Pompeya

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Mark Cartwright
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 21 marzo 2018
Disponible en otros idiomas: inglés, neerlandés, francés, italiano, portugués, turco
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A Pompeii Bakery (by Penn State Libraries Pictures Collection, CC BY-NC-SA)
Una panadería de Pompeya
Penn State Libraries Pictures Collection (CC BY-NC-SA)

Pompeya era una gran ciudad romana en Campania, Italia, que quedó enterrada en ceniza volcánica tras la erupción del monte Vesubio en 79 d.C. Excavada en los siglos XIX y XX, su excelente estado de conservación nos brinda una mirada inestimable a la vida romana. Puede que Pompeya sea el enclave arqueológico más rico del mundo por la cantidad de información que ofrece a los estudiosos.

Asentamiento en Campania

El área se ocupó originalmente en la Edad de Bronce en una escarpadura en la desembocadura del río Sarno. El emplazamiento de Pompeya y las zonas colindantes ofrecían la doble ventaja de un clima favorable y una tierra volcánica fértil que permitió que la actividad agrícola, especialmente de aceitunas y uvas, prosperara. No se esperaban los pobladores originales que el lugar mismo en el que habían empezado a construir se había formado por una erupción hacía tiempo olvidada del que ahora parecía un inocente monte que dominaba la ciudad. Sin embargo, en la mitología griega había una pista sobre el poder del volcán en la leyenda de Hércules luchando en ese mismo lugar contra gigantes en un paisaje de fuego. De hecho, la ciudad cercana de Herculano, que sufriría el mismo destino que Pompeya, se llamó así por este episodio heroico. Además, Servio nos informa de que el nombre de Pompeya deriva de pumpe, que era una procesión conmemorativa en honor de la victoria de Hércules sobre los gigantes.

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LA COSTA DE CAMPANIA ERA UN LUGAR DE RECREO FAVORITO DE LOS PUDIENTES ROMANOS, ASÍ QUE MUCHAS DE LAS VILLAS ERAN ESPECIALMENTE OPULENTAS, CON VISTAS PANORÁMICAS AL BORDE DEL MAR.

Los griegos establecieron colonias en Campania en el siglo VIII a.C. y los etruscos también estuvieron presentes hasta que fueron derrotados por los griegos locales y de Siracusa en la batalla de Cumae en 474 a.C. A partir de entonces, el pueblo local, los Samnitas, de las montañas, empezaron a infiltrarse en la región y dominarla. El siglo IV a.C. vio como las peleas entre los samnitas desembocaban en las guerras samnitas (343-290 a.C.) por toda Campania y en el comienzo de la influencia romana en la región. Pompeya tenía el favor de Roma y la ciudad arraigó con grandes proyectos de construcción llevados a cabo durante el siglo II a.C. Sin embargo, Pompeya, con sus orígenes samnitas, siempre había tenido una opinión independiente en cuanto a la autoridad romana y Sila asedió la ciudad tras una rebelión y asentó su colonia en Venus en 80 a.C., reubicando entre 4 y 5.000 legionarios en la ciudad. A esto le siguió otro periodo de prosperidad, se formó un senado local (ordo decurionum) y se construyeron un nuevo anfiteatro y un odeón, con capacidad para 5000 y 1500 espectadores respectivamente. Tras siglos de altibajos, la ciudad había alcanzado finalmente su apogeo.

A consecuencia de la actividad sísmica y de cambios en la costa, hoy en día Pompeya está a 2 km tierra adentro, pero en la época romana habría estado mucho más cerca del mar y de la desembocadura del Sarno y unos cuatro metros más baja. La ciudad romana de Pompeya cubre unos tres kilómetros cuadrados (un tercio todavía no se ha excavado), pero los barrios de las afueras también estaban densamente poblados. También había cientos de granjas y unas cien villas en el campo de alrededor. Se estima que la población de la ciudad de entre 10 y 12.000 personas, de las cuales un tercio eran esclavos. En las granjas y villas de los alrededores habría vivido el doble de gente. La costa de Campania era un lugar de recreo favorito de los pudientes de Roma, así que muchas de las villas eran especialmente opulentas, con vistas panorámicas al borde del mar. Se cree que incluso Nerón (reinó 54-68 d.C.) tenía una villa cerca de Pompeya y hay que recordar que su mujer Popea Sabina era natural de esta ciudad.

