Durante el año de los cuatro emperadores (69 d.C.), la lucha entre Vitelio y Vespasiano terminaría provocando la desaparición de cuatro legiones: la XV Primigenia, la I Germanica, la IIII Macedonica y la XVI Gallia. Estas cuatro legiones habían servido al Imperio romano con distinción bajo el mando de líderes como Pompeyo y Octavio, pero en el 69 d.C. tomaron una decisión que resultó ser equivocada. Aunque sigue habiendo dudas sobre la lealtad de la XV Primigenia, tres de las legiones cometieron el error de apoyar a Vitelio.
La expansión romana
Originalmente, el ejército romano consistía en una milicia ciudadana reclutada entre los ciudadanos propietarios. Sin embargo, el consulado de Cayo Mario (157-86 a.C.) trajo consigo una serie de cambios. Al dejar de ser la propiedad un requisito, las reformas de Mario permitieron al ejército romano reinventarse como fuerza de combate profesional. Otro cambio significativo fue la reorganización de la legión. La nueva legión se dividió en centurias y cohortes. Un centurión comandaba una centuria de 80 hombres (no 100) y seis de estas centurias equivalían a una cohorte de 480 hombres. Con el renacimiento de la legión, el legionario se convirtió en un soldado de infantería bien entrenado y disciplinado, que luchaba como parte de una unidad bien organizada.
Con la incursión de Gneo Pompeyo (106-48 a.C.) en España y el asalto de César a la Galia, la cantidad de legiones aumentó drásticamente. A medida que el imperio se expandía, se necesitaban más legiones para mantener seguras las fronteras. Antes de la época del primer emperador romano Augusto (Octavio) (27 a.C.-14 d.C.), el ejército romano estaba constantemente en marcha y dependía más de campamentos temporales que de fortalezas permanentes. A medida que las fronteras del imperio se expandían, las fortalezas permanentes empezaron a sustituir a los campamentos de marcha. Este movimiento ayudó a estabilizar la frontera.
Tras su exitoso regreso a Roma, Augusto quiso asegurarse de que sus legionarios le eran leales y no usurpadores. Cada soldado debía prestar juramento de fidelidad al emperador romano, el ius iurandum: un juramento que se renovaba cada año, el 3 de enero. A continuación, Augusto redujo la cantidad de legiones de 60 a 28. Estas 28 legiones se convirtieron en 25 después de que el comandante romano Publio Quintilio Varo (46 a.C.-9 d.C.) perdiera tres legiones (la XVII, la XVIII y la XIX) en la desastrosa batalla del bosque de Teutoburgo. La mayor parte de las 25 legiones estaban asentadas en las provincias conflictivas y a lo largo de las fronteras; solo nueve cohortes estaban asignadas a Italia, tres de ellas en Roma. Al final, Roma contaba con un ejército permanente de 150.000 legionarios y 180.000 auxiliares de infantería y caballería.
La expansión del imperio los puso en contacto con una población de costumbres, lenguas y religiones diferentes. Para hacer frente a esta disparidad y mantener la paz, la Pax Romana, los romanos recurrieron al ejército. Según el historiador Stephen Dando-Collins en su libro Legions of Rome (Las legiones de Roma), el siglo I y principios del II d.C. fue la edad de oro de la legión, cuando "arrasaron con todo". Consideró que la legión romana de la época imperial era "un triunfo de la organización". Y añadía: "... cada componente, desde la infantería pesada a la caballería, pasando por la artillería y la infantería ligera auxiliar de apoyo, encajaba perfectamente para formar una máquina militar sólida y autónoma". (10)
Nombres, números y emblemas
La denominación y numeración de las distintas legiones parece poco uniforme. Dependía de cuándo, dónde y quién había formado la legión. Algunas llevaban el nombre de una campaña exitosa, como la I Germanica o la IIII Macedonica o, en el caso de Vespasiano (quien gobernó de 69 a 79 d.C.), el de su familia, como la IV Flavia Felix. Antes de las reformas de Mario, cada legión portaba cinco estandartes: un águila, un caballo, un toro, un lobo y un oso. Mario dio a cada legión un estandarte común, el águila de plata (luego de oro). Como todos los legionarios vestían el mismo uniforme, para distinguirse unos de otros, cada legión adoptó su propio estandarte, piedra de nacimiento y emblema, todo lo cual generaba un sentimiento de identidad, unidad y orgullo en cada legionario. Al tener cada legión su propio estandarte, surgieron nuevos cargos de gran honor dentro de la cohorte. Entre ellos estaban el vexillarius o portador del estandarte de caballería (vexillum), el signifier o portador del estandarte de infantería (signum), el imaginifer o portador de la imagen del emperador y, el más importante, el aquilifer, portador del estandarte del águila real (aquila).
