El período helenístico es una parte del período antiguo para el espacio europeo y de Asia próxima. El uso de este período está justificado por la extensión de la cultura helénica en muchas de estas áreas, debido no solo a la presencia política griega en Asia, especialmente luego de las conquistas de Alejandro Magno, sino también a una nueva ola de colonización griega. Por consiguiente, usualmente se acepta que el período helenístico comienza en el año 323 a. C., con la muerte de Alejandro, y termina en 31 a. C., cuando Roma conquista el último reino helenístico: el reino lágida de Egipto. Por lo que respecta a la parte asiática, se podría extender hasta el 10 a.C., cuando los indo-sacas conquistaron el último reino indo-griego.
Desde el punto de vista político, el período helenístico se caracteriza por la división y la fragmentación a partir del imperio previo de Alejandro, con guerras interminables entre los diádocos y sus sucesores. Así, los reinos helenísticos se debilitaron mutuamente, y de a poco se fue generando un espacio para los reinos competidores, tales como Ponto o Bactria (Bactridana). Al mismo tiempo, el poder romano estaba en expansión exponencial, aniquilaba otras presencias políticas en Italia y, luego, el dominio cartaginés del Mediterráneo en las tres guerras púnicas. Al final del período helenístico el joven imperio romano había alcanzado casi su máxima expansión, desde Lusitania (actual Portugal) hasta Siria y del sur de Britania hasta Egipto.
También se puede observar otra evolución política general: los celtas fueron agitados, una vez más, por una gran ola migratoria (de la cual emergieron, entre otros, los famosos gálatas de Anatolia). Sin embargo, la presión creciente de los vecinos de los celtas, especialmente de las tribus germánicas y de los romanos, redujo su dominio drásticamente al final del período. En las interminables estepas del norte de Asia las presiones nómadas continuaban de manera similar a las del pasado, los sármatas presionando a los escitas y los yuezhi presionando a los sacas, quienes incrementaron así sus ataques contra los reinos bactriano e indo-griego.
En general, hubo algunas cosas caracterizaron a este período en contraposición al anterior: el modelo de la ciudad-estado que había dominado anteriormente fue reemplazado por los diferentes tipos de reinos con un poder más centralizado. Más aún, es la idea básica de la administración la que cambió, ya no se trataba de gestionar los asuntos cívicos en nombre de la comunidad, sino por delegación en el nombre de una autoridad personal única. Al mismo tiempo, los ejércitos helenísticos usaron con mayor frecuencia mercenarios para encarar la evolución militar y técnica lo que incrementó en gran medida el costo de equipar un ejército cívico. El mejor ejemplo es la fama y el uso que hicieron los reinos helenísticos de los gálatas.
Desde el punto de vista cultural, este período no es una etapa intermedia entre la próspera época clásica y la imperial, como se describía en el pasado. Aristóteles, el padre de las ciencias modernas, Menandro, el gran autor de "comedias", Epicuro, el moralista, Eratóstenes, pero ambién Euclides, Arquímedes y Polibio vivieron y trabajaron durante el período helenístico. Este período mostró progresos en la arquitectura, un gran evergetismo (donaciones altruistas a la comunidad), una multiplicación de los días festivos y las celebraciones (demostrada por la gran cantidad de teatros construidos), el desarrollo del arte y la creación de bibliotecas, entre las que se destaca la de Alejandría.