia que pudiera impedir el comercio. Esto era algo que se alejaba de la propuesta del mismo Smith. Él creía en el comercio libre internacional y estaba en contra de las políticas comunes como proteger la industria doméstica por medio de aranceles frente a importaciones baratas (mercantilismo), ya que esta protección podría beneficiar a esa industria, pero no a la economía en su totalidad. Smith explica su punto de vista con el siguiente ejemplo:

Eliminar publicidad
Publicidad

Por medio de vasos, macizos y paredes cálidas, se puede cultivar muy buena uva en Escocia, y también se puede hacer muy buen vino de ella, pero con un costo 30 veces mayor al de los vinos de la misma calidad que se pueden traer de países extranjeros. ¿Sería razonable una ley que prohibiera la importación de todos los vinos extranjeros simplemente para fomentar la producción de vinos tintos en Escocia?

(Yolton, 136)

Smith menciona dos argumentos más que se oponen a las políticas económicas proteccionistas. Él declara que semejante protección solo ayudaría a una industria en la que la nación es menos competente y les quitaría posibles fondos a otras industrias en las que la nación es más eficiente. La otra razón es que las políticas proteccionistas generan discordia entre naciones, cuando estas deberían esforzarse por perseguir un comercio internacional que fuera lo más fluido posible. Smith menciona el abuso de poder perpetrado por la Compañía Británica de las Indias Orientales (EIC) como una muestra de lo que puede suceder cuando un estado interviene en el mercado y concede un monopolio sobre ciertos bienes o áreas de comercio, como fue el caso de la EIC.

A pesar de que en la modernidad se asocia a Smith con la economía laissez faire, realmente no estaba a favor del abandono total del mercado por parte del Estado. De hecho, creía que un mercado libre de verdad era una imposibilidad práctica. Consideraba que el Estado tenía el deber de ayudar a la gente en momentos de necesidad (en la hambruna, por ejemplo) y de auxiliar a las víctimas de casos en los que el libre mercado era incapaz de brindarles las herramientas intelectuales para trabajar, ganarse la vida y prosperar. Así, en ciertos casos, Smith avalaba el aumento de impuestos para pagar la educación de los más necesitados, principalmente porque pensaba que mejoraría el alcance laboral que estos podrían ofrecerle a la economía, pero también para recompensar el trabajo monótono de aquellos que operaban máquinas durante todo el día. Asimismo, la educación también podía ayudar a combatir la superstición y el poder que tenían las instituciones religiosas sobre la mente de la gente, algo que Smith, como pensador de la Ilustración, quería disminuir.

The East India Company Trade, c. 1800
Rutas comerciales de la Compañía Británica de las Indias Orientales, c. 1800
Simeon Netchev (CC BY-NC-ND)

Críticas

La propuesta de Smith, que le permite a los ricos prosperar sin restricciones, recibe críticas que señalan que, si la riqueza se concentra en manos de unos pocos, el poder político de los demás se reduce de forma inevitable. La «mano invisible» de Smith, tan impasible como la gravedad, también ignora factores que podrían considerarse importantes con respecto a la oportunidad que tienen las personas de generar riqueza, como el trasfondo político, ideológico y social de cada individuo. Otros críticos lamentan que se debiliten las instituciones tradicionales en el marco de semejante propuesta de libre mercado y de ausencia de consideración moral. Smith bien pudo haber convenido en que estas críticas eran válidas, pero que el sistema es lo que es, al igual que la gravedad es lo que es, nos guste o no. Podemos hablar de mecanismos de control, pero las leyes de la economía se rigen por las leyes de la naturaleza. Por ejemplo, los precios siempre van a seguir la ley de oferta y demanda. Para Smith, la economía era también una ciencia y, por lo tanto, debía seguir leyes, como explica aquí el historiador E. Cameron:

Eliminar publicidad
Publicidad

Las actividades económicas, como todo, deben estar reguladas por leyes científicas, que se pueden descubrir mediante investigación racional. Como en el caso de la ley de la gravedad, comprender estas leyes no va a dejar que la gente haga lo que quiera, sino que les enseñará cuáles son los límites de lo posible. Como ciencia, la economía era de autovalidación en términos morales. No había conflicto posible entre la búsqueda del interés propio individual y el bien de la comunidad. Gracias a la mano invisible, estos dos son sinónimos.

