Las Líneas de Nazca, declaradas Patrimonio de la Humanidad, son una parte bien conocida de la herencia antigua de Perú. Una mujer pasó más de 50 años estudiándolas y protegiéndolas. Ana María Cogorno Mendoza comparte la historia de la doctora María Reiche.
Las líneas y geoglifos de Nazca son unas de las áreas arqueológicas de aspecto más impresionante en el mundo y un extraordinario ejemplo del tradicional y milenario mundo mágico-religioso de las antiguas sociedades prehispánicas. Están ubicadas en las llanuras desérticas de la cuenca del Río Grande de Nazca, el sitio arqueológico cubre un área de aproximadamente 75.358,47 hectáreas.
Durante casi 2000 años ininterrumpidos los antiguos pobladores de la región dibujaron miles de figuras antropomórficas y zoomórficas y líneas a gran escala en el árido terreno: animales, pájaros, insectos, otras criaturas vivientes y flores, plantas y árboles, así como formas geométricas y kilómetros de líneas de figuras deformadas o fantásticas. Ellas fueron redescubiertas en 1939 y, un año más tarde, la Dra. María Reiche comenzó a estudiar y proteger estos notables lugares durante toda su vida.
La impresionante historia de la cultura prehispánica en Perú se remonta a antes de la llegada de la conquista española (1532-1572). Las civilizaciones antiguas, durante muchos siglos, crearon una amplia gama de monumentos maravillosos por todo Perú, pero todos tenían en común una conexión astronómica. Estas culturas desarrollaron técnicas avanzadas de agricultura, trabajo de metales (oro y plata), cerámica, metalurgia y tejido. Algunas de las estructuras sociales del siglo XII formaron la base para el posterior Imperio incaico.
En la árida planicie costera, a 400 km al sur de Lima, en el departamento de Ica, se encuentra una de las civilizaciones más antiguas y extraordinarias: la cultura paracas. Esta cultura floreció en la costa del Pacífico sur de los Andes centrales alrededor de los años 600-150 a. C. y es una de las sociedades complejas conocidas más antiguas en Perú. La gran necrópolis de Paracas fue descubierta por el arqueólogo Dr. Julio C Tello, quien descubrió, 429 bultos de momias en Cerro Colorado, en la península de Paracas, en 1927. En el extenso cementerio comunal encontró estos bultos de momias, cada uno con el cuerpo en posición fetal y amarrado con cuerdas. Estaban envueltos en muchas capas de maravillosos tejidos, considerados unos de los más finos jamás producidos y que se remontan a alrededor de 300-200 a. C.
La península de Paracas es un desierto dentro de los límites de la Reserva Nacional Paracas, una reserva marina que se extiende al sur a lo largo de la costa. La única reserva marina en Perú, está catalogada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Esta área natural protegida está considerada como uno de los ecosistemas más extraños y ricos en el mundo y es hogar de colonias de leones marinos, miles de aves marinas residentes y migratorias, incluyendo pelícanos, flamencos, piqueros, cormoranes, gaviotines, gaviotas y, en verano, cóndores.
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Una de las más sofisticadas de las antiguas culturas peruanas es la civilización prehispánica nazca, conocida por las tallas que grabaron sobre la superficie del suelo entre los años 400 a. C. y 600 d. C. Los constructores de estas mágicas y misteriosas líneas y geoglifos de Nazca y Palpa crearon un lugar sagrado. Los geoglifos son uno de los logros artísticos más singulares y extraordinarios, sin igual en cuanto a su diversidad y dimensiones, de cualquier parte del mundo. En las áridas llanuras costeras peruanas, a 450 km al sur de Lima, en la meseta alta y árida de la cuenca del Río Grande, el área se extiende por 50 km entre las poblaciones de Palpa y Nazca.
La llanura de Nazca es única en cuanto a su preservación debido a la combinación del clima, uno de los más secos del mundo con muy pocas precipitaciones por año, y del terreno plano y pedregoso que minimiza el efecto del viento a nivel del suelo. Debajo de la corteza de guijarros del desierto, que contienen óxido ferroso, está un subsuelo de color más claro. La exposición, a lo largo de los siglos, ha dado a la corteza de guijarros una pátina oscura. Cuando la grava oscura es removida contrasta con el suelo más claro que está debajo.
