En el antiguo Egipto, a los dioses se los adoraba como creadores y sustentadores de vida. El pueblo reconocía su supremacía e intimidad en la vida cotidiana mediante rituales, amuletos y su trabajo para el rey. Todo el mundo, desde los granjeros y los artesanos o mercaderes hasta la nobleza, los escribas y el rey seguían los actos específicos de cada clase a su modo para honrar a los dioses, pero la estructura básica, el concepto de estos rituales provenía del sacerdocio.
En el antiguo Egipto se creía que los sacerdotes tenían una relación especial con los dioses. Su función primaria era la de cuidar del dios al que servían. Los sacerdotes presidían los servicios religiosos, leían las escrituras o hacían proselitismo; su propósito era cubrir las necesidades de los dioses, no las del pueblo.
Sin embargo, eso no quiere decir que no participaran en las vidas de la comunidad. Se creía que su trabajo era agradar a los dioses, que para mostrar su agradecimiento provocarían las inundaciones del Nilo que fertilizaban los campos y las abundantes cosechas producidas. La salud y la prosperidad eran signos de que los dioses estaban satisfechos con los sacrificios y las ofrendas que les hacían y, al contrario, la enfermedad, las hambrunas y la pobreza eran indicaciones claras de que algo había salido mal.
Cuando las cosas les iban bien a los egipcios, los dioses recibían alabanzas y ofrendas a través de los sacerdotes en agradecimiento. Cuando la vida se volvía difícil, esperaban que los sacerdotes descubrieran qué era lo que había salido mal y que arreglaran la relación entre el pueblo y los dioses. La egiptóloga Margaret Bunson hace un comentario al respecto:
Desde las primeras épocas, las aspiraciones espirituales del pueblo egipcio se expresaban por medio de los sacerdotes, que mantenían los cultos y realizaban sus obligaciones religiosas para con la realeza con devoción. (209)
El poder de los sacerdotes
El rey estaba considerado como el Primer Sacerdote, ya que era él el mediador entre los dioses y el pueblo y era su responsabilidad nombrar al sumo sacerdote del templo. Sin embargo, como es obvio, el rey tenía muchas otras responsabilidades, por lo que el sumo sacerdote era el que supervisaba las obligaciones para con los dioses y el funcionamiento cotidiano del templo y los empleados.
Una de las responsabilidades más importantes de los sacerdotes eran los ritos funerarios que se llevaban a cabo para preservar la existencia del alma en la otra vida. Cada día, después de realizar los rituales de Encender el Fuego y Retirar el Perno (animando al sol a salir al encender el fuego del templo y abrir el santuario del dios) los sacerdotes se dedicaban a las plegarias y ofrendas en honor de los difuntos, especialmente reyes, reinas y nobles del pasado.
Durante el Imperio antiguo (en torno a 2613-2181 a.C.) los reyes construyeron su famoso cementerio en Guiza y crearon otros en otros lugares. Todos estos lugares necesitaban de sacerdotes que realizaran los mismos rituales que hacían en los templos para garantizar la continuación de las almas en la otra vida. Los monarcas del Imperio antiguo recompensaron a los sacerdotes declarando que su puesto estaba exento de impuestos, cosa que incluía cualquier bien que produjeran sus tierras. Esto le dio al sacerdocio tal poder que, a lo largo de la historia de Egipto, a menudo llegaron a rivalizar con el del rey y en ocasiones lo suplantaron.
El culto de Amón
La palabra "culto" en el contexto de la religión egipcia no tiene el mismo significado que hoy en día. El culto de un dios se refería a la adoración particular de una deidad, las creencias en torno a ella y los rituales que se realizaban, de manera parecida a una secta en la religión moderna. Todos los dioses principales tenían fieles y un templo, o templos, en el que se creía que vivían. De todos estos cultos, desde el Imperio antiguo en adelante, el de Amón fue uno de los más poderosos.
Amón había empezado como una deidad local en la ciudad de Tebas en el Imperio antiguo, pero se hizo más importante cuando la ciudad de Tebas se volvió más relevante en los asuntos políticos de Egipto durante el Imperio medio (2040-1782 a.C.) y especialmente durante el Imperio nuevo (en torno a 1570-1069 a.C.). En la época del Imperio Nuevo se creó un puesto nuevo que acabaría representando por completo el poder del culto de Amón. La esposa del dios de Amón.
