Los siete ritos y la pipa ceremonial
La custodia del alma (el cuidado y liberación del alma) El rito de la purificación Clamar por una visión La danza del sol La generación de familiares La llegada de la niña a la mayoría de edad El lanzamiento de la pelota
El primer rito, «la custodia y la liberación del alma» se emplea para «preservar» el alma de un fallecido durante cierto número de años hasta su adecuada liberación, y para asegurarse de su correcto retorno al mundo espiritual. El segundo ritual es un «baño de vapor», un rito de purificación. El tercero, «clamar por una visión», establece el patrón ritual para la búsqueda lakota de una visión. El cuarto es la ceremonia comunal conocida como «danza del sol». El quinto es la «generación de familiares», un ritual en el que dos amigos se unen mediante lazos sagrados. El sexto es la ceremonia de pubertad de una joven. El último de los rituales se denomina «lanzamiento de la pelota», un juego que representa a Wakan Tanka y el acceso a la sabiduría. Las ceremonias de los lakotas constituían una representación del mandato [de Mujer Búfalo Blanco] de reverenciar al Gran Espíritu. (237)
La mujer sagrada demostró cómo presentar la pipa a la Tierra, al cielo, y a las direcciones sagradas, antes de explicar que la cazoleta de piedra de la pipa, de forma circular, en la que estaba grabada la cría del búfalo, representaba a la Tierra y a todos los animales de cuatro patas que caminaban sobre ella. Su caña de madera, que salía del centro de la cazoleta, representaba todo lo que crece, así como un vínculo directo entre la Tierra y el cielo. Doce plumas de águila moteada que colgaban de la pipa representan a todas las criaturas aéreas. «Cuando se fuma esta pipa», dijo la mujer, «todas estas cosas se unen a la persona, todo lo que hay en el universo; todos envían sus voces a Wakan Tanka, el Gran Espíritu. Cuando se ora con este pipa, se ora por y con todas las cosas». (236)
Texto
Al publicar estos « Mitos de los Sioux » considero apropiado declarar que poseo una cuarta parte de sangre sioux… Al haber nacido y haberme educado en una comunidad india, adquirí a temprana edad un conocimiento preciso de la lengua sioux, y al haber vivido en reservas indias durante los últimos cuarenta años en posiciones que me acercaron mucho a los indios, de cuya confianza gozaba, he tenido, en consecuencia, oportunidades excepcionales de aprender las leyendas y el folclore de los sioux. (3)
Hace mucho, mucho tiempo, su banda escogió a dos hombres lakotas jóvenes y apuestos para que averiguaran dónde se encontraban los búfalos. Mientras los hombres cabalgaban en territorio de búfalos, avistaron a lo lejos a alguien que se aproximaba a ellos.
Como siempre, estaban atentos a la presencia de algún enemigo. Así, se ocultaron entre los matorrales y esperaron. Al fin, la figura subió por la colina. Para su sorpresa, la figura que andaba hacia ellos era la de una mujer. Al acercarse se detuvo y los miró. Sabían que los podía ver a pesar de permanecer en su escondrijo. En su brazo izquierdo llevaba lo que parecía ser una vara dentro de un bulto de artemisa. Su semblante era bello.
Uno de los hombres dijo: «Es la más hermosa de cuantas he visto. La deseo como esposa».
Pero el otro hombre respondió: «¿Cómo te atreves a abrigar semejante idea? Su belleza y santidad están muy por encima de la de las gentes comunes».
Aunque aún se encontraba distante, la mujer escuchó su plática. Depositó su fardo y les habló. «Acérquense. ¿qué desean?»
El hombre que había hablado primero se aproximó y le puso sus manos encima, en señal de posesión. De inmediato, desde algún lugar en lo alto, bajó un torbellino. Entonces se produjo una niebla que ocultaron al hombre y a la mujer. Al despejarse la bruma, el otro hombre vio de nuevo a la mujer con el atado sobre su brazo. Pero su amigo era un montón de huesos que yacía a sus pies.
El hombre permaneció en silencio, admirado y sobrecogido. Entonces la bella mujer le dijo: «Voy al encuentro de tu pueblo. Entre ellos se halla un buen hombre llamado Toro que Camina Erguido. Me dirijo a verlo en especial a él».