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Fresco Showing the Riot of 59 CE in the Amphitheatre of Pompeii
Fresco de los disturbios de 59 a.C. en el anfiteatro de Pompeya
Carole Raddato (CC BY-SA)

Un próspero centro de comercio

La ciudad era uno de los puertos más importantes de la bahía de Nápoles y los asentamientos de alrededor, tales como Nola, Nuceria y Acerra habrían enviado sus productos a Pompeya para transportarlos a todo el imperio. Algunos de los productos que se exportaban eran aceitunas, aceite de oliva, vino, salsa de pescado (garum), sal, nueces, higos, almendras, cerezas, albaricoques, cebollas, berzas y trigo, y entre las importaciones se encontraba fruta exótica, especias, almejas gigantes, seda, madera de sándalo, animales salvajes para los espectáculos y esclavos para trabajar en la creciente industria agrícola. Hablando de comida, aparte de los alimentos ya mencionados, sabemos que la dieta de los pompeyanos también incluía carne de ternera, cerdo, aves, pescado, ostras, crustáceos, caracoles, limones, higos, lechuga, alcachofas, alubias y guisantes. Sin embargo, algunos de estas y otras exquisiteces, como ratones asados con miel o hígados de mujol gris, solo habrían estado al alcance de los habitantes más acomodados.

Pompeii and Mt. Vesuvius
Pompeya y el Vesubio
mchen007 (Copyright)

La propia ciudad, siguiendo la costumbre romana, estaba rodeada de una muralla con muchas entradas, a menudo con varias puertas de arco para separar el tráfico de los peatones. Dentro de la muralla había anchas calles pavimentadas dispuestas de forma regular (a excepción de la caótica esquina sureste), pero no tenían ni nombres ni números. También hay indicios de que el tráfico se limitaba a una sola dirección en ciertas calles. La ciudad presenta una increíble mezcla de varios miles de edificios: tiendas, grandes villas, casas modestas, templos, tabernas (cauponae), un taller de cerámica, un patio de ejercicio, baños, un anfiteatro, letrinas públicas, un mercado (macellum), escuelas, depósitos de agua, viveros de flores, lavanderías, una basílica, burdeles y teatros. Entre todo esto también se encontraban cientos de santuarios pequeños dedicados a todo tipo de deidades y ancestros, y unas cuarenta fuentes públicas. Resumiendo, que Pompeya tenía todas las instalaciones que cabrían esperar en una comunidad próspera y pujante.

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UNA CARACTERÍSTICA SORPRENDENTE DE LAS VILLAS DE POMPEYA SON LOS MAGNÍFICOS SUELOS DE MOSAICO Y LAS PINTURAS MURALES.

Pompeya tenía muchas villas grandes, la mayoría construidas en el siglo II a.C., que muestran los orígenes de la ciudad como colonia griega. La entrada típica de estas residencias lujosas era un pequeño portal en la calle con un pasillo de entrada (fauceis) que daba a un gran atrio de columnas con una piscina rectangular (implubvium) a cielo abierto, desde el que se podía acceder a las demás habitaciones, tales como un dormitorio (cubicula) o un comedor. Tenían pantallas móviles, a menudo decoradas con escenas mitológicas, que separaban las habitaciones y en invierno mantenían el calor de los braseros. Otras características comunes eran un tablinum o salón donde se guardaban los archivos y las cosas de valor, y también había un lugar para el culto de los ancestros (alae), tan importante de la vida familiar romana. Una característica sorprendente de estos hogares son los magníficos suelos de mosaico que representan todo tipo de escenas, desde los mitos hasta las actividades laborales de los dueños.

Muchas casas tenían un jardín privado (hortus) con estatuas, fuentes decoradas, pérgolas cubiertas de hiedra, marquesinas de tela y todo rodeado de un peristilo. Muchas de las residencias privadas también tenían áreas dedicadas a la vinicultura. La casa del fauno es un buen ejemplo de una típica residencia opulenta de Pompeya.

