Las guerras dacias comenzaron luego de que Decébalo (que reinó entre el 87 y 106 d.C., aproximadamente) saqueara la provincia de Mesia en el 85 d.C. Las campañas dacias del 86 y 87 d.C. del emperador Domiciano (que reinó del 81 al 96 d.C.) concluyeron en una paz intranquila, pero las hostilidades se reanudaron bajo el reinado del emperador Trajano (que reinó del 98 al 117 d.C.). Las guerras dacias de Trajano, que fueron grabadas en la Columna Trajana, terminaron con la muerte de Decébalo, y Dacia pasó a ser una provincia romana.
Las campañas dacias de Domiciano
En el 85 d.C., Decébalo, futuro rey de Dacia, invadió la provincia romana de Mesia. El gobernador provincial Cayo Opio Sabino se enfrentó al ejército dacio junto a la Legio V Macedonica (quinta legión macedónica); sin embargo, el gobernador fue una de las muchas bajas, lo que forzó la retirada de la legión. La Legio IV Flavia Felix llegó demasiado tarde de Dalmacia para prestar auxilio. Decébalo y su ejército ya habían regresado a Dacia, habiendo saqueado ciudades y tomado miles de prisioneros.
En el año 86 d.C., en respuesta a la derrota, el emperador romano Domiciano organizó las legiones y lanzó la ofensiva. Con el apoyo de cinco legiones, el prefecto de la Guardia Pretoriana Cornelio Fusco cruzó el río Danubio hacia Dacia donde Decébalo cayó sobre el ejército romano de inmediato. El prefecto murió en el asalto y la acosada legión se retiró al otro lado del río hacia Mesia. Aunque las fuentes se contradicen, se supone que, durante el asalto, aniquilaron a la Legio V Alaudae y capturaron su bandera. Algunos historiadores creen que la legión fue derrotada más tarde ya sea durante las campañas de Trajano o en la guerra contra los sármatos en el 92 d.C. Habiendo dejado tropas para patrullar el borde, Domiciano volvió a Roma para evaluar un nuevo plan de ataque.
En el 88 d.C., el comandante romano Lucio Tetio Juliano dirigió las legiones VII Claudia, I Italica, IV Flavia Felix y II Adiutrix hacia Dacia central. Además de esas legiones, se cree que las legiones I Adiutrix y XIII Gemina también participaron en Dacia. Aunque Juliano no tardó en poner en fuga a los dacios en Tapae, el comandante dacio y el alto sacerdote Vezinas escaparon. Luego de la batalla, los romanos construyeron su campamento para el invierno a las afueras de la capital dacia de Sarmizegetusa. Durante el invierno y con el río congelado, una tribu sármata, los yacigios, y una tribu germana, los cuados, aprovecharon que Roma estaba distraída subyugando la Revuelta de Saturnino en Germania (la Legio VII Claudia había vuelto a Roma) y marcharon hacia Mesia para saquear pueblos. Al mismo tiempo Decébalo movilizaba sus ejércitos para defender la capital contra los romanos. Con los sármatas detrás y cayendo en la cuenta de que podría estar atrapado, Juliano se retiró hacia Mesia. Domiciano, al mando de un ejército propio, continuó la marcha con la intención de dar lucha a los sármatas; sin embargo, cuando se retiraron al otro lado del Danubio, unió fuerzas con Juliano en Mesia.
Decébalo propuso un tratado de paz, pero Domiciano lo rechazó y marchó con su ejército hacia Panonia en lo que él consideraba un acto de venganza; sin embargo, los marcomanos no tardaron en repeler a las tropas romanas. Una vez que Decébalo propuso un segundo tratado de paz, Domiciano decidió que lo mejor era aceptar la oferta daciana, la que concluyó en un acuerdo apresurado que incluía un tributo anual de oro a los dacios. Por su parte, los dacios aceptaron retirarse de Mesia y devolver prisioneros de guerra. Tanto el senado como el ejército estaban disgustados con el tratado de Domiciano; para ellos, era una muestra de debilidad. Tras el acuerdo, se dividió Mesia en dos provincias: Mesia Superior y Mesia Inferior. Se asignaron cuatro legiones a Mesia mientras que otras cuatro se destinaron a Panonia.
