Arsínoe IV

Arsínoe IV (muerta en 41 a.C.) fue una princesa ptolemaica que se rebeló contra su hermana, Cleopatra VII, durante la guerra de Alejandría en el 48 a.C. Tras su derrota, Julio César, aliado de Cleopatra, la capturó en su triunfo. Fue sacerdotisa del Templo de Artemisa en Éfeso, hasta que Marco Antonio y Cleopatra la asesinaron.

Origen y primeros años

Arsínoe era la hija de Ptolomeo XII Auletes (80-51 a.C.), rey del Egipto Ptolemaico. Tenía dos hermanas, Berenice IV (58-55 a.C.) y Cleopatra VII (70/69-30 a.C.), y dos hermanos, Ptolomeo XIII (62/61-47 a.C.) y Ptolomeo XIV (60/59-44 a.C.). Su edad exacta no se menciona en fuentes antiguas, pero se conoce que era más jóven que sus hermanas y más mayor que sus hermanos. Para cuando Arsínoe nació, la mujer de Ptolomeo XII, Cleopatra V Trifena, ya había desaparecido de las inscripciones egipcias, aunque se desconoce si la razón fue la muerte o el divorcio. La madre de Arsínoe podría ser una mujer desconocida o una concubina del rey.

Es probable que Arsínoe naciera en la capital, Alejandría. Como no estaba en la línea de sucesión, los escritores contemporáneos no le prestaron demasiada atención y por eso no se conoce nada sobre su infancia. Como todas las mujeres de la dinastía ptolemaica, habría recibido una educación en política y filosofía griega, así como en equitación. Su tutor educativo fue un eunuco llamado Ganímedes que, a su vez, actuaba como tutor legal.

En el 58 a.C., Berenice IV usurpó el trono de Ptolomeo XII y se autoproclamó reina. Se cree que Cleopatra y Arsínoe acompañaron a su padre durante el exilio. Ptolomeo XII, en busca de un ejército capaz de restaurar el trono, se dirigió a Roma, donde consiguió aliados con el soborno a políticos como Julio César y Pompeyo el Grande. Este último, instruyó a Aulo Gabinio para ayudar a Ptolomeo XII a reconquistar Egipto en el 56 a.C. El rey victorioso ejecutó a Berenice y nombró a Cleopatra VII su codirigente.

La usurpación de Cleopatra y el exilio

Ptolomeo XII murió en el 51 a.C. y nombró herederos a una Cleopatra de 18 años y a un Ptolomeo de diez. Dado que Ptolomeo XIII era un niño, las decisiones políticas las tomaban su tutor Teodoto, el ministro Potino y el general Aquilas. Estos consejeros no estaban de acuerdo con Cleopatra VII y esto provocó un enfrentamiento entre los hermanos. A finales del 59 a.C., expulsaron a Cleopatra por un golpe de estado y la obligaron a exiliarse en Tebas.

Las primeras referencias directas a Arsínoe en fuentes romanas describen cómo acompañó a Cleopatra durante el exilio, aunque no se sabe si fue por voluntad propia en apoyo a su hermana o si la tomaron como rehén. Arsínoe y Cleopatra viajaron a Siria para reunir un ejército y, tras conseguirlo, Cleopatra volvió a Egipto y se preparó para luchar contra Ptolomeo XIII en la fortaleza fronteriza de Pelusio.

A la par, Pompeyo Magno huyó a Egipto tras perder la guerra civil contra su cocónsul, César. La llegada repentina de Pompeyo pausó el conflicto entre Cleopatra y Ptolomeo XIII, quien se apresuró a conocerle. Se esperaba que César llegara a Egipto para darle caza a Pompeyo. Sin embargo, antes de que sucediera, los consejeros de Ptolomeo XIII le convencieron para que matara a Pompeyo y le entregara la cabeza a César. Esto enfadó a César, quien se quedó en Egipto para arbitrar la sucesión.

César exigió también el dinero que le prometió Ptolomeo XII y aseguró que le debían 17,5 millones de dracmas, el equivalente a los ingresos anuales totales del país. Los consejeros de Ptolomeo XIII tuvieron problemas a la hora de conseguir el dinero y, al parecer, recurrieron a fundir el oro y la plata del palacio.