El emblema que adornaba el escudo de un legionario solía ser un animal (toro y jabalí) o un ave (águila). Muchas de las legiones, como la IIII Macedónica, que utilizaban el toro como emblema, se originaron en España bajo Pompeyo, no César como algunos creen. Algunos emblemas únicos eran el elefante de la V Alaudae, las alas de águila de la XIV Gemina Martia, la cigüeña de la III Italica o el león de la XVI Gallica; otros emblemas eran de naturaleza mitológica, como el centauro de la II Parthica, el pegaso de la II Augusta, el rayo de Marte de la XXII Fulminata o el tridente de Neptuno de la XI Claudia. El signo de nacimiento de una legión representaba el mes en el que se organizaba. Dado que muchas de las legiones se fundaban en los meses de invierno, cuando permanecían en el campamento, Capricornio era un signo de nacimiento común, aunque también aparecían Géminis, Aries, Tauro y Cáncer. Con los cambios introducidos en la legión desde la época de Cayo Mario hasta la época imperial, el ejército romano seguía siendo un adversario temido por todos los que lo desafiaban. Este desafío se hizo muy real en una de las zonas más cruciales del imperio: el Rin.
El corredor del Rin
La Galia fue conquistada por las legiones de Julio César en las guerras galas y, según la obra de Nigel Pollard The Complete Roman Legions (Las legiones romanas completas), se asimiló rápidamente al Imperio romano. Entre los años 58 y 51 a.C., las legiones romanas ampliaron los límites de la frontera del Imperio romano hasta las orillas del río Rin. Augusto dividió la región en tres provincias: Gallia Aquitania, Gallia Lugdunensis y Gallia Belgica (la frontera del Rin). El hijastro de Augusto, Druso Julio César (14 a.C.-48 d.C.) dividió el corredor del Rin en dos zonas separadas: Germania Inferior (Baja Alemania) y Germania Superior (Alta Alemania). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Roma, el territorio siguió siendo inestable.
Este corredor seguiría siendo un lugar de conflicto en los años venideros, una zona que impulsó a Augusto y a los que le siguieron a concentrar un importante número de legiones por todas las provincias. En el año 9 d.C., la zona fue escenario de uno de los peores desastres militares de Roma: la batalla del bosque de Teutoburgo y las famosas legiones perdidas. Décadas más tarde, el año de los cuatro emperadores (69 d.C.) resultó ser una época polémica a lo largo del Rin. En él, un difamado comandante romano llamado Julio Civilis lideró la Rebelión de los bátavos y se produjo una guerra civil que amenazó los cimientos del imperio: una batalla entre dos aspirantes al trono: Vitelio y Vespasiano.
El año de los cuatro emperadores
En 68 d.C., el incendio de 64 d.C., las supuestas conspiraciones, las numerosas insurrecciones y un tesoro vacío condujeron finalmente a la caída de Nerón (quien gobernó de 54 a 68 d.C.). El Senado romano lo declaró enemigo del pueblo y nombró nuevo emperador a Servio Galba, gobernador de España. Al darse cuenta de que sus días como emperador habían terminado, Nerón intentó suicidarse, pero fracasó y necesitó ayuda para quitarse la vida. El anciano Galba (quien gobernó de 68 a 69 d.C.) se convirtió en emperador, pero no nombró a su compañero gobernador Marco Otón como su legítimo sucesor.
Con el apoyo de los militares, Otón sobornó a la Guardia Pretoriana, que asesinó a Galba en el Foro Romano. Otón fue proclamado emperador en enero del año 69 de la era cristiana. Sin embargo, Otón, al igual que Galba, no permanecería mucho tiempo en el poder. Su derrota y suicidio tras la batalla de Bedriacum sería el catalizador de una amarga guerra civil. Las legiones germánicas se negaron a jurarle lealtad y apoyaron al gobernador de Germania Inferior, Aulo Vitelio. Sin embargo, en Oriente, las legiones de Asia Menor y los Balcanes optaron por apoyar al gobernador de Siria, Tito Flavio Vespasiano. Antes de que terminara el año, estalló una guerra civil que enfrentó a las legiones de Vitelio con las de Vespasiano. Una segunda batalla en Bedriacum traería la derrota y muerte de Vitelio y la ascensión de Vespasiano al trono. Aprovechando la situación, Civilis instó a sus compatriotas bátavos a levantarse contra los romanos.
