Domiciano

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Donald L. Wasson
por , traducido por Martin Guzman
Publicado el 25 abril 2013
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
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Roman Emperor Domitian, Louvre (by Mary Harrsch (Photographed at the Musée de Louvre), CC BY-NC-SA)
Emperador romano Domiciano, Louvre
Mary Harrsch (Photographed at the Musée de Louvre) (CC BY-NC-SA)

Domiciano fue emperador romano desde el 81 al 96 d.C. y su reinado, a pesar de ser uno de relativa paz y estabilidad, estuvo envuelto en miedo y paranoia. Su muerte a manos de aquellos cercanos a él trajo el fin de la corta dinastía de los Flavios y serían aquellos emperadores que seguirían, al menos durante los próximos cien años, quienes verían un renacimiento de parte de la grandeza y poder de la vieja Roma.

Vida Temprana

Tito Flavio Domiciano, nació el 24 de octubre del 51 d.C. en la calle Granada del sexto distrito de Roma, hijo menor del futuro emperador Vespasiano (64 - 79 d.C.); su madre, Flavia Domitila la Mayor, murió en su juventud. A diferencia de su hermano mayor, Tito, no participó en la educación de la corte, aunque muchos los consideraban brillante. De acuerdo al historiador Suetonio, su "juventud bastante degradada" la pasó en la pobreza. En diciembre del 69 d.C., mientras Vespasiano combatía en las provincias orientales en un intento de asegurarse el trono del emperador Vitelio, Domiciano estaba en Roma junto con su tío Flavio Sabino. Cuando las fuerzas de Vitelio asediaron Roma e incendiaron el templo donde Domiciano se escondía, logró escapar con un amigo a través del Tíber a un lugar seguro.

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Cuando las fuerzas flavias entraron a la ciudad, Domiciano regresó a Roma convirtiéndose, de manera temporal, en el representante de la familia Flavia; incluso fue aclamado por los ciudadanos romanos como "césar"; sin embargo, la mayoría de las decisiones administrativas fueron dejadas a otros. Vespasiano regresó a la ciudad en octubre del 70 d.C. y fue inmediatamente aclamado como el nuevo emperador. Posteriormente, a pesar de recibir títulos y honores, Domiciano nunca buscó alguna responsabilidad real y le fue otorgada poca por su padre y, más tarde, por su hermano, una pobre preparación para un futuro emperador.

Un Emperador Popular

Era traicionero además de reservado, no sintiendo afecto por nadie (excepto las mujeres).

Su ascensión al trono llegó el 14 de septiembre del 81 d.C. cuando Tito murió de causas naturales mientras él y su hermano viajaban fuera de Roma. Más tarde, circularon rumores de que Domiciano pudo tener algo que ver en la muerte de su hermano, probablemente por veneno. También corrió desenfrenadamente que el nuevo emperador incluso había planeado derrocar a su hermano y tomar el trono para él. Estuviera o no involucrado, Domiciano no esperó a que su hermano muriera. Regresó rápidamente a Roma y al campo pretoriano para ser proclamado emperador. Sin embargo, el misterio rodeó los últimos minutos antes de la muerte de Tito. Existe cierto desacuerdo en el significado de las últimas palabras de Tito: "Solo he cometido un error". Suetonio escribió que "miró al cielo y se quejó amargamente de que le estaban quitando la vida inmerecidamente, ya que solo un pecado recaía en su consciencia”. Añadió, "... este enigmático comentarios ha sido tomado como referencia al incesto con la esposa de Domiciano, Domicia, acusación que ella negó solemnemente". Suetonio no creyó que este fuera el caso ya que si hubiera tenido un amorío, se habría jactado sobre ello. Algunos, aquellos no apreciaban tanto al emperador, tomaron una postura más negativa sobre estas palabras - Tito quería decir que debió haber asesinado a Domiciano cuando tuvo la oportunidad.

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Al principio de su reinado, Domiciano demostró ser un administrador capaz y no ignoró el bienestar de la gente. Antes de que los Flavios llegaran al poder, gran parte de Roma necesitaba ser reconstruida, principalmente debido a incendios, decadencia y el fracaso de los emperadores anteriores para hacer algo al respecto. Restauró las ruinas destruidas de muchos edificios públicos, incluidos el Capitolio que se había incendiado en el año 80 d.C., construyó un nuevo templo para Júpiter el Guardián, un nuevo estadio, y una sala de conciertos para músicos y poetas. Para él, porque no le gustaba el viejo palacio imperial, construyó un nuevo Palacio Flavio en el Monte Palatino para funciones oficiales, y al sur construyó la Domus Augustana donde celebró numerosos banquetes y recepciones. A pesar de su propia falta de valores morales, intentó elevar los estándares de moral pública prohibiendo la castración masculina, amonestando senadores que practicaban la homosexualidad, y censurando a las Vírgenes Vestales por, entre otras indiscreciones, incesto - una incluso fue enterrada viva (su amante también fue ejecutado). Para aquellos quienes lo rodeaban, al menos al principio de su reinado, era visto como generoso, con autocontrol, considerado con todos sus amigos y concienzudo al impartir justicia.