Las esposas del dios y el ascenso de Amón
Para la época del Imperio medio había varias esposas del dios, o incluso antes. Estas esposas eran mujeres de la realeza, normalmente la madre, la esposa o la hija mayor del rey, que recibían este título honorario y colaboraban en los rituales y los festivales. Además de la esposa del dios de Amón, también había una esposa del dios de Ra y otra de Ptah, pero ninguna de estas mujeres tenía un mayor poder político gracias al título que el que habían tenido antes.
Durante el Segundo periodo intermedio (en torno a 1782 a 1570 a.C.) Egipto se dividió entre el gobierno de los hicsos en el Bajo Egipto, Tebas en el Alto Egipto y Nubia al sur. El príncipe tebano Ahmose I (en torno a 1570-1544 a.C.) expulsó a los hicsos del país, derrotó a los nubios y unificó Egipto bajo el gobierno tebano. Le atribuyó su victoria al dios Amón. Con esto, Amón se convirtió no solo en el dios de Tebas, sino en el salvador de Egipto a través de su siervo, Ahmose I.
Su madre, Ahhotep I (en torno a 1570 a 1530 a.C.), ostentaba el título de esposa del dios de Amón, y puede que lo usara, así como su posición de madre del rey, para acabar con una rebelión cuando Ahmose I estaba luchando contra los nubios. Esta es la primera vez que se conoce de una esposa del dios con un verdadero poder político; no sería la última. Ahhotep I le pasó el título a su hija (y esposa de Ahmose I), Ahmose-Nofretari, y entonces este puesto empezó a conllevar una mayor responsabilidad y prestigio, además de una mayor riqueza.
La esposa del dios de Amón
Mientras que en el Imperio medio la esposa del dios no habría sido más que un aspecto de un ritual o un festival, ahora era una figura central en ambas. Además, tenía permitido entrar en el santuario interior del templo, la presencia del dios, un honor que antes estaba reservado para el sumo sacerdote. La egiptóloga Betsy Bryan de la Universidad Johns Hopkins identifica los deberes de la diosa del dios de Amón empezando por Ahmose-Nofretari:
1. Participación en la procesión de los sacerdotes para las liturgias diarias de Amón. Acompañaba a los sacerdotes conocidos como "los padres del dios", una designación general que podía incluir a los cuatro sacerdotes más importantes del templo, que se conocían por su posición numerada (primer sacerdote, segundo, etc.).
2. Baño en el lago sagrado con los sacerdotes puros antes de llevar a cabo los rituales.
3. Entrar en las partes más exclusivas del templo junto con el sumo sacerdote. Esto incluía el sanctasanctórum.
4. Junto con el sumo sacerdote, "llamar al dios a la comida", que consistía en recitar un menú de las ofrendas comestibles que se presentaban a Amón.
5. Junto con el sumo sacerdote, quemar efigies de cera de los enemigos del dios para conservar el orden divino.
6. Agitar el sistro en presencia del dios para propiciarlo.
7. En teoría, como "mano del dios", ayudar a la deidad en su masturbación autocreativa. De esta manera, y en su actividad con el sistro (una alusión sexual), ejercía como esposa del dios. (2)
Estos deberes venían con varios beneficios exentos de impuestos, como tierras, casa, comida, ropa, oro, plata, cobre, sirvientes masculinos y femeninos, pelucas, ungüentos, cosméticos, ganado y aceite. Aunque la mayor parte de estos pagos se usaban en el desempeño de las tareas asignadas, las tierras generarían otros ingresos que iban a parar directamente a la esposa del dios como su propiedad personal, no del templo.
Puede que Ahmose I elevara la posición para reducir el poder del sacerdocio que, incluso en las eras con un gobierno central débil (el primer y segundo periodo intermedio), había seguido aumentando desde el Imperio Antiguo. De ser ese el motivo, tan solo sirvió para lidiar con un síntoma del problema.
Esposa del dios y faraona
Hatshepsut (1479-1458 a.C.) recibió el honor de esta posición de su padre Tutmosis I (1520-1492 a.C.), y más adelante afirmaría ser realmente la hija del dios. Una vez que Hatshepsut hubo asumido el poder como reina, le traspasó el título a su hija Neferu-Ra siguiendo la tradición de que el faraón eligiera a la nueva esposa del dios. Al hacerlo, también mantuvo la riqueza de esta posición en la esfera de la corona y fuera del alcance de los sacerdotes.
