La prostitución en el antiguo Mediterráneo

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Artículo

Rebecca Denova
por , traducido por Rosa Baranda
Publicado el 19 julio 2021
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés
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La prostitución en la antigüedad normalmente hacía referencia a una clase de hombres y mujeres que ofrecían servicios sexuales fuera de los parámetros de los códigos legales de las sociedades de la antigüedad. La palabra "prostituta" deriva del latín prostituere, que quiere decir "exhibir públicamente". Esto hacía referencia a la forma en que las prostitutas romanas se anunciaban para que no las confundieran con matronas decentes (ver más abajo). Dependiendo del contexto y la traducción de un texto antiguo, algunas veces se usan las palabras ramera y puta.

Ancient Lovers
Amantes de la antigüedad
Mohawk Games (Copyright)

Prostitución sagrada

El tema religioso dominante de todas las sociedades de la antigüedad era la fertilidad de las cosechas, los rebaños y la gente. Los poderes divinos que gobernaban el universo ocurrían en parejas de lo masculino y lo femenino, por lo que uno podía recurrir a ellos para beneficio de la fertilidad humana. Esto fue especialmente relevante en la creación y la adoración de varias diosas madre de la región: Inanna (Sumeria), Ishtar (Mesopotamia), Hathor e Isis (Egipto), Cibeles (Anatolia), Astarté (Canaán), Deméter (Grecia), Afrodita (Grecia) y Venus (Roma). Todas estas diosas gobernaban la sexualidad humana, el uso erótico del cuerpo, el nacimiento y los hijos.

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EN LA ANTIGUA SUMERIA, EL REY, EN OCASIONES UN SER SEMIDIVINO, LLEVABA A CABO UN RITUAL RELIGIOSO ANUAL CONOCIDO COMO HIEROS GAMOS, O MATRIMONIO SAGRADO.

Los expertos discuten sobre las maneras en las que se instituyeron estas deidades de la fertilidad, en un concepto conocido como prostitución sagrada o prostitución del templo. En las culturas antiguas de Sumeria y Mesopotamia se encuentran referencias a esta práctica, y las ideas se expandieron por la cuenca mediterránea. El término "prostitución del templo" es moderno (de después de la Ilustración), y no es adecuado. Los expertos equipararon a los sirvientes del templo, tanto hombres como mujeres, en estos cultos a la fertilidad con la prostitución per se, que no es lo mismo.

En la antigua Sumeria, el rey, que en ocasiones era un ser semidivino, llevaba a cabo un ritual religioso anual conocido como hieros gamos, o matrimonio sagrado. Este matrimonio le aseguraba la fertilidad a la comunidad. Los himnos de este periodo hablan de como el rey "corría en carreras" en mismo día, cosa que reflejaba su virilidad. Lo que sigue siendo debatible es si estos rituales religiosos eran literales o simbólicos.

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La evolución de los rituales religiosos dio lugar tanto al teatro de la antigüedad como a la danza. Atenas desarrolló y produjo obras de teatro en conjunto con los festivales de Deméter y Dioniso. El coro bailaba y recreaba el mito de estas deidades. Representar los roles de la fertilidad con actores puede que precediera al teatro griego y tiene sentido en relación con los rituales religiosos. Los rituales podían demostrar físicamente el resultado anticipado del ritual. En este caso, la fertilidad.

La representación moderna de estos sirvientes de los templos está influida por Heródoto (en torno a 484-425 a.C.), el "padre de la historiografía". Durante sus viajes por Babilonia escribió:

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La costumbre más inmunda de Babilonia es la que lleva a todas las mujeres a sentarse en el templo de Afrodita y tener relaciones con algún extraño por lo menos una vez en la vida... Da igual cuánto dinero sea; la mujer nunca se negará porque sería pecado. El dinero que se saque con este acto es sagrado. Tras la relación, una vez ha cumplido con su obligación para con la diosa, se vuelve a su casa. (Historias, 1.199)

Los templos de Afrodita en Creta y Corinto también eran conocidos por esta práctica, aunque la mayoría de las críticas de los "rituales orientales" se encuentran en la literatura romana. Estrabón (2 a.C., VIII.6.20) menciona a "miles" de estas mujeres en Corinto, aunque el templo no podría haber dado cabida a tantas.

