La magia en el antiguo Egipto

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Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Maria Barquin
Publicado el 24 febrero 2017
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, turco
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En el antiguo Egipto, si una mujer tenía dificultades para concebir un hijo, pasaba una noche en una cámara de Bes (también conocida como cámara de incubación) situada dentro de un templo. Bes era el dios del parto, de la sexualidad y de la fertilidad, entre otras de sus responsabilidades, y se pensaba que una noche en presencia del dios alentaba la concepción. Las mujeres llevaban amuletos y tatuajes de Bes en su afán por alentar la fertilidad.

En cuanto nacía un niño y según iba creciendo se usaban imágenes y amuletos de Bes como protección, más tarde ese niño se convertiría en un adulto que adoptaba estos mismos rituales y creencias en su vida diaria. Al morir, se pensaba que la persona pasaba a otro plano de existencia, la tierra de los dioses, y los rituales que rodeaban el enterramiento se basaban en el mismo entendimiento que se había conocido en vida: que los poderes sobrenaturales eran tan reales como cualquier otro aspecto de la existencia y el universo estaba impregnado de magia.

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Bes Amulet
Amuleto de Bes
Walters Art Museum (Public Domain)

La magia en el antiguo Egipto no era un truco ni una ilusión; era el aprovechamiento de los poderes de las leyes naturales; consideradas como entidades sobrenaturales para lograr un objetivo determinado. Para los egipcios, un mundo sin magia era inconcebible. El mundo se había creado a través de la magia, la magia mantenía el mundo a diario, la magia sanaba cuando se estaba enfermo, otorgaba cuando no se poseía nada, y aseguraba la vida eterna después de la muerte. El egiptólogo James Henry Breasted hizo la famosa observación de cómo la magia impregnaba cada aspecto de la vida del antiguo egipcio y era “una cuestión de rutina tanto como dormir o preparar la comida” (200). La magia estaba presente en la concepción, en el nacimiento, en la vida, en la muerte y en el más allá, y un dios que era más antiguo que la creación la representaba: Heka

LA MAGIA MANTENÍA EL MUNDO A DIARIO, LA MAGIA SANABA CUANDO SE ESTABA ENFERMO, OTORGABA CUANDO NO SE POSEÍA NADA, Y ASEGURABA LA VIDA ETERNA DESPUÉS DE LA MUERTE.

Heka

Heka era el dios de la magia y la práctica del arte en sí mismo. Un mago-sacerdote o sacerdote-médico invocaba a Heka en la práctica de heka (el concepto de magia). El dios se conocía ya desde el Período Predinástico de Egipto (en torno a 6000-en torno a 3150 a.C.), se desarrolló durante el Periodo Arcaico (en torno a 3150 - en torno a 2613 a.C.) y aparece en Los textos de las pirámides del Imperio Antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.) y en Los textos de los sarcófagos del Primer Período intermedio (2181-2040 a.C.). Heka nunca tuvo un templo, ni un culto formal por la simple razón de que era tan omnipresente que impregnaba cada área de la vida egipcia.

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Al igual que la diosa Ma´at, que tampoco tuvo nunca un culto formal o templo, Heka se consideraba la fuerza subyacente del mundo visible e invisible. Ma´at representaba el valor central egipcio del equilibrio y la armonía, mientras Heka era el poder que realizaba el equilibrio, la armonía, y cualquier otro concepto o aspecto posible de la vida. En los Textos de los sarcófagos, Heka proclama su poder principal afirmando, “A mí pertenecía el universo antes que vosotros dioses llegarais a existir. Vosotros llegasteis después porque yo soy Heka” (Hechizo 261). Después de la creación, Heka mantenía el mundo como el poder que otorgaba a los dioses sus habilidades. Incluso los dioses lo temían y, en palabras del egiptólogo Richard H. Wilkinson, “se le consideraba como un dios de poder inestimable” (110). Este poder era evidente en la vida diaria: el mundo funcionaba como lo hacía debido a los dioses y los dioses podían llevar a cabo sus deberes debido a Heka.

Magia y religión

Los sacerdotes de los cultos del templo lo entendían, pero su función era honrar y cuidar de su deidad particular y asegurar una reciprocidad entre ese dios y el pueblo. El sacerdote o sacerdotisa, por lo tanto, no invocaba a Heka directamente porque él ya estaba presente en el poder de la deidad a la que servían.

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Heka
Heka
Zeinab Mohamed (CC BY-NC-SA)

La magia en la práctica religiosa tomaba la forma de establecer lo que ya se sabía acerca de los dioses y cómo funcionaba el mundo. En palabras del egiptólogo Jan Assman, los rituales del templo “se dirigían principalmente al mantenimiento y la estabilidad” (4). La egiptóloga Margaret Bunson lo aclara:

Parece que la función principal de los sacerdotes se mantuvo constante; mantenían puras las zonas del templo y del santuario, dirigían los rituales y las prácticas del culto, y llevaban a cabo las ceremonias de los grandes festivales para el público. (208)

En su papel de defensores de la fe, se esperaba que también fueran capaces de exhibir el poder de su dios contra aquellos de cualquier otra nación. Un famoso ejemplo de ello se da en el libro bíblico del éxodo (7:10-12) cuando Moisés y Aarón se enfrentan a los “sabios y hechiceros” egipcios.

