Las armas de combate de un caballero medieval inglés incluían la espada larga, la lanza de madera con punta de hierro, un mazo de cabeza metálica, el hacha de batalla y la daga. Entrenado desde la niñez y con práctica en torneos, un caballero hábil podía infligir heridas fatales incluso a un oponente con armadura. La espada, símbolo del código de caballería y de su estatus noble, era su arma más importante. Con una hoja pesada de un metro de largo, una “gran espada” debía blandirse con ambas manos y su diseño se mantuvo notablemente estable desde el siglo XI hasta el siglo XV. Un caballero montado empuñando una lanza era una visión imponente, pero uno desmontado blandiendo una espada capaz de cortar miembros de un solo golpe era, en sí mismo, un arma psicológica formidable.
Caballero medieval inglés
The British Museum (Copyright)
Entrenamiento
Había diversos tipos de caballeros que combatían en un ejército durante tiempos de guerra o cumplían labores de guardia en un castillo. El grupo más numeroso estaba compuesto por los caballeros de la casa, aquellos que servían de manera permanente a un señor específico y lo acompañaban en la guerra. También estaban los que estaban obligados a servir a un señor como parte del sistema feudal. Otro tipo eran los caballeros mercenarios, quienes simplemente luchaban para quien estuviera dispuesto a pagarles. Finalmente, estaban los que pertenecían a una orden específica, como los caballeros templarios o los caballeros hospitalarios. Naturalmente, la calidad y cantidad de armas que poseía un caballero dependía de su señor o de su propia riqueza, aunque estas diferencias eran más evidentes en aspectos decorativos y en los materiales empleados. Ciertas armas eran comunes entre la mayoría de los caballeros en el campo de batalla medieval.
Los jóvenes nobles comenzaban su entrenamiento en el uso de armas alrededor de los 10 años y, a partir de los 14, se convertían en escuderos.
El dominio en el uso de las armas debió variar enormemente entre los caballeros profesionales y aquellos que prestaban servicio por un tiempo determinado. Los jóvenes nobles comenzaban su entrenamiento en el uso de armas alrededor de los 10 años y, a partir de los 14, se convertían en escuderos (aprendices de caballero). Practicaban con artefactos como el estafermo, un brazo giratorio con un escudo en un extremo y un peso en el otro. El caballero debía golpear el escudo y seguir cabalgando para evitar ser golpeado por el peso al girar. Otro dispositivo consistía en un anillo suspendido que debía atrapar y extraer con la punta de su lanza. También se entrenaban cabalgando a galope mientras golpeaban un poste de madera con la espada. Además, un caballero practicaba con el arco e incluso con la ballesta, aunque, al ser parte de una unidad de caballería, no solía utilizar estas armas en el campo de batalla. Una vez que completaba su formación, un escudero podía ser nombrado caballero por su señor, generalmente entre los 18 y 21 años. El entrenamiento marcial continuaba incluso después de su nombramiento, ya que un caballero fuerte y bien preparado, capaz de moverse con una armadura pesada, sobrellevar la visión limitada que le ofrecía su yelmo y manejar con destreza una espada o lanza, tenía más probabilidades de salir con vida de la carnicería del campo de batalla medieval. Si era desmontado o perdía su espada, debía recurrir a un hacha, un mazo o, en última instancia, una daga.
Elementos de una gran espada medieval
Nathan Robinson (CC BY-SA)
Espadas
La espada era un símbolo especialmente poderoso para un caballero medieval. Era el arma que le otorgaba su estatus en la ceremonia de iniciación, solía estar bendecida por un sacerdote y su hoja y empuñadura a menudo servían como crucifijo para la oración. A pesar de su significado simbólico idealizado, las espadas de hierro y acero eran armas letales: largas, pesadas y afiladas, capaces de cortar un miembro con un solo golpe. Hasta finales del siglo X, las hojas de las espadas solían ser más ligeras y un poco más cortas que las utilizadas a partir del siglo XI. Su diseño se mantuvo notablemente estable, con una ligera reducción de la hoja en el siglo XIII y un aumento de longitud en el siglo siguiente. Sin embargo, incluso entonces, cada caballero solía blandir el arma de su preferencia. El espadón medieval usado por los caballeros se puede clasificar en seis tipos generales, cada uno con variaciones en sus dimensiones, pero todos diseñados tanto para clavar como para cortar.
