Jonia era un territorio de Anatolia occidental (actual Turquía) poblado por los jonios (griegos que hablaban el dialecto jónico) en torno al año 1150 a.C. Se la conoce sobre todo por ser el lugar de nacimiento de la filosofía griega (en Mileto) y el escenario de la revuelta jónica que provocó la invasión persa de Grecia en los años 490 y 480 a.C.
La costa oeste de Anatolia fue poblada por colonos de la civilización micénica (en torno a 1700-1100 a.C.) que permanecieron en gran parte cerca de las vías fluviales para comerciar. El interior formó parte del imperio de los hititas (1400-1200 a.C.) hasta el colapso de la Edad de Bronce (en torno a 1250 hasta alrededor de 1150 a.C.), aunque su alcance no se extendió a la zona costera la cual se convertiría en Jonia. En la zona, tras la caída de los hititas, surgió el reino de Frigia, junto con Caria, Lidia y Misia, y estos tres últimos controlaron la región desde la desembocadura del río Hermo en el norte hasta el Meandro en el sur, la cual vendría a ser conocida como Jonia.
En el siglo VII a.C., estas doce ciudades formaron la Liga Jónica, un pacto sociorreligioso, al que luego se unió Esmirna. La población de la región era diversa: en el norte había griegos eolios y en el sur griegos dorios además de la gente de los reinos de Misia, Lidia y Caria. Todos ellos interactuaban por medio del comercio y y se casaron y mezclaron con los jonios. Los puertos comerciales, establecidos por los micénicos, atraían a mercaderes de Fenicia y de la Grecia continental, lo que contribuyó a la mezcla y, según se cree, proporcionó la fértil atmósfera intelectual que dio lugar a la primera revolución científica iniciada por Tales de Mileto (en torno al 585 a.C.) y desarrollada por los otros filósofos presocráticos.
según HerÓdoto, los jonios tomaron su nombre de IÓn, el legendario rey de Atenas.
Después de que Ciro II (Ciro el grande, que reinó en torno a 550-530 a.C.) derrotara a Creso de Lidia en la batalla de Timbrea en 547 a.C., la región se convirtió en parte del Imperio aqueménida persa y, en 499 a.C., el pueblo se rebeló en la revuelta jónica (499-493 a.C.) la cual fue apoyada por Atenas y Eretria. En represalia, Darío I (Darío el grande, que reinó de 522-486 a.C.), lanzó la primera invasión persa de Grecia en 490 a.C., la cual fue detenida en la batalla de Maratón. Su hijo y sucesor, Jerjes I (que reinó de 486-465 a.C.), lanzó la segunda invasión en 480 a.C., la cual también fue derrotada.
Jonia pasó a formar parte del imperio de Alejandro Magno después del 335 a.C. y fue disputada por sus generales tras su muerte en el 323 a.C., y las diferentes regiones fueron pasando de unas manos a otras con cada combate militar. Finalmente quedó principalmente bajo el control del Imperio seléucida, que la perdió ante Roma en 189 a.C. y los romanos la colocaron bajo el control de la dinastía atálida de Pérgamo (también llamada Pergamum). Los jonios continuaron viviendo en la región durante el periodo romano y hasta la época del Imperio otomano (el cual tomó el control después de 1453 d.C.) hasta la actualidad, contribuyendo a la rica cultura de la región.
Nombre e historia antigua
Según Heródoto (en torno a 484-425/413 a.C.), los jonios tomaron su nombre de Ión, el legendario rey de Atenas, quien dividió al pueblo en cuatro tribus para establecer el orden social. Estaban estrechamente asociados con Atenas, pero se consideraban así mismos como jonios, no atenienses, aunque Heródoto señala que esta afirmación carecía de sentido:
Es cierto que ellos se apegan al nombre "jonio" más que cualquier otro jonio, así que permítanles que clamen ser jonios puros. De hecho, sin embargo, el nombre se aplica a todo aquel que pueda rastrear su origen hasta Atenas. (Libro I; 147)
Los jonios eran originarios del Peloponeso pero, según Heródoto, Estrabón y Pausanias, fueron expulsados por los aqueos y huyeron a Atenas, donde encontraron refugio. Posteriormente emigraron a Anatolia, donde se asentaron en la fértil región costera. Heródoto comenta sobre la región y sus colonos:
En cuanto a clima y tiempo, no hay región más justa en todo el mundo conocido que aquella donde éstos jonios han fundado sus comunidades. No hay comparación entre Jonia y las tierras al norte y al sur; algunas de ellas sufren el frío y la lluvia mientras que otras son sofocantes y secas.
