La moneda en la Norte América colonial pasó por un largo y complejo proceso desde los primeros asentamientos ingleses en el siglo XVII hasta que los Estados Unidos de América, como nación independiente, acuñara su propia moneda en 1783. Las colonias inglesas de Norte América fueron fundadas por distintos colonos y en momentos diferentes, algunas por carta real, otras por carta privada y el gobierno británico no tenía ningún interés en conceder a sus colonias el derecho de acuñar su propia moneda y tampoco de exportar monedas de plata hacia ellas. Esto conllevó a que el sistema monetario estuviera muy lejos de estar estandarizado y el comercio dentro de las colonias se basase más en un sistema de trueque y transacciones sin efectivo que en un intercambio de monedas o notas bancarias, por lo que diferentes tipos de recursos fueron usados en transacciones locales, así como entre las colonias y la madre patria.
Por ejemplo, el dólar español estaba bastante difundido y podía ser aceptado en Carolina del Sur, pero no necesariamente en Massachusetts. El tabaco también era bastante aceptado como una forma de pago, sin embargo tampoco de manera uniforme a lo largo de las colonias. Un botón de bronce de un abrigo de caballero podría servir para pagar cenas y bebidas en una taberna de Nueva York pero en Connecticut era ridículo e inaceptable. Así pues, las transacciones tomaron muchas formas diferentes con respecto al pago aceptable para bienes y servicios a pesar de que en todas las colonias los precios se basaban en la libra esterlina inglesa. En general, la moneda se enmarcó dentro de tres categorías para el comercio:
- Monedas en efectivo, principalmente el dólar español.
- Papel moneda en la forma de notas de tierra, notas bancarias y notas de tabaco,
- Productos básicos ofrecidos como trueque.
El efectivo y las notas tenían su denominación en libras, chelines y peniques, pero el valor variaba de una colonia a otra ya que cada una tenía su propio gobierno con sus propias leyes y por lo tanto definían el valor de su moneda. Un método común de pago eran los productos básicos tales como el tabaco, el alcohol, la madera o con mano de obra. Un hombre podía pagar por madera enviando a su sirviente donde el vendedor para que le construyera una cerca o un gallinero, también podía ser comprarle a la esposa del vendedor un vestido nuevo por cierta cantidad de tabaco. Estas prácticas podían funcionar y ser aceptadas en algunos lugares dentro de una misma colonia pero no necesariamente entre colonias. Los problemas surgían cuando el medio de pago no era aceptado por el vendedor, por ejemplo pagar en New Jersey arroz proveniente de Carolina del Sur con algún tipo de materia prima.
Algunos intentos se hicieron para corregir estas situaciones, un ejemplo fue el caso particular del chelín de pino acuñado por John Hull (1624-1683) en Massachusetts durante el año 1652. Aunque esto ayudó, no se lograría todavía estandarizar un sistema monetario en todas las colonias, incluso las notas bancarias respaldadas por el valor de una propiedad inmobiliaria aqunue generalmente eran aceptadas, en ocasiones no fue así. Solo hasta después de la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1775-1783) se acuñó la primera moneda única en los Estados Unidos de América, lo que estableció el modelo para la base económica del país en el futuro.
Las Colonias Inglesas y la Moneda
Las Trece Colonias fueron el resultado de un proceso progresivo de expansión territorial y creación de poblaciones. Fundadas en momentos distintos y por diferentes tipos de colonos, cada una de ellas desarrolló su propia forma de gobierno, leyes, normas de convivencia, sistema de comercio y moneda. El primer asentamiento inglés exitoso fue la Colonia Jamestown en Virginia, fundada en 1607, a esta le siguió la Colonia Plymouth de Massachusetts en 1620, luego vendría la Colonia de la Bahía de Massachusetts, fundada en 1630, y las otras colonias de Nueva Inglaterra se desarrollarían sucesivamente a partir de allí.Las colonias del medio fueron controladas por los holandeses hasta 1664 cuando fueron tomadas por los ingleses y Pennsylvania se fundó más tarde en 1681. Las colonias del sur, además de Virginia, se establecieron entre 1632 y 1763, y estas, como las demás, tenían sus propias ideas de lo que constituía moneda.
