El Hipódromo de Constantinopla fue una arena cuyo uso era para carreras de cuadrigas (carros) durante el período bizantino. Se construyó durante el reinado del emperador romano Septimio Severo a inicios del siglo III, y la estructura se tornó más ambiciosa gracias al emperador Constantino I en el siglo IV. El hipódromo también lo usaban para otros eventos públicos tales como desfiles, ejecuciones y humillaciones públicas de los enemigos del emperador. Posterior a la Cuarta Cruzada a inicios del siglo XIII, el hipódromo dejó de usarse y los espectaculares monumentos como también las obras de arte fueron robadas.
Varias ciudades romanas importantes tenían un estadio en el cual, tal y como el Circo Máximo de Roma, presentaban emocionantes carreras de cuadrigas para entretenimiento público.Bizancio (que pronto se convertiría en Constantinopla) no era la excepción, y el emperador Septimio Severo (r. 193-211 d.C.) fundó la construcción de uno en la ciudad en el siglo III d.C. Constantino I (r. 306-337 d.C.) comprendió que el hipódromo aportaba una oportunidad única para demostrarle al pueblo el poder del emperador, así como su riqueza y generosidad en entretenimiento de lujo que seguían de largo por días, coincidiendo a menudo con feriados públicos. En consecuencia, no solo renovó y extendió el viejo circo cuando modificó la capital imperial de Roma, sino que se aseguró de entregar dinero y ropa a la multitud en su primer evento de carreras. El hipódromo se encontraba en el corazón de la ciudad justo al lado del Gran Palacio, que era la residencia imperial, y Constantino se aseguró de que hubiese una escalera anexa entre los dos edificio para garantizar una unión física entre el emperador y su pueblo bien entretenido.
LAS CARRERAS DE CUADRIGAS, QUE iban de 8 a 25 en unos juegos dados, ERAN inmensamente POPULARES Y LOS AURIGAS ERAN ACLAMADOS COMO HÉROES.
El hipódromo tenía la típica forma rectangular con borde encorvado que se veía en otros lugares del Imperio romano. Tenía alrededor de 400 metros (1300 pies) de largo y 200 metros de ancho. Una vuelta en la pista habría sido de alrededor de 300 metros (1000 pies). Los historiadores no se han puesto de acuerdo con la capacidad de asientos, y estiman desde 30.000 hasta 60.000 personas. Los asistentes VIP tenían asientos de mármol en la primera fila mientras que los demás tenían asientos de madera, aunque las almohadas se arrendaban a los vendedores ambulantes. Las gradas se alzaban hasta 12 metros (40 pies) sobre la pista y se separaban de esta por un foso. La puerta monumental de entrada, las carceres, tenía encima un grupo de cuadrigas bañados en bronce. En 1204, cuando Constantinopla fue saqueada durante la Cuarta Cruzada, los cuatro caballos de esta escultura fueron robadas. Es probable que estas figuras se enviaran a Venecia, donde permanecen hasta ahora, en la Basílica de San Marcos.
Las cuadrigas tenían que correr alrededor de una isla central o spina siete veces. La spina era un verdadero museo de arte misceláneo, robado y saqueado a lo largo del imperio con esculturas monumentales de antiguos emperadores romanos y figuras asociadas a la victoria tales como águilas y el héroe griego Hércules. Después, la isla central se embelleció con un número de obeliscos, incluyendo uno falso fabricado con bloques individuales pero cubierto con láminas de bronce, y varias columnas, incluyendo la famosa Columna Serpentina de Trípode de Platea de bronce, una figura consagrada pero robada del santuario de Apolo en Delfos. La columna se forma con el cuerpo trenzado de tres serpientes y que alguna vez fue de 8 metros de alto; la parte inferior de esta permanece hasta hoy en Estambul. Los aurigas más celebrados tenían también sus propios monumentos, como el antiguo corredor Porfirio del siglo VI cuyo cimiento de su estatua de mármol aún existe.
Lo más impresionante de toda la colección antigua de la spina era un obelisco egipcio traído desde Karnak y datado del reino de Tutmosis III en el siglo XV a.C. El monumento, cuya altura era de 25,6 metros, probablemente fue erigido en el hipódromo por Teodosio I para conmemorar su victoria sobre los usurpadores Máximo y Víctor en el 389 d.C, aunque ya llevaba tumbado en el lugar algún tiempo. La base en donde se levantó el obelisco estaba hecha de mármol y decorada con escenas en relieve que representaban al emperador observando la carrera de cuadrigas, rodeado por su familia y guardias.
