
Anaxímenes de Mileto (que vivió en torno a 546 a.C.) fue un contemporáneo algo más joven de Anaximandro y se lo suele considerar su estudiante. Conocido como el tercer filósofo de la Escuela de Mileto después de Tales (que vivió en torno a 585 a.C.) y Anaximandro (que vivió en torno a 610-546 a.C.), Anaxímenes propuso el aire como la Causa primordial de la que surge todo lo demás.
Al hacer esta afirmación, Anaxímenes difería de Tales, que decía que el agua era la fuente de todas las cosas, y de Anaximandro, que hablaba del "infinito sin fin". Para los griegos de la época, el "aire" era comparable al "alma" y, al igual que la respiración le daba vida a la persona, decía Anaxímenes, también le daba vida a todos los fenómenos observables.
No se sabe prácticamente nada de la vida de Anaxímenes, excepto, como se ha dicho, que era coetáneo y estudiante de Anaximandro. Según Diógenes Laercio (siglo III d.C.), Anaxímenes "escribía en el dialecto jónico puro. Y vivió, según las afirmaciones hechas por Apolodoro, durante la sexagésimo tercera Olimpiada, y murió en torno a la época de la toma de Sardis [en 546 a.C.]" (Baird, 12). Puede que se desconozcan los acontecimientos de su vida, pero los efectos de su teoría del aire como Causa primordial llegaron lejos. Aunque puede que, a una audiencia moderna, le pueda parecer que está haciendo una afirmación que no puede demostrar, su intento de encontrar dicha prueba proporcionó un modelo temprano del método científico.
Tales y Anaximandro
Hoy en día Anaxímenes es la tercera parte de la tríada de filósofos milesios que buscaron encontrar cuál era la "sustancia" básica de la que estaba hecha el universo, la Causa primordial. Su obra influiría a los filósofos griegos posteriores incluidos Platón (que vivió 428/427-348/347 a.C.) y Aristóteles (que vivió de 384-322 a.C.). Los filósofos milesios se alejaron de la concepción cultural tradicional de su época que decía que los dioses habían creado el universo y que este funcionaba según su voluntad. Para Tales, Anaximandro y Anaxímenes había una explicación más simple y racional del funcionamiento del universo. Sus esfuerzos por descubrir tal explicación sentaron las bases para el trabajo de los filósofos griegos que vinieron después.
Tales de Mileto afirmó que la Causa primordial era el agua y basó su opinión en tres suposiciones:
- La explicación básica del universo tiene que ser un único elemento unificado;
- este elemento unificado tiene que ser una "cosa", es decir, algo observable;
- este elemento unificado tiene que poseer la habilidad de transformarse.
El agua parecía la opción obvia porque, al calentarse, se convierte en vapor y al enfriarse se convierte en hielo. Era un elemento único que se podía observar y que podía cambiar.
Anaximandro estaba de acuerdo con Tales en que había una Causa primordial, pero rechazó su afirmación de que fuera un elemento observable. En vez del agua, argumentaba Anaximandro, toda la existencia provenía de, y funcionaba por, lo ápeiron, definido como "lo ilimitado, infinito o indefinido" (Baird, 10). No se sabe exactamente qué era esto ápeiron porque todo lo que queda de la obra de Anaximandro no son más que fragmentos citados por escritores posteriores. A pesar de ello, desarrolló la teoría de Tales de que la explicación básica del universo tenía que ser una única "cosa" unificada; sencillamente elevó esta "cosa" de lo observable a lo invisible y parece que afirmó que, aunque no se podía ver, se podía reconocer su existencia en los fenómenos observables.
Lo ápeiron, una especie de "vacío que no es un vacío", hacía que todas las cosas existieran y desaparecieran por medio del enfrentamiento constante entre opuestos: calor y frío, húmedo y seco, bajo y alto, etc. y eso se puede observar en la naturaleza cambiante de los elementos y de la vida humana. El agua apaga el fuego, pero el fuego también seca lo que está húmedo, y todo lo que se eleva en el aire también baja. Los elementos de tierra, aire, fuego y agua no podían, por sí solos, ser la Causa primordial porque era obvio que todos recibían sus características de otras cosas que los hacía funcionar. El agua no podía decidir por sí sola que no se secaría con el fuego, igual que el fuego no podía resistir apagarse con el agua. Por tanto, la Causa primordial era una fuerza subyacente que hacía que todo ocurriera como se podía ver que ocurría.