En las colonias de Nueva Inglaterra y en especial en Massachusetts, el wampum era aceptado como forma de pago para bienes y servicios entre 1643 y 1660. Wampum eran elementos decorativos propios de las culturas nativas de Norte América que consistían en cinturones, fajas, cadenas de conchas, cuentas pulidas, etc., utilizados como moneda de cambio. Sin embargo, cuando las colonias intentaron pagar deudas a Inglaterra utilizando el wampum, el gobierno británico lo rechazó y puso fin a la práctica.
El papel moneda, especialmente el dinero fiduciario, no siempre fue aceptado. El valor del dinero fiduciario se basa en la confianza que el individuo tiene en la parte emisora, como lo explicó el académico Charles C. Mann:
El dinero fiduciario no tiene valor intrínseco y vale algo solo porque el gobierno lo declara. El dólar estadounidense es un ejemplo, al igual que el euro. Como pedazos de papel, los billetes de dólar y los billetes de euro son casi inútiles. Sin embargo, debido a que las instituciones gubernamentales los imprimen oficialmente, la gente puede entregar estos coloridos rectángulos de papel a los empleados de las tiendas de comestibles y salir con bolsas de comida. (172)
A diferencia del dinero fiduciario, el dinero basado productos básicos tenía valor en función al material del que estaba hecho (oro o plata) como era el caso de dólar de plata español, el cual circulaba ampliamente entre las colonias, pero aun así no se le reconocía con el mismo valor de colonia a colonia. El papel moneda respaldado por el valor de la tierra, era más o menos aceptado y se usaba ampliamente en las Colonias Intermedias, así que un agricultor podía ir a una oficina de tierras y obtener un préstamo utilizando su tierra como garantía. El préstamo se otorgaba en forma de letras que el agricultor podía utilizar en el comercio. Si no se pagaba el préstamo la oficina de la tierra ejecutaba la hipoteca de la tierra y se vendía.
Uno de los productos más confiables para liquidar un préstamo o pagar cualquier otra cosa era el maíz, como lo explica la académica Alice Morse Earle:
Deberíamos pensar en el valor de la comida en aquellos días y podemos estar seguros de que el gobernador y su consejo consideraron que el maíz tenía valor cuando lo tomaron para impuestos y lo convirtieron en una moneda legal como el oro y la plata y prohibieron a cualquiera alimentar a los cerdos con él ... El maíz tenía un valor estable, siempre proporcionaba tanta comida; y realmente era un estándar en sí mismo más que medido y valorado por los pobres y el dinero en movimiento. (138)
En las Colonias del Sur el tabaco era la forma de moneda más aceptada y permitía intercambiar su valor por artículos y hasta lujos. En este caso, por ejemplo, un agricultor llevaba su tabaco seco a un sitio de inspección supervisado por el gobierno colonial local y si era de calidad aceptable, el inspector emitía al agricultor una letra, conocida como nota de tabaco, por el valor otorgado el tabaco. El agricultor podía entonces usar esta letra para comprar bienes y servicios de otros en la comunidad. Los inspectores y comerciantes coloniales enviaban el tabaco a Inglaterra y los comerciantes británicos en Londres enviaban los productos solicitados por los colonos.
En vista de que el gobierno y los comerciantes británicos no pagaban a los colonos con monedas de oro o plata, en las colonias circulaba muy poca moneda británica. El gobierno británico ordenó que las colonias enviaran objetos de valor a la madre patria, pero por lo contrario éste no enviaba suficiente plata hacia sus colonias. Más aún, las colonias estaban en el lado perdedor de la balanza comercial porque los bienes que exportaban a Inglaterra tenían más valor monetario de los que recibían a cambio. Los bienes que llegaban desde Inglaterra por el tabaco exportado, por ejemplo, se recibían bajo el supuesto de que el tabaco tenía el mismo valor monetario, pero no siempre fue así.
El tabaco tenía el inconveniente de que podía mojarse o ponerse rancio durante el viaje a Inglaterra por lo que a su llegada su valor podía verse afectado. Por otro lado, los compradores podían tener una idea muy diferente sobre la calidad del tabaco, incluso estando en perfectas condiciones, así que los colonos se veían obligados a pagar la diferencia a los compradores de Londres, incluso si el tabaco era aceptado al precio establecido por los colonos, los productos enviados eran sometidos a una tasa más alta y se esperaba que los colonos pagaran, no solo la diferencia, sino también las tarifas de importación / exportación en monedas de plata.