El sacerdote era el intermediario entre los dioses y el pueblo, pero en la vida diaria los individuos podían comulgar con sus dioses a través de sus propias prácticas privadas. A cualquier otro deber que el sacerdote se dedicara, como señala Assman, su importancia primordial era impartir sentido teológico al pueblo por medio de narrativas mitológicas. Podían ofrecer asesoramiento o consejo o bienes materiales, pero en casos de enfermedad o daño o enfermedad mental, se consultaba a otro profesional: el médico.

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Magia y medicina

Heka era el dios de la medicina, así como de la magia, por una buena razón: los profesionales médicos consideraban las dos igualmente importantes. Existía un tipo de doctor con el título de swnw (médico general) y otro conocido como un sau (médico mágico) que indican sus áreas correspondientes de pericia, aunque ambos usaban la magia ampliamente. Los doctores funcionaban desde una institución conocida como el Per-Ankh (“La casa de la vida”), una parte de un templo donde se escribía, copiaban, estudiaban y discutían textos médicos.

Los textos médicos del antiguo Egipto contienen hechizos además de lo que actualmente se considerarían “medidas prácticas” para tratar la enfermedad y el dolor. A lo largo de la historia de Egipto la enfermedad se consideró de origen sobrenatural a pesar de que el arquitecto Imhotep (en torno a 2667-2600 a.C.) escribió tratados que explicaban que la enfermedad podía ocurrir naturalmente y no era necesariamente un castigo enviado por los dioses.

Papyrus Chester Beatty VI
Papiro Chester Beatty VI
The Trustees of the British Museum (Copyright)

El sacerdote-médico-mago examinaba cuidadosamente al paciente y le hacía preguntas para determinar la naturaleza del problema y después invocaba al dios pertinente más apropiado para que lo tratara. La enfermedad era un trastorno del orden natural, y, por lo tanto, a diferencia del papel del sacerdote del templo que mantenía la creencia en los dioses del pueblo por medio de rituales tradicionales, el médico trataba con fuerzas poderosas e imprevisibles que se debían convocar y controlar magistralmente.

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Los doctores, incluso en pueblos rurales, eran caros y, por lo tanto, la gente a menudo buscaba asistencia médica de alguien que hubiera trabajado alguna vez con un doctor o hubiera adquirido algún conocimiento médico de alguna otra manera. Al parecer, estos individuos regularmente colocaban huesos rotos o prescribían remedios herbales, pero no estaban autorizados a conjurar un hechizo para sanar. Ese era el punto de vista oficial sobre la materia; no obstante, parece ser que algunas personas que no se consideraban doctores practicaban algún tipo de medicina a través de medios mágicos.

La magia en la vida diaria

Entre estos estaban las videntes, mujeres sabias que podían ver el futuro y también eran fundamentales en la sanación. La egiptóloga Rosalie David señala como, “se ha sugerido que tales videntes pueden haber sido un aspecto habitual de la religión práctica en el Imperio Nuevo y posiblemente incluso en tiempos anteriores” (281). Las videntes podían ayudar a las mujeres a concebir y a interpretar sueños y prescribían remedios herbales para enfermedades. Aunque la mayoría de los egipcios eran analfabetos, parece que algunas personas, como por ejemplo las videntes, podían memorizar hechizos que les habían leído para usarlos más tarde.

Egyptian Protective Knife
Cuchillo protector egipcio
Daderot (Public Domain)

Los egipcios de todas las clases sociales desde el rey hasta el campesino creían y confiaban en la magia en sus vidas diarias. La evidencia de esta práctica proviene del número de amuletos y encantamientos que se han encontrado en excavaciones, inscripciones en obeliscos, monumentos, palacios y templos, en grabados de tumbas, en correspondencia personal y oficial, en inscripciones y en ajuares funerarios. Rosalie David explica que “los dioses dieron la magia a la humanidad como medio de autodefensa y el rey o los magos, que eficazmente tomaban el papel de los dioses, podían ejercitarla” (283). No obstante; cuando un rey, mago o doctor no estaba disponible, la gente común llevaba a cabo sus propios rituales.

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Se usaban encantamientos y hechizos para aumentar la fertilidad, para tener suerte en los negocios, para mejorar la salud, y también para maldecir a un enemigo. El nombre propio se consideraba la propia identidad, pero los egipcios creían que todos poseían también un nombre secreto (el ren), que solo el individuo y los dioses conocían. Descubrir el nombre secreto significaba ganar poder sobre ellos. Aun cuando no se podía descubrir el ren de otra persona, se podía ejercer control calumniando el nombre de la persona o incluso borrando de la historia el nombre de esa persona.

