En la antigua Roma, la edad legalmente aceptable para contraer matrimonio para las muchachas era de doce años. Aunque en la sociedad romana de clase media, la edad más común del primer matrimonio para una muchacha era la adolescencia media o tardía, la evidencia también muestra que en un sector de la sociedad de élite, casar a las hijas a los doce años o a veces antes no era infrecuente. Tradicionalmente, era el padre, que era el paterfamilias, y su consejo familiar arreglaban el matrimonio.
Impresión artística de una boda romana
Mohawk Games (Copyright)
Adolescencia
La educación de las niñas en la antigua Roma habría terminado a la edad de doce años, pero algunas familias de clase alta optaban por dar a sus hijas más educación literaria. En este período crucial en la vida de una muchacha, al salir de la infancia, la atención se centraba en una vida de estilo diferente, que fomentaba la modestia, el decoro y la castidad que preparaba el terreno para el matrimonio y la maternidad. De hecho, parece que la adolescencia para una muchacha romana era breve y, en algunos casos, parece inexistente; las inscripciones encontradas en las piedras funerarias romanas resaltan las expectativas de la sociedad de que una muchacha se comportara de una manera más parecida a la de un adulto, lo que indica una tendencia cultural a ver a las muchachas con cualidades muy por encima de su edad.Plinio el Joven (61-112 d.C.) se hizo eco de tales sentimientos cuando escribió sobre una muchacha de 13 años, comprometida para casarse, que combinaba la sabiduría de la edad y la dignidad de la feminidad (Ep. 5. 20 and 48).
Como el amor, el sexo y el matrimonio en la antigua Roma estaban definidos por el patriarcado, a partir de este período de adolescencia, cuando una muchacha se estaba desarrollando físicamente y adquiriendo atractivo sexual, su vida estaba cuidadosamente regulada para proteger y preservar su virginidad para su futuro esposo.
Compromiso de boda
El compromiso no era un requisito, pero a menudo precedía a un matrimonio de élite y podía durar dos años o más. La sociedad romana daba gran importancia al matrimonio con una virgen; las relaciones aseguradas por los compromisos de bodas tempranos podían preservar la virginidad de una niña para su futuro esposo. Los compromisos de boda se podían contraer a una edad muy temprana, especialmente en la sociedad de élite, pero una niña no podía tener menos de siete años. Los compromisos de boda generalmente se arreglaban mediante negociación entre el padre de una niña y el posible novio, a veces actuando a través de intermediarios.
En teoría, se requería el consentimiento de la pareja, pero en la práctica parece que a menudo se asumía.
El jurista romano del siglo III Ulpiano (m. 228 d.C.), afirmó en el Digesto que no importa si los compromisos de boda se llevan a cabo cara a cara o a través de un intermediario; de hecho, una persona ausente se podía comprometer con otra persona ausente. Ulpiano señala que ambos cónyuges deben aceptar el acuerdo matrimonial para que el matrimonio se considere legítimo (Ulp. 5, 2). En teoría, se requería el consentimiento de la pareja, pero en la práctica, parece que a menudo se asumía. Ciertamente, una joven que cuente con una experiencia vital escasa insuficiente para prepararla para opinar o que descubre que hay cierta presión para que se case con el cónyuge elegido, puede obedecer debidamente a su padre. Ulpiano aclara que si una hija no lucha contra los deseos de su padre, se entiende que ha dado su consentimiento. Por supuesto, debemos considerar que hubo situaciones en las que el afecto de un padre por su hija significaba que no la obligaría a una unión contra su voluntad.
Los individuos comprometidos diferían enormemente en experiencia de vida; el matrimonio de una muchacha romana coincidía con mayor frecuencia con la edad de la menarquía y, como resultado, parecía transformarse socialmente con rapidez de niña a virgen y luego a esposa. El rito de paso de una muchacha a la edad adulta a través del matrimonio, veía su vida transformada irrevocablemente: como esposa, como matrona, se le exigiría que fuera casta, piadosa, modesta, que se quedara en casa y que se dedicara a su esposo. El rito de iniciación de un muchacho romano, por otro lado, lo veía asumir la toga adulta y adquirir plena ciudadanía, libertad social y libertad sexual. Estos futuros esposos completarían, a principios de los veinte años, una extensa educación romana, y muchos de la sociedad de élite habrían estudiado en el extranjero. Los estudiantes romanos en Atenas, por ejemplo, habrían disfrutado de las libertades y experiencias de una vida "universitaria". Mientras que puede que un joven pasara a la edad adulta a través de etapas graduales y experiencias vitales, una joven hacía la transición el día de su matrimonio.