El antiguo Egipto

Se sabe muy poco sobre la prostitución en el antiguo Egipto. Lo que sí tenemos son imágenes de artistas en banquetes, tales como bailarinas y cantantes, pero sin indicación alguna de su estatus. En cuanto a las atracciones del maquillaje, hay muchos ejemplos: varios tipos de pelucas, maquillaje para la cara y los ojos, vestidos transparentes de lino que resaltaban los encantos del cuerpo, y tatuajes. En comparación con sus vecinas, las mujeres egipcias tenían muchos más derechos legales y podían trabajar en varios gremios. En Egipto no se celebraba el matrimonio; las parejas sencillamente se iban a vivir juntas. Sin embargo, la monogamia era algo que se esperaba y se incentivaba.

Ancient Egyptian Music and Dancing
Música y danza del antiguo Egipto
Jan van der Crabben (CC BY-NC-SA)

El judaísmo de la antigüedad

La prostitución no se consideraba un pecado en la antigua Israel. La legislación de las leyes de Moisés que trataba el matrimonio y el divorcio utilizaba el concepto de la mujer como propiedad. Las mujeres eran propiedad de sus padres y después se entregaban en un contrato matrimonial al marido. El adulterio tenía que ver con estas uniones; es decir, que suponía la violación de la propiedad de otro hombre. En un mundo en el que no había pruebas de ADN, era crucial que la estirpe se mantuviera limpia.

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LAS PROSTITUTAS NO ESTABAN BAJO UN CONTRATO LEGAL DE MATRIMONIO, POR LO QUE EL SEXO CON ELLAS NO ERA UNA VIOLACIÓN DE LOS CÓDIGOS SOCIALES.

Las prostitutas no estaban bajo un contrato legal de matrimonio, por lo que el sexo con ellas no suponía una violación del os códigos sociales. Esto no quiere decir que se vieran como una mercancía favorable. Estaban en lo más bajo de la escala social. La gente de la antigüedad no sabía que el semen se regeneraba, por lo que no debía malgastarse fuera del matrimonio.

Sorprendentemente, las Escrituras judías cuentan historias de prostitutas en lo que se considera un arquetipo literario, "la ramera honrada". Son historias normalmente sobre mujeres cananeas (no judías) que creen igualmente en el Dios de Israel. Cuando Josué envió espías a Jericó, la madam del burdel, Rahab, los escondió porque sabía que Dios les otorgaría la victoria a los israelitas. La nuera cananea de Judá, Tamar, se disfrazó de puta al lado del camino para seducir a Judá de manera que su estirpe no se extinguiera.

La palabra hebrea para "prostituta" era zonah, pero también encontramos la palabra kedeshah, que significa "reservada" o "consagrada". Normalmente aparece en descripciones de mujeres no judías que servían como siervas en templos de la fertilidad. Hay referencias a prostitutos, también llamados kadesh, o "reservados". Según el contexto, también se habla de ellos como "sodomitas".

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Ninguna de las hijas de Israel será nunca una kedeshah, ni ningún hijo será un kadesh. No deberías llevar a una prostituta (zonah) o el sueldo de un perro (kelev) a la casa del señor tu Dios para pagar un voto, porque ambos son una abominación para el señor tu Dios. (Deuteronomio 23:17-18)

Con la conexión con las deidades de la fertilidad, los profetas de Israel utilizaron el matrimonio y las metáforas sexuales para condenar el gran pecado de la idolatría en el país. Dios se presentaba como el novio de Israel, la novia, que había cometido adulterio al recurrir a otros dioses. En el libro del profeta Hosea (del siglo VIII a.C.), se le ordena que se case con Gomer, una prostituta que simboliza los pecados de Israel. El Libro de Ezequiel recalca las metáforas:

Que te sobrevenga la desgracia, declara el Dios soberano. ... En cada esquina construiste tus santuarios inmundos y degradaste la belleza, abriendo las piernas cada vez más a menudo para cualquiera que pasaba... Te dedicaste a la prostitución también con los asirios porque eras insaciable; e incluso después de eso, no estabas satisfecha. Después aumentó tu promiscuidad e incluiste a Babilonia, una tierra de mercaderes, pero ni siquiera esto te sació. ¡Estoy lleno de rabia contra ti, declara el Señor, cuando haces todas estas cosas actuando como una vulgar prostituta! (16:23- 35).