De esta manera, las líneas fueron dibujadas como surcos de un color más claro, incluso en algunos casos, se convirtieron en grabados. En otros casos, las piedras que definen las líneas y los dibujos forman pequeños montículos laterales de diferentes tamaños. Algunos dibujos, especialmente los más antiguos, fueron hechos mediante la remoción de piedras y grava de sus contornos de esta forma las figuras resaltaban en alto relieve. La concentración y la yuxtaposición de las líneas y los dibujos no dejan duda de que requirieron una labor intensiva de larga duración, como es demostrado por la continuidad estilística de los diseños, los cuales claramente corresponden a las diferentes etapas de cambios culturales.
Las imágenes representan una manifestación notable de una religión común y una homogeneidad social que duró un considerable período de tiempo. Constituyen el grupo más destacado de geoglifos de cualquier parte del mundo y no tienen parangón en su extensión, magnitud, cantidad, tamaño, diversidad y antigua tradición. La concentración y la yuxtaposición de las líneas, al igual que su continuidad cultural, demuestran que era una actividad importante y de larga duración que se extendió aproximadamente por 1000 años.
Aparte de las figuras antropomorfas, las líneas, generalmente rectas, atraviesan ciertas partes de las pampas en todas las direcciones. Algunas son de varios kilómetros de longitud y forman diseños de muchas figuras geométricas diferentes, triángulos, espirales, rectángulos y líneas onduladas. Otras irradian de un promontorio central o lo circundan. Otro grupo consiste de las llamadas “pistas”, que parecen haber sido trazadas para albergar a un gran número de personas.
Este logro artístico, único y magnífico, de la cultura andina no tiene parangón en su extensión, dimensiones y diversidad y larga existencia en el mundo prehistórico. Los diseños están trazados con una notoria precisión geométrica, transformando el vasto territorio en un paisaje altamente simbólico, ritualista y socio-cultural que permanece hasta el día de hoy.
Aparte de las formas geométricas y varios diseños zoomorfos, lo que es asombroso es la concepción abstracta de los diseños, lo que demuestra una armonía perfecta. La inspiración de su trabajo sugiere que pueden haber sido ofrendas rituales a una diosa, lo cual incluso ahora se relaciona a eventos celestiales naturales extraordinarios.
Uno de los geoglifos prehistóricos más conocidos, llamado El Candelabro (el Tridente), tiene 600 pies de altura y se puede ver desde doce millas en el mar. Está en la ladera de una colina que mira al océano y fue creado por el pueblo Paracas por la remoción de la capa superior para revelar la capa más clara que está debajo en bajo relieve. Este geoglifo está relacionado a los geoglifos, líneas y figuras de Nazca. Cuando la arqueóloga Dra. María Reiche estuvo midiendo los geoglifos encontró trozos de cerámica rota pertenecientes al pueblo Paracas en el sitio. Aunque la edad exacta del diseño todavía es desconocida, la Dra. Reiche analizó la cerámica rota por carbono y la fechó alrededor del año 200 a. C.
Lo que es interesante es que el diseño mira hacia el océano desde la ladera de la colina. Es impresionante ver como el pueblo Paracas observó donde colocar la figura para una buena conservación natural, con la sal de la brisa marina, el sol y el fuerte viento haciendo una perfecta corteza de capas para crear una pátina durante cientos de años.
Los hombres sabios de la cultura paracas, padres del pueblo Nazca, eran grandes astrónomos. Observaban los eventos celestiales y comprendían la importancia del tiempo, la naturaleza y el cosmos. Casi todos sus templos estaban cerca del océano, las montañas, los ríos, las colinas y los valles, los cuales eran considerados sagrados y seres vivos. Su filosofía era la de una vida pacífica. El Candelabro tiene una apariencia especial cuando ha caído la lluvia, ya que se puede observar la pátina de sal que conserva naturalmente la figura.