Peristyle
Peristilo
Sailko (CC BY-SA)

Muchas de las villas más grandes también tenían un triclinio permanente o un comedor en el jardín para que los invitados pudieran cenar fuera en bancos acolchados. Diez de estas villas tenían incluso un pequeño sistema de canales entre los comensales para que pudieran elegir las exquisiteces que quisieran cuando los platos pasaban flotando. Las villas que no tenían tales encantos a menudo usaban trampantojos, murales que creaban la ilusión de vistas paisajísticas. De hecho, estos murales nos han proporcionado una ventana a un sinnúmero de otras áreas de la vida pompeyana, tales como la religión, el sexo, la dieta, la ropa, la arquitectura, la industria y la agricultura. En ocasiones también revelaban la posición social de los invitados, ya que la distribución de los asientos se hacía formalmente de manera que la importancia de los invitados ascendía en el círculo de comensales en el sentido de las agujas del reloj, y a veces la decoración de la pared reflejaba el estatus del invitado que comía delante.

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LAS HABITACIONES DE LOS ESCLAVOS TAMBIÉN HAN SOBREVIVIDO Y MUESTRAN UNA EXISTENCIA EN UN ESPACIO LIMITADO, PARECIDO A UNA PRISIÓN, PARA ESTA GRAN SECCIÓN DE LA POBLACIÓN.

En contraste absoluto con las residencias más caras, las habitaciones de los esclavos también han sobrevivido y muestran una existencia en un espacio limitado, parecido a una prisión, para esta gran sección de la población. Otros ejemplos de arquitectura más modesta incluyen residencias básicas de dos o a veces tres pisos, tabernas simples y edificios pequeños, poco más que cubículos con cortinas, en los que las prostitutas de clase baja ejercían su oficio.

El monte Vesubio despierta

El área en torno al Vesubio tuvo su primer aviso de que a lo mejor el monte estaba despertándose otra vez cuando hubo un enorme terremoto el 5 de febrero de 62 d.C. El terremoto fue de 7,5 en la escala Richter y devastó los pueblos de los alrededores; incluso algunas partes de Nápoles, a 20 millas de allí (32 km), sufrieron daños. En Pompeya, pocos edificios quedaron intactos. Templos, casas y partes de las gruesas murallas de la ciudad se colapsaron, los incendios arrasaron varias zonas de la ciudad, e incluso las ovejas en los campos de alrededor murieron a causa del escape de gases venenosos. El total de muertos probablemente fue de miles más que cientos. El suministro de agua también se vio severamente afectado, ya que sufrió daños en acueductos y tuberías subterráneas. El proceso de recuperación también se vio afectado a causa del colapso del puente del Sarno. La situación era tan mala que una parte importante de la población se marchó de la ciudad para no volver. Sin embargo, poco a poco, la ciudad fue haciendo reparaciones, algunas más rápidas que otras, y la vida empezó a regresar a la normalidad. Seguramente las reparaciones cívicas y las mejoras también se vieron impulsadas por la visita real del emperador Nerón en 64 d.C., una ocasión que llevó al levantamiento de la prohibición de los juegos de gladiadores impuesta por los famosos disturbios en 59 d.C.

Theatre, Pompeii
Un teatro de Pompeya
Penn State University Library (CC BY-SA)

La actividad sísmica continuó durante la siguiente década, pero no parece haber perturbado demasiado a la población. La vida, y las reparaciones de la catástrofe del 62 d.C. continuaron hasta 79 d.C. Fue entonces cuando, en mitad del verano, empezaron a ocurrir cosas extrañas. Aparecieron peces flotando muertos en el Sarno, los pozos se secaron inexplicablemente y las vides en las laderas del Vesubio se secaron, muriendo misteriosamente. La actividad sísmica, aunque no era fuerte, se volvió mucho más frecuente. Obviamente algo no iba bien. Por extraño que parezca, aunque hubo gente que se marchó de la ciudad, la mayoría de la población parecía seguir sin preocuparse demasiado por lo que estaba ocurriendo, pero poco se imaginaban que estaban a punto de vivir el apocalipsis.