Los Problemas con el Comercio
La moneda más común en circulación por las colonias fue el dólar español bajo la forma de monedas de plata conocidas como real de a ocho (más conocidas como “piezas de ocho”), las cuales llegaban a las colonias a través del comercio con las provincias españolas en las Indias Occidentales y el Virreinato de Nueva España (México). Los bienes estaban valorados en libras inglesas pero podían comprarse con dólares españoles. El valor de un dólar español era 54d (la d significa denario, la palabra latina usada para designar un centavo) pero ese valor difería de un lugar a otro. Un dólar español podía valer 54d en Massachusetts, pero no en Nueva York o en Londres. El valor reconocido en Londres difería significativamente de la de las colonias y un chelín podría valer 16d en Londres, pero solo 12d en Massachusetts.
Para complicar aún más la moneda colonial, estaba la práctica de "inflar" o "desinflar" el valor de una determinada moneda, esto debido a que no había una marca en la moneda que indicara el valor nominal (valor dado por una entidad soberana emisora de la moneda) por lo que al reducir o inflar el valor de una moneda por proclamación, la entidad soberana podría cambiar el valor. Londres podía, y lo hizo, inflar el valor de ciertas monedas y reducir el de otras y también establecer las tasas de los derechos de exportación e importación. Los comerciantes coloniales, que tenían que pagar estas tarifas en plata, se encontraban constantemente cortos debido a que los comerciantes de Londres rebajaban el chelín.
En vista que la corona británica establecía todas las reglas y en beneficio propio, los colonos poco podían hacer para obtener un mayor provecho del comercio con Inglaterra. Las Leyes de Navegación de 1651 (reforzadas en 1660 y 1663) prohibieron el comercio de las colonias con barcos que no fueran ingleses, comandados por capitanes ingleses y con una tripulación con mayoría de ingleses, obstaculizando de esta manera el comercio entre las colonias y España lo que terminó por afectar el flujo de dólares españoles dentro de las colonias.
En un intento por compensar este bajo flujo de monedas, la legislatura de la Colonia de la Bahía de Massachusetts decidió acuñar su propia moneda. En 1652, el gobierno colonial autorizó al capitán John Hull a acuñar el llamado chelín de pino (por la figura de un pino impresa en él). El chelín del pino se acuñó en denominaciones de 3d, 6d y un chelín.
La acuñación cumplió su propósito, estandarizar la moneda en Massachusetts y proporcionar monedas útiles para el comercio con otras colonias, pero el gobierno inglés la consideró ilegal y por lo tanto no podía usarse en el comercio con Londres. Para evitar cualquier problema legal, Hull ordenó que todas las monedas, sin importar el año de acuñación, se acuñaran con la fecha de 1652, tiempos en los que el gobierno inglés era una mancomunidad y no tenía un rey que prohibiera una casa de moneda colonial. Las monedas continuaron acuñándose hasta 1683 cuando la casa de la moneda fue cerrada, después de la restauración de la monarquía, por orden del rey Carlos II de Inglaterra (reinado entre 1660-1685). Carlos II consideró la acuñación de monedas de Hull como un acto de alta traición, pero ni Hull ni sus asistentes fueron acusados ni procesados, pero la corona tampoco reconoció los problemas económicos que habían llevado a la acuñación de una moneda local por parte de las colonias.
Leyes sobre la moneda
En 1690, Massachusetts volvió a intentar resolver el problema de la moneda imprimiendo y emitiendo dinero fiduciario en papel conocido como facturas de crédito. Esto se hizo principalmente para pagar las deudas de la colonia con la corona por los gastos militares incurridos durante la Guerra del Rey William (1688-1697), al haber sido el escenario norteamericano de la Guerra de los Nueve Años librada entre Inglaterra y Francia en territorio europeo. Los colonos no habían comenzado la guerra, pero se les pidió que ayudaran a financiarla y reconocieron que era lo mejor para sus intereses hacerlo debido a la amenaza de la Confederación Wabanaki de los nativos americanos que aliados con los franceses, atacaban los asentamientos ingleses en Norte América.
