Troya es el nombre de la ciudad de la Edad de Bronce que fue atacada en la guerra de Troya, una historia popular en la mitología de la antigua Grecia, además del nombre dado al emplazamiento arqueológico en el noroeste de Asia Menor, ahora Turquía, que ha revelado una ciudad grande y próspera que ha estado ocupada durante milenios. Los expertos han debatido durante mucho tiempo si la mítica Troya existió realmente y si, de ser así, el emplazamiento arqueológico es el mismo sitio o no; sin embargo, está prácticamente aceptado universalmente que las excavaciones arqueológicas han sacado a la luz la ciudad de la Ilíada de Homero. Otros nombres con los que se conoce la ciudad son Hisarlik, en turco, Ilios, según Homero, Ilión, en griego e Ilium, en latín. El emplazamiento arqueológico de Troya ha sido declarado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad.
Troya en la mitología
Troya es el escenario de la Ilíada de Homero, en la que se cuentan el último año de la guerra de Troya en algún momento del siglo XIII AEC. En realidad, la guerra fue un sitio de diez años de la ciudad por la coalición de ejércitos griegos liderados por el rey Agamenón de Micenas. El propósito de la expedición era recuperar a Helena, la esposa de Menelao, rey de Esparta y hermano de Agamenón. Helena había sido secuestrada por el príncipe troyano Paris y llevada como premio por elegir a Afrodita como la diosa más hermosa en una competición con Atenea y Hera. También se habla de la guerra de Troya en otras fuentes, tales como los poemas del Ciclo troyano, de los que nos han llegado varios fragmentos, y brevemente en la Odisea de Homero. Troya y más tarde la guerra se convirtieron en un mito básico de la literatura griega y romana clásica.
Homero describe Troya como "bien fundada", "fuerte" y "de murallas robustas"; también hay varias referencias a las almenas, las torres y las "altas" y "escarpadas" murallas. Las murallas debían de ser extraordinariamente robustas para haber resistido un asedio de diez años, y de hecho Troya acabó cayendo mediante el engaño del caballo de Troya en vez de cualquier error defensivo. De hecho, en la mitología griega las murallas eran tan impresionantes que se decían que habían sido construidas por Poseidón y Apolo a los que, tras un acto irreverente, Zeus los obligó a servir al rey troyano Laomedón durante un año. Sin embargo, las fortificaciones no ayudaron al rey cuando Hércules saqueó la ciudad con una expedición de tan solo seis barcos. El saqueo fue la venganza de Hércules por no haberle pagado por los servicios prestados al rey cuando mató a la serpiente marina enviada por Poseidón. Este episodio tradicionalmente se sitúa una generación antes de la guerra de Troya, ya que el único superviviente masculino era el hijo menor de Laomedón, Príamo, el rey troyano durante el posterior conflicto.
Troya en la arqueología
Habitada desde el Bronce temprano (3000 AEC) hasta el siglo XII EC, el emplazamiento arqueológico que hoy en día se conoce como Troya está a 5 km de la costa, pero en el pasado estaba junto al mar. Este asentamiento estaba situado en una bahía creada por la desembocadura del río Skamanda y ocupaba una posición estratégicamente importante entre las civilizaciones del Egeo y las orientales, ya que controlaba el principal punto de acceso al Mar Negro, Anatolia y los Balcanes desde ambas direcciones por mar y tierra. En particular, la dificultad de encontrar vientos favorables para entrar en los Dardanelos puede que causara que las embarcaciones de la antigüedad pararan cerca de Troya. En consecuencia, el lugar se convirtió en la ciudad más importante de la Edad de Bronce en el Egeo norte, y alcanzó su apogeo a mediados de la Edad de Bronce, siendo así contemporánea de la civilización micénica de la Grecia continental y el imperio hitita al este.
