Las historias que conforman lo que hoy se conoce como mitología nórdica constituyeron en algún momento las creencias religiosas de los pueblos de Escandinavia e Islandia, entre otras. Para los nórdicos, el mundo era un lugar hechizado, poblado de dioses, espíritus, y otras entidades a quienes se requería honrar para mantener el equilibrio personal y de la comunidad.
Las deidades nórdicas arribaron a Escandinavia con las migraciones germánicas del período aproximado comprendido entre el 2300 y el 1200 a. C. Se supone que sus historias se transmitieron de forma oral por poetas conocidos como skalds, desde esa época hasta los alrededores del 1000 d. C., en que con el surgimiento del cristianismo en la región comienzan a asentarse por escrito. El universo de la mitología nórdica abarca la etapa delimitada por el comienzo del mundo y su abrasada terminación en las llamas de Ragnarök, la cual conduciría al nacimiento de una nueva tierra en que se mantendría el orden establecido por los antiguos dioses al inicio de los tiempos. Sin embargo, cabe la posibilidad de que en la concepción original no existiera un renacimiento, sino el final de todo, lo cual habría motivado a los adeptos a mostrar mayor aprecio por el tiempo del que disponían en un mundo que, al igual que ellos mismos, estaba condenado a desaparecer ya desde sus inicios.
Sin embargo, tal interpretación podría haberse desarrollado incluso si el concepto de renacimiento hubiera formado parte del relato precristiano del Ragnarök, puesto que cualquier nuevo mundo que viniera a continuación habría sido distinto al que las gentes conocían. Los que vivieron en la época vikinga, entre el 790 y el 1100 d.C., reconocían que ya se encontraban en el «final de los tiempos», debido a que el primer anunciamiento de la ocurrencia de Ragnarök, la muerte del dios Baldr, ya había tenido lugar, y el mundo continuaba avanzando hacia su final.
Para guiarse por el mundo confiaban en las entidades de los reinos invisibles que rodeaban al de los mortales, entre las que se encontraban en primer lugar los dioses de Asgard (los Aesir), quienes en el inicio habían establecido y mantenido el orden frente a la amenaza del caos. Pero además también había que tener conciencia de la existencia de otros seres, tales como elfos, enanos y otros espíritus elementales, a los que más valía no ofender y a quienes era muy preferible mantener como aliados antes que como adversarios.
El sistema nórdico de creencias era una parte integral de la vida de la gente, igual que lo era, y lo sigue siendo, en cualquier cultura de la antigüedad o convicción religiosa de la actualidad. Fue el último sistema pagano en caer frente al cristianismo, pero gozaba de tanta fuerza en el seno del pueblo que los escribas cristianos lo preservaron en sus obras. En la actualidad se mantiene como uno de los sistemas mitológicos de mayor celebridad e influencia, inspirador de filmes, programas de televisión y obras de la literatura popular como El Señor de los Anillos y Juego de Tronos, para mencionar solo dos.
Su pujanza ha ganado aún más terreno a causa de la moderna creencia en Asatru, la «fe en los Aesir», que ha revivido la antigua religión y levantado templos a los dioses nórdicos en Islandia. No obstante, existen muchos aspectos de la mitología que a menudo se pasan por alto o resultan incomprendidos, entre los cuales se encuentran los diez que se mencionan a continuación.
La mitología nórdica la escribieron los cristianos
Aunque los nórdicos anteriores al cristianismo poseían un sistema de escritura conocido como alfabeto rúnico, las runas se empleaban en mensajes breves, tales como epitafios de monumentos conmemorativos, no en obras de mayor extensión. Según se ha mencionado, las grandiosas historias de los dioses y héroes se transmitían de manera oral hasta la llegada del cristianismo, que al estar fundamentado en revelaciones de las escrituras, impulsó la práctica de leer y escribir. Los escribas cristianos preservaron los relatos, quizá como curiosidades históricas, o bien para expresar argumentos que se oponían a su validez, o por razones que no están claras. Las dos fuentes principales de toda la mitología nórdica existente son la Edda Poética y la Edda Prosaica, ambas del siglo XIII d.C. La Edda Poética es una compilación de versos de alrededor del siglo X d.C., mientras que la Edda Prosaica es una narrativa escrita alrededor del 1220 por el mitógrafo y académico islandés Snorri Sturluson, quien vivió entre 1179 y 1241. Varios investigadores de la actualidad han intentado reconstruir las creencias nórdicas precristianas basándose en las evidencias literarias y arqueológicas, pero cualquier conclusión sobre el tema sería, por fuerza, especulativa, puesto que de esas historias no existen registros anteriores a la llegada de los misioneros cristianos.