Las carreras de cuadrigas, que iban de 8 hasta 25 en unos juegos dados, eran inmensamente populares y los aurigas eran aclamados como héroes, o al menos aquellos que ganaban regularmente lo eran. Los aurigas corrían en tres categorías diferentes de edad, como menores de 17, jóvenes entre 17 y 23 y adultos sobre los 23 años de edad. Para agregar al espectáculo un ingrediente extra para los espectadores, se apostaba. Músicos, bailarines, acróbatas y domadores de animales sorprendían al público durante el intermedio de la carrera. Los emperadores también asistían regularmente y se acomodaban en los asientos afelpados del palco imperial o kathisma. Para añadir aún más interés a las carreras, los cuatro aurigas participantes en cada carrera representaban cuatro facciones diferentes cada una con un color: azul, verde, rojo y blanco. Al parecer, no tenían ningún valor político o social, así que su función principalmente era la de ser un grupo de convenciencia al cual cualquiera podía unirse y apoyar. Estas facciones se parecían mucho a las secciones más fanáticas de los estadios de fútbol modernos, tal y como explica el historiador T. E. Gregory:
... los aficionados solían entonar cantos y vítores organizados, usaban comúnmente ropa y cortes de cabello extravagantes y reconocibles al instante, y a veces estallaba la violencia, especialmente contra miembros de facciones opuestas. No era raro que esta violencia acabara saliendo del hipódromo a las calles. (133)
Un estadio para conmemoraciones
El hipódromo también presentaba festivales y eventos conmemorativos. El más importante y duradero fue el aniversario de la fundación de la ciudad por Constantino I. Se celebraba cada 11 de mayo, desde el 323 d.C y continuó por mil años. Los ciudadanos se reunían para celebrar el nacimiento de lo que se convirtió en la ciudad más grande en la región mediterránea. No cabe duda que todos los botines de la guerra que colgaban alrededor del hipódromo como decoración servían como recordatorio de todos los pueblos que el Imperio de Oriente había conquistado desde ese día.
Justiniano I, al que siempre le gustó el espectáculo público, premió a su hábil general Belisario con un triunfo en el hipódromo.
Justiniano I (r. 527-565), al que siempre le gustó el espectáculo público, premió a su hábil general Belisario con un triunfo por sus victorias contra los vándalos en el norte de África en el 533. Esto era un gran honor, debido a que nadie fuera de la familia imperial había podido celebrar un triunfo romano desde el 19 d.C, y se celebró en el hipódromo. Belisario, vestido en una armadura reluciente y con su cara pintada de rojo, condujo su cuadriga alrededor de la arena, seguido de una selección de los vándalos cautivos más impresionantes, su insignia, y una extensa fila de botín que incluía cuadrigas enjoyadas, tronos de oro, y todo el botín que los mismos vándalos habían robado después de su ataque en Roma.
Un estadio para castigos
La base del obelisco de Karnak mencionado anteriormente revela que se realizaron otros eventos además de deportivos y conmemorativos. En una cara de la base hay prisioneros atemorizados ante su emperador, probablemente próximos a ser ejecutados. En la otra cara hay bárbaros cautivos ofreciendo tributo a su nuevo soberano. El estadio fue testigo de varias otras escenas de castigos imperiales además de la ejecución de criminales. La oportunidad para los gobernantes de demostrarle al pueblo quién mandaba y lo que les pasaba a quienes desafiaban esa idea era demasiado tentadora para resistirse. Por ejemplo, Constantino V (r. 741-775) enfrentó un golpe de estado al inicio de su reinado cuando un gobernador llamado Artabasdo, respaldado por el obispo de Constantinopla, Anastasio, tomó la capital en el 743. El ejército de Constantino arrasó completamente con la rebelión y retomó Constantinopla para el emperador. Como castigo, Anastasio fue azotado públicamente y montado en un burro al revés completamente desnudo para dar una vuelta alrededor del hipódromo. A Artabasdo le fue mucho peor y fue cegado junto a sus dos hijos en una ceremonia pública que, una vez más, se realizó en el hipódromo.
Constantino V, en su intento de desterrar íconos de la Iglesia, también usó la arena para humillar a monjes y clérigos que se oponían a él, forzándolos a desfilar alrededor de la spina, de mano de monjas, mientras el público les escupía desde las gradas. El uso imperial de la burla pública como arma política y la gran multitud del hipódromo parecían ser el uno para el otro: muchos emperadores usarían ambos combinados posteriormente.