No todos ellos hablan exactamente el mismo idioma, sino que hay cuatro dialectos diferentes. Mileto es la comunidad jónica más meridional, seguida por Miunte y Priene; éstas están ubicadas en Caria y hablan el mismo dialecto entre sí. Luego están las comunidades jónicas en Lidia (Éfeso, Colofón, Lébedos, Teos, Clazómenas y Focea), las cuales comparten un dialecto que es muy diferente al hablado en los lugares que ya he mencionado. Hay tres comunidades jónicas más, dos de las cuales están situadas en islas (a saber, Samos y Quíos) mientras que la otra, Eritras, está en tierra firme (Libro I, 142)
La Liga Jónica estaba formada por estas doce ciudades como una expresión de las creencias culturales comunes, las cuales se celebraban anualmente en el festival panjónico que se festejaba en el templo conocido como Panjonio, dedicado a Poseidón. La Liga Jónica nunca fue una alianza política o militar, sino más bien un reconocimiento de las creencias e historia compartidas. El festival panjónico se podría comparar con una gran reunión familiar anual donde los participantes reconocen un vínculo común pero, no necesariamente, se llevan bien o se relacionan socialmente de otra manera.
parece que Los jonios se crearon un pasado y una identidad Para si MISMOS y, siendo así, no estaban tan apegados a LAS CONCEPCIONES Y PRÁCTICAS tradicionales como otros pueblos.
Como se ha indicado, se cree que los jonios llevaban en la región desde alrededor del año 1150 a.C. pero no hay registros de su historia sino hasta el siglo VIII a.C., cuando Homero los menciona. Entran en el registro histórico de Anatolia en el período arcaico (siglo VIII– 480 a.C.) cuando, después de establecer sus ciudades, exploraron la región y algunas ciudades, como Mileto por ejemplo, fundaron colonias. Las ciudades-estado jónicas eran prósperas en el comercio local y a larga distancia para el siglo VII a.C. cuando el rey Giges de Lidia (que reinó en torno a 680-645 a.C.) conquistó Colofón y Mileto y preparó el escenario para futuras incursiones lidias.
Creso de Lidia (que reinó de 560-546 a.C.), cuyos predecesores habían continuado las políticas de Giges hacia la región, conquistó Jonia por completo. Heródoto señala:
Los efesios fueron los primeros griegos que Creso atacó, pero luego él atacaría a todas las ciudades jónicas y eolias, una por una. Él siempre adujo diversas razones para hacerlo; en contra de algunas fue capaz de presentar cargos más graves al acusarlas de asuntos más serios, pero en otros casos incluso planteó cargos triviales. (Libro I.26)
No obstante, Creso no era un déspota y les permitió a las ciudades-estado jónicas una autonomía significativa. También contribuyó con obras públicas en las ciudades, como su célebre donación para la reconstrucción del templo de Artemisa en Éfeso. Jonia continuó siendo, al menos en espíritu, la región independiente que siempre había sido, una especie de re-imaginación de un pasado colectivo que permitía una mayor libertad de pensamiento y expresión. Así lo sugieren sus reivindicaciones sobre el legendario Ión como su ancestro y sobre ellos mismos como “jonios verdaderos", ya que, como ha señalado Heródoto, cualquiera que descendiera de estirpe ateniense era un jonio y no había base histórica para Ión. Los jonios parecen haber creado un pasado y una identidad para sí mismos y, siendo esto así, no estaban tan atados a las concepciones y prácticas tradicionales como otros pueblos.
Se cree que esto dio lugar a la revolución científica que comenzó en el siglo VI a.C. en Mileto. El término “revolución científica” en este caso debería ser entendido como el advenimiento del pensamiento crítico en relación a la creación del mundo y a como éste funcionaba. En esta época se creía que el cosmos había sido creado por dioses antropomórficos que interactuaban diariamente con los humanos en la Tierra. Si un río o un arroyo fluía de cierta manera era porque los dioses lo habían determinado así, tal como ellos le habían dado forma a un árbol y sus problemas y conflictos crearon la forma de las montañas, los valles y el curso de las estaciones.
Tales de Mileto afirmaba que ninguno de estos aspectos del mundo conocido eran necesariamente obra de los dioses, sino que ocurrían de manera natural y, de ser así, entonces se podía conocer su causa. Él es el primer filósofo griego que sostiene que hay una primera causa (la “materia” básica del universo) la cual suministra la forma subyacente para los fenómenos observables e incluso invisibles. Concluyó que esta primera causa era el agua porque podía cambiar de forma (convertirse en vapor o en hielo) permaneciendo esencialmente sin cambios. El vapor es sólo agua enrarecida; el hielo es agua congelada.