El emperador revaluó su encuentro con los dacios. Luego de las celebraciones de tres días de los Juegos Seculares, Domiciano celebró un triunfo romano para festejar la derrota de los catos y los logros de Juliano en Dacia. En su Vidas de los doce césares, el historiador Suetonio (que vivió de en torno a 69 a alrededor de 130/14 d.C.) escribió sobre las expediciones del emperador contra los sármatas y los dacios:
En cuanto a sus expediciones militares… algunas no tenían justificación… pero no fue el caso con los sármatas, quienes habían exterminado una legión y a el comandante. Y cuando los dacios primero derrotaron al ex consular Opio Sabiono y luego a su sucesor, el prefecto pretoriano Cornelio Fusco, Domiciano condujo personalmente dos expediciones punitivas. Tras unas batallas inciertas, celebró un doble triunfo sobre los catos y los dacios, pero no insistió en reconocer la campaña sármata… (Suetonio)
Las guerras dacias de Trajano
Otra guerra contra Dacia era inevitable. Trajano estaba determinado a derrotar a los dacios donde Domiciano había fracasado. El historiador Barry Strauss escribió que Domiciano había aceptado un compromiso con los dacios mientras que “Trajano los conquistó, aniquiló a las clases dominantes y abrió las puertas del país a la colonización por parte de los veteranos romanos” (163). No solo el deseo de venganza empujó a Trajano a empezar la guerra, sino también un lugar donde demostrar su habilidad como líder militar. Trajano pasó la mitad de su vida lejos de Roma: liderando expediciones en la Britania romana y en Partia, pero su mayor logró militar fue en Dacia. El botín de guerra no solo lo llenó de riquezas, sino que también financió la construcción de un foro romano nuevo, las Termas de Trajano y el acueducto Trajano (Aqua Traiana). Lamentablemente, el reporte escrito por el mismo sobre la guerra, Dacica, se perdió, por lo que la mayor parte de la información con la que contamos hoy en día sobre la conquista de Dacia proviene de la Columna Trajana: un bajorrelieve espiralado que registra 155 escenas.
Trajano comprendía al rey daciano, pero no confiaba en él. A Decébalo se lo consideraba un guerrero astuto y experto tanto en tender emboscadas como en batallas campales. Sabía elegir el momento oportuno para actuar y gestionaba con inteligencia tanto la victoria como la derrota. Trajano debió darse cuenta de lo formidable que era su enemigo y, al ver que el rey dacio se movilizaba, decidió atacar.
En la primavera del 101 d.C., Trajano partió de Roma. Ya había cuatro legiones estacionadas en Mesia (Legio I Italica, IV Flavia Felix, V Macedonica y VII Claudia); todas listas para cruzar el río. Cuando ya había partido, varias legiones adicionales estaban en camino: legio I Adiutrix, XIV Gemina, XV Apollonius, X Gemina y II Adiutrix. No tardaron en llegar más legiones: XIII Gemina y I Minervia. Acompañado por el prefecto de la Guardia Pretoriana Claudio Liviano y el comandante Lucio Apio Máximo, Trajano y las legiones llegaron a Viminacium sobre el Danubio donde unieron fuerzas con el sobrino del emperador (y futuro emperador) Adriano (que reinó del 117 al 138 d.C.).
Al darse cuenta que el ejército romana había cruzado el Danubio, Decébalo junto a la caballería sármata y los desertores romanos se prepararon para enfrentarse a los romanos. Cuando las legiones trajanas se dividieron en campamentos militares (castrum), emisarios dacios llegaron para hablar términos de paz, pero fueron rápidamente desestimados. No se sabe si las ofertas de paz era una triquiñuela para ganar tiempo, pero los guerreros de Decébalo atacaron las partidas de avanzada romana. El siguiente blanco de ataque eran los campamentos militares, pero los romanos repelieron tanto las tropas de Decébalo como las sármatas con velocidad. Buscando una solución pacífica, Trajano envió a dos emisarios, Lucio Sura y el prefecto Liviano, para discutir términos, pero Decébalo se rehusó a verlos. Como las discusiones de paz habían fallado, el ejército de Trajano cruzó las montañas para atacar las fortalezas dacianas. En una de las fortalezas, se descubrió el águila tomada de la aniquilada V Alaudae. Finalmente, Trajano llegó a Tapae, donde Juliano había salido victorioso dos décadas atrás. La segunda batalla de Tapae resultó en muchas bajas en ambos bandos, pero Decébalo se retiró.
Cuando comenzó el invierno, Trajano retiró el ejército hacia el sur del Danubio, cruzando el río por las Puertas de Hierro. Al ver que los romanos se retiraban, Decébalo aprovechó la oportunidad para lanzar un ataque sobre los fuertes auxiliares romanos mientras la caballería sármata cabalgaba hacia Mesia. Trajano no tardó en llevar sus tropas al otro lado del río y cortó las líneas de suministros dacias. Mientras tanto, las legiones romanas que quedaron en Mesia repelieron a los sármatas y, a pesar de la gran cantidad de bajas, exterminaron la caballería sármata en la batalla de Adamclisi. Los dacios y los sármatas se retiraron para prepararse para otro día.
