Enheduanna (2285-2250 a.C.) es la primera escritora del mundo e hija (real o de manera figurada) del gran constructor de imperios Sargón de Acadia (2334-2279 a.C.). Su nombre se traduce del acadio como "suma sacerdotisa de An", el dios del cielo, aunque puede que el nombre de "An" también se refiera al dios de la luna, Nanna (también conocido como Su'en/Sin), en la traducción de "sacerdotisa-en, esposa del dios Nanna", o finalmente a la reina de los cielos, Inanna, diosa que Enheduanna ayudó a "crear". Todas estas traducciones son posibilidades distintas en el sentido de que fusionar los dioses de culturas diferentes puede que fuera el mayor talento de Enheduanna. El erudito Paul Kriwaczek escribe que:
Mientras que en la corte de Sargón en la parte norteña de la llanura fluvial el idioma que se hablaba era el semítico, y sin duda su hija habría tenido un nombre semítico, al mudarse a Ur, el corazón de la cultura sumeria, esta adoptó un título sumerio oficial: Enheduanna: 'En' (suma sacerdotisa), 'hedu' (ornamento) y 'Ana' (del cielo)". (120)
Las obras más conocidas de Enheduanna son Innisagurra, Ninmesarra y Inninmehusa. Las tres son himnos a la diosa Inanna que, según la experta en Enheduanna Betty de Shong Meador, "definieron efectivamente una nueva jerarquía de los dioses" (51). Estos himnos, traducidos como "La dama del gran corazón", "La exaltación de Inanna" y "Diosa de los poderes terribles", le proporcionaron a la gente del imperio de Sargón una visión personal y significativa de los dioses que dirigían sus vidas.
Primeros años y ascenso al poder
No se sabe nada de la vida de Enheduanna antes de su nombramiento como Suma Sacerdotisa del complejo templario de Ur. El estudioso Jeremy Black, entre otros, incluso cuestiona que los himnos que se le atribuyen sean realmente obra suya o si eran de uno de sus escribas que escribía con su nombre. Tampoco está claro si era la hija biológica de Sargón o si las referencias a su relación con Sargón deberían entenderse de manera figurada. Podría haber sido su "hija" en el sentido de ser una miembro devota y de confianza de la "familia" de burócratas de Sargón que ayudaban a mantener el imperio.
Sargón de Acadia (también conocido como Sargón el Grande) reinó durante 56 años sobre el Imperio acadio que fundó él, manteniéndolo unido mediante la fuerza militar y la diplomacia diestra. Entre sus muchas decisiones diplomáticas astutas estuvo su decisión de identificar a los dioses sumerios de los pueblos que conquistaba con sus propios dioses acadios, los del conquistador. Sargón entendía bien el poder de la religión para unir o dividir, así que solo nombraba a asociados de mucha confianza y miembros de la familia para los puestos de mayor importancia en los templos sumerios, donde luego podían influir sutilmente sobre los fieles que acudían a esos templos.
Entre estas personas de confianza, la más competente fue Enheduanna, que, gracias a sus himnos y su poesía, logró identificar a los diferentes dioses de las culturas varias a unos con otros de tal manera que la diosa Inanna sumeria, más dulce y localizada, llegó a identificarse con la diosa acadia Ishtar, que era mucho más violenta, volátil y universal, la Reina de los Cielos.
Enheduanna e Inanna
En un principio Inanna era una deidad sumeria local asociada con la fertilidad y la vegetación que, más adelante, fue elevada a la posición de Reina de los Cielos. El poema sumerio El Descenso de Inanna, que algunos han afirmado que Enheduanna tuvo que ver con su traducción, hace que la diosa sumeria descienda de los cielos hasta el inframundo para visitar a su recién enviudada hermana Ereshkigal.
Un aspecto de esta obra importante y que a menudo se pasa por alto es que depende de que los lectores conozcan un episodio de La Epopeya de Gilgamesh en la que Ishtar causa de manera indirecta la muerte de Gugalanna (el toro del cielo), que era el marido de Ereshkigal. Si se conoce esa historia, entonces la mala recepción que recibe en la corte de Ereshkigal tiene sentido. También concuerda con el plan de Enheduanna de unificar creencias culturales y religiosas diferentes el hecho de que use la leyenda de la furia de Ishtar por el rechazo de Gilgamesh como trasfondo del poema. Sin embargo, la afirmación de que ella fue la que tradujo el poema no es más que especulación: las copias que quedan de El Descenso de Inanna todas provienen de siglos después a la vida de Enheduanna. Pero la identificación de Inanna con Ishtar sugiere que un poeta esté intentando unificar visiones religiosas diferentes.
El hecho de que el poema presente a Inanna-como-Ishtar, Reina de los Cielos, en vez de una deidad local, revela el cambio subyacente en la importancia de Inanna antes de Enheduanna a Inanna después de que la sacerdotisa hubiera influido en la concepción de esta deidad. Incluso si no tradujo el poema, su obra poética influyó a los traductores posteriores. Inanna e Ishtar quedaron relacionadas tan íntimamente que el poema se hizo famoso como El Descenso de Ishtar hasta el siglo XX, cuando los descubrimientos arqueológicos destaparon las obras de alabanza a la diosa sumeria Inanna.
