Amor, sexo y matrimonio en la antigua Grecia

Artículo

Ollie Wells
por , traducido por Sebastian Daniel Castillo Salazar
Publicado el 25 marzo 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, francés, italiano, turco
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El amor, el sexo y el matrimonio en la antigua Grecia se retratan en la literatura griega como elementos distintos de la vida, si bien estrechamente entrelazados. Para muchos hombres de clase alta, los matrimonios no ocurrían por amor. Otras relaciones asumían este papel, ya fuera con hombres u otras mujeres. Debido a esto, gran parte de la literatura que discute el amor trata sobre las relaciones que los hombres tenían fuera del matrimonio, que a menudo eran de carácter pederasta. Para las mujeres, en cambio, el matrimonio era una decisión social y financiera tomada por su padre y, particularmente en la Atenas clásica, se esperaba que estas permanecieran en casa para evitar cualquier acusación de infidelidad.

Greek Erotic Scene
Escena erótica griega
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Las tradiciones matrimoniales en la antigua Grecia variaban de acuerdo a cada ciudad-estado, y la mayoría de las fuentes disponibles, tanto literarias como materiales, se centran en las clases altas. En las familias de clase alta, el matrimonio se consideraba un medio para que el padre de la novia aumentara la riqueza y el estatus social de la familia. De esa forma, el amor rara vez se tomaba en cuenta. Por lo general, las mujeres se casaban a principios de la adolescencia (aunque este no era el caso en Esparta) y los hombres entre los 25 y los 30 años. En Atenas, de donde proviene la mayoría de fuentes escritas, esto se debía en parte a que se esperaba que los hombres completaran el servicio militar obligatorio antes de casarse. En toda la antigua Grecia, un elemento fundamental de los arreglos prematrimoniales era la dote, en forma de dinero, tierras o cualquier otro bien de valor, preparada por el padre de la novia para ser entregada al novio como parte del acuerdo matrimonial.

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Matrimonio en Atenas

La forma de ceremonia matrimonial más documentada en la literatura de la antigua Grecia es la de tradición ateniense. En la tragedia griega Ifigenia en Áulide, el dramaturgo ateniense del siglo V a. C. Eurípides describe los preparativos de la boda (o proaulia) para el matrimonio condenado de Ifigenia con Aquiles:

Reúne las cestas para los sacrificios, coloca
coronas en tu cabeza.
Tú también, Menelao,
prepara todo para esta festiva ocasión y dejemos
que las flautas suenen y los bailarines golpeen
la tierra con sus pies (versos 432-436).

Para una chica ateniense, el matrimonio marcaba la transición de la infancia a la edad adulta.

Los sacrificios eran una parte importante de la proaulia y también lo era la música que acompañaba la procesión a la casa del novio el día de la boda. Los sacrificios solían dirigirse a Hera, ya que ella era el ejemplo divino de una novia, y a Artemisa, la diosa de la virginidad. La novia tendría que hacer sacrificios de animales y comida, pero, sobre todo, sacrificaría la ropa y los juguetes de su infancia, ya que el matrimonio marcaba la transición de la infancia a la edad adulta. Una inscripción de Cirene del siglo IV a. C. sobre las regulaciones de la pureza habla de los sacrificios prematrimoniales que una mujer debe hacer a Artemisa como si fueran una pena que debe pagar por la pérdida de su virginidad.

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El día de la boda en sí (gamos) se centraba principalmente en el traslado de la novia de la casa de su padre a la de su esposo. El día comenzaba con más sacrificios a los dioses, para asegurar que el matrimonio fuera bendecido, y con el baño de la novia, que simbolizaba pureza. Luego, la novia y el novio realizaban sacrificios juntos en un templo antes de ir a la casa del padre de la novia para un banquete de bodas. Sin embargo, las partes más importantes del gamos se llevaban a cabo en la noche, cuando el novio conducía a la novia en un carruaje por un camino iluminado con antorchas hasta su casa, seguido por su familia y amigos, que llevaban regalos y tocaban música griega. Cuando llegaban a la casa del novio, colmaban a la pareja con frutas secas, un símbolo de fertilidad, antes de que el esposo llevara a su nueva esposa a la cámara nupcial, donde se le retiraba el velo de modo ritual.

Terracotta Lekythos Depicting a Wedding Procession
Lécito de terracota con escena de procesión nupcial
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Al día siguiente de la boda, familiares y amigos visitaban la casa de los recién casados para obsequiarles regalos, como muebles, ollas y joyas. Muchos de estos estaban decorados con escenas domésticas, que representaban especialmente el papel que ahora se esperaba que la esposa desempeñara en el hogar. A este día se le llamaba epaulia.