A Domiciano también le encantaban los juegos, en particular, las carreras de cuadrigas, incluso añadiendo dos nuevas facciones - Dorados y Púrpuras. De hecho, amaba cualquier tipo de entretenimiento público, especialmente aquellos que involucraban mujeres y enanos. También hubo cacería de bestias salvajes y luchas de gladiadores a la luz de las antorchas, e incluso competencias a muerte entre caballería e infantería. El sótano del Coliseo (construido por su padre) fue inundado y usado para una batalla naval. Incluso fundó un festival de música, equitación y gimnasia que se celebraría cada cinco años. Sin embargo, aunque tanto como Domiciano como el público disfrutaban estos entretenimientos, su costo eventualmente tendría un alto costo en sus finanzas y en las del imperio.

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The Colosseum of Rome
El Coliseo de Roma
Diliff (CC BY-SA)

Aunque no era un hombre militar (a diferencia de Vespasiano y Tito), se consideraba uno y constantemente enviaba mensajes a los generales en campo con consejos y recomendaciones. Al no tener experiencia personal propia y con la esperanza de reclamar algo de credibilidad con el ejército, se embarcó en una campaña victoriosa en Germania para enfrentarse a los catos en el 83 d.C.. Posteriormente, se otorgó a si mismo el título de Germánico por su "éxito". En el 85 d.C., los dacios cruzaron el Danubio hacia la frontera norte, matando a un comandante romano. Cuatro años después, el ejército romano ganaría otra victoria decisiva en Tapae; sin embargo, Domiciano fue forzado, a regañadientes, a concluir una tregua con el rey Decébalo. En el 92 d.C., los sármatas cruzaron el Danubio y atacaron la frontera romana, una guerra que duraría hasta después de la muerte del emperador. A pesar de los resultados de sus logros militares, se ganó el respeto del ejército al convertirse en el primer emperador, desde Augusto, en darles un aumento.

El Emperador Paranoico

En su Vida de los Doce Césares, Suetonio afirmó que Domiciano no era malvado para empezar; sin embargo, la avaricia y el miedo a ser asesinado lo hicieron cruel. El historiador Dion Casio en su Historia Romana dijo que el emperador fue audaz y rápido para enojarse. Era traicionero además de reservado, no sintiendo afecto por nadie (excepto las mujeres). Era extremadamente vanidoso y muy consciente del hecho de ser calvo. Al progresar su reinado e incrementar las presiones de gobernar, su paranoia se apoderó de él. Para pagar sus extravagancias endureció el impuesto a judíos promulgado por su padre y confiscó las fortunas de senadores y romanos adinerados. Su paranoia incluso se extendió a su esposa, Domicia Longina. La acusó de adulterio (algunas fuentes afirman que se lo merecía) y planeó condenarla a muerte, una práctica común en el momento. Domicia había estado casada con un senador Elio Lamia, el cual fue convencido de divorciarse de ella para que se pudiera casar con Domiciano. Domiciano dejó a su esposa temporalmente para vivir con su nieta Julia, la hija de Tito por su segundo matrimonio, hasta que fue convencido por otros de regresar con su esposa.

El emperador se veía a si mismo como un gobernante absoluto y se enorgullecía de ser llamado amo o dios: "dominus et deus". Incluso renombró dos meses a su nombre - Germanicus (Septiembre) y Domitianus (Octubre). El Senado fue despojado casi por completo de su poder y su paranoia llevó a la ejecución de tanto senadores como oficiales imperiales por la más trivial de las ofensas. Por celos, hizo ejecutar a Salustio Lúculo, un gobernador de Britania, por nombrar un nuevo tipo de lanza en su honor, y llamó a Agrícola, un general victorioso en Britania, porque se hizo demasiado popular

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En su libro Sobre la Vida de Julio Agrícola, Tácito relató la tenue relación entre Agrícola y Domiciano. Las victorias del general en Britania pusieron al emperador en una posición precaria, ya que estaba dividido entre el orgullo de una victoria romana (y mantener las apariencias al público) y la envidia por su propio fracaso como comandante. "Agrícola... fue recibido por Domiciano con una sonrisa en su rostro que tantas veces enmascaraba una secreta inquietud. Estaba amargamente consciente del ridículo que había recibido su falso triunfo sobre Germania...". Al regresar a Roma, al general se le ofreció la gubernatura de Siria pero la rechazó. Su muerte a la edad temprana de 54 años, nuevamente, colocó a Domiciano en una difícil posición. "Domiciano realizó una demostración decente de dolor genuino; estaba aliviado de la necesidad de odiar, y siempre podía ocultar la satisfacción de manera más convincente que el miedo".