La antigua Roma

La prostitución en la antigua Atenas era legal; en ella se podían encontrar pornai, muchas de las cuales eran esclavas, en los burdeles, las tabernas y las esquinas, o se podía alquilar una cortesana de clase alta, una hetaira. En lo relacionado con la prostitución, Roma siguió muchas de las premisas observadas por Grecia. Al igual que las hetairai de los simposios griegos, las prostitutas de la clase alta también proporcionaban el entretenimiento en las fiestas y banquetes de Roma. Volumna Citeris (siglo I a.C.) fue una actriz y acompañante de Marco Antonio y Bruto. Precia (los 70 a.C.) fue compañera de varios políticos influyentes, incluido Pompeyo. Era muy conocida por su influencia en la política romana.

Sin embargo, muchas de las mujeres que trabajaban como prostitutas ordinarias o bien eran esclavas o lo habían sido, lo que quiere decir que se las categorizaba como infames, que no tenían estatus social ni los derechos ni privilegios de los ciudadanos. Las esclavas eran antes que nada propiedad. El sexo con las esclavas no era adulterio, y la actividad sexual tanto con esclavas como con esclavos estaba aceptada. Como se consideraban propiedad, había reglas en cuanto a la transferencia de propiedad. Roma tenía una ley ne serva, que quiere decir que el nuevo dueño no podía alquilar a la esclava como una prostituta. Al igual que con el teatro griego, el romano (Plautio) y los tratados satíricos usaban a la prostituta como un personaje recurrente (Horacio, Ovidio, el Satiricón de Petronio, Juvenal).

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Erotic Fresco in the Lupanar of Pompeii
Fresco de temática erótica del lupanar de Pompeya
Carole Raddato (CC BY-NC-SA)

Las prostitutas trabajaban solas en la calle, o podían alquilar una habitación normalmente encima de una taberna. Las mujeres que trabajaban como camareras en las tabernas siempre estaban asociadas con la prostitución. Las prostitutas tenían que registrarse con los ediles. Un edil era un magistrado elegido anualmente para supervisar las actividades comerciales y el mantenimiento y la salud pública de los burdeles registrados y los baños romanos. Los baños públicos eran áreas en las que las prostitutas también se dedicaban a su oficio. A partir de los años 30 d.C., las prostitutas tenían que pagar el impuesto imperial. Algunos registros sugieren que las prostitutas romanas llevaban una toga colorida (el blanco estaba reservado para los ciudadanos varones) pero sin una túnica debajo. Se sigue debatiendo si esto era un edicto del gobierno romano o si sencillamente se hacía por elección para distinguirse de las demás mujeres. La desnudez se menciona a menudo, pero los mercados de esclavos también exhibían a la gente desnuda.

Las prostitutas romanas siempre acudían a los muchos festivales religiosos del Imperio romano. Como la gente de los pueblos acudía a las ciudades para estos festivales, siempre eran una ocasión para sacar más dinero. Los ludi (juegos) de Roma se ofrecían en combinación con los festivales religiosos, que también incluían obras de teatro por toda la ciudad y las siempre populares carreras de aurigas. Cada noche, las prostitutas esperaban a las multitudes que salían del anfiteatro. Trabajaban bajo los arcos, y de la palabra latina para arcos, fornix, deriva la palabra "fornicación". Las prostitutas a menudo se incorporaban a los festivales religiosos, principalmente los de las diosas relacionadas con la fertilidad y el amor sexual. Muchos de estos festivales dedicados a Venus o Flora eran conocidos por trastocar temporalmente las convenciones sociales permitiendo que las mujeres festejaran, bebieran vino y se dejara de un lado la clase social.

The Lupanar, Pompeii
El Lupanar, Pompeya
Carole Raddato (CC BY-SA)

El término para un burdel, lupanar, deriva del latín lupa, loba. El lupanar más famoso es el que se encuentra ahora entre las ruinas de Pompeya. Situado a un lado de una calle, este burdel tiene celdas individuales para la actividad, con imágenes que muestran varias posiciones sexuales. Se ha asumido que así era como anunciaba el burdel los diferentes servicios. Sin embargo, los baños públicos de Pompeya tienen imágenes similares en los vestuarios, encima de cada cubículo. Puede que no fuera más que una manera graciosa de recordar dónde habías dejado tus pertenencias mientras estabas en los baños.