El sistema de líneas y geoglifos, que ha sobrevivido intacto por más de dos milenios, evidencia una manera inusual de usar la tierra y el ambiente natural que representa un paisaje cultural altamente simbólico. La tecnología de construcción les permitió diseñar figuras a gran escala con precisión geométrica excepcional. Integradas en su entorno, crean una relación armoniosa que ha sobrevivido por siglos casi inalterada
La autenticidad de las líneas y geoglifos de Nazca es indiscutible. El método de su formación, mediante la remoción de las gravas meteorizadas superficiales para revelar la capa interna de rocas más claras, es tal que su autenticidad está asegurada. La creación, el diseño, la morfología, el tamaño y la variedad de los geoglifos y las líneas corresponden a los diseños originales producidos durante la evolución histórica de las regiones y han permanecido sin cambios. La ideología, el simbolismo y el carácter ritual y sagrado de los geoglifos y del paisaje están claramente representados y su significado permanece intacto incluso hoy en día.
Dra. María Reiche
La Dra. María Reiche nació el 15 de mayo de 1903, en Dresde, Alemania, donde se graduó en matemáticas, geografía y astronomía, además hablaba cinco idiomas. En 1932 llegó a Perú para trabajar en la ciudad de Cuzco, como profesora para los hijos de personal del consulado alemán, donde vivió por tres años.
Su primera investigación astronómica fue en Machu Picchu en el templo Intihuatana. La notable piedra ritual, relacionada a un reloj o calendario, estaba alineada con la posición del sol durante el solsticio de invierno. Desarrolló más investigaciones astronómicas relevantes cerca de Lima, quizás una de las más importantes contribuciones a la arqueología, relacionada con las posiciones astronómicas del templo religioso. El templo, fundado en el año 200 de nuestra era, cuyo poder recae en su deidad Pachacámac, el dios creador “Hacedor de la Tierra”, quien hacia temblar la tierra y le daba vida a todo en el universo.
No fue sino hasta el siglo XX, no obstante, que las líneas de Nazca dibujadas en la arena fueron realmente descubiertas. El arqueólogo peruano Toribio Mejía Xesspe vio por primera vez las líneas en 1927 después de encontrarlas casi por accidente, ya que ellas son prácticamente invisibles en la superficie. Supuso que eran “senderos sagrados”.
En 1939 Paul Kosok, un profesor de historia estadounidense de la universidad de Long Island de Nueva York y experto principal en sistemas de irrigación de culturas antiguas del mundo, llegó a Perú. Estaba interesado en el sistema de irrigación en la región de Nazca y se convirtió en el primer académico en explorar las líneas en profundidad. Al año siguiente presentó el sitio a María Reiche y pronto se desarrollaría una nueva hipótesis. Casualmente, estaban parados cerca de una de las largas líneas rectas en el ocaso cuando ambos hicieron un descubrimiento que cambiaría sus vidas.
Esto ocurrió el 21 de junio de 1939, el día más corto del año en el hemisferio sur. Kosok y Reiche notaron que el sol se ponía casi exactamente sobre el final de una de las Líneas de Nazca, por lo que parecía que ésta era una línea de solsticio. Declarando a las líneas como “el libro de astronomía más grande del mundo”, Kosok entonces tomó fotografías aéreas para tener un panorama completo. Al siguiente diciembre, en el solsticio de verano, Reiche también encontró tales líneas y, cautivada por el paisaje y el alcance del proyecto de Kosok, vio cómo su vida cambiaba para siempre.
Reiche y Kosok, con su nueva información, refutaron rápidamente la hipótesis de los “senderos sagrados”. Según la opinión de Reiche, la cual ha cambiado poco con el paso de las décadas, las líneas representaban un gigantesco calendario astronómico registrando el paso de las estaciones y prediciendo los eclipses solares y lunares. Las líneas trazan las direcciones de las estrellas: por ejemplo, la araña (150 pies de longitud) está asociada a la constelación de Orión, así como el mono lo está con las Pléyades. Esta última, que cubre más de 300 pies, era la figura favorita de Reiche y, al igual que la propia Reiche (quien perdió un dedo en en Cusco), solo exhibe cuatro dedos en una mano, una característica divina que también es encontrada en otros dibujos.