Roman Emperor Domitian, Altes Museum
Emperador romano Domiciano, Altes Museum
Carole Raddato (CC BY-SA)

Su paranoia lo llevó a tomar medidas extremas como el empleo de informantes. Como medio para obtener información sobre posibles complots o rebeldes, ordenó a los interrogadores que cortaran las manos (o quemaran los genitales) de los prisioneros. Alineó la galería donde realizaba sus paseos diarios con piedra de luna altamente pulida para que reflejara todo lo que tenía atrás. Ejecutó al esposo de otra sobrina, Flavio Clemente, acusado de ateísmo porque simpatizaba con la difícil situación de los judíos romanos. Sin embargo, complots contra el emperador existieron. En septiembre del 87 d.C., varios senadores fueron implementados en una conspiración y fueron ejecutados, y un motín por Lucio Antonio Saturnino, gobernador de Germania Superior, fue eliminado en el 89 d.C..

Muerte

La conspiración final contra su vida, sin embargo, fue exitosa - un complot que incluso sugirió la aprobación de Domicia (permanecía temiendo por su vida). De acuerdo a Suetonio y otros, un grupo de conspiradores (habían escuchado que sus nombres estaban en una "lista") estaban debatiendo sobre si asesinar al emperador en su baño o en la cena. Estéfano, un miembro del personal imperial de Domiciano (había sido acusado de malversación y temía por su vida) se acercó a los conspiradores, ofreciendo sus servicios. Por varios días fingió una lesión en el brazo y usó una envoltura protectora; sin embargo, el vendaje ocultaba una daga. Al acercarse a Partenio, el chambelán de Domiciano, dijo que tenía una lista de posibles conspiradores y al acercarse Estéfano al emperador, sacó la daga y apuñaló al desprevenido Domiciano en la ingle. Los dos hombres forcejearon con Domiciano buscando su cuchillo que guardaba debajo de su almohada pero Partenio había retirado la hoja. Después, otros conspiradores se apresuraron dentro del cuarto y acuchillaron al emperador hasta la muerte. Solo tenía cuarenta y cuatro años. Sus cenizas fueron tomadas por su vieja enfermera y enterradas en el Templo Flavio.

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Al enterarse de su muerte el Senado regocijó. Suetonio escribió, "Los senadores, por otro lado, estaban encantados y se amontonaron en denunciar a Domiciano en la Cámara con gritos amargos e insultantes. Después, buscando escaleras, hicieron derribar sus imágenes y escudos votivos son su semblante..." Inmediatamente, Marco Coceyo Nerva fue aclamado como el nuevo emperador - una solución temporal hasta que alguien mejor pudiera ser encontrado. En los meses que siguieron, la ciudad celebró la muerte del viejo emperador volcando sus estatuas y arcos ceremoniales, sin embargo, la Guardia Pretoriana no tomaría el asesinato a la ligera y, eventualmente, muchos de los conspiradores encontrarían su propia muerte

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Bibliografía

  • Cassius Dio. Roman History.
  • Hill, Duncan. Ancient Rome: From the Republic to the Empire. Parragon, 2007
  • Kerrigan, Michael. A Dark History: The Roman Emperors. Metro Books, 2004
  • Liberati, Anna Maria and Bourbon, Fabio. Ancient Rome. Barnes and Noble, 2004
  • Scarre, Chris. Chronicles of the Roman Emperors. Thames and Hudson, 1995
  • Suetonius. The Twelve Caesars.
  • Tacitus. On Britain and Germany.

Sobre el traductor

Martin Guzman
Ingeniero en Tecnologías de la Información. Interesado en temas históricos pero especialmente en historia militar. Busca compartir el interés de estos temas y hacerlo llegar a una mayor cantidad de personas.

Sobre el autor

Donald L. Wasson
Donald impartió clases de Historia de la Antigüedad, de la Edad Media y de los Estados Unidos, en el Lincoln College (Normal, Illinois) y desde que comenzó a estudiar sobre Alejandro Magno, siempre ha sido y será un estudiante de historia. Le ilusióna transmitir conocimientos a sus alumnos.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wasson, D. L. (2013, abril 25). Domiciano [Domitian]. (M. Guzman, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/1-677/domiciano/

Estilo Chicago

Wasson, Donald L.. "Domiciano." Traducido por Martin Guzman. World History Encyclopedia. Última modificación abril 25, 2013. https://www.worldhistory.org/trans/es/1-677/domiciano/.

Estilo MLA

Wasson, Donald L.. "Domiciano." Traducido por Martin Guzman. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 abr 2013. Web. 23 dic 2024.

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