La guerra de Alejandría

En Pelusio, Cleopatra planeó poner a César en contra de Ptolomeo XIII, a la espera de que la viera como una aliada más confiable y experimentada. Se coló en Alejandría y fue la amante de César, quien, de acuerdo con la voluntad de Ptolomeo XII, declaró que Ptolomeo XIII y Cleopatra VII deberían casarse y gobernar juntos. Durante el armisticio, Arsínoe volvió con sus hermanos al palacio. César solo contaba con un fundamento jurídico muy débil para dictar la sucesión de Egipto y con el ejército romano para defenderse. Como ventaja, mantuvo a todos los potenciales herederos, entre ellos Arsínoe, en el palacio, bajo vigilancia armada.

A finales del año 48 a.C., estallaron unos disturbios antirromanos en Alejandría que forzaron a César a llamar a la calma y tranquilizar al pueblo. Él aceptó devolver la isla de Chipre, la cual se había anexionado a Roma años atrás, y nombrar a Arsínoe y su hermano pequeño, Ptolomeo XIV, soberanos de Chipre, aunque no se les permitiera viajar al nuevo reino. Al poco tiempo, Aquilas llegó a Alejandría con el ejército egipcio y atacó a los romanos, momento que aprovecharon Arsínoe y Ganímedes para escapar.

Arsínoe, a través del eunuco Ganímedes, su tutor, asestó el primer golpe y mató a Aquilas. Tras el asesinato, tomó el control total sin un consorte o tutor, y le confió el ejército a Ganímedes. (Julio César, Sobre la guerra de Alejandría)

El ejército proclamó a Arsínoe reina, dado que la custodia de Ptolomeo XIII era de César. Ganímedes y Aquilas compitieron para ganarse la lealtad del ejército egipcio mediante regalos y el aumento salarial. Arsínoe ejecutó a Aquilas y esto permitió que Ganímedes se centrara en la guerra e interceptara y sitiara a las tropas de César en el distrito real, lo que dio lugar a barricadas y fortificaciones en las calles de la ciudad. En un momento dado, se dice que incluso le cortó el acceso al agua a César.

César puso en libertad a Ptolomeo XIII con la esperanza de ganar tiempo para sembrar el caos en el ejército egipcio. Los soldados egipcios sorprendieron a Arsínoe y Ganímedes al apoyar a Ptolomeo XIII. César consiguió el apoyo de los reinos aliados de Pérgamo y Judea, lo que le permitió derrotar a los egipcios en la batalla del Nilo en el verano del 47 a.C. Ptolomeo XIII murió en la batalla y Cleopatra pasó a ser la gobernante única. Cuando acabó la guerra, César tomó a Arsínoe como su prisionera.

El triunfo de Julio César

César volvió a Roma con Arsínoe, donde la encarcelaron junto a otros gobernantes prisioneros, como Vercingétorix y Juba II de Numidia. La tradición dictaba que reyes cautivos y generales desfilaran por las calles de la ciudad durante el triunfo romano, una ceremonia de victoria en la que se celebraban las grandes conquistas. Muchos se suicidaban para evitar el maltrato y la humillación pública por parte de sus apresadores. Las mujeres tampoco salían airosas durante el triunfo, pero César hizo una excepción con Arsínoe.

En el año 46 a.C., César celebró un triunfo cuádruple para conmemorar su conquista de la Galia, Egipto, Ponto y África. Se exhibió por la ciudad un botín de presos, tesoros y obras de arte. Durante el triunfo egipcio, en el segundo día, Arsínoe desfiló con cadenas de oro para que el pueblo romano presenciara su calvario. Las fuentes romanas la describen como una figura digna y simpática que conmovió a las gentes.

Tras el triunfo, ejecutaron a Ganímedes. Sin embargo César dictaminó que Arsínoe se libraría de ese final como favor al resto de sus hermanos. Probablemente le salvaron la vida por la oleada de apoyo público que recibió y el deseo de César de parecer compasivo. El cruel comportamiento durante el triunfo simbolizaba la subyugación egipcia a la República romana y la humillación de la dinastía ptolemaica. Asimismo, influyó en la mala imagen que se tenía de César como tirano. Cleopatra visitó Roma durante el triunfo, pero se desconoce su reacción a dichos eventos.

