La epopeya de Atrahasis: el diluvio universal y el significado del sufrimiento
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La epopeya acadiobabilonia Atrahasis trata sobre el diluvio universal que los dioses enviaron para destruir la vida humana. El diosEnki, también conocido como Ea, solo advirtió del inminente diluvio a Atrahasis, ser bondadoso cuyo nombre significa «excepcionalmente sabio», y le ordenó que construyera un arca para ponerse a salvo. Atrahasis atendió las palabras del dios, embarcó dos animales de cada especie en el arca, y de esa manera preservó la vida en la tierra.
El colofón de Atrahasis permite datar la obra a mediados del siglo XVII a.C., durante el reinado babilonio del bisnieto de Hammurabi Ammi-Saduqa (1646-1626 a.C.), aunque su versión oral y subsiguiente transmisión se consideran mucho más antiguas. El Relato sumerio del diluvio conocido como «Génesis de Eridu», compuesto alrededor del 2300 a.C. que narra la misma historia, es sin duda anterior, mientras por otra parte la Tablilla XI de la Epopeya de Gilgamesh, donde también se describe el diluvio universal, la precede incluso por mayor margen.
La Epopeya de Gilgamesh se escribió alrededor del período del 2150 al 1400 a.C., pero según se ha visto, el Relato sumerio del diluvio que menciona, difundido por vía hablada hasta su aparición escrita, es aún más antiguo. Aunque la historia trata sobre la ocurrencia de una inundación de proporciones universales que llegó a amedrentar inlcuso a los dioses que la desataron, la mayoría de los estudiosos reconocen que es probable que la narración se inspirara en un acontecimiento local: las avenidas ocasionadas por la salida de sus cauces de los ríos Tigris y Éufrates.
Se especula que un aluvión de memorable connotación, acaecido alrededor del 2800 a.C., sirvió de base a la historia, aunque existen pruebas arqueológicas y geológicas que demuestran que la ocurrencia de tales acontecimientos era común. En la actualidad ningún académico que goce de reconocimiento respalda el argumento de la existencia de una crecida del tipo que Atrahasis y otros relatos describen, incluido el relato bíblico del Arca de Noé del libro de Génesis. La especialista sobre Mesopotamia Stephanie Dalley, escribe:
En los estratos correspondientes al tercer milenio no se hallan sedimentos de inundación alguna, y en la actualidad resulta imposible tomar en cuenta la fecha de 2349 a.C. que el arzobispo Ussher asigna al diluvio, cuyo cálculo empleaba cifras tomadas a primera vista del libro de Génesis, y no reconocía que la cronología bíblica de tiempos tan remotos era en sumo grado esquemática. (5)
El clérigo al que Dalley hace referencia es el arzobispo James Ussher, quien vivió entre 1581 y 1656 d.C., famoso por haber escrito la cronología Ussher, que fundamentada en su propia datación de los acontecimientos de la Biblia establece la creación del mundo el 22 de octubre de 4004 a.C. a las 6 pm. Aunque los cristianos que respaldan la teoría de la Tierra Joven que trata sobre la edad del mundo aún consideran válida la cronología de Ussher, desde el siglo XIX d.C. diversas disciplinas han venido aportando pruebas irrefutables que terminaron por desacreditar su obra.
El relato de Atrahasis
La historia de Atrahasis comienza después de la creación del mundo, y antes de la aparición de los seres humanos:
Cuando los dioses, en lugar del hombre, hacían el trabajo, soportaban las penas, La carga de los dioses era demasiado grande, la tarea en extremo dura, las tribulaciones excesivas. (Tablilla I, Dalley, 9)
Los dioses de mayor edad obligaban a los dioses jóvenes a realizar todo el trabajo que había que hacer en la tierra, y tras excavar las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates, la nueva generación de deidades al final se rebela. Enki, el dios de la sabiduría, sugiere que los inmortales creen algo novedoso, los seres humanos, quienes tendrían que efectuar todas las labores en sustitución de los dioses. We-Ilu, también conocido por Ilawela, o Geshtu, o Geshtu-e, que tenía fama de ser «un dios sensato» se ofrece a sí mismo como sacrificio para materializar este empeño, y le dan muerte. La diosa Nintu, diosa madre, también conocida como Ninhursag, mezcla su carne, su sangre y su inteligencia con arcilla y crea los seres humanos: siete mujeres y siete hombres.