Los días de la semana llevan los nombres de los dioses nórdicos
La popularidad de las deidades del panteón nórdico se hace patente en los nombres de los días de la semana en inglés, idioma que se vio influido por las lenguas germánicas y escandinavas introducidas en Britania antes y durante la época vikinga. A su vez, estos idiomas recibieron el influjo del latín, que los ejércitos del Imperio romano llevaron a distintas regiones. El emperador romano Constantino el Grande reemplazó la semana de ocho días que habían heredado los romanos de los etruscos por la semana de siete días, adoptada en 321 d.C. Cada una de las jornadas recibió un nombre en honor a una deidad romana, designaciones que aún se mantienen en las lenguas romances; sin embargo, el inglés adoptó los nombres nórdicos.
- Sunday (domingo). En exaltación a Sunna, la diosa nórdica del sol.
- Monday (lunes). En honor a Mani, dios nórdico de la luna, hermano de Sunna.
- Tuesday (martes). Tomado de Tyr, dios de la guerra cuyo sacrificio ayudó a contener a Fenrir.
- Wednesday (miércoles). Honra a Odin (también llamado Woden), rey de los dioses.
- Thursday (jueves). Día de Thor, en honor al dios del trueno y de los cielos.
- Friday (viernes). Como muestra de respeto a Frigg o Freya, que puede que en algún momento fueran una sola diosa.
- Saturday (sábado). Rinde honor al dios romano Saturno, entre cuyos atributos se encontraba el de la renovación, además de que para los nórdicos el séptimo día se dedicaba a la lavandería, razón por la que mantuvieron el nombre romano.
Los dioses y los gigantes están emparentados
Las entidades primigenias que engendraron a los dioses fueron los gigantes del reino de Jotunheim, quienes más adelante se convirtieron en enemigos de las deidades de Asgard. La primera criatura que emergió en los nueve reinos de la cosmología nórdica fue el gigante Ymir, seguido de la vaca Audhumla. Audhumla, al lamer el hielo, descubre al dios Búri, quien se emparejó con la giganta Bestla, la que dio a luz a los dioses Odin, Vili y Vé, mientras que Ymir se fertilizó a sí mismo y procreó a los gigantes. Odin y sus hermanos mataron a Ymir y a los demás colosos, pero dos de ellos, Bergelmir y su esposa, escaparon y engendraron a los demás gigantes que más adelante pasarían a ser enemigos mortales de los dioses. La figura de Loki, el dios embaucador, es el epítome de la relación entre dioses y gigantes: su padre fue jötunn, un nativo de Jotunheim, y su madre, una diosa. Un jötunn no era necesariamente gigante; de hecho, tanto Loki como su hija Hel, también una jötunn, se representan como seres de tamaño normal, pero los jötnar (plural de jötunn) parecen tener una relación de parentesco con los gigantes y a ambos se los asocia con Jotunheim. Por esto, la idea de que los gigantes no estaban emparentados con los dioses, así como la afirmación de que todos los jötunn eran gigantes, son incorrectas.
Los primeros humanos se hicieron a partir de árboles
Según el poema Völuspá, perteneciente a la Edda Poética, los primeros humanos fueron el hombre Ask y la mujer Embla, a quienes los dioses Odin, Hœnir, y Lodurr encontraron en una costa sin nombre y les insuflaron vida. Odin les proporcionó el espíritu en forma de aliento, Hœnir les proveyó inteligencia y voz, y Lodurr les entregó la sangre para que mantuvieran el calor y sus cuerpos tuvieran un color agradable. Sturluson realizó una adaptación de esta historia en la Edda Prosaica, en la cual los dioses hallan dos árboles, por lo general un fresno y un olmo, a partir de los cuales crean a los primeros humanos. Por lo general se acepta la identificación de Embla con el árbol del olmo, aunque la cuestión se ha puesto en duda debido a la probabilidad de que se originara a partir de una enredadera. Estos dos humanos quedan reflejados en la pareja formada por Lif y Lifthrasir, quienes aparecen después del Ragnarök para repoblar al mundo.
