Los tatuajes son una antigua expresión artística que ha estado presente en diversas culturas a lo largo de la historia. Uno de los primeros diseños (y posiblemente el más antiguo) fue descubierto en los restos congelados del hombre conocido como Otzi, el hombre de hielo, que se encontraban sepultados en un glaciar en la frontera entre Austria e Italia aproximadamente desde el año 3250 AEC y que fueron descubiertos en 1991 EC. El cuerpo de Otzi tiene 61 tatuajes que cubren desde la parte baja de sus piernas hasta la parte alta de su espalda, el torso y la muñeca izquierda. El motivo de estos tatuajes ha sido interpretado como de naturaleza terapéutica para aliviar alguna condición de salud, aunque sin duda también pudo haber tenido otras finalidades.
La palabra "tatuaje" viene del polinesio Ta que significa "golpe", que a su vez evolucionó en la palabra tahitiana tatau que significa "marcar algo", y es así que en la época moderna los tatuajes han sido asociados con Polinesia. Sin embargo, el arte del tatuaje es milenario, y fue practicado en el antiguo Egipto por lo menos desde los años 2040 y 1782 AEC, durante el Imperio Medio. En culturas antiguas como Grecia y Roma, los tatuajes eran utilizados como un símbolo de culto hacia una deidad, como una marca que simbolizaba servidumbre, como señal de un determinado tipo de profesión (por ejemplo, prostituta), o para propiciar fertilidad o recibir protección. En dichas culturas, tanto hombres como mujeres se hacían tatuajes. No obstante, en Egipto, los tatuajes parecen haber sido utilizados únicamente por mujeres, aunque posiblemente por muchas de las mismas razones.
Sin embargo, una diferencia interesante está en la interpretación que se hizo de los tatuajes en las mujeres egipcias en contraste con aquella que se hizo para otras culturas: los tatuajes de las mujeres egipcias, si es que no son simplemente ignorados, han sido vistos como símbolo de una clase inferior y la marca de una bailarina o prostituta, sin que se consideren otras posibilidades. Y, lo que es más, aun cuando otras alternativas de interpretación estén permitidas, éstas deben debatirse contra esa primera creencia.
La confusión
Los primeros egiptólogos interpretaron dichos tatuajes de acuerdo con su propio entendimiento y con prejuicios relativos al arte corporal, y por eso al examinar a las momias o estatuas femeninas, concluyeron que los tatuajes eran usados por prostitutas y bailarinas de clase baja. Joann Fletcher, colega del departamento de arqueología de la Universidad de York, explica la confusión creada por esas primeras interpretaciones:
Dado que los tatuajes parecían ser una práctica exclusivamente femenina en el Antiguo Egipto, las momias tatuadas encontradas solían ser descartadas por los excavadores (varones), quienes parecían asumir que dichas mujeres eran de "estatus dudoso" y las describían en ocasiones como "bailarinas". Las momias femeninas, sin embargo, habían sido sepultadas en Deir el-Bahari (frente a la actual ciudad de Luxor), en una zona asociada con sepulturas de la realeza y la élite, y sabemos que por lo menos una de las mujeres descritas como "probablemente una concubina real", fue en realidad una sacerdotisa de alto estatus llamada Amunet, como fue revelado por sus inscripciones funerarias. Y aunque se ha asumido por mucho tiempo que los tatuajes eran la marca de prostitutas, o que su función era proteger a las mujeres de enfermedades de transmisión sexual, yo personalmente creo que los tatuajes en mujeres del antiguo Egipto tenían un papel terapéutico y funcionaban como una forma de amuleto permanente durante el difícil periodo del embarazo y el parto (1).
Conforme salieron a la luz más evidencias de mujeres tatuadas que eran evidentemente sacerdotisas y miembros de la corte, la interpretación que se había hecho sobre las mujeres tatuadas como provenientes de la "clase baja" fue de cierta forma revisada para incluir el concepto de tatuajes de culto que identificaban a una mujer como devota de Hathor. Esta interpretación seguía estando cargada de un sentido de erotismo y sexualidad, a pesar de que, en la perceptibilidad de hoy en día, dicho sentido no parezca formar parte de la definición de una sacerdotisa. Aun en la sociedad "progresista" actual, estos tatuajes antiguos siguen siendo ampliamente asociados a miembros de clase social baja, tal y como eran vistos en el siglo XIX. Aunque el significado exacto de los antiguos tatuajes egipcios no esté claro, parece evidente que éstos tenían una variedad de implicaciones y que hubo mujeres de muchas clases sociales que elegían utilizarlos.