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Matrimonio en Esparta

A diferencia de las bodas de Atenas, el matrimonio en Esparta no era un evento importante que involucrara a familiares y amigos. Las tradiciones que existían estaban diseñadas para ser secretas y se realizaban de noche, con la esposa disfrazada. Las mujeres solían tener entre 18 y 20 años, y los hombres, generalmente, estaban en sus veintitantos cuando se casaban. Según Plutarco en Vida de Licurgo, en preparación para el ritual matrimonial, la novia "se cortaba el pelo muy corto" y "se ponía la capa y las sandalias de un hombre" (libro 15, sección 3, traducción libre). Luego, la novia se quedaba en una habitación oscura y el novio la capturaba de manera ritual. Después de esto, se suponía que los esposos visitaran a sus nuevas esposas en secreto y por la noche.

Greek Vase Depicting Wedding Preparations
Vasija griega con representación de preparativos de boda
British Museum (CC BY-NC-SA)

Al igual que las tradiciones nupciales, la vida de una esposa espartana después del matrimonio también era muy diferente de la de una esposa en Atenas. En Esparta, se esperaba que los hombres (bajo la amenaza de ser marginados socialmente) pasaran la mayor parte de su tiempo en la guerra o con sus compañeros, y no se les permitía vivir con sus esposas hasta cumplir los 30 años. Debido a esto, la esposa se convertía en la jefa del hogar, asumiendo la responsabilidad de administrar las tierras y los ilotas (trabajadores agrícolas semiesclavos) que el Estado le otorgaba al esposo. Tal libertad y responsabilidad no estaba al alcance de una esposa ateniense, cuya vida estaba limitada al confinamiento. A pesar de su papel en el funcionamiento diario del hogar, principalmente en la crianza de los hijos y la confección de ropa, no eran en absoluto las jefas del hogar y, en su mayoría, se les prohibía salir de la casa sin un acompañante. Sin embargo, en una rara similitud con Atenas, tener hijos era considerado el papel más importante de una mujer en Esparta. Muchas de las leyes para mujeres codificadas por Licurgo, el legendario legislador de Esparta, se hicieron para garantizar que las mujeres tuvieran niños sanos. Una de estas leyes consistía en hacer que las mujeres participaran en ejercicios físicos para hacerlas más fuertes para el parto.

Vida familiar

El cabeza de familia incluso tenía el poder de rechazar a cualquier niño al nacer si no deseaba mantenerlo.

En la antigua Grecia, tener una familia y criar hijos, especialmente herederos varones y ciudadanos, era una prioridad. El estadista ateniense del siglo IV a.C. Demóstenes describió el papel de la esposa en la familia de forma muy directa en una declaración que decía que su trabajo era "darnos hijos legítimos y ser fieles guardianas de nuestros hogares" (Contra Neera, 59, 122). Se consideraba un deber de la esposa servir a su esposo y garantizar la conservación de sus bienes, así como la continuación de su linaje. En una familia ateniense, el padre era el jefe del hogar (kyrios), quien era legalmente responsable y tenía el control de su esposa, hijos y otras parientes femeninas no casadas. Para esas mujeres, él sería el responsable de organizar matrimonios y proporcionar las dotes correspondientes. Incluso tenía el poder de rechazar a cualquier niño al nacer si no deseaba mantenerlo.

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Una esposa ateniense estaba confinada a su propia parte del hogar, el Gynaeceum, donde criaba a sus hijos varones hasta la edad de siete años y enseñaba a sus hijas a hacer ropa, tejer, cocinar, organizar alimentos y gestionar a los esclavos. Aprender estas habilidades era toda la educación que las niñas atenienses recibían, a diferencia de sus hermanos varones, que empezaban a acceder a la educación formal a partir de los siete años. Esta educación estaba supervisada por un pedagog, un esclavo encargado de llevar a los niños a la escuela todos los días e informar al padre de los niños sobre su progreso. Los niños aprendían aritmética, música, escritura y lectura, principalmente La Ilíada y La Odisea de Homero, y se esperaba que las memorizaran. Su educación generalmente terminaba a la edad de 15 años, aunque aquellos que no tenían que trabajar podían unirse a un gymnasium, donde continuarían sus estudios en áreas como la ciencia y la filosofía griega.

Marble Grave Stele with a Family Group
Estela funeraria de mármol de un grupo familiar
Metropolitan Museum of Art (Copyright)

Divorcio

En la antigua Grecia, el proceso de iniciar el divorcio era mucho más sencillo para los hombres que para las mujeres. En Atenas, lo único que el esposo tenía que hacer era enviar a su esposa a la casa de su padre y devolverle la dote que había recibido. Cuando se descubría que una esposa había cometido adulterio, se esperaba que el esposo se divorciara de ella para evitar problemas de legitimidad con cualquier hijo que pudiera nacer. Para una mujer, en cambio, divorciarse era más complicado. En primer lugar, necesitaba presentar su solicitud frente a un arconte (uno de los magistrados de la ciudad) y contar con el apoyo de su padre o pariente masculino más cercano. El padre de la esposa también tenía la capacidad de forzar el divorcio (incluso si ni el esposo ni la esposa lo deseaban) si el matrimonio resultaba infértil. Según Heródoto en su Libro VI de las Historias, se seguía el mismo principio en Esparta; la infertilidad era motivo de divorcio.