La prostitución a comienzos del cristianismo

Los términos comunes para prostituta no aparecen en las cartas de Pablo o en los evangelios. Pablo incluyó listas judías de vicios comunes que iban en contra de la cultura dominante, y a menudo incluían "inmoralidad sexual" (en griego: pornea o "encuentros sexuales ilícitos"). Como base para la palabra pornografía, se acabó asociando con la prostitución. La única vez en la que Pablo habla directamente de la prostitución en sí misma es en Corintios 1 6:12-20:

Sin embargo, el cuerpo no está pensado para la inmoralidad sexual sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo... ¿Acaso no sabéis que vuestros propios cuerpos son miembros del mismo Cristo? ¿Debería tomar a los miembros de Cristo y unirlos a una prostituta? ¡Jamás! ¿Sabes que aquel que se une a una prostituta es uno con su cuerpo? Porque está dicho: "los dos se convierten en un cuerpo". Pero el que se una al Señor es uno con él en espíritu. Huye de la inmoralidad sexual. Todos los demás pecados que comete una persona son fuera del cuerpo, pero quien peca sexualmente, peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no sabéis que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo, que vive en vosotros, que habéis recibido de Dios? No os pertenecéis, se os compró por un precio. Por tanto, honrad a Dios con vuestros cuerpos.

En 1 Corintios 11, al hablar de los problemas del comportamiento, Pablo advierte a las mujeres que profetizan o hablan en lenguas que "se cubran el cabello" al hacerlo. Esta orden tiene que ver con la manera en que las prostitutas de la antigüedad anunciaban sus servicios. Las matronas decentes que salían de casa llevaban el pelo recogido y cubierto con un velo. Las prostitutas llevaban la cabeza descubierta, con el pelo suelto.

Los expertos han resaltado la gran cantidad de mujeres que conoce Jesús cuando predica. Uno de los problemas de interpretación es que algunas mujeres se describen sencillamente como pecadoras, sin entrar en detalles, en los evangelios:

Mientras Jesús cenaba en casa de Mateo, muchos recaudadores de impuestos y pecadoras vinieron y comieron con él y sus discípulos. Cuando los fariseos lo vieron, les preguntaron a sus discípulos: "¿Por qué tu maestro come con recaudadores y pecadoras?" Al oírlo, Jesús dijo: "No es el que está sano el que necesita un médico, sino el enfermo". (Mateo 9:10-12).

Las comidas se servían mientras la gente estaba reclinada en sofás. Algunos intérpretes de este pasaje afirman que Jesús desafiaba abiertamente las convenciones sociales compartiendo literalmente la cama con las pecadoras. En este caso, por "pecadoras" se entiende prostitutas. Esta interpretación es inherente cuando más tarde Mateo dice: "En verdad os digo que los recaudadores de impuestos y las prostitutas entrarán al reino de Dios antes que vosotros [los fariseos]" (Mateo 21:31).

Lucas contó la historia de la "pecadora" que ungió a Jesús:

Una mujer de esa ciudad que llevaba una vida de pecado se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa del fariseo, así que acudió con una jarra de alabastro de perfume... Cuando el fariseo la vio, se dijo a sí mismo: "si este hombre fuese un profeta, sabría quién lo está tocando y qué clase de mujer es ella, que es una pecadora". Jesús se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Vine a tu casa. No me diste agua para los pies, pero ella me los enjugó con sus lágrimas y me los secó con su pelo... Por eso, te dijo, sus muchos pecados han sido perdonados... Después Jesús le dijo a ella: "tus pecados han sido perdonados". (7:36-50)

En la tradición occidental, María Magdalena es la prostituta (reformada) más famosa. Y aun así, nunca se la identifica como tal en los evangelios. No se la nombra una discípula, sino con el término griego relacionado que quiere decir "seguidora", que implica la misma idea. Tan solo Lucas nos ofrece algún detalle: "María, llamada la Magdalena, de la que salieran siete demonios, y Joanna, la esposa del Chuza, el asistente de Herodes, y Susana y muchas otras, que los alimentaban con sus propios medios (Lucas 8:2-3). Es decir, que eran mujeres con recursos que contribuían a las necesidades diarias de los discípulos. María Magdalena se menciona en los cuatro evangelios como una de las primeras en presenciar la resurrección.

Saint Mary Magdalene
Santa María Magdalena
Jan van der Crabben (CC BY-NC-SA)

Todas las versiones de Hollywood de la vida de Jesús incluyen una historia que solo aparece en manuscritos mucho más posteriores de Lucas y Juan, la de Jesús cuando salva a una mujer de ser apedreada por sus pecados. Todas las representaciones ponen a María Magdalena en esta situación. Sin embargo, la prostitución no era un pecado. Fue el papa Gregorio I (540-604) el que relacionó a María Magdalena con la mujer pecadora que había ungido a Jesús y la historia de la mujer adúltera. Sin embargo, las iglesias ortodoxas orientales no tienen esta asociación.