Tatuajes en Egipto durante el Imperio Medio
Es probable que los tatuajes en el Antiguo Egipto daten del Periodo Predinástico (ca. 6000- ca. 3150 AEC), basándonos en evidencia que sugiere que las sacerdotisas de la diosa Hathor se hacían una marca así en aquel tiempo. Sin embargo, esta afirmación es puramente especulativa. La evidencia más concluyente de tatuajes egipcios encontrada hasta ahora, sitúa dicha práctica en el Imperio Medio. La académica Carolyn Graves-Brown describe: "en 1891, dos antiguas momias de mujeres fueron descubiertas en Deir el-Bahri, del Imperio Medio; tenían tatuajes de puntos y líneas ordenados geométricamente" (113). Carolyn señala que los tatuajes de esas mujeres eran iguales a los encontrados en muñecas de fertilidad del Imperio Medio y que, además, otras momias femeninas con marcas similares fueron descubiertas posteriormente.
Se creía que las primeras momias de mujeres que se descubrieron eran miembros del harem del rey, y que las otras eran bailarinas o prostitutas. Los egiptólogos del siglo XIX y XX que estudiaban a las momias no pudieron conciliar la idea de una mujer tatuada con alguien de clase social alta, y por lo tanto los tatuajes fueron considerados una marca de las clases bajas. Inclusive tan recientemente como en 1995 EC, la egiptóloga Joyce Tyldesley, cuyo enfoque sobre los tatuajes y las mujeres suele ser convincente y acertado, escribe: “el uso de tatuajes parece haber sido confinado a las mujeres de clase baja” (160), aun cuando en otros textos suyos reconoce la variedad de finalidades de los tatuajes. Así pues, el viejo estigma del arte corporal continua hasta nuestros días y evita que los estudiosos (a menudo varones) interpreten estas marcas correctamente.
La afirmación de que los tatuajes eran únicamente utilizados por prostitutas, bailarinas y “mujeres de clase baja” pierde aún más fuerza cuando consideramos el caso de Amunet, una sacerdotisa de la diosa Hathor de la Dinastía XI del Imperio Medio. La momia de Amunet, descubierta junto con otras en 1891 EC por el egiptólogo Eugene Grebaut en Deir el-Bahri, muestra patrones de líneas tatuadas en sus brazos, muslos y abdomen bajo. Estos tatuajes han sido interpretados por varios académicos como símbolos de fertilidad, y esta postura se refuerza por otras estatuas y momias de mujeres tatuadas con el mismo tipo de marcas en sus cuerpos.