Doble filo y con punta cónica. Una acanaladura en el centro de ambos lados hacía que fuera más ligera. La hoja podía alcanzar 1 metro (40 pulgadas) de largo. Estas espadas largas se conocían como "espadones" o "espadas de guerra" y estaban diseñadas para blandirse a dos manos.
De doble filo con un estrechamiento más pronunciado. Una acanaladura recorría tres cuartas partes de la longitud de la hoja. Esta era la espada larga más común hasta finales del siglo XIII.
Una hoja más larga y ancha, que se ensanchaba levemente hacia la empuñadura. Una acanaladura recorría cerca de la mitad de la hoja. Esta medía alrededor de 1 metro (40 pulgadas), mientras que el puño tenía entre 15 y 23 cm (6-9 pulgadas). En uso desde alrededor de 1240, recibieron el pintoresco apodo de espadas de mano y media o “bastardas”.
Una espada corta de hoja ancha, diseñada principalmente para cortar, pero que aún conservaba una punta cónica. La acanaladura recorría la mitad inferior de la hoja.
Una hoja con una sección transversal en forma de diamante plano, con un estrechamiento y una punta bien definidos. En uso desde alrededor de 1280, tenía un puño corto de apenas 16 cm (4 pulgadas) y estaba diseñada para perforar armaduras de placas. Estas espadas de estocada solían carecer de filo cerca de la empuñadura, lo que permitía al caballero sujetarlas con seguridad para aumentar la fuerza de su ataque.
Una hoja con una doble acanaladura cerca de la empuñadura y luego una sola acanaladura o una vena central. Ambos se usaron en el siglo XV. Estas espadas se fabricaron en el continente europeo, donde centros como Milán y Colonia adquirieron gran reputación por su calidad. Otra innovación europea que se extendió a Inglaterra fue un anillo en la empuñadura para el dedo índice, lo que mejoraba el agarre.
Los pomos de las espadas eran tan variados como el diseño de sus hojas, aunque predominaba la forma de disco plano. Podían ser simples, con un centro pronunciado o incluso con forma de pétalos. Hasta el siglo XIII, también se usaron variantes como el rombo, la esfera y el "sombrero ladeado", común en las espadas vikingas. En el siglo XIV, se popularizó un modelo conocido como "tapón de perfume", una adición decorativa con forma bulbosa.
Gran espada medieval
The Metropolitan Museum of Art (Copyright)
Las crucetas para proteger la mano eran normalmente planas, aunque en algunos casos se curvaban ligeramente hacia afuera de la empuñadura, la cual solía estar cubierta con dos piezas de madera, hueso o cuerno, envueltas alrededor de la espiga metálica y atadas con cuero o cordones de seda. En el siglo XIV, se perforaba un agujero en una sola pieza del material del puño y se encajaba sobre la espiga.
Los caballeros más ricos y extravagantes podían añadir adornos ostentosos a sus armas, usando hilos de oro o plata en la empuñadura. Cuando la espada no estaba en uso, se guardaba en una vaina de cuero o madera, que podía tener refuerzos de hierro en la parte superior e inferior. Algunas espadas tenían una pequeña solapa de cuero (chappe) unida a la empuñadura para impedir que el agua de lluvia entrara en la vaina y oxidara la hoja. Dada la longitud de las espadas, se requería un complejo sistema de correas y cinturones para evitar que el caballero tropezara con ellas y, al mismo tiempo, permitir que pudiera desenvainarlas con facilidad. Para el siglo XV, el cinturón diagonal para la espada ya se había vuelto común. Los cinturones también ofrecían una oportunidad para que el caballero incorporara más adornos llamativos a su atuendo, especialmente mediante ojales y barras metálicas.
La mayoría de los caballeros también llevaban consigo una daga como seguro adicional, la cual solía parecer una versión en miniatura de la espada larga.
Las alternativas a las hojas largas y rectas eran los bracamartes, con una hoja ancha y curvada, o, en algunos casos, con un filo curvo y el otro recto, afilado en su borde exterior. Usadas desde el siglo XIII, estas armas de aspecto imponente tenían un peso distribuido hacia la punta gracias a su hoja más gruesa, lo que las hacía letales para amputar las extremidades de sus oponentes.