Las esposas del dios que vinieron después de Neferu-Ra a lo largo del Imperio nuevo y durante el Tercer periodo intermedio (en torno a 1069 - c. 525 a.C.) fueron casi todas hijas vírgenes del faraón, pero eso no logró reducir de forma significativa el poder del culto de Amón. Akenatón (1353-1336 a.C.), famoso por sus reformas religiosas y por introducir el monoteísmo en Egipto y prohibir la antigua religión, puede que estuviera motivado por el problema que presentaba la riqueza y el poder de los sacerdotes más que por una revelación mística sobre ningún dios único y verdadero. Akenatón abolió la posición de esposa del dios de Amón al mismo tiempo que terminó con el culto y cerró todos los templos excepto los dedicados a su dios, Atón.
Sin embargo, tras la muerte de Akenatón, se volvieron a retomar las antiguas tradiciones y el culto de Amón recuperó rápidamente su poder. La egiptóloga Helen Strudwick escribe:
Más que cualquier otro dios del panteón egipcio, Amón demuestra el estrecho vínculo que existía entre la religión y la política en el antiguo Egipto. Durante el Imperio Nuevo, el templo de Amón en Karnak era el más grande de Egipto y sus sacerdotes se hicieron tan poderosos económica y espiritualmente que llegaron a amenazar la supremacía del propio faraón. (114)
Donde más claro se ve es durante el Tercer periodo intermedio, cuando Tebas era una teocracia gobernada directamente por Amón. Esta fue otra era en la que el gobierno central se había debilitado y el gobierno había quedado dividido entre Tebas en el Alto Egipto y Tanis en el Bajo Egipto. En Tanis el faraón gobernaba directamente, pero en Tebas presidían los sacerdotes bajo el gobierno del propio Amón. El egiptólogo Marc van de Mieroop explica:
En la práctica, el dios tomaba las decisiones de estado. En Karnak había un festival de Audiencia Divina regular, en el que la estatua del dios se comunicaba mediante oráculos, asintiendo cuando estaba de acuerdo. Los oráculos divinos se habían vuelto importantes durante la Dinastía XVIII; en el Tercer periodo intermedio formaban la base de la práctica gubernamental. (266)
Hacía tiempo que el sacerdocio se había convertido en una posición hereditaria, y los sacerdotes preparaban a sus hijos como sucesores de la misma manera que un rey lo hacía con un príncipe. Con cada generación, aumentaba su poder y su influencia. La posición de la esposa del dios también pasó a ser hereditaria, y la mujer que ostentaba el cargo elegía a otra mujer a la que entrenaba para ser su sucesora.
Lucha de poder y la invasión persa
Los sacerdotes se hicieron tan poderosos que cuando el rey libio Shoshenq (942-922 a.C.) ascendió al poder, abolió la práctica de las posiciones hereditarias, tanto para los sacerdotes como para la esposa del dios, y ordenó que todos ellos tendrían que ser nombrados por el propio faraón. No llegó a prohibir el culto de Amón porque para entonces el dios se había hecho demasiado popular y poderoso, pero hizo lo que pudo por controlar su poder.
El faraón nubio Kashta siguió su ejemplo (en torno a 750 a.C.), quien nombró a su hija Amenirdis I esposa del dios de Amón, con lo que la convirtió en la mujer más poderosa del país y la gobernante en la práctica del Alto Egipto desde Tebas.
Piye, el hijo de Kashta (747-721 a.C.) hizo lo mismo y nombró a su hija Shepenwepet II esposa del dios y le confió el gobierno del Alto Egipto cuando lideró la campaña contra el Bajo Egipto. Los reyes que sucedieron a Piye continuaron con esta práctica hasta que la invasión persa en 525 a.C. acabó con el poder del culto de Amón y puso fin a la posición de Esposa del dios.
Sin embargo, este título se siguió utilizando en Nubia, donde el culto floreció en Meroe. Parece ser que aquí también surgió el mismo patrón que se había ido repitiendo a lo largo de los miles de años de historia de Egipto, por el cual el rey tenía que pelear por la supremacía contra el poder de los sacerdotes. Finalmente, en torno a 285 a.C., el rey Ergamenes de Meroe hizo masacrar a todos los sacerdotes de Amón para resolver el problema y abolió la posición de esposa del dios. A pesar de ello, el culto seguiría ejerciendo influencia en Meroe y en otros lugares hasta que fue finalmente reemplazado por la nueva religión cristiana.