Europa es el segundo continente más pequeño de los siete, y cubre aproximadamente el 2 % de la superficie terráquea. Durante mucho tiempo se ha pensado que el nombre de Europa deriva del antiguo mito de Zeus y Europa. Según esta leyenda, el gran dios Zeus, al ver a la adorable princesa fenicia Europa bañándose en la costa (o, según otras versiones, jugando con sus damas de compañía), se transformó en un impresionante toro blanco y se fue acercando a ella lentamente desde el mar. Este toro era tan dócil y adorable que Europa le puso guirnaldas de flores en el cuello, lo acarició y se montó a su espalda, que fue cuando, para su sorpresa, el toro echó a correr por la superficie del mar llevándosela a la isla de Creta. En Creta Zeus y Europa se hicieron amantes y ella le dio tres famosos hijos. Su familia en Fenicia, consternada por su desaparición, envió a sus hermanos en su busca. Ninguno de ellos logró encontrarla, pero todos fundaron ciudades importantes y dieron sus nombres a varias regiones alrededor del Egeo (como por ejemplo Tebas, que originalmente se conocía como Cadmea en honor Cadmo, hermano de Europa).
Sin embargo Heródoto no cree que la historia de la princesa fenicia tenga nada que ver con el nombre del continente, y en el Libro Cuarto de sus Historias, escribe al respecto: "otra cosa que me desconcierta es por qué se habría de dar el nombre de tres mujeres diferentes a algo que es realmente una sola masa terrestre... nadie sabe de dónde viene el nombre, o quién se lo puso, a menos que digamos que vino de Europa, la mujer de Tyria, y que antes no tenía nombre, como el resto. Sin embargo, es poco probable, porque Europa era asiática y nunca visitó el país que ahora llamamos Europa."
Las teorías en cuanto al nombre de "Europa" varían desde un origen griego que quiere decir " observación amplia", en referencia a la amplitud de la costa vista desde el mar, hasta la palabra fenicia para "atardecer", ya que sería el lugar donde se pone el sol. Hoy en día, al igual que ocurría en la época de Heródoto, nadie puede decir con certeza de dónde proviene el nombre de "Europa". Para los antiguos griegos, el mar Egeo y sus alrededores eran el centro del mundo. Los fenicios solían navegar más allá, remontando el Atlántico para extraer estaño de Europa y Cornualles, pero para los griegos Europa era un continente oscuro (de la misma manera que los Europeos de los siglos XIX y principios del XX EC verían África más adelante).
La cultura, en su sentido más básico, había surgido y continuado en Europa desde al menos el 20.000 AEC, tal y como demuestran las pinturas rupestres (la más famosa de las cuales es el complejo de cuevas en Lascaux, en la actual Francia), y para el 5000 AEC habían empezado a aparecer sociedades jerárquicas, y se cultivaban guisantes, lo que es prueba de una sólida sociedad agrícola. Aun así, para los griegos la gente de Europa, más que cualquier otro pueblo no griego, eran bárbaros (de la palabra griega "barbarophonos", "de lenguaje incomprensible", una palabra acuñada por Homero en la Ilíada, Libro II) que contaban con varias tribus como los baltos, los eslavos, los albaneses, los itálicos y los más conocidos, los celtas (que incluían las tribus galas y germanas).
Para el 4300 AEC se habían empezado a usar en Europa las tumbas megalíticas, para el 3500 la agricultura estaba extendida por todo el continente y para el 2000 la metalurgia de bronce fue introducida por la cultura Wessex de la actual Gran Bretaña. En 1860 AEC comenzó la construcción del impresionante y misterioso Stonehenge. Aun así, tales logros no les resultaron impresionantes a los griegos, ni más adelante, a los romanos. Ya el en año 78 EC el historiador romano Tácito se refiere a los británicos gobernados por su suegro Agrícola como "una gente grosera, dispersa y belicosa", a la que los romanos necesariamente tenían que llevar la agricultura y la civilización. Anteriormente Julio César había tenido la misma opinión de los galos, refiriéndose a ellos como poco más que animales en su descripción de la masacre de la tribu de los ubios junto al Rin.
En sus Guerras Gálicas le dedica el mismo espacio a una descripción de los alces de Europa que a cualquier descripción relevante los ubios, y de los alces dice que "su forma y pelaje moteado es como el de las cabras, pero son bastante más grandes, tienen cuernos atrofiados y patas sin articulaciones", y luego pasa a dar el recuento más antiguo que tenemos de lo que vendría a llamarse "tumbar vacas", porque los romanos cazaban alces empujándolos mientras dormían de pie, y los mataban fácilmente porque al ser tan grandes no se podían volver a levantar solos. Aun así, no se puede decir que César no llevara nada de importancia a la gente de la Galia y, por extensión, a Europa. El historiador Durant dice,
Durante trescientos años la Galia fue una provincia romana, prosperó bajo la paz romana, aprendió y transformó el latín, y se convirtió en el canal a través del cual la cultura de la antigüedad clásica pasó al norte de Europa. No hay duda de que ni César ni sus contemporáneos previeron las inmensas consecuencias de su sangriento triunfo. Pensaba que había salvado a Italia, que había ganado una provincia y forjado un ejército: no sospechaba que sería el creador de la civilización francesa.
Los romanos llevaron su civilización no solo a la Galia (más tarde Francia y parte de Italia), sino a toda Europa, proporcionándoles innovaciones tales como caminos pavimentados, fontanería, ciudades fortificadas con una gran cultura y eficiencia administrativa, y por supuesto, su idioma, "civilizando" poco a poco las dispares tribus de las diferentes regiones europeas. Tácito escribe sobre los esfuerzos de Agrícola en Gran Bretaña por fundar escuelas para difundir el conocimiento del latín y como animaba a la población a construir templos y considerar la higiene personal como un asunto importante utilizando los baños públicos. Después continúa diciendo que "poco a poco el atractivo del vicio fue ganando aceptación en los corazones británicos; los baños, los pórticos y los banquetes elegantes se pusieron de moda; las nuevas maneras, que en realidad solo servían para endulzar la esclavitud, fueron nombradas las artes de la humanidad refinada por los confiados británicos."
Aun así, no todos los británicos apreciaban la cultura romana por igual ni aceptaban sus avances civilizadores, tal y como muestra la rebelión de la reina Boudica de los icenos (simplemente la más famosa de entre muchos) en 60/61 EC, que acabó con más de 70.000 romanos asesinados por los británicos antes de que fuera derrotada por Paulino. Aun así, durante más de trescientos años el gobierno romano dominó Europa y, sin lugar a dudas, contribuyó enormemente a lo que son los diversos países del continente hoy en día.