Filosofía de Parménides
Hay una vía que es y una vía que no es [un camino de la verdad y un camino de la opinión]. No hay ni nunca habrá nada más que lo que es, puesto que de hecho, el Destino lo ha encadenado para que permanezca completo e inamovible. Por lo tanto, aquellas cosas que los mortales han establecido creyendo que son reales, serán meros nombres: "nacer y perecer", "ser y no ser", "cambiar de lugar"… (Robinson, página 116)
La vía de la verdad
Las yeguas que me llevan tan lejos como mi ánimo alcance
me transportaron cuando, al conducirme, me trajeron al camino, abundante en signos,
de la diosa, el cual guía en todo sentido al hombre que sabe.
Ahí fui enviado, pues ahí me llevan las yeguas muy conocedoras,
tirando del carro, y las doncellas iban adelante en el camino.
Los ejes en los cubos ⟨de las ruedas⟩ despedían un sonido silbante
agudo y chispeante (pues era acelerado por dos ruedas bien
redondas por ambos lados), cuando con prisa me condujeron
las doncellas Helíades, tras abandonar la morada de la Noche,
hacia la luz, quitándose de la cabeza los velos con las manos. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá; página 475)
Allí están las puertas de los senderos de la Noche y del Día,
y en torno a ellas un dintel y un umbral de piedra.
Ellas mismas, etéreas, están cubiertas por grandes hojas,
de las cuales Dike [Justicia], la de abundantes penas, guarda las llaves de usos alternos. […]
Hablándole ⟨a Dike⟩ con dulces palabras,
las doncellas la persuadieron sabiamente para que el cerrojo asegurado quitaran pronto de las puertas. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 451 y 423)
[…] del vano
una abertura inmensa hizo al abrirse, de puro bronce
los ejes en los casquillos alternadamente haciendo girar,
con espigas y remaches, ajustados. Así pues, a través del mismo
derechamente guiaban las doncellas por la carretera el carro y las yeguas. (Traducción de Martín Zubiria, páginas 11-12/110)
Y una diosa benévola me recibió y con su mano ⟨diestra⟩
mi diestra tomó, y en estos términos habló y me dijo:
Oh joven, que compañero de cocheros inmortales y de las yeguas que te llevan, llegas a nuestra morada,
alégrate, porque de ningún modo una parca funesta te envió a recorrer
este camino, que por cierto alejado de la huella de los hombres está,
sino el derecho y la justicia; es necesario empero que todo lo sepas;
por un lado, de la verdad persuasiva el corazón inconmovible,
por otro, las opiniones de los mortales, que no abrigan convicción verdadera;
ello no obstante, también esto aprenderás: como lo opinable
hubo de ser reconocido enteramente, siendo ⟨,como es,⟩ todas las cosas. (Traducción de Martín Zubiria, página 12/110)
Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra,
cuáles son los únicos caminos de investigación que se puede pensar;
uno: que es y que no es posible no ser;
es el camino de la persuasión (acompaña, en efecto, a la Verdad);
el otro: que no es y que es necesario no ser.
Te mostraré que este sendero es por completo inescrutable;
no conocerás, en efecto, lo que no es (pero es inaccesible)
ni lo mostrarás.
Pues ⟨sólo⟩ lo mismo puede ser y pensarse. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 436 y 438)
Indistinto me es
Desde dónde comenzaré; allí por cierto de vuelta llegaré otra vez. (Traducción de Martín Zubiria, página 13/110)
Se debe decir y pensar lo que es; pues es posible ser,
mientras ⟨a la⟩ nada no ⟨le⟩ es posible ⟨ser⟩. Esto te ordeno que muestres.
Pues jamás se impondrá esto: que haya cosas que no sean.
Pero tú aparta el pensamiento de este camino de investigación;
……………. en el cual los mortales que nada saben
deambulan bicéfalos; pues la incapacidad guía en sus
pechos a la turbada inteligencia. Son llevados como ciegos y sordos, estupefactos, gente que no sabe juzgar,
para quienes el ser y no ser pasa como lo mismo
y no lo mismo. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 442-443)
…y para todas las cosas una vía hay de sentido contrario. (Traducción de Martín Zubiria, página 14/110)
Pues jamás esto se impondría: que es, “lo que no tiene que ser”,
Pero tú de este camino de la indagación aparta la intelección. (Traducción de Martín Zubiria, página 16/110)
Ni te fuerce hacia este camino la costumbre muchas veces intentada
de dirigirte con la mirada perdida y con el oído aturdido
y con la lengua, sino juzgar con la razón el muy debatido argumento
narrado por mí. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, página 443)
Un solo camino narrable
queda: que es. Y sobre este camino hay signos
abundantes: que, en tanto existe, es inengendrado e imperecedero;
íntegro, único en su género, inestremecible y realizado plenamente;
nunca fue ni será, puesto que es ahora, todo a la vez,
uno, continuo. Pues ¿qué génesis le buscarías? (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, página 426)
…¿cómo, desde dónde habría crecido? Y no permito que digas ni pienses
que de “lo que no debe ser”, pues ni decible ni inteligible
es cómo no es. ¿Y qué necesidad lo haría surgir
más tarde o más temprano, desde la nada naciendo para ser?