Tales cambió "los dioses" por "energías" y expresa "energía" como "alma" (ánima) en el sentido de que todo lo que se mueve debe tener alguna "fuente de energía" que capacite el movimiento y esta energía ocurre naturalmente; no es un regalo sobrenatural de los dioses. Tales había estudiado en Babilonia y, según algunos estudiosos, desarrolló sus ideas a partir de aquellas de las religiones egipcia y babilónica mientras que, según otros, sus ideas fueron propias. No obstante, fue el primero en concluir que el funcionamiento del mundo podía conocerse a través de la observación y la experimentación e inspiró a los filósofos presocráticos de Jonia y de otros lugares a seguir su ejemplo.
¿Te gusta la historia?
¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!
Persia y la revuelta jónica
Tales servía en el ejército lidio como ingeniero cuando Creso, malinterpretando el mensaje del oráculo de Delfos en el sentido de que conquistaría al Imperio aqueménida, lanzó la campaña que le conduciría a su derrota. Creso luchó contra Ciro II en la batalla de Pteria (o batalla del río Halis) y luego se retiró para desmovilizar al ejército por el invierno en 547 a.C.; pero Ciro II ignoró las reglas tradicionales de la guerra y marchó contra Creso en Sardis, la capital lidia, derrotando al ejército lidio en la batalla de Timbrea y conquistando Lidia, incluida Jonia, como parte de su imperio. Heródoto describe la respuesta jónica a la derrota lidia:
Lo primero que hicieron los jonios y los eolios después de que los lidios fuesen derrotados por los persas fue enviar una delegación a Ciro en Sardis, ya que ellos querían que las condiciones de su sometimiento a él fuesen las mismas que habían tenido con Creso. Ciro escuchó las sugerencias de la delegación y luego les contó un relato. Dijo que una vez un gaitero vio unos peces en el mar e hizo sonar sus flautas con la esperanza de que ellos salieran a la orilla. Como sus esperanzas eran vanas, agarró una red, la lanzó sobre un gran número de peces y los arrastró. Cuando él vio a los peces dando coletazos les dijo “no es bueno bailar ahora, porque no estaban dispuestos a salir a bailar cuando yo tocaba mis flautas." La razón por la que Ciro contó este relato a jonios y eolios fue que, de hecho, los jonios habían rehusado escuchar a Ciro previamente, cuando él había enviado un mensaje solicitándoles que se levantaran contra Creso mientras que ahora, que la guerra había terminado y él había vencido, estaban listos para hacer lo que él quisiera… Cuando su mensaje de respuesta les llegó a los jonios en las ciudades, estos construyeron murallas defensivas y se reunieron en el Panjonio. Todos ellos, es decir, excepto los milesios, quienes fueron los únicos cuyo tratado con Lidia renovó Ciro. (Libro I; 141)
Ciro le ofreció a las ciudades-estado jónicas la misma autonomía, sino mayor, que la que Creso les había dado, pero esto dependía de las políticas del sátrapa individual (gobernador) colocado en cada ciudad. En 499 a.C. Histieo (muerto en 493 a.C.), sátrapa de Mileto, fue invitado por Darío I a su capital en Susa como consejero (y para demostrar su lealtad) y el yerno de Histieo, Aristágoras (muerto en 496 a.C.), se convirtió en el sátrapa provisional hasta el regreso de Histieo. Ese mismo año, una delegación de ciudadanos de Naxos privados de sus derechos acudió a Aristágoras solicitando ayuda militar para restablecer sus derechos y Aristágoras, al percatarse de que esto podría beneficiarle, le transmitió la idea a Artafernes, hermano de Darío I, quien luego recibió la aprobación de Darío I.
La campaña se inició con el almirante persa Megabates (primo de Artafernes) al mando de la flota persa y Aristágoras al mando de los jonios. Después de una disputa entre los dos, Megabates avisó a Naxos de la inminente invasión y, cuando la flota llegó, la isla estaba bien fortificada y preparada para resistir un largo asedio. Después de meses de esfuerzos inútiles por reducir a Naxos, la invasión fue cancelada y Aristágoras, temiendo ser reemplazado como gobernante, decidió rebelarse contra los persas. Según Heródoto, fue Histieo el que lo alentó a rebelarse, ya que esperaba que la revuelta acabaría devolviéndole el poder en Mileto.
Los jonios, con el apoyo de Atenas y Eretria, lanzaron su ofensiva en 498 a.C., incendiando Sardis, la cual se había convertido en la capital de la satrapía del antiguo reino de Lidia. Los persas montaron una contraofensiva, derrotaron a los griegos en la batalla de Éfeso y siguieron presionando hasta que la revuelta fue aplastada en 493 a.C. Histieo fue ejecutado por Artafernes y Aristágoras huyó a Tracia, donde murió en batalla.