En el 102 d.C., Trajano dividió a el ejército en dos columnas, cruzó el Danubio y marchó hacia la capital dacia para montar el asedio. Por el camino los romanos atacaron fortalezas dacias. Estos intentaron detener a los romanos, pero no lo consiguieron; incluso la hermana de Decébalo fue capturada. En la capital, el emperador se reunió con Lucio Máximo. El rey dacio envió emisarios para hablar con Trajano, quien, en respuesta, envió a Sura y Liviano para discutir términos de paz con ellos. Decébalo no tardó en aceptar los términos de paz, en los que el rey aceptaba ceder un área de Dacia occidental donde los colonos romanos se asentarían en el futuro. Entre otras condiciones, se revocó el tributo que imponía el tratado anterior acordado con Domiciano.
Trajano regresó a Roma para comenzar una serie de proyectos de construcción. Las legiones romanas hicieron otro tanto al volver a sus hogares mientras que las guarniciones permanecían en los territorios recientemente adquiridos para protegerlos. Por un corto periodo de tiempo, hubo paz. Por supuesto, el emperador no confiaba en Decébalo, quien se preparaba para otro ataque sobre los romanos mientras buscaba aliados y reconstruía fortalezas. A su regreso Trajano formó dos legiones nuevas: la legio II Traiana, enviada a Siria, y la legio XXX Ulpia Victrix, que acompañaría a Trajano en su regreso a Dacia.
La segunda guerra dacia
En el verano del 104 d.C., Decébalo se enteró que Trajano estaba rearmando sus fuerzas a lo largo del Danubio y quiso saber sobre los planes del emperador. Se reunió con el legado de Trajano estacionado en Dacia, Pompeyo Longino, con la excusa de discutir planes para la continuación de la paz; en cambio, el rey decidió retener a Longino como prisionero. En un mensaje enviado al emperador, Decébalo accedía a devolver al legado a cambio de las tierras que había perdido en el tratado. Mientras Trajano consideraba la propuesta, Longino envió un mensaje para “convencer” a Trajano de que aceptara; sin embargo, el legado fue más listo que el rey y se suicidó. Decébalo estaba furioso y, en la primavera del 105 d.C., tropas dacias atacaron varios fuertes auxiliares romanos. En respuesta, Trajano y la Guardia Pretoriana navegaron por el Adriático hacia Dalmacia. Al desembarcar marcharon hasta el Danubio y lo siguieron hasta llegar a Viminacium. De allí continuaron hasta Drobeta (campamento militar) donde se encontraron con las legiones; una de ellas era la Legio I Minervia bajo el mando de Adriano.
Las legiones romanos, que llegarían a ser doce en total, estaban reunidas a ambos lados del río en el Puente de Trajano, un nuevo puente permanente construido por el ingeniero sirio Apolodoro. Divididas las fuerzas en cuatro, Trajano cruzó hacia Dacia con una columna bajo su mando mientras que Lucio Licinio Sura, Lucio Apio Máximo y Lusio Quieto lideraban las otras tres. Los romanos comenzaron la larga marcha hasta la capital, asaltando los fuertes dacios en Costeri, Blidaru y Piatra Rosie. Cuando comenzó el verano, Trajano alcanzó la capital Dacia. Al querer a Decébalo más que un tratado de paz, Trajano rechazó el ruego por la paz y posicionó la artillería cerca de las murallas y se preparó para el ataque.
Mientras esperaban, comenzaron a aparecer incendios por toda la ciudad. Al día siguiente, los romanos entraron a la ciudad en llamas y se enteraron de que el rey había ordenado a muchos de los nobles a tomar veneno, pero él había escapado. Algunos de los nobles supervivientes informaron a los romanos sobre el tesoro escondido del rey. Parece que Decébalo había cambiado temporalmente el curso de un río cercano y enterrado su oro y plata. Al enterarse Trajano ordenó a las legiones que cambiaran el curso del río para hallar el tesoro: 360.000 libras de oro y 730.000 libras de plata.
Dacia pasa a ser una provincia romana
Mientras que Trajano y las legiones comenzaban la búsqueda del tesoro y del rey dacio, Decébalo se hallaba en las montañas tratando de rearmar su mermado ejército. El comandante romano Máximo se dedicó a perseguir a Decébalo. Fallado el ataque sobre un campamento militar y temiendo por su vida, Decébalo se suicidó en frente de Máximo antes de que pudieran tomarlo prisionero. Máximo desmontó, decapitó el cadáver y envió la cabeza a Roma.
Luego de la victoria, Trajano retornó a Roma con 51.000 prisioneros. Había ganado el título de Dacius, y las celebraciones en Roma duraron 123 días. Los juegos que celebraron la victoria romana presentaron 10.000 peleas de gladiadores y 10.000 animales masacrados. Dacia pasó a ser una provincia romana y Mesia, el hogar de las legiones XIII Gemina, I Italica, V Mecedonica, VII Claudia y XI Claudia.