Troya fue excavada por primera vez por Frank Calvert en 1863 EC, y Heinrich Schliemann la visitó, y continuó con las excavaciones a partir de 1870 EC hasta su muerte en 1890 EC; en particular atacó el llamativo montículo artificial de 20 metros de altura que llevaba intacto desde la antigüedad. Los descubrimientos iniciales de Schliemann de joyas de oro y plata y vasijas parecieron respaldar su creencia de que este emplazamiento era realmente la Troya de Homero. Sin embargo, estos hallazgos se han datado más de mil años antes de la fecha probable de la guerra de Troya, e indicaban que la historia del lugar era mucho más compleja de lo que se pensaba. De hecho, y quizás sin querer, Schliemann añadiría 2000 años a la historia occidental, que anteriormente solo llegaba hasta la primera olimpiada en 776 AEC.
Las excavaciones continuaron a lo largo del siglo XX EC y siguen en marcha en la actualidad, y han revelado nueve ciudades diferentes y no menos de 46 niveles de habitación en este lugar. Estas ciudades se han denominado desde Troya I hasta Troya IX, siguiendo la clasificación original de Schliemann y su sucesor Dorpfeld. Desde entonces, esta clasificación se ha recalibrado para incorporar los resultados de la datación por carbono de principios del siglo XXI EC.
Troya I (c. 3000-2550 AEC) era un pequeño asentamiento rodeado de muros de piedra. Los hallazgos de cerámica y metal coinciden con los de Lesbos y Lemnos en el Egeo y el norte de Anatolia.
Troya II (c. 2550-2300 AEC) muestra edificios más grandes (de 40 metros de largo), fortificaciones de ladrillos de barro y de piedra con puertas monumentales. Los hallazgos del "tesoro" de Schliemann, objetos de oro, plata, electro, bronce, cornalina y lapislázuli, probablemente provienen de este periodo. Este "tesoro" cuenta con 60 pendientes, seis brazaletes, dos magníficas diademas y 8750 anillos, todo de oro macizo. De nuevo, los hallazgos de materiales extranjeros sugieren un comercio con Asia.
Troya III - Troya V (c. 2300-1750 AEC) es el período más difícil de reconstruir, ya que estas capas se quitaron apresuradamente en las primeras excavaciones para llegar a los niveles más bajos. En términos generales, este periodo parece haber sido menos próspero, pero el contacto con el extranjero es evidente gracias a la presencia de hornos de cúpula con influencias de Anatolia y la alfarería minoica.
Troya VI (c. 1750-1300 AEC) es el período más visible hoy en día y es la candidata más probable para la ciudad asediada de la guerra de Troya de Homero. Las impresionantes murallas fortificadas de 5 metros de grosor y de hasta 8 metros de altura construidas con grandes bloques de piedra caliza, que también tienen varias torres (de planta rectangular como en las fortificaciones hititas) demuestran la prosperidad del lugar, además de su preocupación por la defensa durante ese periodo. En un principio las murallas habrían estado recubiertas con una superestructura de ladrillos de barro cocido y madera, y con mampostería inclinada hacia adentro; viendo las murallas alzarse, ciertamente encajan con la descripción de Homero de una "Troya robusta". Además, la muralla se va compensando en secciones cada 10 metros más o menos para crear una curva alrededor de la ciudad y evitar así las esquinas, que son un punto débil de las murallas. Esta es una característica única de Troya y muestra su independencia de las influencias micénica e hitita. En las murallas había cinco entradas que permitían el paso al centro de la ciudad, que se componía de grandes estructuras, de dos pisos, con patios interiores y salones de columnas parecidos a los de las ciudades micénicas coetáneas como Tirinto, Pilos y la propia Micenas. Fuera de la ciudadela fortificada, la ciudad inferior cubre unos impresionantes 270.000 metros cuadrados, protegidos por una zanja circundante excavada en la roca. El tamaño del lugar es mucho más grande actualmente de lo que se pensó en un principio cuando Schliemann lo excavó y sugiere una población de hasta 10.000 habitantes, mucho más acorde con la gran ciudad-estado de Homero.