Exilio y asesinato

Tras el triunfo, se le permitió a Arsínoe ser sacerdotisa del Templo de Artemisa en Éfeso. Esto impedía que pudiera reclamar el trono egipcio, aunque muchos creían que debería haber gobernado Egipto. El gran sacerdote Megabizo la consideró su reina como desafío a Cleopatra.

En el año 43 a.C., la República romana se sumió en una guerra civil detonada por el asesinato de Julio César en el 44 a.C. Cleopatra se puso del lado de los sucesores de César, Octaviano y Marco Antonio y luchó contra los asesinos Cayo Casio y Bruto. Serapión, gobernador egipcio de Chipre, ignoró las órdenes y ayudó a Cayo Casio. Los historiadores modernos sugieren que la traición de Serapión a Cleopatra fue parte de un complot para devolverle el trono a Arsínoe con el apoyo de Cayo Casio.

Cleopatra recuperó el control de Chipre una vez derrotó a Cayo Casio en la batalla de Filipos y ejecutó a Serapión y otros comandantes egipcios que luchaban con él. Como consecuencia, Cleopatra comenzó a ver a sus hermanos como posibles amenazas para ella misma y su hijo, Cesarión (47-30 a.C.). Se sospecha que fue ella quien envenenó a su hermano Ptolomeo XIV, quien murió en el 43 a.C. de forma inesperada. Además, conspiró contra Arsínoe porque temía que pudiera seguir siendo un problema para su reinado.

En el 41 a.C., Cleopatra convenció a Marco Antonio, su aliado y amante, para planear el asesinato de Arsínoe. Los hombres de Marco Antonio mataron a Arsínoe en el templo, a pesar de que era una ofensa contra los dioses. Además, arrestaron a Megabizo, pero le perdonaron la vida gracias a que los efesios le pidieron clemencia a Cleopatra.

Consecuencias

Octaviano derrotó a Cleopatra y Marco Antonio en la batalla de Accio en el 30 a.C. y estableció la provincia romana de Egipto. Cleopatra se suicidó para evitar el triunfo, algo que ya había vivido Arsínoe años atrás. Aunque era mucho menos famosa que su hermana, a Arsínoe se la ha representado en películas y en literatura. Algunos, la ven como una traidora vengativa y otros, con compasión, como víctima de las circunstancias.

(Cleopatra) mató a su hermano envenenándolo e hizo que (Antonio) asesinara a su hermana Arsínoe para eliminar cualquier amenaza contra su poder. El crimen tuvo lugar en el Templo de Diana en Éfeso, donde la desafortunada muchacha se dirigió en busca de refugio. Es como si Cleopatra hubiera recibido un sacrificio de parte de su amante.

(Giovanni Boccaccio, Mujeres preclaras)

El asesinato de Arsínoe se considera uno de los actos más crueles del reinado de Cleopatra. Escritores como Flavio Josefo (36-100 d.C.) y Giovanni Boccaccio (1313-1375) lo resaltan como un ejemplo de la tiranía y la inmoralidad de Cleopatra. Sin embargo, muchos historiadores también enfatizan en que era necesario para salvaguardar su reinado y prevenir posibles guerras civiles.

La posible tumba en Éfeso

En 1926, algunos arqueólogos exhumaron El Octágono, una tumba monumental en el centro de Éfeso. La tumba octogonal, en un principio, estaba rodeada por una columnata de mármol con un dosel circular, que posteriormente se cubrió con un techo inclinado. La tumba se encuentra dentro de las murallas de la ciudad, al final de la antigua calle procesional. Los entierros solo se daban en ocasiones muy concretas en las ciudades antiguas, por lo que este era un honor que se reservaba para las figuras más importantes. La tumba contenía el esqueleto de una niña que murió con 15 o 17 años. El cráneo se llevó a Alemania, donde se sometió a unos exámenes pseudocientíficos ancestrales basados en la frenología, aunque este se perdió durante la Segunda Guerra Mundial.

La arqueóloga Hilke Thür supuso que era la tumba de Arsínoe porque su forma octogonal tan inusual se parecía al famoso Faro de Alejandría. Muchos estudiosos dudan de esta teoría porque la tumba no se parece demasiado al faro y no hay evidencias suficientes que la vinculen con Arsínoe. Es más, Arsínoe probablemente tendría 20 años cuando la asesinaron, por lo que ya era adulta.