Los tatuajes como símbolos de protección
Se cree que estos tatuajes eran utilizados por una sacerdotisa en honor a Hathor quien, entre sus muchas funciones, era también diosa de la fertilidad. Asimismo, eran utilizados por otras mujeres como una protección simbólica para el embarazo y el parto (aunque estas funciones no son mutuamente excluyentes, puesto que las sacerdotisas podían casarse y tener hijos). Se ha notado que, conforme el embarazo de una mujer se desarrolla y su vientre se agranda, los tatuajes debieron formar un intrincado diseño en forma de red que iba desde la espalda baja hasta debajo del ombligo, creando así una distintiva barrera protectora entre el mundo exterior y el nonato. El aspecto protector del tatuaje se insinúa aún más con la figura del dios protector Bes, a quien algunas mujeres tenían tatuado en el muslo interno. Joann Fletcher señala:
Esto se respalda por el patrón de distribución, principalmente alrededor del abdomen, sobre los muslos y en los senos, y también explicaría los tipos de diseño específicos, particularmente el de los puntos distribuidos en forma de red sobre el abdomen. Durante el embarazo, este patrón específico se habría expandido a modo de red protectora de la misma manera en que se colocaban redes de cuentas sobre las momias para protegerlas y “mantener todo dentro”. El hecho de colocar figurillas del dios del hogar Bes sobre sus muslos, de nuevo sugiere el uso de tatuajes como forma de salvaguardar el parto, ya que Bes era el protector de las mujeres en trabajo de parto, y su ubicación en la parte alta de los muslos resulta adecuada. Esto explicaría finalmente el uso de tatuajes como una costumbre únicamente femenina. (1)
Ningún escrito del antiguo Egipto sobre el tema de los tatuajes ha sobrevivido, por lo que las interpretaciones son siempre especulativas, pero parece posible que estos tatuajes no fueran simplemente decoraciones que utilizaran las mujeres para ser más atractivas, sino que tenían un propósito más elevado que, además, varía según diferentes eras. Graves-Brown escribió:
La fusión de representaciones de Bes en las piernas de bailarinas del Imperio Nuevo, con las marcas en los cuerpos de mujeres de la élite y 'muñecas de fertilidad' del Imperio Medio también genera bastante confusión. Toda la evidencia sugiere que durante el periodo Dinástico únicamente las mujeres tenían tatuajes, y que dichas mujeres eran miembros élite de la corte y sacerdotisas de Hathor, probablemente decoradas para garantizar fertilidad, pero no solamente para el deleite de los hombres. Sin embargo, los orígenes y el significado preciso de los tatuajes se mantienen sin esclarecer (114).
Bes era principalmente un dios protector para los niños y las mujeres embarazadas, pero también se le asociaba con la fertilidad, el humor y la alegría de la vida. Por lo tanto, su representación en el muslo de una mujer pudo haber tenido muchos significados dentro de ese contexto y no debería ser interpretado de forma limitada como algo únicamente perteneciente al ámbito de la atracción sexual. Tyldesley escribe:
Algunas mujeres de la servidumbre y artistas del espectáculo del Imperio Nuevo exhibían una pequeña imagen del dios enano Bes en la parte alta de ambos muslos como símbolo de buena suerte y como una forma no muy sutil de atraer atención hacia sus encantos ocultos. Se ha sugerido que este tatuaje en particular pudo haber sido la marca de una prostituta, pero parece igualmente posible que haya sido utilizado como amuleto protector contra los peligros del parto, o incluso como protección contra enfermedades de transmisión sexual (160).
La egiptóloga Geraldine Pinch también hace hincapié en las muchas maneras en que los tatuajes de Bes pueden ser interpretados, y escribe: “Los amuletos y figurillas de Bes fueron populares durante más de 2000 años. Algunas mujeres incluso decoraban sus cuerpos con tatuajes de Bes para mejorar su vida sexual o su fertilidad” (118). En efecto, basándonos en grabados e imágenes como las del Papiro erótico de Turín, parece estar claro que las prostitutas usaban tatuajes. El Papiro erótico de Turín es un documento severamente dañado que data de la última parte del Imperio Nuevo (la época ramésida, ca. 1186-1077 AEC). Las interpretaciones de sus imágenes son muy variadas: algunos afirman que representa un burdel, otros dicen que es una sátira de las costumbres sexuales, y otros más plantean que dichas imágenes muestran las prácticas sexuales de los dioses. La teoría del burdel alude directamente al tatuaje de Bes como marca de las prostitutas, puesto que una de las mujeres en las imágenes tiene ese tatuaje en la parte alta del muslo.
No obstante, debe aclararse que de ninguna manera esta interpretación ha sido aceptada por todos los académicos que han trabajado con el papiro, y tampoco se debe asumir que el hecho de que una prostituta tenga determinado tatuaje, pieza de joyería o prenda de vestir, eso signifique que dichas imágenes, objetos o artículos sean sinónimos de prostitución. Los tatuajes parecen haber sido utilizados por muchos tipos diferentes de mujeres y por razones distintas.