“El pueblo Nazca era capaz de formar parte del gran diseño astronómico, observando los movimientos de los cuerpos celestes y aprendiendo exactamente cuándo iniciar la siembra y cuándo la cosecha" dijo Reiche.
Reiche también asociaba la enorme figura del mono con la constelación de la Osa Mayor por la develación de líneas conectadas a la figura que indican la posición de la estrella más grande de esta constelación. El mono también podía ser considerado un dios del agua ya que la aparición de la Osa Mayor anuncia el arribo de la estación lluviosa.
Después de que Kosok se marchara en 1948, Reiche continuó el trabajo y cartografió el área completa y determinó que había 18 tipos diferentes de animales y pájaros. También descubrió cómo los Nazca resolvían problemas de cálculo para trazar las figuras perfectamente proporcionadas a una escala gigante. No solo empleaban tablas para medir pequeñas distancias y luego las multiplicaban mediante el uso de estacas y largas cuerdas a modo de compases gigantes, sino que también sabían cómo medir ángulos. En otras palabras, ellos entendían los principios de la geometría.
Debido a que las líneas pueden verse mejor desde arriba, ella persuadió a la fuerza aérea peruana para que la ayudara a hacer levantamientos fotográficos aéreos. Reiche consagró su vida a salvar este sitio arqueológico único en el mundo. Trabajó sola desde su hogar en Nazca y financió toda su investigación ella misma, solo ayudada financieramente por su hermana, la Dra. Renata Reiche.
En 1949 publicó sus teorías en el libro Misterio en el desierto (reimpreso en 1968) y usó las ganancias del libro para hacer campaña por la preservación del desierto de Nazca y contratar guardias para proteger las Líneas. La carretera panamericana, una obra del gobierno, cortó algunas de las pictografías, especialmente la más larga, un lagarto que mide más de 600 pies, por lo que gastó una gran cantidad de dinero presionando al gobierno y educando al público acerca de las líneas. Después de haber estado pagando por seguridad privada para proteger a los geoglifos, finalmente convenció al gobierno para que restringiera el acceso público al área, pero proveyó torres cerca de la carretera para que los visitantes pudiesen tener un panorama de las líneas y las pudieran apreciar sin dañarlas.
Muchos académicos han seguido sus investigaciones pero es gracias a sus luchas solitarias contra la destrucción y su pasión por la preservación que los geoglifos y las líneas de Nazca se han conservado para una nueva generación.
Ahora las líneas y los geoglifos de Nazca, con su área protegida que se extiende por más de 75.358,47 ha están bien definidas y, junto con el paisaje que las rodea, hacen una relación armoniosa que ha sobrevivido casi sin alteraciones por siglos.
Reiche pasó casi 60 años de su vida en las pampas. Todavía es bien recordada en el pueblo de Nazca por deleitar tanto a lugareños como visitantes con su narración magnética, también es admirada por su incesante trabajo de toda la vida, que incluyó la limpieza de los contornos de casi 1000 líneas con escalera y escoba. Ella también ha desafiado a quienes querían convertir el área en una inmensa explotación agrícola. Sus estudios (recopilados en 60 cuadernos de trabajo) están iluminados por su celo conservacionista. Sus contribuciones a la geometría y la astronomía del antiguo Perú se publicaron en 1993, cuando tenía 90 años.
Maria Reiche murió el 8 de junio de 1998, a la edad de 95 años. Ella había dedicado más de la mitad de su vida a la medición y la cartografía de las líneas. Su intenso trabajo por tantos años también fue costoso para su salud, ya que la exposición al sol radiante finalmente le causó ceguera. Durante su vida recibió muchos reconocimientos y numerosos honores de todo el mundo e inspiró a muchas nuevas generaciones de científicos con su pasión por preservar las Líneas de Nazca.
Uno de sus grandes logros fue la nominación de las líneas y geoglifos de Nazca y Palpa como Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO en 1995 y sus grandes esfuerzos en que el trabajo de protección y mantenimiento del sitio se convirtiera en responsabilidad del gobierno peruano.