La Rebelión de los bátavos
Como muchas provincias romanas, Batavia suministraba a Roma tropas auxiliares (incluso la escolta personal del emperador) a cambio de la exención de impuestos. En el 66 d.C., Civilis, que servía como oficial auxiliar romano, y su hermano fueron arrestados y acusados de traición por el gobernador de Germania Inferior. Aunque los cargos eran falsos, el hermano de Civilis fue ejecutado, mientras que él permaneció en Roma hasta que fue finalmente liberado por Galba en 68 d.C. Al regreso de Civilis a casa, el nuevo gobernador, Vitelio, exigió su arresto y ejecución, pero necesitaba a los bátavos para suministrar tropas en su batalla contra Otón y tuvo que retirar todos los cargos.
Al darse cuenta de la seriedad del desafío de Vespasiano al trono, Vitelio exigió que se reclutasen más bátavos para el ejército; sin embargo, las exigencias superaban con creces el máximo acordado en su tratado con Roma. Ante la posibilidad de una guerra entre Vitelio y Vespasiano, Civilis lideró la Rebelión de los bátavos. Su animadversión hacia Vitelio lo llevó al bando de Vespasiano, al menos en apariencia. Mientras Civilis libraba su propia guerra privada contra Roma, la lucha entre los emperadores enfrentados terminaría provocando la desaparición de cuatro legiones.
La desaparición de las cuatro legiones
El origen exacto y la historia de la Legio I Germanica (emblema: posiblemente un león; signo de nacimiento: Capricornio) no están claros. Algunas fuentes afirman que fue fundada por César, mientras que otras sostienen que era la fuerza de élite de Pompeyo. Stephen Dando-Collins, en su obra Legions of Rome, afirma que la legión luchó contra César en Farsalia, Tapso y Munda. Es posible que se le asignara temporalmente el nombre de Augusta por su encomiable servicio, pero Marco Agripa (63-12 a.C.) la despojó del título por cobardía. Puede incluso que se disolviera y luego se reformara. Sin embargo, hay pruebas suficientes para demostrar que estuvo con Octavio en su batalla contra Marco Antonio (83-30 a.C.). La legión también luchó con el futuro emperador en las batallas de Mutina (43 a.C.), Filipos (42 a.C.) y en la campaña contra Sexto Pompeyo (36 a.C.).
Desde el año 6 a.C., la legión estuvo asentada en la frontera del Rin, donde permaneció hasta el año 69 a.C. Durante este tiempo, adquirió su cognomen Germanica tras servir con Germánico en la batalla de los Puentes Largos en el 15 a.C. En el 67 d.C., la legión participó en la derrota del rebelde Cayo Vindex (25-68 d.C.), gobernador de la Galia, que apoyaba las pretensiones de Galba al trono contra Nerón. Sin embargo, después de que Galba se convirtiera en emperador, el comandante de I Germanica, Fabio Valente (m. 69 d.C.), se comprometió a apoyar a Vitelio. Más tarde, condujo a su legión a la victoria contra el emperador Otón en la Primera batalla de Bedriacum, en el norte de Italia.
La desaparición de la legión es tan incierta como su origen. Según Pollard, los legionarios fueron derrotados en la Segunda batalla de Bedriacum en el año 70 d.C. por el ejército de Vespasiano y finalmente fueron disueltos. Sin embargo, Dando-Collins afirma que varias cohortes de I Germanica que habían permanecido en el Rin (las cohortes en Italia ya se habían rendido) desertaron a Vespasiano y participaron en la derrota de los rebeldes en la Batalla del Campo Viejo. A Vespasiano no le impresionó la deserción y disolvió la legión.
