Las monedas fueron introducidas como un método de pago alrededor del siglo VI o V a. C. Todavía hay cierto misterio en torno a la invención de las monedas: de acuerdo con Heródoto (I, 94), las monedas fueron acuñadas por primera vez por los lidios; Aristóteles afirma que las primeras monedas fueron acuñadas por Hermodike, también llamada Demodike de Cime, la esposa del rey Midas de Frigia; y los numismáticos consideran que las primeras monedas fueron acuñadas en la isla griega de Egina, ya sea por los gobernantes locales o por el rey Fedón de Argos.
Las ciudades griegas de Egina, Samos y Mileto acuñaban monedas para los egipcios a través del enclave comercial griego de Náucratis en el delta del Nilo. Seguramente, cuando Lidia fue conquistada por los persas en el 546 a. C., se introdujeron las monedas en Persia. Los fenicios no acuñaron moneda alguna hasta mediados del siglo V a. C., cuando rápidamente se extendió a los cartagineses, que acuñaron monedas en Sicilia. Los romanos solo comenzaron a acuñar monedas a partir del 326 a. C.
Las monedas llegaron a la India a través del Imperio aqueménida, así como de los reinos sucesores de Alejandro Magno. En el siglo II a. C., especialmente los reinos indogriegos acuñaron monedas, que solían ser bilingües. Se dice que las monedas más bellas de la era clásica fueron acuñadas por Samudragupta (335-376), quien se presentaba como conquistador y músico.
Las primeras monedas fueron hechas de electro, una aleación de plata y oro. Parece ser que muchas de las primeras monedas lidias fueron acuñadas por mercaderes, como fichas para usar en las transacciones comerciales. El Estado lidio también acuñó monedas, muchas de ellas con mención al rey Aliates de Lidia; algunas tienen la llamada leyenda, que es una especie de dedicatoria. Un ejemplo famoso encontrado en Caria enuncia «Yo soy la insignia de Phanes» (todavía no está claro quién fue Phanes).
En China, las monedas de oro se estandarizaron por primera vez durante la dinastía Qin (221-207 a. C.). Después de la caída de esta dinastía, los emperadores Han añadieron otras dos monedas de curso legal: las monedas de plata y los «billetes de piel de ciervo», un predecesor del papel moneda que fue invención china.