Artistas tatuadoras y herramientas del tatuaje
El arqueólogo británico W.M. Flinders Petrie (1853-1942 AEC) descubrió herramientas para tatuar en Abydos y la ciudad de Gurob que datan de ca. 3000 AEC y ca. 1450 AEC respectivamente. El conjunto de herramientas de Abydos consistía en puntas afiladas de metal con un mango de madera, mientras que las de Gurob eran puntas de bronce. Basándonos en los tatuajes de las momias, es probable que las tatuadoras utilizaran un pigmento o tintura oscura, posiblemente negra, azul o verde, con poca variación.
Dichos colores simbolizaban la vida, la muerte, la resurrección, los cielos y la fertilidad. Aunque actualmente el color negro suele ser asociado con la muerte y el mal, en el antiguo Egipto éste simbolizaba vida y resurrección. El verde era usado comúnmente como símbolo de vida, y el azul, entre sus muchos significados, simbolizaba fertilidad y nacimiento. Las artistas tatuadoras muy probablemente eran mujeres mayores con experiencia y conocimiento tanto de los símbolos como del significado de los colores utilizados. Las mujeres videntes eran muy comunes en el antiguo Egipto, como explica la egiptóloga Rosalie David:
En los textos de Deir el-Medina, hay referencias sobre las 'mujeres-sabias' y el papel que tenían en la predicción de eventos futuros y sus causalidades. Se ha sugerido que dichas videntes pudieron haber sido un elemento común en la práctica de la religión en el Imperio Nuevo e incluso posiblemente en tiempos anteriores. (281)
Uno de los propósitos principales que se asumen sobre los tatuajes egipcios es la práctica de la magia, y es probable que las mujeres fueran tatuadas por las videntes por esta razón. Las imágenes trazadas para la protección, ya fuera de estructuras, objetos o personas, eran muy comunes en Egipto. Las madres solían trazar una imagen de Bes en la palma de sus hijos y después envolvían la mano con tela bendecida para ayudarlos a tener sueños placenteros. Los amuletos mágicos, por supuesto, fueron populares en Egipto a lo largo de todas las épocas. En Egipto, la magia era sinónimo de medicina y era considerada un aspecto importante de la vida. Por lo tanto, las imágenes mágicas tatuadas sobre la piel fueron sin duda un elemento común sin importar el estatus social de la persona.
Interpretación de los tatuajes egipcios
Así pues, parece ser que los tatuajes sirvieron principalmente para fines religiosos o protectores, sin que eso quiera decir que no hayan tenido ningún otro fin. El error que los primeros egiptólogos cometieron fue el de asumir que las mujeres tatuadas eran únicamente bailarinas, artistas del espectáculo o prostitutas, pero sería igualmente erróneo asumir que los tatuajes eran únicamente usados como elementos mágicos de protección, o como marca de las sacerdotisas en honor a su diosa, o con fines terapéuticos. La bailarina Isadora de Artemisa (ca. 200 EC), por ejemplo, era conocida por el tatuaje de Bes en su muslo, pero no tenía hijos ni era prostituta ni sacerdotisa.
No está claro que las mujeres usaran tatuajes en épocas tan anteriores como el periodo Predinástico en Egipto, y cualquier postura al respecto es meramente especulativa, pero está claro que, con el paso del tiempo, los tatuajes se convirtieron en una parte importante de la vida de muchas mujeres. Las interpretaciones sobre el significado exacto que estas mujeres le dieron a dichos tatuajes también son especulativas, puesto que parece evidente que las artistas y bailarinas tuvieron, en efecto, los mismos tatuajes que las sacerdotisas.
En nuestros días, la cuestión está en el hecho de interpretar que una “bailarina” y una “sacerdotisa” pertenecen a polos opuestos, como si no hubiera indicios de erotismo o sexualidad en la religión ni un aspecto divino en la danza o el sexo. La religión en Egipto estaba completamente integrada en la vida de las personas, y la sexualidad formaba parte de la vida tanto como cualquier otro aspecto. Quizás, tal como sucede en el presente, los tatuajes en el antiguo Egipto tuvieron muchos significados aparte del de ser amuletos de protección o devoción a un culto. En el caso de la imagen de Bes, un dios conocido por propiciar la alegría y proveer protección, quizás fue simplemente una expresión de la alegría de vivir la vida.