(277)

Smith indicaba que «la rama más grande y significativa del comercio de toda nación es la que se lleva a cabo entre los residentes urbanos y rurales» (Yolton, 137). Esta postura ilustra que las observaciones de Smith sobre la economía de una nación se estaban aplicando en la Gran Bretaña del último cuarto del siglo XVIII, que en general aún estaba preindustrializada. Aunque era consciente de la innovación tecnológica y estaba muy a favor de ella, Smith escribió sus obras antes de que la Revolución Industrial británica estuviera plenamente en curso. En este aspecto, algunos críticos podrían afirmar que el punto de vista que tenía Smith sobre las economías quedó obsoleto con rapidez cuando estas se industrializaron.

Acerca del interés propio

Las ideas de Smith sobre filosofía moral influyeron en su filosofía política. Smith explica su pensamiento de que el interés propio y el bien común son lo mismo:

Todo individuo se esmera por descubrir el uso más provechoso de lo que su capital pueda disponer. El estudio del beneficio propio lo lleva, necesariamente, a priorizar lo que es más ventajoso para la sociedad.

(Cameron, 277)

Para Smith, todas las transacciones económicas se rigen por el interés propio. Él afirma:

No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero o del panadero que contamos con nuestra cena, sino porque ellos valoran su interés propio. Nos dirigimos no a su humanidad, sino a su amor propio, y nunca les hablamos de nuestras propias necesidades, sino de sus beneficios.

(Chisick, 220)

Child Working in a Factory
Niño trabajando en una fábrica
Frank Meadow Sutcliffe (Public Domain)

Además, Smith opinaba que los ricos bien podrían volverse avariciosos y rapaces en su búsqueda por el interés propio, pero como un individuo tiene un límite físico con respecto a lo que puede consumir, los ricos se ven obligados, al final, a repartir su riqueza entre los menos adinerados. En otras palabras, no importa tanto si distribuimos la riqueza activamente de forma igualitaria o no, porque la «mano invisible» encontrará, obligatoriamente, su propia manera de distribuir los ingresos, precios y réditos. Según Smith, este interés propio incluso guiará a los ricos a ayudar activamente a los menos acomodados. Aquí, de nueva cuenta, se refleja la creencia de Smith en un yo interno pensante que conduce a uno hacia el bien común.

¿Te gusta la historia?

¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!

Medición de la riqueza

En cuanto al objetivo original de La riqueza de las naciones, Smith era minucioso sobre cómo debía medirse la «riqueza» de una nación. A él no le parecía que la cantidad de plata u oro que tenía una nación pudiera ser una medida precisa de su prosperidad, ya que el valor de estas materias primas fluctúa con el tiempo. Confundir el dinero con la riqueza es una falacia, porque este primero es solo el medio por el que se distribuye o redistribuye la segunda. A algunos economistas modernos les agrada esta idea, lo que explica por qué a los inversores no les preocupa mucho que una nación esté enormemente endeudada, siempre y cuando tenga el potencial para aumentar su riqueza. Smith entendía que la riqueza verdadera se mide al examinar el «producto anual de la tierra y el trabajo de la sociedad» (Yolton, 549). Él recalcaba que era necesario considerar tanto la agricultura como la fabricación, mirada que contrastaba con la de otros pensadores contemporáneos, que opinaban que solo importaba la agricultura (una postura conocida como fisiocracia).

Para Smith, los trabajadores que, al parecer, no producían, debían incluirse en esta medición de riqueza; por ejemplo, los comerciantes, puesto que ellos también contribuían a la productividad al crear inversión y mercados más grandes para aquellos que sí producían. Los únicos trabajadores que Smith juzgaba improductivos eran los empleados domésticos.