La magia en la muerte

De la misma manera que la magia estaba involucrada en el nacimiento y la vida, también estaba presente en la salida al otro mundo. Se practicaba la momificación para preservar el cuerpo y que así el alma pudiera reconocerlo en el más allá. El último acto de los sacerdotes en un funeral era la Ceremonia de la Apertura de la Boca durante la que tocaban el cadáver momificado con diferentes objetos en diferentes lugares del cuerpo para restablecer el uso de los oídos, los ojos, la boca y la nariz. Por medio de este ritual mágico el fallecido podría ver y escuchar, oler, saborear y hablar en el más allá.

Heart Scarab of Hatnefer
Escarabajo de corazón de Hatnefer
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Se envolvían amuletos con la momia como protección y se incluían ajuares funerarios en la tumba para ayudar al alma del difunto en el otro mundo; muchos eran objetos prácticos u objetos favoritos que disfrutaron en vida; pero muchos otros eran amuletos mágicos u objetos a los que invocar para pedir ayuda.

Los más conocidos de este tipo eran las estatuillas shabti. Estas eran figuras hechas de porcelana o madera o cualquier otro tipo de material que a veces se parecía al difunto. Debido a que el más allá se consideraba una continuación de la vida terrenal, se podía invocar a la shabti para que trabajara por uno en el Campo de los Juncos. El hechizo 472 de los Textos de los sarcófagos (que se repite más tarde como Hechizo 6 de El libro egipcio de los muertos) se da para darle vida a la shabti cuando se necesite y así poder continuar disfrutando el más allá sin preocuparse del trabajo.

El libro egipcio de los muertos ilustra la creencia en la magia en el trabajo en el más allá. El texto contiene 190 hechizos para ayudar al alma a navegar por el más allá para alcanzar el paraíso del Campo de los Juncos, un paraíso eterno que reflejaba a la perfección la vida en la tierra, pero sin desilusión, enfermedad ni temor a la muerte o a la pérdida. A través de El libro egipcio de los muertos se instruye al alma con hechizos que usar para atravesar ciertas estancias, cruzar puertas, transformarse en diferentes animales para escapar de peligros, y en cómo responder las preguntas de los dioses y de aquellos de su reino. Todos estos hechizos le habrían parecido a un antiguo egipcio tan naturales como lo serían las instrucciones detalladas en un mapa para cualquiera actualmente, e igual de razonables.

Conclusión

Para una mente moderna puede parecer extraño equiparar soluciones mágicas con la razón, pero es simplemente porque en la actualidad hemos crecido acostumbrados a un paradigma completamente diferente al que prevalecía en el antiguo Egipto. No obstante, esto no significa que su entendimiento fuera equivocado o “primitivo”, y el actual sofisticado y correcto. En la actualidad, creemos que el modelo del mundo y del universo que se reconoce colectivamente como “verdad” es el mejor modelo posible precisamente porque es verdad. De acuerdo con este entendimiento, las creencias que difieren de nuestra verdad deben estar equivocadas, pero esto no es necesariamente así.

Book of the Dead of Aaneru, Thebes
El libro de los muertos de Aaneru, Tebas
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

El erudito C.S. Lewis es más conocido por sus obras de fantasía sobre la tierra de Narnia, pero escribió muchos otros libros y artículos sobre literatura, sociedad, religión y cultura. En su libro La imagen descartada, Lewis argumenta que las sociedades no descartan los antiguos paradigmas porque los nuevos sean más verdaderos, sino porque el sistema de creencias antiguo ya no conviene a las necesidades de una sociedad. Las creencias predominantes del mundo moderno, que la gente considera más avanzadas que las del pasado, no son necesariamente más verdaderas sino solo más aceptables. La gente en la actualidad acepta estos conceptos como verdad porque encajan en su modelo de cómo funciona el mundo.

Esta era precisamente la misma manera en que los antiguos egipcios veían su mundo. El modelo del mundo como ellos lo entendían contenía la magia como un elemento esencial y esto era completamente razonable para ellos. Toda la vida provenía de los dioses y estos dioses no eran seres distantes, sino amigos y vecinos que habitaban en el templo de la ciudad, en los árboles junto al arroyo, en el río que daba la vida, en los campos que araban. Cada civilización en cualquier época dada cree que conoce y opera en base a la verdad; si no lo hicieran, cambiarían.

Cuando el modelo del mundo cambió para el antiguo Egipto de alrededor del siglo IV, de un entendimiento henoteísta/politeísta al monoteísmo del cristianismo, su entendimiento de la “verdad” también cambió y el tipo de magia que reconocían que impregnaba sus vidas se transformó en un nuevo paradigma que encajara en su nuevo entendimiento. Esto no significa que el nuevo entendimiento era correcto o más “verdadero” que aquello en lo que habían creído durante milenios; simplemente que entonces era más aceptable.

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Sobre el traductor

Rosa Maria Barquin
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2017, febrero 24). La magia en el antiguo Egipto [Magic in Ancient Egypt]. (R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1019/la-magia-en-el-antiguo-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "La magia en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación febrero 24, 2017. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1019/la-magia-en-el-antiguo-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "La magia en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 feb 2017. Web. 21 nov 2024.

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