La Causa primordial de Anaxímenes
El problema de la teoría de Anaximandro era que no estaba nada clara; a filósofos y estudiantes de filosofía actuales todavía les cuesta entender el concepto hoy en día. Así que Anaxímenes quiso simplificar la Causa primordial intentando demostrar que era el aire. El profesor Forrest E. Baird comenta:
Anaxímenes propuso el aire como principio básico del mundo. Aunque en un primer momento su teoría pueda parecer un paso atrás que va de abarcar más (como lo ilimitado de Anaximandro) a algo más particular (como el agua de Tales), Anaxímenes añadió un aspecto importante. Explicó un proceso por el cual el elemento subyacente único, en este caso el aire, se convierte en la multitud observable: A través de la rarefacción el aire se convierte en fuego y, mediante la condensación, el aire se convierte sucesivamente en viento, agua y tierra. Las diferencias cualitativas observables de fuego, aire, agua y tierra son el resultado de cambios cuantitativos; es decir, de la cantidad que contienen del principio básico. Los científicos siguen manteniendo esta opinión. (12)
Anaxímenes explicó el proceso por el cual la Causa primordial crea el mundo observable de la siguiente manera:
El aire difiere en esencia según su escasez o densidad. Cuando escasea se convierte en fuego, mientras que cuando se condensa se convierte en viento, luego en nubes, aún más condensado se convierte en agua, luego en tierra, luego en piedras. Todo lo demás proviene de ahí. (DK13A5)
Para Anaxímenes todo estaba en un estado constante de cambio debido a la propiedad del aire y que siempre está fluyendo. El propio mundo, decía, fue creado por el aire a través de un proceso que comparó con el proceso de fieltrado con el que se compacta la lana para crear fieltro. De esta misma manera se había creado la tierra a través de la compresión del aire que, mediante un proceso de evaporación, dio lugar a las estrellas y los planetas. Toda la vida provenía de la misma clase de proceso, de aire que se compactaba para transformarse a sí mismo, u otra cosa, en otra cosa diferente.
Siguiendo los pasos de Anaximandro, Anaxímenes afirmó que la interacción de los opuestos observables demostraban que el aire era la Causa primordial. El estudioso Daniel W. Graham apunta:
Sirviéndose de dos procesos contrarios, la rarefacción y la condensación, Anaxímenes explica que el aire es parte de una serie de cambios. El fuego se convierte en aire, el aire en viento, el viento en nube, la nube en agua, el agua en tierra y la tierra en piedra. La materia puede pasar por este proceso si se condensa, o al revés si se va rarificando. Anaxímenes proporciona una especie de prueba empírica rudimentaria al hablar de un experimento simple: si te soplas en la mano con la boca relajada, el aire es caliente; si soplas con los labios fruncidos, el aire es frío (DK13B1). Por tanto, según Anaxímenes podemos ver que la escasez está relacionada con el calor (en el sentido de fuego) y la densidad con el frío (en el sentido de cosas más densas). (3)
Así, Anaxímenes ofreció una base para el discurso racional y el debate sobre su afirmación y sentó las bases para el futuro de la indagación científica sobre la naturaleza de la existencia.
El aire como Dios
Al igual que Tales y Anaximandro antes que él, Anaxímenes quiso descubrir la razón de la existencia y de los fenómenos naturales sin recurrir a la tradición de las deidades sobrenaturales como Causa primordial, pero, a pesar de ello, no negaba la existencia de los dioses. En vez de decir que los dioses habían creado el aire, así como todos los demás elementos, decía, el aire había generado a los dioses. De aceptar esta afirmación, entonces no está claro qué era exactamente lo que hacían los dioses. Si el mundo funcionaba a base de un proceso de rarificación y condensación, y si este proceso explicaba el funcionamiento del universo en su conjunto, entonces no parece haber lugar para las deidades sobrenaturales.
