Educación romana

10 días restantes

Invertir en la enseñanza de la Historia

Al apoyar a nuestra fundación benéfica World History Foundation, está invirtiendo en el futuro de la enseñanza de la historia. Tu donación nos ayuda a dotar a la próxima generación de los conocimientos y habilidades que necesitan para comprender el mundo que les rodea. Ayúdanos a empezar el nuevo año dispuestos a publicar más información histórica fiable y gratuita para todos.
$3086 / $10000

Artículo

Laura Kate C. McCormack
por , traducido por Edilsa Sofia Monterrey
Publicado el 24 abril 2023
Disponible en otros idiomas: inglés, francés
Escucha este artículo
X
Imprimir artículo

La educación romana dispuso de las primeras «escuelas primarias» en el siglo III a.C., pero no eran obligatorias y estas dependían totalmente del ingreso percibido del costo de las matrículas. En Roma no había escuelas oficiales ni tampoco edificios usados específicamente para este propósito. Las familias acomodadas empleaban a tutores privados para que educaran a sus hijos en casa, mientras que los niños con menos recursos eran educados en grupos.

Roman School
Relieve representando a un maestro con sus discípulos
Shakko (CC BY-SA)

Escuelas

Las condiciones para enseñar podían diferir enormemente. Un tutor que enseñaba en la casa de una familia pudiente lo hacía confortablemente y con las facilidades requeridas; algunos de estos tutores pudieron haber sido traídos a Roma como esclavos habiendo sido capturados en tiempos de guerra y estarían altamente educados. Otros educadores, empleados por los menos pudientes, alquilaban un local extenso para dar clases o instalaban una escuela en un área amplia de una tienda; el historiador romano Suetonio (del 69 al año 130-140 d.C, aprox.) se refiere a este lugar como una pergula (Grammatica Romae 18.1). Era común que los educadores más pobres les dieran clases a sus alumnos en lugares públicos a cielo abierto (el trivium), en la esquina de una calle o en las «piazzas» o plazas. Las clases comenzaban al rayar el alba y continuaban hasta el mediodía. El poeta romano Marcial (años 38-41 a 103 d.C) se quejaba de que afuera la estruendosa voz del maestro lo despertaba cada vez que empezaba sus clases en la madrugada: «Antes de que el gallo con cresta cante, tú rompes el silencio con tus palabras duras…» (Epigrammata 9.68).

Eliminar publicidad
Publicidad
LOS EDUCADORES OPERABAN LAS ESCUELAS DE FORMA PRIVADA Y POR LO TANTO, DEPENDÍAN DE LOS INGRESOS DE MATRICULACIÓN.

Los educadores operaban las escuelas de forma privada y por lo tanto, dependían de los ingresos de matriculación. Los educadores tenían un estatus relativamente bajo y durante la Antigüedad se consideraba que la profesión era humilde. A la enseñanza escolar se la veía como un oficio, en el sentido comercial servil, y era muy mal pagada.

Al final de cada término escolar, los padres pagaban en cuotas los costos de la matrícula, pero esto no estaba asegurado; ellos no siempre pagaban, sea porque no tenían el dinero para pagar o porque no estaban contentos con el progreso de sus hijos y como resultado, los educadores solían encontrarse en situaciones financieras difíciles. En la jerarquía educativa, el litterator (educador de primaria), quien no necesitaba de cualificaciones especiales, estaba en la escala más baja de ingresos. En el año 301, el salario de un educador de primaria era de 50 denarios por mes, por pupilo; un «bushel» o fanega anglosajona de trigo (alrededor del año 351) costaba 30 denarios. El grammaticus, una posición más prestigiosa por ser un educador más avanzado, recibía un salario de 200 denarios por pupilo, por mes. El rhetor, el maestro de retórica, requería tener habilidades y ser un experto en la materia, como resultado, tenía oportunidades para recibir un buen salario.

Eliminar publicidad
Publicidad

Alumnos

El educador y orador Quintiliano (que vivió entre los años 35 y 96 d.C) creía que la escuela era preferible a la enseñanza en casa debido a que los niños podían beneficiarse de la comunidad social escolar. La educación de los niños comenzaba formalmente a los siete años de edad. La mayoría de los pupilos eran varones, pero también las niñas asistían, especialmente a las clases del nivel primario; era raro que las niñas avanzaran más allá del primer nivel debido a que solían casarse en los primeros años de la adolescencia.

Ancient Private Tutor
Tutora privada de la Antigüedad
Mohawk Games (Copyright)

Al parecer, el tamaño de la escuela variaba grandemente. En sus Epigramas, Marcial escribe que Munna recibió a un tercer alumno (Epigrammata 14. 223); sin embargo, Quintiliano se refiere a un gentío (Quint. inst. II. 32-4) en las escuelas de gramática y de retórica. El educador se sentaba en una silla grande y sus alumnos se sentaban en un semicírculo a su alrededor o en filas delante de él. Lo acostumbrado en el espacio de la sala de clases era que los alumnos se sentaran en taburetes. Los pupitres no existían y para trabajar, los alumnos ponían su tableta sobre las rodillas. Una clase contenía alumnos de edades y habilidades diferentes y solían trabajar independientemente. El educador no impartía la lección a la clase entera; cada alumno debía ir individualmente donde él estaba para recibir instrucciones y leer en voz alta sus lecciones completas. Los educadores tenían acceso limitado a los materiales educativos; los libros eran raros y los materiales para escribir eran caros. Los alumnos recitaban pasajes que debían memorizar para los propósitos del estudio. Los niños aprendían a recitar de memoria poesías, tratados gramaticales y palabras inextricables al igual que sus significados.