Alejandro Magno y los romanos
Los persas restablecieron el control sobre la región, pero lo perdieron después de su derrota en la batalla de Maratón en 490 a.C., luego de la primera invasión persa a Grecia. Jonia se alió entonces con la Liga de Delos de Atenas contra los persas hasta que Atenas perdió la segunda guerra del Peloponeso en 404 a.C., momento en que quedó bajo el control de Esparta, volviendo luego al dominio aqueménida. Las ciudades-estado jónicas cayeron en manos de Alejandro Magno en su conquista de Persia en 335 a.C. y, después de su muerte, fueron disputadas por sus generales en las guerras de los Diádocos (“sucesores”) hasta que pasaron a ser parte del Imperio seléucida bajo Seleuco I Nicator (que reinó de 305-281 a.C.).
Al igual que con Creso y los aqueménidas, Jonia retuvo un grado de autonomía bajo los seléucidas y la gente conservó las mismas tradiciones y adoró a los mismos dioses como antes. Cuando la autoridad seléucida comenzó a desvanecerse, el rey Antíoco III (el Grande, que reinó de 223-187 a.C.) batalló a lo largo y ancho del imperio sofocando revueltas, incluyendo las de Asia Menor (Anatolia). En esa época Roma ya era una potencia importante tras la segunda guerra púnica (218-202 a.C.) y Antíoco III, al creer que él podría detener la expansión romana, se enfrentó a ellos en la batalla de Magnesia en 190 a.C., donde fue derrotado. La Paz de Apamea de 188 a.C. otorgó Jonia a Roma, que la colocó bajo el control de la dinastía anatolia de los atálidas de Pérgamo.
Conclusión
Jonia continuó sometida a los atálidas hasta el año 129 a.C., cuando Eumenes II, un pretendiente al trono atálida, dirigió una revuelta, prontamente aplastada y, posteriormente, la región fue anexionada junto con el resto de Anatolia como la provincia romana de Asia. Bajo los atálidas se fundó la Biblioteca de Pérgamo, el centro intelectual más famoso de la época después de la Biblioteca de Alejandría, en Egipto y, bajo el dominio romano, se construyó la Biblioteca de Celso en Éfeso entre 114 y 117 d.C.
La Biblioteca de Celso y otros monumentos y obras públicas construidos durante este período continuaron con la larga tradición de que la autoridad reinante contribuyera a las mejoras culturales en la región. En el caso de la biblioteca, ésta fue encargada por Tiberio Julio Áquila en honor a su padre. Las generaciones posteriores seguirían este paradigma, construyendo monumentos en la región durante y después del período romano.
Los griegos jonios sobrevivieron al Imperio romano de Occidente y luego al Imperio bizantino, el cual cayó en 1453 d.C., e incluso, al Imperio otomano que controló la región hasta 1922. Los descendientes de los jonios todavía viven en la misma zona en la actualidad y conservan el mismo espíritu libre de investigación que sus ancestros. Desde que se excavaran los antiguos yacimientos jónicos, a finales del siglo XIX, se han convertido en una perenne atracción turística. Éfeso se convirtió en un Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO en 2015 y actualmente se continúa trabajando en la región, cuya historia está entre las más fascinantes en el mundo.
La antigua Jonia constituye hoy en día la costa occidental de Turquía, al norte y al sur de Esmirna (Izmir).
¿Por qué se llamaba Jonia?
Jonia tomaba su nombre de los griegos jonios quienes se asentaron en la costa occidental de Anatolia (Asia Menor, moderna Turquía). Estos tomaron su nombre de Ion, un legendario rey de Atenas.
¿Por qué es famosa Jonia?
Jonia es famosa por la revolución científica del siglo VI a.C., que comenzaron los filósofos presocráticos, y por la revuelta jónica de 499-493 a.C., la cual propició las invasiones persas de Grecia en 490 y 480 a.C., consideradas fundamentales para la definición de la civilización occidental.
¿Cuándo empezaron a poblar Jonia los griegos jónicos?
Jonia fue colonizada por primera vez por los jonios en torno al 1150 a.C., hacia el final del Colapso de la Edad de Bronce.
Carlos es ingeniero metalúrgico de Barquisimeto, Venezuela. Desde la infancia se sintió muy atraído por la geografía y la historia antigua. Leer sobre estos temas se convirtió en una afición y fortaleció sus conocimientos sobre historia.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Mark, J. J. (2023, junio 28). Jonia [Ionia].
(C. A. S. B, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-331/jonia/
Estilo Chicago
Mark, Joshua J.. "Jonia."
Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. Última modificación junio 28, 2023.
https://www.worldhistory.org/trans/es/1-331/jonia/.
Estilo MLA
Mark, Joshua J.. "Jonia."
Traducido por Carlos A Sequera B. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 28 jun 2023. Web. 18 nov 2024.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 28 junio 2023. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.