Loki no es hermano de Thor
Aunque el universo cinematográfico de Marvel ha popularizado a Loki como hermano de Thor, en la mitología nórdica no existe parentesco entre los dos. Loki, un jötunn, es hermano de sangre de Odin, si bien el origen de este vínculo se desconoce. El poema Lokasenna («Las Burlas de Loki»), donde Loki insulta a varios asgardianos durante un festín, menciona su relación con Odin sin ampliar sobre el tema. Se supone que el público original habría conocido la historia del origen de la conexión entre Odin y Loki, que o bien nunca se puso por escrito, o se ha perdido. Thor, de haber tenido alguna relación con Loki, más bien habría sido su sobrino honorario; de hecho, en el Lokasenna es el único dios a quien Loki parece respetar y temer.
Las bufonadas de Loki y el martillo de Thor
Al mismo tiempo, Loki no está por encima de causarle a Thor tantos problemas como se le ocurran. En un relato que describe el robo del martillo de Thor, Loki le propone al dios del trueno un plan que consiste en vestirse como Freya para engañar al gigante que lo había hurtado, hacer que baje la guardia, y así poder recuperarlo. El plan funciona, aunque resulta humillante para Thor, quien tiene que disfrazarse de mujer. La propia existencia del famoso martillo de Thor también se debe a Loki, quien decide una mañana cortarle el pelo de la esposa de Thor, Sif, mientras duerme. Loki sabe que el asunto enfurecerá a Thor, pero aun así procede con la broma. Thor lo amenaza de muerte y Loki le promete sustituir el pelo de Sif, se dirige a los enanos y les pide que le confeccionen una cabellera de oro. Como Loki no puede resistirse a realizar travesuras, desafía a los enanos a un certamen para que elaboren artículos aún más fabulosos que los que han hecho hasta el momento, adopta la forma de tábano y los atormenta para que cometan errores. Uno de los objetos mágicos que crean es Mjölnir, el martillo de Thor, cuyo mango es más corto que el de un martillo ordinario a causa de las trastadas de Loki.
Los dioses no son inmortales
A diferencia de las deidades de los panteones de otras culturas, los dioses nórdicos no son inmortales; solo disfrutan de extrema longevidad, y deben su juventud y vitalidad a las manzanas mágicas de la diosa Idunn. Se cree que en un principio era la propia Idunn quien les permitía a los dioses permanecer jóvenes y saludables, pero para hacia el siglo XIII se había introducido el tema de las manzanas, el cual Sturluson desarrolló en la Edda Prosaica. En la sección del Skáldskaparmál, un gigante en forma de águila secuestra a Loki, y le dice que solo lo pondrá en libertad si promete engatusar a Idunn para hacer que se aventure con sus manzanas mágicas más allá de los muros de Asgard. Loki la engaña, y el gigante rapta a Idunn. Los dioses comienzan a envejecer, por lo que Loki debe volar al reino del gigante para traer a la diosa y a sus manzanas de regreso a Asgard. Sin embargo, la representación más conocida de la mortalidad de los dioses proviene de la historia de Ragnarök, en la que muchos mueren en una gran batalla.
La nave Naglfar está construida con las uñas de los muertos
Ragnarök es el fin del mundo, en que los dioses y los héroes del Valhalla luchan contra las fuerzas del caos, y el fuego y las inundaciones destruyen los nueve reinos. Un detalle poco conocido de la batalla final concierne a la nave Naglfar, que transportará hasta el campo de batalla al ejército de muertos provisto por Hel con el objetivo de enfrentarse a los dioses. Naglfar está construido por completo con las uñas que no se han cortado de las manos (y puede también que de los pies) de los muertos. La nave no podrá zarpar hasta que se termine, y solo podrá concluirse con la recolección de las uñas de los difuntos. Este aspecto de la historia estimulaba el desarrollo de una cuidadosa higiene personal, la cual dio fama a los vikingos, contraria a las figuraciones populares que los presentan sucios y descuidados. Había que mantener las uñas cortas y cuidadas para evitar que Naglfar se completara y trajera consigo el fin de los días.