Amor en la antigua Grecia

En toda la antigua Grecia, el amor romántico fue un tema ampliamente tratado en la filosofía y la poesía. Tanto así, que incluso la creencia en las almas gemelas, que muchas personas aún sostienen hoy en día, tuvo sus primeras raíces en El banquete de Platón. No se solía hablar del amor de esta naturaleza como algo presente dentro del matrimonio, y gran parte de la discusión sobre el amor romántico en la antigua Grecia se enfocaba en su existencia dentro de las relaciones homosexuales extramatrimoniales entre hombres. Sin embargo, si la pareja tenía suerte, podía haber amor presente en su matrimonio, incluso si no era la razón que los llevó a ello en un primer momento. Un ejemplo de amor dentro del matrimonio representado en el arte puede interpretarse a partir de la estela funeraria de Filomelo y Plathane, que se encontró en el Kerimeikos y data del siglo V a.C. El relieve en la estela funeraria muestra a la pareja tomándose de la mano, un símbolo de la unión duradera entre los fallecidos y sus seres queridos.

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Grave Stele of a Couple, 5th Century BCE
Estela funeraria de una pareja, siglo V a. C.
Minneapolis Institute of Art (Public Domain)

Cuando se habla del amor en la antigua Grecia, un nombre que surge con frecuencia es el de Safo (630-570 a.C.), la poeta lírica griega de la isla de Lesbos, cuyos escritos sobre las mujeres a las que amaba y la angustia que sentía si sus sentimientos no eran correspondidos la han convertido en uno de los nombres más famosos de la literatura griega antigua. En un mundo androcéntrico, Safo escribía desde la perspectiva de una mujer sobre su amor por otras mujeres, lo que demuestra lo mucho que variaban las construcciones sociales sobre el amor. A lo largo de su poesía, Safo describió el amor como algo hermoso y doloroso, dependiendo del estado de la relación. En el fragmento 94, por ejemplo, se despide de su amante cuando ninguna de las dos quiere dejar a la otra:

Francamente, desearía estar muerta:
estaba llorando mientras se despedía de mí.

Y muchas veces me dijo esto:
"Oh, qué tristeza hemos sufrido,
Safo, porque te dejo en contra de mi voluntad".

Así que le di esta respuesta:
"Ve y sé feliz, pero recuérdame allí, porque sabes cuánto te hemos amado.

Si no, entonces te recordaría
[la alegría que hemos compartido], toda la
belleza que vivimos juntas; tantas coronas de
violetas, de
rosas, de azafranes
… que tejiste a tu alrededor,
a mi lado
… y tantas guirnaldas trenzadas
que hiciste con flores
, que colocaste alrededor de tu esbelto cuello
… y fuiste ungida con
un perfume, fragante como las flores
… digno de una reina.

Y en un lecho suave y tierno
… satisficiste tu deseo…".

El dolor desesperado que Safo retrató en la primera estrofa y la emoción conflictiva de desearle lo mejor a quien te ha herido son emociones muy reconocibles y atemporales. Safo demuestra que, incluso desde los inicios de la literatura griega antigua, existía una conciencia de los sentimientos intensos y a veces conflictivos que causa el amor. Esto también se refleja en el famoso fragmento 130, donde exalta el amor como "criatura agridulce e invicta - contra ti no hay defensa". Este poema marca el primer uso registrado de la palabra "agridulce" (γλυκύπικρον) en la literatura.

Sappho
Safo
John William Godward (Public Domain)

En su texto El banquete, Platón también habla del amor como una fuerza abrumadora que une a dos personas. Platón se centra principalmente en las relaciones pederastas de la Atenas clásica — relaciones que se daban entre un hombre adulto (el erastés) y un adolescente (el erómenos). Estas relaciones eran una norma social entre la clase alta, y su propósito normalmente se justificaba como educativo, aunque ciertamente implicaba un elemento sexual. Quizás el discurso más llamativo de El banquete de Platón sea el de Aristófanes, donde presenta la idea de una fuerza innata que nos impulsa a encontrar nuestra otra mitad. El Aristófanes de Platón incluso llega a reflexionar sobre cuál sería la reacción si dos personas enamoradas se fundieran físicamente y quedaran soldadas. La historia es peculiar, tal vez incluso escrita para ser cómica (ya que Aristófanes era un dramaturgo cómico), pero su alusión a la idea de almas gemelas y tener "otra mitad" todavía está muy presente en nuestra sociedad hoy en día.