enlil, rey de los dioses, siente particular molestia por el constante alboroto que viene de abajo, y decide disminuir la población mediante el envío a la tierra de sequías, pestilencias y hambrunas.
Al principio los dioses disfrutan del ocio que los trabajadores humanos les proporcionan, pero con el paso del tiempo las gentes se tornan demasiado escandalosas y perturban el descanso de los dioses. Enlil, rey de los dioses, experimenta particular molestia por el constante alboroto que proviene de abajo, y decide reducir la población mediante el envío a la tierra, primero, de una sequía, luego de pestilencias, y más tarde de hambrunas.
Al concluir cada una de estas plagas, los humanos elevan súplicas al dios que había tenido la iniciativa de concebirlos, Enki, quien les indica lo que debían hacer para acabar con su sufrimiento y devolver a la tierra a un estado natural y productivo. Por último Enlil no puede resistir más y persuade a los demás dioses a que se le unan para enviar a la tierra un devastador diluvio que aniquilará a todos los seres humanos.
Enki se apiada de su sirviente, el bondadoso y sabio Atrahasis, le advierte de la proximidad del diluvio, y le explica que construya un arca y que encierre en ella dos ejemplares de cada especie de animal. Atrahasis cumple la orden y comienza el diluvio:
El diluvio se desencadena… Nadie podía ver a nadie más No podían distinguirse en la catástrofe La inundación mugía como un toro Como grito de asno salvaje, los vientos aullaban La oscuridad era total, el sol había desaparecido. (Tablilla III, Dalley 31)
Nintu, la diosa madre, solloza a causa de la destrucción de sus hijos, «hartada de dolor, anhelaba en vano cerveza», y los demás dioses lloran junto a ella.
Después que las aguas se retiran, Enlil y los otros dioses comprenden su error y se arrepienten de lo que han hecho; pero creen que no hay manera de deshacerlo. En este momento sale Atrahasis de su arca y ofrece un sacrificio a los dioses. Sin embargo Enlil, que instantes antes deseaba no haber destruido a la humanidad, a continuación se encoleriza con Enki por haber permitido que escaparan algunos.
Enki se explica ante la asamblea, los dioses descienden para comer del sacrificio de Atrahasis, y entonces Enki propone una nueva solución para resolver el problema de la superpoblación humana: crear nuevas criaturas que no sean tan fértiles como las anteriores. Se declara que a partir de ese momento habrá mujeres que no podrán embarazarse, demonios que secuestrarán niños y provocarán abortos, y mujeres consagradas a los dioses que tendrán que permanecer vírgenes. Al propio Atrahasis se le conduce al paraíso para que viva apartado de los nuevos seres humanos que acto seguido crea Nintu.
Otras versiones de la historia
La Epopeya de Gilgamesh repite la historia con más o menos los mismos detalles, pero el héroe es Utnapishtim, «El que funda la vida», quien después de ser secuestrado por los dioses junto con su esposa, vive para siempre en la tierra de allende los mares. La búsqueda de la inmortalidad iniciada por Gilgamesh lo lleva a la postre a Utnapishtim, pero el viaje le resulta infructuoso, puesto que a los mortales se les niega la vida eterna. La versión sumeria del relato coloca a Ziusudra «El lejano y distante» en el rol de héroe, pero la narración es la misma.