La institución romana del matrimonio tendía a definirse por las costumbres y las familias involucradas más que por las estipulaciones legales. La ley romana dictaba que se establecía una unión si la pareja tenía la intención de que así fuera, y podían expresar su intención viviendo juntos como marido y mujer. Las muchachas veían el matrimonio como su futuro; la piedra funeraria de una niña habla de sus propias expectativas y las de sus padres: "Mi edad ya había alcanzado dos veces seis años y ofrecía esperanza de matrimonio" (CIL 9.1817). Sin embargo, la decisión de no casarse no parece haber sido una opción, y dejar a una hija soltera no era prudente.
La selección de un esposo para una joven hija era un asunto familiar, y el padre tomaba la decisión final. El matrimonio de las hijas podía desempeñar, y a menudo lo hacía, un papel importante en la mejora de la situación familiar y patrimonial. En los estratos más altos de la sociedad, los matrimonios a menudo se arreglaban con el propósito de crear alianzas entre familias prominentes, fortalecer y extender la base de poder del padre o la familia. Utilizado tácticamente, el matrimonio de los aristócratas romanos formaba lazos entre poderosas casas patricias políticas. Una red particular de alianzas orquestada por Julio César (100-44 a.C.) hizo que el senador romano Catón el Joven (95-46 a.C.) proclamara que era vergonzoso que el poder romano se basara ahora en el comercio de mujeres.
Representación artística de una boda romana
Mohawk Games (Copyright)
El matrimonio entre muchachas y hombres mucho mayores era aceptable y no era raro en los matrimonios primerizos de muchachas. Parece, según alguna opinión académica, que había una clara preferencia entre los hombres mayores que habían perdido a una esposa anterior por casarse con una muchacha cerca del comienzo de sus años fértiles y en el apogeo de su atractivo físico. La sociedad de élite ofrece varios ejemplos de muchacha que se dan en matrimonio a hombres tan viejos o mayores que sus padres. El estadista, Marco Tulio Cicerón (c. 106-43 a.C.) tenía unos 60 años, cuando, después de su matrimonio fallido con Terencia, se casó con su joven pupila adolescente. El educador y retórico, Quintiliano (35 a c. 96 d.C.), se casó con una muchacha de alrededor de 12 años, con quien tuvo dos hijos antes de que ella muriera a los 18 años. La hija del emperador romano Augusto (r. 27 a.C. a 14 d.C.), Julia, se casó dos veces antes de cumplir los 18 años; su segundo marido era tenía la edad de su padre. A la edad de 40 años, Plinio el Joven, al no tener hijos, se casó con su tercera esposa, una joven de 15 años, con la esperanza de formar una familia en sus últimos años (Ep. 8.10/11).
No tenemos ninguna fuente disponible que nos proporcione los pensamientos o sentimientos de una muchacha sobre estos eventos ya los textos literarios están escritos por autores masculinos, lo que nos proporciona una perspectiva masculina. Sin embargo, podríamos considerar que estas relaciones entre parejas con tal disparidad en edad, educación y experiencia deben haber sido muy desafiantes para una muchacha; Plinio, al referirse a su propia joven esposa, reconoce de alguna manera tales desafíos y comenta que ella se ha adaptado bien y que su devoción por él es una indicación segura de su virtud.