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Erupción volcánica en Pompeya, 79 d.C.

La mañana del 24 de agosto de 79 d.C. (la fecha tradicional, aunque una inscripción parcial descubierta en el lugar en 2018 sugiere que la erupción realmente ocurrió hacia mediados de octubre) una explosión tremenda indicó que el magma que se había ido acumulando durante los últimos mil años había acabado por estallar en el cráter del Vesubio. El volcán despidió fuego y humo. En aquel momento puede que pareciera que el monte tan solo estaba ofreciendo un inofensivo espectáculo de pirotecnia, pero a mediodía el Vesubio entró en erupción: una explosión aún mayor reventó el cono entero del Vesubio y un hongo enorme de partículas de piedra pómez se alzó 27 millas (43 km). Se ha calculado que la potencia de la explosión fue 100.000 veces mayor que la de la bomba nuclear que devastó Hiroshima en 1945. La ceniza que empezó a caer cual lluvia sobre Pompeya era ligera de peso, pero la densidad era tal que en pocos minutos todo estaba cubierto varios centímetros. La gente intentó escapar de la ciudad o buscar cobijo en cualquier sitio, y los que no pudieron resguardarse intentaron desesperadamente mantenerse a flote de las crecientes capas de material volcánico.

Después, al final de la tarde llegó otra explosión masiva, levantando una columna de ceniza 6 millas más alta que la nube anterior. Cuando la ceniza volvió a caer, era en forma de piedras mucho más pesadas que en la primera erupción y el material volcánico que ahogaba la ciudad ahora llegaba ya a los dos metros de grosor. Los edificios empezaron a colapsar bajo el peso acumulado; los supervivientes se apiñaron junto a las paredes y bajo las escaleras para protegerse mejor, algunos abrazándose a sus seres queridos o aferrándose a sus bienes más preciados. Luego, a las 11pm, la enorme nube que flotaba por encima del volcán colapsó bajo su propio peso y golpeó la ciudad con seis devastadoras oleadas de aire y ceniza supercalentados, asfixiando y asando literalmente los cuerpos de toda la población. La ceniza siguió cayendo e, inexorablemente, la ciudad, otrora llena de vida, quedó enterrada a varios metros, condenada al olvido y borrada de la faz de la Tierra.

Cave Cavem mosaic from Pompeii
Mosaico del perro guardián de Pompeya
Carole Raddato (CC BY-SA)

Redescubrimiento y arqueología

Pompeya fue finalmente redescubierta en 1755 d.C. cuando comenzaron las obras de construcción del Canal de Sarno. Las historias locales sobre "la ciudad" demostraron estar basadas en hechos al descubrir que tan solo a unos metros bajo el detrito volcánico había una ciudad entera. A partir de entonces, Pompeya se convirtió en una parada esencial del popular Gran Tour, que visitarían figuras tan famosas como Goethe, Mozart o Stendhal. De hecho, este último captó perfectamente la extraña y poderosa impresión que causaba esta enorme ventana al pasado en el visitante moderno cuando escribió, "... aquí te sientes como si, solo por estar aquí, sabes más de este lugar que cualquier estudioso".

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LA CANTIDAD DE ESTATUAS DE BRONCE HA HECHO QUE LOS ESTUDIOSOS RECONOZCAN QUE ESTE MATERIAL SE USABA MUCHO MÁS EN EL ARTE ROMANO DE LO QUE SE CREÍA.