La Legio IIII Macedonica (emblema: toro; signo zodiacal: Capricornio) fue creada por Pompeyo el Grande (aunque Pollard afirma que fue César), y en el año 44 a.C. estaba asentada en Macedonia, donde recibió su nombre. La legión regresó a Italia con otras tres legiones. Marco Antonio pretendía enviarlas a la Galia Cisalpina, donde iba a ejercer de gobernador; sin embargo, durante la marcha hacia el norte, la legión desertó a favor de Octavio y le ayudó a derrotar tanto a Antonio en Mutina como a los asesinos Bruto y Casio en Filipos. Collins afirma que la legión fue parcialmente destruida en Filipos, pero sobrevivió y fue reconstruida. Es posible que participaran en la batalla de Actium en el 31 a.C. contra Antonio y en las guerras cántabras de Augusto (29-19 a.C.). Estuvieron asentados en España hasta el 43 a.C., cuando fueron reorganizados por Claudio (quien gobernó de 41 a 54 a.C.) y asentados en Germania Superior hasta el 70 a.C., sustituyendo a XIV Gemina, que participó en la invasión de Britania.
Durante la guerra civil, junto con la XXII Primigenia, la legión se puso del lado de Vitelio contra Galba y Otón y se unió a la marcha de Vitelio hacia Italia, y participó en la Primera batalla de Bedriacum. Según Dando-Collins, varias de las cohortes de la legión lucharon con Vitelio en Bedriacum y en la batalla de Cremona, pero perdieron ambas y se rindieron. Las cohortes que permanecieron en el Rin se unieron a la revuelta de Civilis. Debido a esto, fueron disueltas por Vespasiano pero reformadas como la 4ª Flavia Felix.
La efímera Legio XV Primigenia (emblema: posiblemente rueda de la fortuna; signo de nacimiento: Capricornio) recibió su nombre de la diosa de la fortuna, Fortuna Primigenia, y fue fundada por el emperador Calígula (37-41 d.C.) junto con la XXII Primigenia en el 39 d.C. como preparación para su invasión de Britania. Tras el fracaso de la invasión, la legión se asentó en el Alto Rin y se trasladó al Bajo Rin hacia el año 46 d.C. Es posible que un destacamento de la legión sirviera con Vitelio en Italia, mientras que el resto de legionarios estaban asentados en Vetera, habiendo sustituido a XXI Rapax. Civilis atacó la fortaleza, planeando someterlos por hambre.
La situación en el fuerte era desesperada. Con los suministros de alimentos casi agotados y sin señales de alivio, el comandante no tuvo más remedio que jurar lealtad al Imperio galo y rendirse. Las legiones de V Alaudae (algunas de sus cohortes estaban en Italia con Vitelio) y XV Primigenia marcharon fuera de la fortaleza bajo términos de salvoconducto, pero cuando los legionarios desarmados abandonaron el campamento fueron asediados por las fuerzas de Civilis y masacrados. Aunque algunos pudieron regresar al fuerte, Civilis lo prendió fuego, matando a todos los que estaban dentro: un total de 4000 murieron en el ataque. La legión fue disuelta por Vespasiano.
Al igual que otras legiones, la Legio XVI Gallica hizo una mala elección cuando optó por apoyar a Vitelio. La legión (emblema: jabalí o león; signo de nacimiento: Capricornio) fue fundada en el 49 a.C. por César, aunque Pollard afirma que fue formada por su hijastro Octavio antes de la batalla de Actium. En el año 16 a.C., la legión sirvió a las órdenes de Druso César en el Rin (cuando recibió el nombre de Gallica), donde permaneció hasta que Vespasiano la disolvió en el año 70 d.C. Durante el reinado de Nerón, fue trasladada al Bajo Rin. En enero del 69 d.C., se mostró reacia a apoyar a Galba y juró lealtad a Vitelio, contribuyendo a la derrota de Otón. Durante su estancia en Roma, algunos legionarios supuestamente se convirtieron en miembros de la Guardia Pretoriana. Según Dando-Collins, atrapados en la revuelta de Civilis, la legión abandonó a su general Galo y se rindió a las fuerzas de Civilis. Galo fue ejecutado más tarde. Vespasiano, horrorizado, abolió la legión. Fue reformada como XVI Flavia.
Conclusión
A pesar de un final un tanto poco glorioso, los legionarios ejemplificaban lo que debía ser un buen soldado y habían prestado un buen servicio al imperio. Sin embargo, durante el año de los cuatro emperadores, tomaron la nefasta decisión de apoyar a Vitelio frente a los demás candidatos al trono romano. Si Vitelio hubiera ganado, la historia los alabaría por su valor y fortaleza. Por desgracia, cometieron un error fatal. Las cuatro legiones, aunque Primigenia fue reformada, desaparecieron y fueron relegadas a las olvidadas y deshonradas "legiones del Imperio romano".