Sin embargo, parece que, por lo que se puede entender de las obras de escritores posteriores, Anaxímenes encontró un lugar para los dioses en su teoría, pero por desgracia no se sabe cuál es. San Agustín de Hipona (354-430 d.C.), en su Ciudad de Dios, apunta que Anaxímenes "no negaba que hubiera dioses, ni los ignoró en silencio; pero creía no que ellos hubiesen creado el aire, sino que ellos surgieron del aire" (VII.ii). San Agustín no profundiza en cual sería la función de una deidad una vez surgida en la cosmovisión de Anaxímenes.
Si, por otro lado, se interpreta el "aire" de Anaxímenes como un precursor del Motor primario de Aristóteles, entonces hay lugar para los dioses o para un único dios. El motor primario, según Aristóteles, es la fuente inmutable de todo lo que existe, lo que se ve y lo que no se ve. De la misma manera, el aire de Anaxímenes es simplemente lo que causa todo lo demás pero las deidades puede que operen dentro de ese proceso y lo regulen. Aun así, esta concepción no parece encajar con los fragmentos de su obra que citan los autores posteriores.
A pesar de que, al igual que los demás milesios, nunca se lo cita enseñando ateísmo, no hay nada teísta en ninguno de los fragmentos de sus escritos ni en ninguna de las referencias que hacen los escritores de la Antigüedad. Cicerón (106-43 a.C.), en su Sobre la naturaleza, apunta que "Anaxímenes determinó que el aire es un dios, que surge y que es inconmensurable e infinito y siempre está en movimiento" (Baird, 13). Esta afirmación refleja una filosofía más acorde con lo ápeiron de Anaximandro, una cosmovisión donde tampoco pareciera haber lugar para los dioses.
Legado
La influencia de Anaxímenes ha llegado lejos y varios filósofos posteriores tomaron su obra como la base de sus propias teorías sobre la Causa primordial. Graham comenta:
La teoría de Anaxímenes del cambio sucesivo de la materia por rarefacción y condensación influyó en teorías posteriores. Heráclito la desarrolló (DK22B31) y Parménides la criticó (DK28B8.23-24, 47-48). Anaxágoras adopta la teoría general de Anaxímenes sobre cómo surgen los materiales del mundo (DK59B16), aunque tiene una teoría de la materia muy diferente. Tanto Meliso (DK30B8.3) como Platón (El Timeo 49b-c) ven la teoría de Anaxímenes como una explicación de sentido común del cambio. Diógenes de Apolonia hace del aire la base explícita de su teoría monista. El tratado hipocrático Sobre la respiración utiliza el aire como el concepto central en una teoría sobre las enfermedades. Al proporcionarles a las teorías cosmológicas una teoría del cambio, Anaxímenes las separó del reino de la mera especulación y las hizo, al menos en la concepción, teorías científicas que se pueden comprobar. (3)
Su influencia se puede notar especialmente en la filosofía del escritor posterior Heráclito que, como se ha dicho antes, desarrolló el concepto del Flujo como Causa primordial en sí misma. Para Heráclito, el choque de los opuestos era la fuerza vital. Con esto, Heráclito unificó las teorías de los filósofos milesios con Anaxímenes como punto de partida: al igual que la rarefacción y la condensación, el Flujo (o cambio) era observable; igual que lo ápeiron, era indefinido y aparentemente eterno; e igual que el agua, estaba unificado, es decir, que siempre poseía la misma característica.
Este mismo concepto básico dio forma a la filosofía de Pitágoras (en torno a 571-497 a.C.), predecesor de Heráclito, que dijo que la vida era una serie de transformaciones eternas entre estados terrenales e inmortales a medida que el alma avanzaba hacia el entendimiento y la totalidad a través de la vida, la muerte y la reencarnación en varias formas. Aunque Pitágoras era mayor que Anaxímenes, eran coetáneos y no se sabe a qué edad empezó Pitágoras con sus indagaciones filosóficas. Por tanto, es posible que Pitágoras estuviera influido por la obra de Anaxímenes. Las teorías de Heráclito, y en especial las de Pitágoras influirían en la visión de Platón, cuya filosofía después influyó prácticamente a todos los filósofos posteriores de una manera u otra.
(Nota del autor: Las citas DK hacen referencia a la categorización Diels/Krantz usada en Los fragmentos de los presocráticos de Freeman)