Eliminar publicidad
Publicidad

Equipo

Los alumnos traían al lugar de enseñanza tabletas enceradas y equipo, que incluía una esponja para borrar, un cuchillo para afilar los juncos y una regla; estos objetos los llevaban dentro de pequeños estuches conocidos como theca. Aquellos alumnos que procedían de hogares más pudientes podían ir a clases acompañados de un esclavo. El papiro apenas se utilizaba, pues era caro; cuando se empleaba, se hacía en hojas sueltas o en pliegos cosidos para hacer libros de ejercicios. Era más común que los ejercicios se escribieran en óstracos (piezas de cerámica rota). Los educadores también usaban óstracos grandes para escribir pasajes largos o colecciones de máximas morales. Las tabletas de madera también se usaban y tendrían el formato de un cuaderno. Las tabletas podían tener la superficie cubierta de cera sobre la cual se usaría para escribir un estilete afilado hecho de metal, de madera o de hueso; o la superficie podía no ser encerada y en este caso, se usaría una pluma y tinta.

Wooden Writing-tablet
Tableta de madera para escribir
Carole Raddato (CC BY-SA)

Plan de estudios

Había tres niveles de educación: leer, escribir y aritmética era lo básico. El litterator era responsable de enseñarle a los niños más jóvenes. Las lecciones incluían enseñarle al niño a formar y a escribir las letras; el educador tallaba el alfabeto en paneles de madera y luego hacía que el niño trazara las letras. Las tabletas que los niños usaban solían ser suficientemente pequeñas como para que cupieran en una mano y por consiguiente, no cabía mucho texto. Los alumnos eran capaces de escribir letras pequeñísimas, de aproximadamente un centímetro de alto y con la práctica podían reducir el tamaño a medio centímetro. Aprendían las formas y los nombres de las letras, después las sílabas y finalmente la construcción de palabras y de oraciones. Los niños también copiaban oraciones, lo que no sería inútil, pues según Quintiliano en su libro de texto Institutio Oratoria, esto debería proporcionarle al niño alguna lección moral, así «la impresión que se haga en su mente en formación contribuirá a la formación de su carácter» (Quint. inst. 1.1 31-34).

LOS LIBROS ANTIGUOS ERAN MÁS DIFÍCILES DE LEER YA QUE EN LA MAYORÍA DE LOS TEXTOS NO HABÍA ESPACIOS ENTRE LAS PALABRAS, NI PÁRRAFOS, NI PUNTUACIÓN.

La habilidad de leer era algo más difícil de adquirir que en nuestros tiempos. Los libros antiguos eran difíciles de leer ya que en la mayoría de los textos no había espacios entre las palabras, ni distinción entre las mayúsculas y las minúsculas, ni párrafos, ni puntuación. Los alumnos comenzaban a aprender aritmética contando con los dedos y con piedrecitas (calculi) y luego, pasaban a usar un ábaco. También aprendían a sumar y a multiplicar cantando. Muchos niños no avanzaban más allá de esta etapa.

Eliminar publicidad
Publicidad

La segunda etapa para los alumnos de diez a once años era el estudio con el grammaticus; los niños que pasaban a este nivel solían venir de las clases más adineradas. Muchos de estos niños pudieron haber aprendido a leer y a escribir en casa y de ahí, pasar directamente al grammaticus, quien les ayudaría a desarrollar y a refinar su expresión escrita y oral, además, les enseñaría griego. Suetonio escribe sobre una época en la que el grammaticus comenzaba con una serie de ejercicios adecuados para los oradores, tales como problemas, discursos, paráfrasis y esbozos de personajes, para no entregar a sus alumnos a los retóricos totalmente ignorantes y sin preparación. Estos alumnos también aprendían música, filosofía, astronomía y ciencias naturales.

Cuando se les daba la toga virilis, los alumnos, algunos con apenas 15 años, podían pasar a la tercera etapa, la que requería un maestro de retórica. Un rhetor entrenaba a los alumnos a hablar en público, les enseñaba derecho romano y política, astronomía, geografía, literatura, filosofía, música y mitología. Los alumnos estudiaban con su rhetor hasta la edad de 20 años e incluso después. El rhetor tenía la tarea de educarlos como hábiles oradores; se les daban ejercicios para desarrollar sus habilidades, que incluían declamaciones, una pieza retórica sobre un tema inventado para la oratoria política y forense. Los ejercicios de declamación abordaban escenarios de desorden familiar o social reafirmado los puntos de vista comúnmente mantenidos por la élite romana en la mentes todavía impresionables de los jóvenes.