Los descubrimientos en el lugar apuntan hacia la existencia de una próspera industria de la lana y el primer uso de caballos, que recuerda el usado epíteto de Homero "Troyanos domadores de caballos". Se ha descubierto una cerámica muy parecida a la de la Grecia continental, principalmente la cerámica minia que imita vasos de metal. También hay cerámica importada de Creta, Chipre y el Levante. En marcado contraste con los palacios micénicos, no hay indicios de esculturas o paredes con frescos.
Troya VI fue destruida parcialmente, pero se desconoce la causa exacta, más allá de algún indicio de un incendio. Resulta intrigante saber que se han descubierto puntas de flecha de bronce, puntas de lanza y hondas en el lugar e incluso hay algunas incrustadas en las fortificaciones, lo que sugiere algún tipo de conflicto. Las fechas de estas, en torno a 1250 AEC, y la destrucción del lugar se relacionan con las fechas que sugiere Heródoto para la guerra de Troya. Los conflictos a lo largo de los siglos entre los micénicos y los hititas son bastante probables y bien pueden haber sido el origen de la épica guerra de Troya en la mitología griega. No hay muchos indicios que indiquen una guerra a gran escala, pero la posibilidad de que hubiera conflictos menores es evidente en los textos hititas en los que se reconoce que "Ahhiyawa" hace referencia a los griegos micénicos y que "Wilusa" es la región de la cual Ilios es la capital. Estos documentos hablan de disturbios locales y el apoyo micénico de una rebelión local contra el control hitita en el área de Troya, y sugieren un posible motivo para la rivalidad local entre estas dos civilizaciones. Algo interesante es que también hay una espada micénica de bronce que se ha llevado como botín de guerra encontrada en Hattusa, la capital hitita.
Troya VIIa (c. 1300-1180 AEC) y Troya VIIb (c. 1180-950 AEC) ambas muestran un aumento en el tamaño de la ciudad inferior y una cierta reconstrucción de las fortificaciones, pero también una marcada disminución en la calidad arquitectónica y artística con respecto a Troya VI. Por ejemplo, se produce una vuelta a la cerámica hecha a mano tras siglos de artículos hechos en un torno. De nuevo, esto está bien relacionado con la tradición griega de que después de la guerra de Troya la ciudad fue saqueada y abandonada, al menos por un tiempo. Tanto Troya VIIa como Troya VIIb fueron destruidas por incendios.
Troya VIII y Troya IX (c. 950 AEC a 550 EC) son los emplazamientos del Ilión griego y el Ilium romano respectivamente. Hay indicios de que la zona estuvo poblada a finales de la Edad Antigua, pero el asentamiento no recuperó un nivel de desarrollo significativo hasta el siglo VIII AEC. Sin embargo, la antigua Troya nunca se olvidó. Heródoto dice que el rey persa Jerjes sacrificó más de mil bueyes en el lugar antes de su invasión de Grecia, y Alejandro Magno también visitó el lugar antes de su expedición en la dirección opuesta para conquistar Asia.
Un templo dórico dedicado a Atenea se construyó a principios del siglo III AEC junto con fortificaciones nuevas bajo Lisímaco (c. 301-280 AEC). Los romanos también admiraban Troya e incluso se referían a ella como la "sagrada Ilium". De acuerdo con la tradición romana, el héroe troyano Eneas, hijo de Venus, huyó de Troya y se asentó en Italia, proporcionando así a los romanos un linaje divino. Julio César en 48 AEC y el emperador Augusto (que reinó de 27 AEC a 14 EC) reconstruyeron gran parte de la ciudad, y Adriano (que reinó 117-138 EC) también añadió algunos edificios incluidos un odeón, un gimnasio y baños. El emperador Constantino (que reinó 324-337 EC) llegó incluso a planear la construcción de su nueva capital en Troya, y se iniciaron algunas obras hasta que se eligió Constantinopla en su lugar. Con el tiempo el lugar fue en declive, probablemente porque el puerto se había encenagado y la que una vez fuera la gran ciudad de Troya se acabó abandonando, y pasarían 1500 años antes de volver a descubrirse.