Constructora de imperios
Lo importante no es si Enheduanna tradujo o no El Descenso de Inanna, sino que su obra, al darle forma a la concepción de la diosa (y, por extensión, el resto de dioses), habría influido a quien fuera quien tradujo la historia sumeria de Inanna al acadio. De esta manera, Sargón aunó la cultura de los pueblos conquistados con la suya propia forjando a partir de ello un imperio fuerte y unido.
Según el historiador D. Brendan Nagle, "Enheduanna tuvo tanto éxito en limar las diferencias entre el norte y el sur que el rey de Sumeria siguió nombrando a su hija para la posición de suma sacerdotisa de Ur o Uruk mucho después de que la dinastía de Sargón hubiera desaparecido" (9). Paul Kriwaczek también hace un comentario sobre el importante comportamiento de Enheduanna como suma sacerdotisa cuando escribe que:
Se trasladó al Giparu en Ur, un complejo religioso extenso y laberíntico que contaba con un templo, aposentos para el clero, áreas para la cocina, los comedores y los baños, así como un cementerio donde se enterraban a las sacerdotisas En. Los registros sugieren que las ofrendas se seguían haciendo a estas sacerdotisas difuntas. El hecho de que uno de los artefactos más sorprendentes, una prueba física de la existencia de Enheduanna, fuera encontrado en una capa datada muchos siglos después de su vida, hacen probable que ella en particular fuera recordada y honrada mucho después de la caída de la dinastía que la había nombrado para dirigir el templo. (120)
La importancia de Enheduanna se aprecia cada vez más en la actualidad por la riqueza y la belleza de su poesía, que a menudo utiliza imágenes sexuales como medio de expresar amor y devoción. Kriwaczek apunta que:
Sus composiciones, aunque no se han vuelto a descubrir hasta la actualidad, fueron modelos de las plegarias durante [casi 2000 años]. A través de los babilonios, influyeron e inspiraron las oraciones y los salmos de la biblia hebrea y los himnos homéricos de Grecia. (121)
Sin embargo, estas obras posteriores, especialmente los salmos, son mucho más reprimidos en cuanto a la sexualidad, que se discutía con mucha más libertad y se representaba más en el arte y la literatura mesopotámicos. Al mismo tiempo, Enheduanna no se contiene a la hora de mostrar el increíble poder y la fuerza de su diosa, que no tolera la desobediencia, la ingratitud ni la rebeldía. En su poema La Exaltación de Inanna, Enheduanna deja claro el destino que les espera a quienes contraríen a la diosa:
¡Que se sepa que eres noble como los cielos!
¡Que se sepa que eres tan grande como la tierra!
¡Que se sepa que destruyes las tierras rebeldes!
¡Que se sepa que ruges en tierras forasteras!
¡Que se sepa que aplastas cabezas!
¡Que se sepa que devoras cadáveres como un perro!
¡Que se sepa que tu mirada es terrible! (versos 123-129)
Los aspectos amables y maternales de Inanna quedan por tanto equilibrados con sus atributos bélicos y vengativos, y aquellos que estuvieran pensando en rebelarse contra el gobierno de Sargón, o se negaran a obedecer los edictos de su suma sacerdotisa, estaban avisados de lo que les esperaba. De hecho, La Exaltación de Inanna habla específicamente de este problema cuando cita a un rebelde sumerio llamado Lugal-Ane, que logró usurpar su puesto y arrojarla al exilio. Al final del poema, está claro que Inanna le ha dado su merecido a Lugal-Ane y que Enheduanna ha vuelto a tomar su puesto legítimo.
Conclusión
Además de sus obras más largas, Enheduanna escribió 42 poemas más cortos que trataban de muchos temas, desde la frustración personal y la esperanza de la piedad religiosa hasta los efectos de la guerra. Sin embargo, se suele pasar por alto su brillantez política a la hora de ayudar a consolidar el imperio. Sus contribuciones literarias fueron tan impresionantes que tendemos a olvidar la razón por la que fue enviada a Ur inicialmente, o el significativo papel que jugó a la hora de ayudar a unificar las culturas y tradiciones religiosas diferentes.
Durante su propia vida, y los siglos que la siguieron, fue alabada como una gran poetisa y escritora. Según la experta Gwendolyn Leick, "Causó una gran impresión en una generación tras otra de escribas tras su muerte; sus obras se siguieron copiando y leyendo siglos después de muerta" (120). La brillantez de Enheduanna a la hora de crear un panteón de dioses en los que pudiera creer toda Mesopotamia ayudó a sentar las bases espirituales del primer imperio estable multicultural y multilingüe del mundo. Las obras que dejó escritas influyeron e inspiraron a siglos de escritores y poetas en sus propias creaciones literarias, que han tocado la vida de millones de personas y ayudaron a dar forma a civilizaciones enteras durante miles de años.
Nota del autor: Muchas gracias a Elizabeth Viverito por compartir sus interpretaciones de la obra de Enheduanna.