El descubrimiento de la tumba de Tutankamón

Artículo

Oxford University Press
por , traducido por Miriam López
Publicado el 17 octubre 2022
Disponible en otros idiomas: inglés, bengalí, francés, portugués
Escucha este artículo
X
Imprimir artículo

Antes de que Howard Carter descubriera la tumba de Tutankamón, comenzó su carrera a los 17 años como artista en una excavación en Egipto. Sus habilidades pronto fueron reconocidas, y rápidamente ascendió como excavador y más tarde como inspector jefe de Luxor. Debido a un malentendido con Gastón Maspero, director del Servicio de Antigüedades, Carter dimitió y se convirtió en excavador independiente. Al necesitar financiación, se asoció con Lord Carnarvon, y durante años el dúo buscó en el Valle de los Reyes la tumba perdida de Tutankamón.

Antechamber of Tutankhamun's Tomb
Antecámara de la tumba de Tutankamón
Patty (CC BY-NC-ND)

El descubrimiento en el Valle de los Reyes

El 1 de noviembre de 1922, Carter comenzó lo que sabía que podría ser su última temporada de excavaciones. Por fin, trabajaba en el triángulo de tierra intacto justo debajo de la tumba de Ramsés VI. La primera orden del día fue despejar las antiguas cabañas de los obreros. Los obreros que construyeron las tumbas en el Valle de los Reyes vivían en una aldea situada al otro lado de una cresta muy alta del valle. Había que caminar mucho desde el pueblo, subiendo por un lado de la cresta y bajando por el otro hasta el Valle, con lo que a veces pasaban la noche en provisionales cabañas de piedra circulares cerca de donde trabajaban. Los familiares se acercaban a distintas horas del día para llevarles comida. El pueblo, hoy llamado Deir-el-Medina, era una comunidad muy controlada. Había un muro que rodeaba sus casas y una sola puerta para entrar o salir de la comunidad. Los miembros de esta comunidad de pintores, talladores y yeseros solían estar muy cerca de los tesoros de los faraones, y eran vigilados muy de cerca.

Eliminar publicidad
Publicidad

Dado que el valle nunca estuvo habitado y hasta hace poco no era muy visitado, aún existían las cabañas en las que dormían estos trabajadores, por lo que Carter las registró para la posteridad, y luego las desmontó para que el equipo pudiera excavar hasta el lecho de roca. Tras un día de limpieza, el 4 de noviembre, uno de los trabajadores descubrió un escalón cortado en el fondo del valle. Era una muy buena señal. Normalmente, los escalones se cortan en el lecho de roca a lo largo de unos 6 metros, y luego la tumba se ahueca en la piedra caliza de forma horizontal. La excavación continuó y, al atardecer del 5 de noviembre, habían descubierto doce escalones, revelando la parte superior de una puerta con el sello de la necrópolis real todavía en su lugar.

Eliminar publicidad
Publicidad
Carter sabía que había descubierto la tumba de un rey casi con toda seguridad, pero no podía precisar de qué rey se trataba.

Carter sabía que había descubierto la tumba de un rey casi con total seguridad, pero no podía precisar de qué rey se trataba. A través de un pequeño agujero cerca de la parte superior de la puerta, pudo ver que el pasadizo detrás de la puerta enlucida estaba lleno de escombros para disuadir a los ladrones de tumbas. Había una posibilidad de que la tumba estuviera intacta. Lo que preocupaba a Carter era la estrecha escalera, de sólo 1,8 m de ancho; las entradas a otras tumbas reales eran bastante más anchas. Se las arregló para contener su emoción, mandó a los obreros rellenar la escalera con arena y escombros y envió un telegrama a su mecenas, lord Carnarvon, que aún estaba en Inglaterra: "Por fin hemos hecho un maravilloso descubrimiento en el Valle; una magnífica tumba con los sellos intactos, recuperada igual para su llegada; enhorabuena".

Sabemos que Carnarvon sospechaba que por fin habían encontrado a Tutankamón porque cuando recibió el telegrama de Carter llamó a Alan Gardiner para preguntarle si creía que podía ser la tumba de Tutankamón. Gardiner, siempre cauteloso, le dijo a Carnavon que no podía decirlo con seguridad, ya que la excavación no era su especialidad. Carter esperó casi tres semanas a Carnarvon, que finalmente llegó a Alejandría el 20 de noviembre, acompañado de su hija, Lady Evelyn. Carter fue a El Cairo a recibirlos, y los tres tomaron el tren a Luxor. Solo podemos imaginar la conversación.

Eliminar publicidad
Publicidad

Howard Carter
Howard Carter
National Photo Company Collection (Library of Congress) (Public Domain)

La apertura de la tumba

Cuando llegaron a Luxor, se despejó de nuevo la escalera, y esta vez la cartela de Tutankamón quedó al descubierto en la parte inferior de la puerta sellada. Cuando se retiró la puerta, los excavadores pudieron ver un estrecho camino entre los escombros, hecho casi con toda seguridad por antiguos ladrones. Ya habían entrado en la tumba.