«Anda delante de mí y avísales a tus gentes de que estoy en camino. Pídeles que trasladen su campamento y que levanten sus tiendas en círculo. Encomiéndales que en el círculo dejen una apertura dirigida hacia el norte. En el centro del círculo levanten un gran tipi, también orientado hacia el norte. Allí me reuniré con Toro que Camina Erguido y con su pueblo».
El hombre se aseguró de que cumplieran todas sus indicaciones. Cuando la mujer llegó al campamento retiró la artemisa que envolvía al presente que llevaba. El regalo era una pequeña pipa hecha de piedra roja. En ella estaba grabada la pequeña silueta de una cría de búfalo.
Le entregó la pipa a Toro que Camina Erguido y le enseñó las oraciones que debía dedicar al Fuerte de Arriba. «Cuando reces al Fuerte de Arriba, debes utilizar esta pipa en la ceremonia. Cuando estés hambriento, desenvuelve la pipa y preséntala desnuda al aire. Entonces los búfalos vendrán adonde los hombres puedan cazarlos con facilidad y matarlos, para que los niños, los hombres y las mujeres tengan alimento y sean felices».
La bella mujer también le dijo cómo debía comportarse la gente para vivir juntos en paz. Les enseñó las oraciones que debían ofrecer cuando rezaran a su Madre Tierra. Les dijo cómo debían adornarse para las ceremonias.
«La tierra», dijo, «es la madre de ustedes. Así que para las ceremonias especiales se ataviarán como lo hace su madre, de negro y rojo, de marrón y blanco. Estos también son los colores del búfalo».
«Por encima de todas las cosas, recuerden que la que les he entregado es una pipa de paz. La fumarán antes de todas las ceremonias. La fumarán antes de concertar acuerdos. Les traerá pensamientos de paz a sus mentes. Si la usan cuando oren al Fuerte de Arriba y a la Madre Tierra, de seguro recibirán las bendiciones que pidan».
Cuando la mujer hubo finalizado su mensaje, se volvió y se retiró con lento andar. Todo el pueblo la observaba con asombro. Fuera de la abertura en el círculo se detuvo un instante y luego se recostó en el suelo. Se levantó en forma de búfala negra. De nuevo se tendió sobre la tierra y se irguió como búfala roja. Por tercera vez se tumbó y se enderezó como búfala marrón. Por cuarta y última vez adoptó la forma de búfala de un blanco inmaculado. Entonces se encaminó hacia el norte, alejándose, y por último desapareció detrás de una remota colina.
Toro que Camina Erguido conservó la pipa de la paz, envuelta con esmero la mayor parte del tiempo. Cada cierto tiempo reunía a su gente, desataba el bulto y repetía las lecciones que la bella mujer le había enseñado. Y la empleó para hacer oraciones y otras ceremonias, hasta cumplir más de cien años.
Cuando perdió sus fuerzas realizó un gran festejo. En esa ocasión le entregó la pipa y las lecciones a Amanecer, un hombre de honor. De esta misma manera la pipa pasó de generación en generación. «Mientras se use la pipa», había dicho la hermosa mujer, «tu pueblo vivirá y será feliz. Tan pronto como la olviden, el pueblo perecerá».
Conclusión
La cultura lakota celebra a Mujer Búfalo Blanco, y en uno de los primeros ejemplos de literatura oral de la nación, Mujer Búfalo Blanco se aparece a un grupo de cazadores lakota en la Cueva de los Vientos, Washu Niya , el lugar que respira. Washu Niya se nombra así por la niebla que emana de la boca de la cueva, que se considera el sitio por donde todos los animales entraron al mundo. Después de convertir en polvo a uno de los cazadores por haberla mirado de forma irrespetuosa, Mujer Búfalo Blanco imparte un mensaje de respeto a las mujeres antes de entregarles a los hombres el regalo de la pipa sagrada, en la cual se centra la espiritualidad lakota: «De ustedes [los hombres] depende ser una poderosa ayuda para la mujer en la cría de los niños. Wakan Tanka sonríe al hombre que abriga un sentimiento bondadoso hacia una mujer». Las cazoletas sagradas de las pipas, que representan el vientre de una mujer, se tallan a partir de piedra catlinita roja, y a menudo presentan grabados de búfalos. El cuenco se fija a una caña de madera, que representa al varón. Incluso en la actualidad el nacimiento de un raro ejemplar de búfala blanca se considera un augurio milagroso de cambios positivos e inspira a los visitantes a trasladarse largas distancias con ofrecimientos para la cría. (178-179)