Statue of Adam Smith, Edinburgh
Estatua de Adam Smith, Edimburgo
Stefan Schäfer, Lich (CC BY-SA)

En la opinión de Smith, la riqueza verdadera es la tierra, la mano de obra, la habilidad y los bienes materiales de una nación. Como consecuencia de estos nuevos criterios para medir la riqueza, Smith creía que la especialización del mercado laboral incrementaría mucho la eficiencia y la riqueza de la nación. Él da el ejemplo de un trabajador habilidoso que opera una máquina que hace alfileres y lo ridículo (y no rentable) que sería pedirle a este trabajador que primero minara el metal y luego llevara a cabo todas las demás tareas necesarias para hacer el alfiler. Asimismo, para incrementar la riqueza de una nación, el dinero debe invertirse y no, por ejemplo, dejarse en una cuenta bancaria donde su valor es nulo. Se debe alentar a los ricos a invertir su superávit en la economía (de modo que hacen más dinero en el proceso). Ciertamente, Smith consideraba que la mayoría de los empresarios y comerciantes eran rapaces, por lo que un gobierno fuerte, de preferencia monárquico, debía frenar el instinto de estas personas de hacer dinero a costa de los demás. Convenientemente, algunos críticos modernos ignoran estos últimos puntos con frecuencia, puesto que desean exhibir a Smith como un defensor de la economía de libre mercado, es decir, una jungla financiera sin regulaciones donde sobrevive el más fuerte (o el más rico).

Eliminar publicidad
Publicidad

Muerte y legado

Smith solo escribió dos obras trascendentes y, desde 1778, trabajó de director de aduana en Edimburgo. Como él nunca se había casado, su anciana madre se fue a vivir con él, aunque tuvo que compartir el lugar con la biblioteca de su hijo, que tenía más de 3000 libros. Adam Smith murió el 17 de julio de 1790, en Edimburgo. Lo enterraron en el cementerio del distrito Canongate de la capital escocesa, cerca de donde había vivido.

Smith fue uno de las figuras principales de la Ilustración y, desde entonces, se ha convertido en uno de los pensadores más citados por los economistas. El historiador A. Gottlieb se aventura a describir La riqueza de las naciones como «el texto fundacional de la economía moderna» (198). El libro tardó un tiempo en cautivar a un público más amplio y no se asentó realmente hasta la Revolución Industrial del siglo XIX, donde se lo consideraba casi una biblia de la economía, lugar que todavía ocupa para aquellos que abogan que «menos es más» con respecto a regular el comercio y la economía. También es cierto que la «biblia» de Smith, tal como la biblia cristiana, a menudo se cita o se le extraen partes de forma selectiva para apoyar ideas preconcebidas específicas. En el caso de La riqueza de las naciones, citar únicamente los argumentos a favor de minimizar la intervención del Estado no brinda una perspectiva cierta de lo que pensaba el propio Smith. Como observa el historiador H. Chisick: «Es lamentable que gran parte de los economistas occidentales muestren indiferencia hacia algo que Smith y sus contemporáneos sabían a la perfección, esto es, que la economía no se puede separar apropiadamente de la política social y estatal» (221).

Eliminar publicidad
Publicidad

Preguntas y respuestas

¿Por qué era conocido Adam Smith?

Adam Smith es un reconocido filósofo y teórico de la economía. Propuso que los Estados pueden generar más riqueza al no impedir el intercambio y el comercio. Se lo considera el padre del liberalismo económico.

¿Cuál es la teoría de Adam Smith?

Adam Smith formuló la teoría del valor del trabajo, donde un objeto tiene dos valores: el valor de uso y el valor de cambio. Este último se basa en la demanda, pero también en la cantidad de esfuerzo necesario para producir el objeto y en el trabajo que se ahorra al obtenerlo.

¿Adam Smith creía en la economía laissez faire?

Adam Smith no habría estado en total acuerdo con la economía laissez faire. Creía en minimizar la intervención del Estado en el comercio e intercambio, pero no en dejarlos a merced de la arbitrariedad de las fuerzas del libre mercado.

Sobre el traductor

Tomás Perpén
Tomás Perpén, nacido en Rosario, Argentina. Traductor literario y técnico-científico en inglés del Instituto de Educación Superior N.° 28 "Olga Cossettini".

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2023, diciembre 01). Adam Smith [Adam Smith]. (T. Perpén, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-22469/adam-smith/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Adam Smith." Traducido por Tomás Perpén. World History Encyclopedia. Última modificación diciembre 01, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-22469/adam-smith/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Adam Smith." Traducido por Tomás Perpén. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 01 dic 2023. Web. 27 mar 2025.

Afiliación