Aparte de los restos arquitectónicos, los estudiosos de Pompeya tienen a su disposición una mina mucho más grande de artefactos históricos más raros, una verdadera cueva de los tesoros de información que facilita un entendimiento único del pasado. Por ejemplo, la cantidad de estatuas de bronce ha hecho que los estudiosos reconozcan que este material se usaba mucho más en el arte romano de lo que se creía. Una fuente especialmente abundante de información son los restos esqueléticos, y la posibilidad de hacer moldes de las impresiones dejadas por los muertos en el material volcánico proporciona pruebas de que la mala dentadura era un problema común; el esmalte se gastaba a causa de las piedras en el pan, un residuo del basalto de la muela del molino. Las caries y los abscesos a causa de una dieta demasiado dulce eran un problema cotidiano, y también abundaban la tuberculosis, la brucelosis y la malaria. Los restos esqueléticos de los esclavos, a menudo encontrados todavía encadenados a pesar del desastre, también nos cuentan una triste historia de malnutrición, artritis crónica y deformidad a causa del excesivo trabajo.

Pompeii Victim, the Muleteer
El Mulero, víctima de Pompeya
Dennis Jarvis (CC BY-NC-SA)

También se ha podido reconstruir la vida cotidiana de la ciudad gracias a la abundancia de registros escritos conservados en el lugar. Estos son principalmente miles de anuncios electorales y cientos de tablillas de cera, que tratan en su gran mayoría de transacciones financieras. Hace mucho que la cera de estas tablillas se ha derretido, pero a menudo las impresiones del estilete se han conservado en el soporte de madera. Otras fuentes inestimables de textos incluyen señales, grafitis, etiquetas en las ánforas, sellos e inscripciones en las tumbas. No se trata solo de que este tipo de fuentes normalmente no estén disponibles para los historiadores, sino que su variedad permite conocer secciones de la sociedad (los esclavos, los pobres, las mujeres, los gladiadores) que a menudo se ignoran o se tratan muy por encima en los textos que suelen llegarnos hasta la actualidad, como libros cultos y registros legales. Sabemos que había cuarenta festivales de un tipo u otro a lo largo del año, y que los sábados eran día de mercado. Los grafitis, por ejemplo, nos hablan de cómo un gladiador era "la alegría que hacía suspirar a las chicas", un mosaico en la casa de un empresario local proclama orgullosamente que "el beneficio es alegría" y las correcciones en las tablillas revelan el cambio de posición social de los ciudadanos a lo largo del tiempo. Sin embargo, hay otra cosa que ha sobrevivido, aparte de los nombres y las cifras. Los indicios arqueológicos únicos de Pompeya nos brindan una oportunidad única: la posibilidad de reconstruir los pensamientos, deseos, las penas, el ingenio e incluso lo cotidianidad de estas gentes que vivieron hace tanto tiempo.

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Preguntas y respuestas

¿Cuántas personas sobrevivieron a la erupción de Pompeya en el año 79 d. C.?

Se desconoce el número de supervivientes o muertos tras la erupción del Vesubio sobre Pompeya en el año 79 d. C. Se calcula que la población de la ciudad era de entre 10 y 12000 personas, y el doble en las granjas y villas de los alrededores. Mucha gente se marchó tras los primeros terremotos y la erupción, pero muchos se quedaron.

¿Hay todavía cadáveres en Pompeya?

La erupción volcánica del año 79 d. C. cubrió Pompeya y hay muchos restos óseos. También se han tomado moldes de yeso de las impresiones dejadas por los muertos en el material volcánico endurecido.

¿Qué queda hoy en día de Pompeya?

Pompeya es hoy un enorme yacimiento arqueológico con importantes restos de varios miles de edificios. Los edificios en ruinas incluyen villas, baños, un anfiteatro, tiendas y edificios residenciales. También hay muchas calles pavimentadas y obras de arte como esculturas, mosaicos y pinturas murales.

¿Qué tiene de especial Pompeya?

Pompeya es especial porque la erupción volcánica del año 79 conservó toda la ciudad. Los edificios, las obras de arte, los artefactos e incluso los restos humanos ofrecen una visión única de la vida cotidiana de los romanos en el siglo I.

Bibliografía

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Mark Cartwright
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.

Cita este trabajo

Estilo APA

Cartwright, M. (2018, marzo 21). Pompeya [Pompeii]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-529/pompeya/

Estilo Chicago

Cartwright, Mark. "Pompeya." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 21, 2018. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-529/pompeya/.

Estilo MLA

Cartwright, Mark. "Pompeya." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 21 mar 2018. Web. 20 dic 2024.

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