Un estadio político y social
Las facciones de color del Hipódromo de Constantinopla inspiraban gran lealtad en los seguidores y una feroz rivalidad en los competidores. Los Azules y Verdes, quienes dominaron los siglos V y VI d.C, eran conocidos por su violencia y vandalismo general. De hecho, una de responsabilidades del Eparca, un oficial de alto rango en la ciudad, consistía en supervisar estas facciones, pues tal era su reputación por mala conducta. Además de un rol deportivo, las facciones también se solicitaban con el motivo de organizar la defensa de las murallas de la ciudad cuando era necesario. Los grupos de seguidores tampoco se alejaban de la política, y a menudo respaldaban causas populares usando el hipódromo como foro para dar a conocer los asuntos que apoyaban con firmeza. Incluso si se rumoreaba que el emperador era culpable de una indiscreción o abuso, podía ser reprendido en la arena, que era el lugar más habitual para que la gente común y corriente viera a su gobernante.
Hubo momentos en que las facciones se salían completamente de control, principalmente en los infames disturbios de Niká del 11 al 19 de enero del 523. Las verdaderas causas de la molestia fueron el alza de impuestos del emperador Justiniano I y su autocracia en general, pero el disturbio se desencadenó por la negativa del emperador a perdonar a seguidores de los grupos Azul y Verde por el estallido de violencia reciente en el hipódromo. Los rebeldes unieron fuerzas por una vez, y usando el amenazante cántico de “¡Conquista!” (Nika), que era lo que solían gritarle al auriga en particular al que apoyaban en la carrera, se organizaron eficazmente para hacer presión. El problema empezó en la inauguración de las carreras, con la aparición de Justiniano en el hipódromo. La multitud se volvió contra su emperador, las carreras se abandonaron y los alborotadores salieron del hipódromo para arrasar la ciudad. Dejaron un rastro impresionante de destrucción por donde pasaron, quemando la Iglesia de Santa Sofía, la Iglesia de Santa Irene, los baños de Zeuxippos, la puerta de Chalke y gran parte de foro de Augusto, incluido el Senado. El hipódromo, que fue el punto de inicio de toda esta destrucción, se salvó con solo daños menores.
Los disturbios se transformaron en una rebelión a gran escala e Hipacio, el general y sobrino de Anastasio I (r. 491-598), fue coronado en el hipódromo como nuevo emperador por los rebeldes. Sin embargo, Justiniano no se iba a dejar echar del trono tan fácilmente y sus generales Belisario y Mundo aplastaron sin piedad la revuelta al masacrar a 30.000 de los perpetradores dentro del hipódromo. Sin embargo, Hipacio, quien de hecho no había deseado ser coronado por los rebeldes, fue ejecutado. Tras esta crisis, no se celebró ningún juego en el hipódromo durante varios años. También es significativo que, desde el siglo VII, las facciones se restringieron y solo se permitían para propósitos ceremoniales. Claramente, los emperadores se cuidaban de mezclar el deporte y la política. Finalmente, León III (r. 717-741) usó el hipódromo como foro para realizar anuncios solemnes. Anteriormente, estos se hacían frente a un grupo selecto conocido como el silention, pero León expandió su audiencia a tantas personas como pudiera apretujar en la arena.
El declive
A partir del siglo VII, el número de carreras que se celebraban en el hipódromo fue en declive, como en tantos otros a lo largo del imperio a medida que la cultura romana iba cayendo, pero aún así se celebraron algunas hasta el siglo IX. Los eventos públicos tales como ejecuciones y festivales continuaron allí hasta el siglo XIII con el ataque de la cuarta cruzada en la capital, cuando los monumentos fueron robados. Hace mucho que ha desaparecido el hipódromo, sus materiales de construcción reutilizados para otras estructuras, pero el contorno sigue marcado con claridad varios metros sobre el nivel original, en forma de un parque público con lo que queda de la columna serpentina y dos obeliscos originales en el centro moderno de Estambul.
Traductora de inglés a español con licenciatura en lenguas y letras desde 2017. Una persona entusiasta de la historia desde la secundaria (enseñanza media), contribuye a la enciclopedia como experiencia laboral como traductora.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor de tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, Mark. "Hipódromo de Constantinopla."
Traducido por Cyntia Zepeda. World History Encyclopedia. Última modificación noviembre 28, 2017.
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Estilo MLA
Cartwright, Mark. "Hipódromo de Constantinopla."
Traducido por Cyntia Zepeda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 28 nov 2017. Web. 20 nov 2024.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 28 noviembre 2017. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.