Los hijos de Loki precipitan Ragnarök
Aunque Loki se alinea con los dioses de Asgard y a menudo los apoya, él y sus hijos son los principales contendientes de los dioses en Ragnarök. Loki se ayunta con la giganta Angrboda, «la que ofrece aflicción», y engendra al lobo Fenrir, a la serpiente Jörmungandr y a la jötunn Hel, y los tres se quedan en Jotunheim con Angrboda. Odin se entera a través de una profecía de que llegaría el día en que los hijos de Loki les provocarían grandes dificultades a los dioses y hace que se los arrebaten a su madre. Arroja a Jörmungandr al mar, envía a Hel al oscuro reino bajo la tierra como Reina de los Muertos, y amarra a Fenrir a una roca en una isla. Por último, además, apresan a Loki después que organizar la muerte de Baldr e insultar a los dioses en su festín. En Ragnarök, Loki y estos tres, así como dos de sus restantes hijos, los lobos Sköll y Hati, dirigen o proveen las fuerzas del caos que combaten contra los dioses, lo cual resulta en las muertes de Odin, Thor, Tyr, Heimdall y varios más.
El renacimiento posterior a Ragnarök puede haber sido una fabricación cristiana
Muchos de los dioses más renombrados mueren en Ragnarök, y los nueve reinos caen cuando el gigante de las llamas, Surtr, prende fuego al mundo con su flameante espada. Pero, más adelante, la vida recomienza un nuevo ciclo. Las deidades sobrevivientes, incluidas Freya, Frigg, Sif, Iddun, los hijos de Thor y los hijos de Odin, regresan al lugar donde antaño se encontraba Asgard y relatan los cuentos de Odin y de la gran batalla a una nueva generación de dioses. Lif y Lifthrasir, dos humanos que habían permanecido ocultos durante Ragnarök, emergen, repueblan el mundo, y la vida continúa. Para algunos investigadores la descripción de este nuevo universo, donde los campos «rinden fruto sin trabajar» y no existen enfermedades, entra en resonancia con la imaginería cristiana y evoca al Jardín del Edén, lo cual sugiere que fuera una adición posterior a una versión mucho más antigua. Por ejemplo, el académico Daniel McCoy resalta que este tipo de renacimiento es incongruente con las creencias nórdicas precristianas, pero, como se ha dicho, debido a que los mitos se escribieron durante la era cristiana, es difícil describir la forma que pudieron haber tenido antes de la llegada del cristianismo. Los objetos que se han extraído de tumbas y naves funerarias sugieren claramente que antes del cristianismo ya se creía en la vida después de la muerte y en la existencia de reinos de difuntos que esperaban a las almas de los fallecidos, de manera que el tema del renacimiento mencionado en la narrativa de Ragnarök puede ser mucho más antiguo que lo que aseveran investigadores como McCoy.
Conclusión
Los adeptos de la vieja fe no adoraban a sus dioses en templos, aunque se erigieron santuarios a los dioses, entre los que se cuenta el notable Templo de Uppsala, en Suecia, descrito por Adán de Bremen en el siglo XI. Los creyentes veneraban a las deidades en altares ubicados al aire libre y en sitios sagrados donde el poder de los reinos invisibles era más fuerte. No pusieron nombre a su religión, pero se referían a ella como sidr («costumbre» o «tradición»), cuyo significado se expresó más adelante como «la antigua usanza», una vez que el cristianismo la suplantó y pasó a ser conocido como «la nueva usanza». Sin embargo, la influencia de las creencias nórdicas sobre las culturas y prácticas escandinavas, islandesa y de otras regiones, continuó vigente mucho tiempo después de que el cristianismo se hiciera dominante, influjo que mantiene en la actualidad.
La religión neopagana de Asatru ha revivido las creencias y prácticas religiosas de los nórdicos, al punto de ser la de crecimiento más rápido en Islandia y Dinamarca. La fe afirma representar las «viejas usanzas» de la manera más detallada posible, con énfasis en el respeto a la tierra y a las entidades invisibles, así como a los ancestros y las tradiciones. El drástico cambio climático, seguido de una ruptura de las costumbres y relaciones tradicionales, constituyó un presagio de la llegada de Ragnarök; Asatru ha llamado la atención acerca de estos problemas en la edad moderna, los cuales se consideran el resultado de una excesiva concentración en la obtención de beneficios y comodidades personales a expensas del bien común y global. Asatru busca crear el tipo de equilibrio que la mitología nórdica promueve sacándola del reino del «mito» y reposicionándola como fe activa en la que dioses, espíritus y humanos trabajan juntos en armonía para mantener el orden, y celebrar a la tierra y a todos sus habitantes, visibles e invisibles.