El más conocido de los relatos del diluvio, por supuesto, se encuentra en la Biblia, en Génesis 6-9. En la narración Dios se indigna con la maldad de la humanidad y la destruye mediante un diluvio, de lo cual excluye al justo Noé y su familia. La obra bíblica utiliza material de versiones orales más antiguas del diluvio mesopotámico, cuyos ecos se recogen en los escritos mencionados arriba. Esos relatos verbales, además, pueden haber ejercido influencia sobre el texto egipcio de nombre ElLibro de la vaca celestial, parte del cual data del Primer Período Intermedio egipcio de entre 2181 y 2040 a.C.
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El libro de la vaca celestial cuenta la manera en que después de que el dios sol Ra hubiera creado a los humanos, estos se rebelaron contra él. Ra decide destruirlos, y envía como extensión de sí mismo a la diosa Hathor, conocida como el Ojo de Ra, a exterminar a los seres humanos. Sin embargo, después de que la diosa elimina a muchos, el dios sol se arrepiente de la decisión. Entonces hace que se tiñan de rojo enormes cantidades de cerveza para que pareciera sangre, y ordena que se eche en el camino de Hathor. La divinidad bebe la cerveza, cae dormida, y más tarde despierta como amorosa diosa amiga de la humanidad, forma habitual en que se la representa.
Casi todas las culturas relatan de alguna manera una historia del diluvio universal, lo cual a menudo se cita como prueba de que en cierta oportunidad ocurrió una inundación cataclísmica. Sin embargo, esto no tiene por qué ser cierto, puesto que también es posible que una historia popular acerca del diluvio, repetida a lo largo de siglos, inspirara a los narradores de cuentos de distintas regiones. Dalley comenta:
Una explicación consiste en que todos estos relatos sobre el diluvio derivaron de un original mesopotámico único, y que se emplearon a lo largo de dos mil años para entretener a los viajeros durante los largos recorridos de las caravanas por Asia occidental. Las narraciones se tradujeron, bordaron y adaptaron a los gustos locales hasta ofrecer una miríada de versiones diferentes, algunas de las cuales han llegado hasta nosotros. (7)
Atrahasis, según se ha mencionado, no es la versión más antigua de la historia mesopotámica del diluvio, y puede afirmarse con casi total seguridad que la variante oral que la precedió influyó en las interpretaciones que aparecieron en otras culturas, incluidas la egipcia y la hebrea. En el relato egipcio la rebelión de la humanidad y la compasión de Ra conducen a una relación más estrecha con los dioses, y en la narración bíblica el pacto realizado entre Dios y Noé tras el retiro de las aguas del diluvio sugiere lo mismo. En Atrahasis los dioses permiten que los humanos continúen su existencia, sujetos a determinadas estipulaciones: su vida no será eterna, y no se les permitirá reproducirse de manera tan prolífica como antes.
Conclusión
La historia habría servido, además de como simple entretenimiento, para explicar la mortalidad humana, los infortunios relativos al alumbramiento, e incluso la muerte de un hijo. Debido a que en una ocasión la superpoblación y el ruido resultante habían traido sobre la humanidad el terrible diluvio que casi la destruye, la pérdida de un hijo quizá podía llevarse con mayor optimismo al entender que una desgracia de tamaña envergadura ayudaba a preservar el orden natural de las cosas, y a mantener la paz con los dioses.
El mito habría servido al mismo objetivo elemental que tales historias siempre tienen: asegurar que el sufrimiento individual del ser humano tiene algún propósito o sentido más elevado y que las penas no son de una simple naturaleza fortuita, carentes de trascendencia. Por último, Atrahasis, del mismo modo que la historia del Arca de Noé, es un relato de esperanza y de fe en que las tragedias de la experiencia humana tienen un significado de mayor profundidad.
Interesado en el estudio de las migraciones, costumbres, las artes y religiones de distintas culturas; descubrimientos geográficos y científicos. Vive en La Habana. En la actualidad traduce y edita libros y artículos para la web.
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.
Escrito por Joshua J. Mark, publicado el 06 marzo 2011. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.