En el siglo II d.C. los líderes cristianos provenían de un origen gentil, educados en filosofía griega. El concepto de ascetismo ("disciplina") que se enseñaba en las escuelas filosóficas recomendaba la moderación en el uso y el abuso del cuerpo. Esto incluía comer, beber y en especial la actividad sexual. Es precisamente en los escritos de estos Padres de la Iglesia donde encontramos la innovación cristiana de la sexualidad humana como un pecado. Era un pecado necesario, para cumplir con el mandamiento de "creced y multiplicaos"; en este caso, para aumentar la Iglesia. Sin embargo, todas las formas de sexualidad humana que no llevaran a la procreación estaban prohibidas. Las relaciones sexuales por cualquier otro motivo constituían el pecado de la lujuria. Esto incluía la homosexualidad en ambos sexos. Sin hablar de la prostitución per se, se sirvieron de los libros de Profetas por sus metáforas sobre la "inmoralidad sexual" en conexión con la idolatría de la cultura dominante.

Finales de la Antigüedad y la Edad Media

Tras la conversión al cristianismo de Constantino en 312 d.C., su biógrafo, Eusebio, afirmó que clausuró tanto los burdeles como los templos de Venus y de cualquier otra diosa de la fertilidad. Recalcó que no se había usado la fuerza, sino que el emperador romano escribió a las ciudades con los templos y las animó a cesar estos rituales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en las descripciones posteriores de Constantinopla, la nueva capital del Imperio bizantino, hay referencias constantes a una plétora de burdeles en la ciudad.

Se cuentan historias sobre cómo, durante el reinado de Teodosio I (379-395), las prostitutas se quemaban en la hoguera (Evagrius, Historia eclesiástica 3.39-41). En 529 el emperador bizantino Justiniano I (que reinó de 527-565) penalizó todo el comercio de prostitución infantil. Algunas obras interesantes de esta época hablan de la implicación de los monjes en la prostitución. Las historias típicas hablan de un monje que acude a unos baños o a un burdel y se ve afectado por el deseo sexual (Paladio, Historia Lausiaca, 26).

San Agustín de Hipona (350-430) explicó por qué permitía Dios que existiera el mal:

Si eliminas a las prostitutas de los asuntos del ser humano, pondrás todo patas arriba por la lujuria; ponlas en el lugar de las matronas y deshonrarás a estas últimas por desgracia e ignominia. (Carta a Trigeto, 386)

Es decir, que sin prostitución los hombres tratarían a sus mujeres como prostitutas, viciando el mandato de la procreación. El monje medieval agustino Santo Tomás de Aquino (1225-1274) se sirvió de las palabras de Agustín al afirmar que eliminar la prostitución sería como eliminar las cloacas de un palacio; ambos se llenarían pronto de corrupción. La Iglesia medieval legalizó los burdeles y la prostitución, y entonces las prostitutas participaron en los festivales religiosos católicos.

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Bibliografía

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Sobre el traductor

Rosa Baranda
Traductora de inglés y francés a español. Muy interesada en la historia, especialmente en la antigua Grecia y Egipto. Actualmente trabaja escribiendo subtítulos para clases en línea y traduciendo textos de historia y filosofía, entre otras cosas.

Sobre el autor

Rebecca Denova
Rebecca I. Denova, Ph D. es catedrática emérita de Cristianismo Primitivo en el Departamento de Estudios Religiosos de la Universidad de Pittsburgh. En julio de 2021 se publicó su libro de texto titulado «The Origins of Christianity and the New Testament» (Wiley-Blackwell).

Cita este trabajo

Estilo APA

Denova, R. (2021, julio 19). La prostitución en el antiguo Mediterráneo [Prostitution in the Ancient Mediterranean]. (R. Baranda, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1797/la-prostitucion-en-el-antiguo-mediterraneo/

Estilo Chicago

Denova, Rebecca. "La prostitución en el antiguo Mediterráneo." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. Última modificación julio 19, 2021. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-1797/la-prostitucion-en-el-antiguo-mediterraneo/.

Estilo MLA

Denova, Rebecca. "La prostitución en el antiguo Mediterráneo." Traducido por Rosa Baranda. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 19 jul 2021. Web. 21 dic 2024.

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