La mayoría de los caballeros también llevaban consigo una daga como seguro adicional, la cual solía parecer una versión en miniatura de la espada larga, pero solo uno de sus filos estaba afilado. Para el siglo XV, los dos tipos más comunes eran la daga rodela, con dos discos en los extremos de la empuñadura, y la daga almarada, con dos protuberancias entre la empuñadura y la hoja. Ambos tipos tenían hojas largas y puntiagudas, ideales para el combate cuerpo a cuerpo.
Una de las principales características del caballero medieval era cabalgar, y la lanza era una de sus armas más efectivas para derribar al oponente antes de que estuviera lo suficientemente cerca para el combate. Los caballeros se entrenaban arduamente en las justas y torneos medievales, que con el tiempo evolucionaron en un espectáculo de caballería y pompa. Sin embargo, estas competiciones seguían siendo el escenario ideal para desarrollar las habilidades necesarias para sobrevivir en el campo de batalla. Guiar al caballo con una mano mientras se sostenía la lanza con la otra, mantener el equilibrio en la silla, golpear a un objetivo en movimiento y permanecer en la silla tras recibir un impacto eran destrezas esenciales para la supervivencia en combate.
Recreación de las justas
National Jousting Association (CC BY-SA)
Las lanzas, con longitudes de aproximadamente 2,4 a 3 metros (8-10 pies), se fabricaban comúnmente con madera de fresno o ciprés y tenían una punta de acero fijada al astil con clavos. No fue sino hasta el siglo XIV cuando se añadió un guardamano ("vamplate"), primero circular y luego cónico, para proteger la mano del caballero. En el siglo XV, la lanza se diseñó con un grosor mayor en la zona de agarre. Se usaba una correa en la parte superior del brazo para evitar que la lanza retrocediera al impactar al oponente. Hacia finales del siglo XIV, los caballeros incorporaron un apoyo para la lanza integrado en la armadura del pecho, lo que proporcionaba mayor estabilidad al arma.
Mazos
Los mazos se volvieron populares a medida que las armaduras ofrecían mayor resistencia a los cortes de espada. El astil estaba hecho de madera y, en versiones previas, la cabeza era de una aleación de cobre, con protuberancias redondeadas o bridas moldeadas. La versión con una bola punzante se conocía como lucero del alba. Para el siglo XIV, la cabeza solía fabricarse de acero o hierro. Para evitar perder el mazo tras un golpe fuerte, se usaba una correa alrededor de la muñeca, sujeta a la base del astil. En el siglo XIII, surgió el mayal, un astil con una bola punzante unida mediante una cadena. Aunque es una de las favoritas en el cine y entre los coleccionistas de armas, no era un arma de uso común en el campo de batalla.
Tapiz de Bayeux: detalle de la batalla de Hastings
Unknown Artist (Public Domain)
Hachas
Algunos caballeros usaban hachas, que solían tener una hoja ancha y un astil muy largo (como un hacha clásica de leñador) o una hoja más delgada y puntiaguda con un astil corto (como las hachas modernas de los bomberos). A veces, cualquiera de estas hachas llevaba una espiga en el extremo del mango y, en las versiones de finales del siglo XIV, incorporaban una púa en la punta. En el mismo siglo se vieron mejoras como el uso de martillos y las hachas de asta, una combinación de martillo, hacha y espiga. Algunas de ellas tenían una hoja especialmente larga y afilada y más adelante se conocerían como "pico de cuervo". Un hacha con astil muy largo y una espiga en la punta era conocida como alabarda. Otra variante del hacha era la guja, con una hoja larga y ligeramente curva fijada verticalmente a un astil de madera, aunque estas eran más comunes entre los soldados rasos.
Licenciado en traducción inglés-español, aficionado de la historia, la astronomía e interesado en libros de ciencia ficción y fantasía. Actualmente se encuentra desarrollando sus habilidades como traductor y buscando nuevas oportunidades.
Mark es un autor, investigador, historiador y editor a tiempo completo. Se interesa, en especial, por el arte y la arquitectura, así como por descubrir las ideas compartidas por todas las civilizaciones. Tiene una maestría en filosofía política y es el director de publicaciones de World History Encyclopedia.
Cartwright, Mark. "Las armas de un caballero medieval inglés."
Traducido por Bruno Castillo. World History Encyclopedia. Última modificación junio 06, 2018.
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Cartwright, Mark. "Las armas de un caballero medieval inglés."
Traducido por Bruno Castillo. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 06 jun 2018. Web. 08 abr 2025.
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Escrito por Mark Cartwright, publicado el 06 junio 2018. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.