Así pues, o que completamente sea necesario es, o que no sea en absoluto.
Ni de “lo que no debe ser” jamás admitirá la fuerza de la convicción
que se genere algo junto a ello, por lo cual ni generarse
ni corromperse permite la Indicadora aflojando los grillos,
sino que los mantiene ⟨con firmeza⟩. (Traducción de Martín Zubiria, página 18/110)
[El Ente es o no es.] Y ha sido decidido, en efecto, como era necesario, abandonar al uno por ininteligible, por oscuro, pues un camino
verdadero no es, de suerte que el otro es, y es auténtico.
¿Cómo entonces podría llegar a ser, siendo? ¿Cómo podría nacer?,
pues si nació no es, ni tampoco ⟨es⟩ si alguna vez hubiese de ser.
Así pues, la generación está extinguida e incognoscible es la destrucción. (Traducción de Martín Zubiria, página 18/110)
Ni es diferenciable ⟨“lo que es”, en partes constitutivas⟩, pues es enteramente uniforme
ni en algo ⟨es⟩, por un lado, más – esto le impediría mantener su continuidad ⟨consigo mismo⟩
ni en algo menos. Todo lleno está de “lo que es”;
por esto es completamente continuo, pues “lo que es” se encuentra con “lo que es”. (Traducción de Martín Zubiria, página 18/110)
Observa cómo estando ausentes, para el pensamiento las cosas están presentes.
Lo mismo permanece en lo mismo, y descansa en sí mismo,
y así permanece firme en su posición.
Pues nada existe ni existirá ajeno aparte de lo que es. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 426 y 432)
Y esto mismo ⟨“lo que es”⟩ ha de ser inteligido y también por ello hay intelección,
pues fuera de “lo que es”, en donde revelado está,
no encontrarás el inteligir; pues nada hay o habrá
además de “lo que es”, porque la parca lo ató
para que íntegro e inmóvil fuese; de modo que nombres todos serán,
cuantos los mortales aprestaron para sí, persuadidos de que son verdaderos,
⟨conviene a saber⟩: nacer y perecer, ser y no ⟨ser⟩,
y cambiar de lugar y el brillante color variar. (Traducción de Martín Zubiria, páginas 19-20/110)
Pero puesto que hay un límite último, es completo,
en toda dirección, semejante a la masa de una esfera bien redonda,
equidistante del centro en todas sus direcciones; pues forzoso
que no exista algo mayor ni algo menor aquí o allí;
no hay, en efecto, no‑ente que le impida alcanzar
la homogeneidad ni ente que de algún modo sea
aquí o allí mayor o menor, ya que es por completo incólume;
igual por todos lados, se encuentra en sus límites. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 434-435)
Con esto termino el discurso fidedigno y el pensamiento
acerca de la Verdad; ahora aprende las opiniones de los mortales,
escuchando el engañoso orden de mis palabras. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, página 439)
Según sus pareceres han impuesto nombres a dos formas,
de las cuales no se puede ⟨nombrar⟩ a una sola: en eso se confunden.
Y las han discernido como opuestas en figura y les han puesto señales
que las separan entre sí; allí el etéreo fuego de la llama,
suave, muy liviana, idéntica por doquier a sí misma,
pero no idéntica a la otra; pero también aquella ⟨otra⟩, en sí,
opuesta, noche oscura, de conformación densa y pesada.
Yo te narro este ordenamiento cósmico como un todo coherente,
de modo que el parecer de alguno de los mortales jamás te supere. (Traducción de C. Eggers Lan y V.E. Juliá, páginas 439 y 447)
Sin embargo, una vez que todo luz y noche fue llamado,
y estas ⟨cosas⟩ según sus virtudes propias a éstos y a estos otros ⟨fueron atribuidas⟩,
todo lleno está a la vez de luz y de noche invisible;
de ambas por igual, puesto que a ninguna de ambas nada pertenece. (Traducción de Martín Zubiria, página 23/110)