El dinero fiduciario se emitió con la promesa del gobierno colonial de que sería aceptado como moneda de curso legal para el comercio y podría usarse para pagar impuestos futuros que sacarían de circulación los papeles. Algunas colonias reconocieron que debían tener cuidado con la cantidad de emisión de esta moneda, teniendo en cuenta las facturas fiscales futuras que retirarían los papeles de la circulación, pero otras no lo hicieron. Las colonias que midieron correctamente los riesgos sobre los papeles impresos contra futuros recibos de impuestos, obtuvieron buenos resultados, sin embargo, las otras colonias no. En vista de que se habían emitido más papel moneda que el que los gobiernos coloniales podían respaldar, se produjo una inflación generalizada a medida que la confianza de la gente en el poder adquisitivo del dinero fiduciario se desvanecía. Cuando se comprendió plenamente el problema, el dinero fiduciario ya estaba ampliamente difundido entre las colonias.
Estas circunstancias en las colonias comenzaron a afectar los intereses de los comerciantes ingleses en Londres, quienes se vieron obligados a aceptar como pago la moneda devaluada de las colonias. Aunque el gobierno inglés, siguiendo su política habitual de ignorar a las colonias, en otras ocasiones no hubiera hecho nada al respecto, en estas circunstancias decidió intervenir promulgando la Ley de Divisas de 1751, por medio de la cual se legisló sobre el uso de los papeles como moneda de curso legal solo para pagar impuestos, no para transacciones comerciales privadas. Esta ley fue ampliada por la Ley de Divisas de 1764, que permitía a las colonias imprimir y emitir papel moneda, pero les prohibía valorar los billetes con el estado de moneda dura en oro o plata. El papel moneda emitido por los distintos gobiernos coloniales estaba respaldado por el crédito de un gobierno colonial, no por dinero en efectivo, y los acreedores británicos no lo aceptarían en el comercio, devaluando el dinero y fomentando más problemas económicos en las colonias.
Conclusiones
Los problemas económicos de las colonias, continuamente ignorados o minimizados por el gobierno inglés, contribuyeron a las tensiones que finalmente llevaron a la Guerra de Independencia de Estados Unidos. Después de que comenzó la Revolución en abril de 1775, el Congreso Continental emitió su propio papel moneda (dinero fiduciario) conocido como Continentals o Continental Currency. Estos estaban denominados en dólares de acuerdo con el dólar español (razón por la cual el dólar estadounidense se conoce como dólar), pero aún estaban valuados en la libra inglesa y se imprimieron en denominaciones de hasta $ 80.00.
El Congreso Continental había olvidado o ignorado los problemas de 1690 en adelante causados por la impresión de demasiados papeles para sacarlos luego de la circulación mediante impuestos y tampoco coordinó un ente central de emisión, lo que resultó en que varias colonias continuaran imprimiendo y emitiendo sus propios papeles. El dinero fiduciario se depreció mucho porque había demasiado en circulación para mantener su valor. Este problema se vio agravado por los falsificadores británicos en Nueva York que enviaron agentes con billetes falsos por todas las colonias de modo que, en 1778, un Continental valía menos de la mitad de su valor nominal, y en 1781, el dinero fiduciario prácticamente no tenía valor.
En un esfuerzo por salvar la economía, el Congreso nombró al comerciante Robert Morris (1734-1806), uno de los firmantes de la Declaración de Independencia, como Superintendente de Finanzas de los Estados Unidos. Morris, con la ayuda de Alexander Hamilton (1757-1804) y Albert Gallatin (1761-1849), creó el Bank of North America en 1782. El banco se financió con divisas prestadas por Francia que se había aliado con los colonos contra los ingleses en 1777. Morris financió el esfuerzo de guerra colonial desde 1782 hasta la victoria sobre los ingleses en 1783 cuando presidió la acuñación de la primera moneda de los Estados Unidos de América, conocida como Nova Constellatio. Para evitar problemas futuros, se prohibió a los estados acuñar su propio dinero y devaluar la moneda así que sólo el gobierno federal podía acuñar y emitir moneda de curso legal. El sistema bancario ideado por Morris, Hamilton y Gallatin, y adoptado por el Congreso, sigue siendo el modelo para la banca y la economía de los Estados Unidos en la actualidad.