The Arringatore (Orator)
Estatua de «L’Arringatore» (El Orador)
corneliagraco (CC BY)

Suetonio recuerda sus propios días de escuela cuando su rhetor declamaba y procedía a tener discusiones cada dos días; algunas veces daba las instrucciones por la mañana y por la tarde se declamaba. A los alumnos se les deba un tema y se les pedía que compusieran un discurso. Hay dos categorías de discursos a las que se refiere Séneca el Viejo (55 a.C – 39 d.C) en su colección de declamaciones:

Eliminar publicidad
Publicidad
  • suasoria – un discurso ficticio en el cual quien lo presenta le da consejo a un personaje histórico o semihistórico sobre la futura conducta de dicho personaje; la intención es persuadir a alguien para que adopte una conducta o modo de actuación.
  • controversia – un discurso ficticio donde se argumenta sobre una sola parte de una cuestión jurídica.

El comentario de Quintiliano nos pinta una imagen de estos jóvenes mientras que están parados dando sus discursos, sus compañeros los aplauden generosamente y los elogian a gritos sin ningún miramiento por la calidad de los discursos.

Disciplina

Como en cualquier entorno escolar, había aquellos momentos de distracción; Luciano, escritor de prosa satírica, recuerda que hacía figurillas de toros y de caballos con la cera de sus tabletas de escribir (El sueño 2). Había discusiones entre los niños y por supuesto, las viejas prácticas empleadas para no trabajar. Persio describe cómo hacía para que su visión se tornase borrosa: «… ponía una pomada en mis ojos cuando no quería trabajar en un discurso» (Sat. 3. 44-47).

Aunque los castigos físicos eran utilizados por muchos educadores como medida disciplinaria, algunos educadores usaban otros métodos como incentivos para mantener a raya el aburrimiento y la distracción. Suetonio escribe sobre el método de un educador:

¿Te gusta la historia?

¡Suscríbete a nuestro boletín electrónico semanal gratuito!

Para estimular los esfuerzos de sus pupilos solía enfrentar a aquellos que tenían el mismo nivel de progresión, no solo les precisaba el tema sobre el cual debían escribir, sino que también le ofrecía un premio al victorioso que podía llevarse. (Gram. 17.1)

Estas competiciones, nota Suetonio, recompensaban al alumno exitoso con el premio de un libro antiguo, valioso por su belleza y rareza.

Quintius Sulpicius Maximus Memorial
Monumento fúnebre a Quinto Sulpicio Máximo
Joris (Public Domain)

La importancia de la educación fue resaltada por educadores tales como Quintiliano, quien escribió que el niño estaba siendo nutrido, educado y su intelecto innato agudizado. La educación no se hizo obligatoria. Muchos se hubieran quedado analfabetos. Aquellos niños de las clases más pobres, cuyos padres podían permitirse enviarlos a la escuela, no iban más allá de la educación primaria, pero habían aprendido las habilidades necesarias para poder encontrar un empleo. También las niñas, al haber recibido la educación básica, podían trabajar desde temprana edad. El niño de las clases más pudientes podía permitirse el lujo de tener una educación completa, la cual lo preparaba para desempeñar posiciones ocupadas por la clase social alta. No era de extrañar que algunos hombres jóvenes continuaran sus estudios en el extranjero en lugares como Atenas, con maestros griegos.

Eliminar publicidad
Publicidad

Preguntas y respuestas

¿Cuál es el objetivo de la educación romana?

Había tres niveles de la educación romana: el primero era enseñar las habilidades básicas necesarias para encontrar empleo; el segundo era refinar las habilidades de expresión escrita y aprender griego; mientras que el tercer y último nivel preparaba a los alumnos para desempeñarse en posiciones ocupadas por la clase social alta al enseñarles retórica, derecho, política, etc.

¿Cómo se educaba a los niños romanos?

Los niños de hogares pudientes tenían tutores privados y recibían las enseñanzas en sus casas; otros iban a las escuelas que estaban operadas de manera privada y que se sostenían gracias al ingreso del costo de las matrículas.

Sobre el traductor

Edilsa Sofia Monterrey
Edilsa Sofía es una antigua diplomática y educadora, especialmente interesada en las Artes y los asuntos culturales. Además de otros grados, tiene una maestría en traducción literaria.

Sobre el autor

Laura Kate C. McCormack
A Laura Kate C. McCormack le gusta investigar y mucho de su tiempo lo dedica a trabajar en proyectos y a viajar a través de Italia. Se interesa principalmente en las lápidas funerarias romanas.

Cita este trabajo

Estilo APA

McCormack, L. K. C. (2023, abril 24). Educación romana [Roman Education]. (E. S. Monterrey, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2224/educacion-romana/

Estilo Chicago

McCormack, Laura Kate C.. "Educación romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. Última modificación abril 24, 2023. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2224/educacion-romana/.

Estilo MLA

McCormack, Laura Kate C.. "Educación romana." Traducido por Edilsa Sofia Monterrey. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 abr 2023. Web. 21 dic 2024.

Afiliación