La noticia del descubrimiento se extendió por todo Luxor a los otros equipos que estaban excavando, y luego por todo el mundo. Los periódicos publicaron artículos especulativos sobre el rey que había dentro y los tesoros que podría contener la tumba. En ese momento, nadie lo sabía, pero un periódico francés, Le Pèlerin, publicó un imaginativo dibujo de cómo sería la escena cuando se derribara el muro y Carter y Carnarvon entraran.

Valley of the Kings (Artist's Impression)
Valle de los Reyes (recreación)
Mohawk Games (Copyright)

El 23 de noviembre se dedicó a despejar el pasaje descendente de 9 metros de largo que conducía a la tumba. Entre los trozos de piedra caliza había jarras de alabastro, cerámica y herramientas de trabajo. Finalmente, llegaron a una segunda puerta enlucida. Había una clara evidencia de que habían roto la puerta y luego la habían resellado. Carter hizo una abertura en la esquina superior izquierda de la puerta para introducir una vela y probar el aire del interior. No hay nada mejor que dejar que las palabras de Carter describan la escena:

Eliminar publicidad
Publicidad

Al principio no podía ver nada, el aire caliente que escapaba de la cámara hacía titilar la llama de la vela, pero en seguida, a medida que mis ojos se acostumbraban a la luz, surgieron lentamente de la niebla los detalles de la habitación interior, extraños animales, estatuas y oro, en todas partes el brillo del oro. Por un momento (que a los demás les debió parecer una eternidad) me quedé mudo de asombro, y cuando lord Carnarvon, incapaz de soportar el suspenso por más tiempo, preguntó ansiosamente: "¿Ve usted algo?", fue todo lo que pude hacer para que me salieran las palabras: "Sí, cosas maravillosas".

La habitación a la que se asomó Carter estaba repleta de todas las posesiones que Tutankamón iba a necesitar en el más allá: carros, estatuas, tableros de juego, ropa de cama, joyas, camas, sillas, incluso un trono; todo estaba apilado. Al parecer, los antiguos ladrones habían sido sorprendidos en el acto o ahuyentados, ya que apenas se había tocado nada. La tumba estaba prácticamente intacta.

Había sido un día largo, y la tensión de no saber qué iban a encontrar había agotado a todos. Se cerró la tumba, se pusieron guardias y el pequeño equipo se marchó. El día 27 regresaron para retirar el muro por el que habían mirado sin aliento. Se introdujo luz eléctrica en la tumba y, por primera vez, pudieron ver la magnitud de lo que habían descubierto. La sala a la que habían mirado por primera vez a la luz de las velas tenía unos 8x4 metros y estaba repleta de objetos como nadie había visto antes. Había un conjunto de tres sofás funerarios a la altura de la cintura, hechos de madera dorada y decorados con cabezas de animales, que habían sido utilizados para los rituales realizados sobre la momia de Tutankamón. Contra la pared norte había dos estatuas guardianas de tamaño natural que protegían algo detrás de la pared, casi con seguridad la cámara funeraria. La sala en la que habían entrado era la antecámara de la tumba.

Seal of Tutankhamun's Tomb
Sello de la tumba de Tutankamón
Harry Burton (Public Domain)

Ahora que estaban dentro de la sala, con buena iluminación, Carter y Carnarvon pudieron ver una sala más pequeña tallada a través de la pared oeste de la antecámara que tenía una superficie de unos 4,2 x 2,7 m y una altura de 2,4 m, que se conocería como el Anexo. También estaba repleta de tesoros. Carter tardó diez años en sacar todos los tesoros de la tumba de Tutankamón: la famosa máscara de oro, la momia del niño-rey en su ataúd de oro macizo, estatuas, joyas e incluso las sandalias del rey. Hoy en día, la tumba sigue siendo considerada por la mayoría de los expertos como el mayor hallazgo arqueológico de todos los tiempos.

Eliminar publicidad
Publicidad

Eliminar publicidad
Publicidad

Bibliografía

La World History Encyclopedia está asociada a Amazon y recibe una comisión por las compras de libros que cumplan los requisitos.

Sobre el traductor

Miriam López
I'm a translator and interpreter in an ever-changing world. I love languages and getting to know other cultures. Travelling has become the nearest way to learn from each other these days.

Cita este trabajo

Estilo APA

Press, O. U. (2022, octubre 17). El descubrimiento de la tumba de Tutankamón [The Discovery of Tutankhamun's Tomb]. (M. López, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2063/el-descubrimiento-de-la-tumba-de-tutankamon/

Estilo Chicago

Press, Oxford University. "El descubrimiento de la tumba de Tutankamón." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. Última modificación octubre 17, 2022. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2063/el-descubrimiento-de-la-tumba-de-tutankamon/.

Estilo MLA

Press, Oxford University. "El descubrimiento de la tumba de Tutankamón." Traducido por Miriam López. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 17 oct 2022. Web. 23 nov 2024.

Afiliación