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En primer lugar, Aristófanes explica que, en tiempos antiguos, existían tres sexos: masculino, femenino y andrógino. Todos tenían una forma redonda, con dos pares de extremidades y dos rostros. Estos primeros humanos eran tan poderosos que intentaron atacar a los dioses, por lo que Zeus propuso reducir su fuerza cortándolos por la mitad. Apolo curó la herida cerrándola por el ombligo, pero los humanos se quedaron con una herida aún más grande: la pérdida de su otra mitad. Ahora, cada mitad anhelaba a la otra. Por eso, Zeus se compadeció e inventó el sexo como solución. De esta manera, Platón también introdujo la importancia del sexo en las relaciones y cómo este deseo se relaciona con el amor.

Sexo en la antigua Grecia

En la antigua Grecia, las actitudes y perspectivas sobre la sexualidad variaban mucho según el género. La sexualidad de las mujeres generalmente estaba rodeada de estigma y recelo, particularmente en la Atenas clásica, ya que su principal papel en la sociedad era concebir hijos legítimos. Por otro lado, la sexualidad de los hombres se trataba de manera muy liberal. En Contra Neera, Demóstenes afirmó que "Mantenemos amantes por placer, concubinas para el cuidado diario de nuestras personas, pero esposas para darnos hijos legítimos y ser fieles guardianas de nuestros hogares" (59, 122).

Para los hombres, era socialmente aceptable tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. Podían contratar prostitutas y tener concubinas sin ser considerados infieles. Por ejemplo, en los simposios (una especie de fiesta popular que consistía en un banquete y entretenimiento) a menudo se empleaban hetairai. A diferencia de las pornai (prostitutas que generalmente trabajaban en burdeles), una hetaira era una mujer bien educada que podía ser contratada por hombres, no solo para tener relaciones sexuales, sino también por sus habilidades en danza griega, música y conversación. Algunos hombres también optaban por tener pallakae (concubinas), a menudo esclavas que compraban y llevaban a sus hogares.

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Symposiast & Hetaira
Participante de simposio y hetaira
Sebastià Giralt (CC BY-NC-SA)

Los hombres también podían participar en relaciones pederastas. Los antiguos griegos no veían la sexualidad o el amor en términos de género, sino más bien en términos de dinámicas de poder. Por lo tanto, el único aspecto de una relación que causaría vergüenza era ser el compañero pasivo en una relación con otro hombre. Las relaciones pederastas generalmente eran aprobadas por el padre del erómenos, ya que se creía que estas desempeñaban un papel importante en la educación e iniciación de un hombre de clase alta en la sociedad.

Aunque las relaciones fuera del matrimonio eran normales para los hombres de la antigua Grecia, estas eran estrictamente condenadas cuando se trataba de mujeres. El énfasis puesto en la fidelidad de las mujeres en la antigua Grecia hizo de su sexualidad un tema del que se hablaba poco y, por esta misma razón, la mujer ideal generalmente parecía ser la que pasaba su vida en el anonimato. A lo largo de la literatura clásica, la fidelidad que muestra Penélope en la Odisea de Homero se considera el sello distintivo de la mujer griega ideal. Mientras esperó 20 años para que Ulises regresara de la Guerra de Troya, rechazó a cientos de pretendientes que competían por su mano. La lealtad que Penélope muestra hacia su esposo al hacer eso, junto con la falta de interés en otros hombres, se celebran en el libro final de la Odisea. El fantasma de Agamenón habla de la fama de su virtud como algo inmortal y, por lo que sabemos de las actitudes hacia la sexualidad de las mujeres en la Atenas clásica, ciertamente este ideal perduró a lo largo de los siglos.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Sebastian Daniel Castillo Salazar
Sebastian habla español, portugués, inglés e italiano y está aprendiendo francés y checo. Estudia Relaciones Internacionales y Traducción y actualmente está en un programa Erasmus en la República Checa. Le interesan la historia y los derechos humanos.

Sobre el autor

Ollie Wells
Este usuario no ha agregado su biografía.

Cita este trabajo

Estilo APA

Wells, O. (2021, marzo 25). Amor, sexo y matrimonio en la antigua Grecia [Love, Sex, & Marriage in Ancient Greece]. (S. D. C. Salazar, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1713/amor-sexo-y-matrimonio-en-la-antigua-grecia/

Estilo Chicago

Wells, Ollie. "Amor, sexo y matrimonio en la antigua Grecia." Traducido por Sebastian Daniel Castillo Salazar. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 25, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1713/amor-sexo-y-matrimonio-en-la-antigua-grecia/.

Estilo MLA

Wells, Ollie. "Amor, sexo y matrimonio en la antigua Grecia." Traducido por Sebastian Daniel Castillo Salazar. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 25 mar 2021. Web. 25 mar 2025.

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