La ceremonia del matrimonio
En el derecho romano, el matrimonio con manus significaba que la muchacha ya no estaba bajo el poder de su padre; la novia estaba bajo la autoridad de su esposo. Manus podría considerarse como "filiae loco", lo que significa que la joven novia estaba en la situación de una hija en relación con su marido. Todo lo que poseía la nueva esposa pertenecía a su esposo. Para el siglo I a.C., el matrimonio sin manus era más común, y la esposa permanecía bajo la autoridad de su propio padre, lo que también significaba que los bienes de los cónyuges permanecían separados.
Ceremonia matrimonial romana
The Trustees of the British Museum (CC BY-NC-SA)
La ley romana no requería una ceremonia religiosa o secular para validar un matrimonio, sin embargo, muchas novias jóvenes señalaban el día con tal ceremonia. El día de su matrimonio, la joven novia llevaba el cabello arreglado en seis trenzas atadas por cintas de lana. El cabello se partía con un instrumento inusual, un gancho de lanza doblado. Llevaba una guirnalda de flores encima de las trenzas y estaba cubierta por un velo amarillo-naranja brillante, el flammeum, que cubría su rostro y cabello. La túnica blanca, que la muchacha había tejido ella misma, iba atada con un cinturón; puede que la novia hubiera llevado zapatos amarillos.
La boda comenzaba en la casa de su padre, que se habría decorado antes con guirnaldas. Se realizaban sacrificios a los dioses y puede que uno de ellos consistiera en dedicar las muñecas de la muchacha a Venus. A continuación, se celebraba el banquete y la boda. Aquí también se atestiguaba cualquier contrato, como los que registraban quién aportaba qué propiedad al matrimonio. En estatuas y esculturas en relieve de ceremonias matrimoniales, no es raro ver al novio sosteniendo un rollo de papiro, que puede que represente los registros del acuerdo de matrimonio y dote. No era hasta después de oscurecer que llevaban a la novia en procesión a la casa del novio; para entonces, él ya había regresado a la casa para esperar a su nueva esposa. Habría tres niños que la guiarían a la luz de las antorchas; uno de ellos llevaba una antorcha especial encendida con el fuego del hogar de la novia, los otros dos niños la tomaban de las manos. Otra persona llevaba una rueca y un huso, que simbolizaban el nuevo papel doméstico de la novia.Plinio el Viejo (23-79 d.C.) habla de los frutos secos que se arrojaban en la boda para simbolizar la fertilidad de una novia (HN. 15.86). Las multitudes se habrían reunido en el camino para ver a la novia en la procesión hacia la casa del novio. Cuando la joven llegaba a la casa del esposo, realizaba el ritual de ungir los postes de la puerta con aceite y adornarlos con cintas de lana; después, eran los acompañantes, no el novio, los que la ayudaban a cruzar el umbral.
Maternidad
Para los romanos, el matrimonio era la institución que producía hijos legítimos. El parto en la antigua Roma sufría altas tasas de mortalidad de recién nacidos y madres. La alta mortalidad al nacer podía compensarse con una alta fecundidad, que se consigue cuando se aprovechan al máximo las capacidades reproductivas de la esposa; por ello, la edad de matrimonio de las niñas estaba relacionada con la fecundidad. Para una novia muy joven de doce años, puede que la menarquia no comenzara hasta dos años más tarde, momento en el que una niña de 14 años a lo mejor podía concebir. Sin embargo, el embarazo a una edad tan temprana, antes de que el cuerpo femenino alcance el crecimiento o la madurez completos, conlleva mucho riesgo.
Relieve romano de una mujer dando a luz
Wellcome Images (CC BY)
La antigua concepción médica del momento en el que una niña era físicamente capaz de concebir y llevar a cabo un embarazo llevó a algunos escritores sobre medicina romana, como el médico Rufo de Éfeso (c. 70 a c. 110 d.C.), a enfrentar el problema del riesgo frente a la presión de la sociedad para formar una familia. Rufus rechazó la idea de que las muchachas se casaran jóvenes y comenzaran a tener hijos a la edad de la menarquia; argumentó que el embarazo era extremadamente peligroso para una niña y que la decisión más sabia era esperar hasta los 18 años.
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La pubertad no es un momento favorable para la maternidad, ni para el bebé ni para la madre. El primero seguramente será débil, mientras que la segunda, angustiada antes de tiempo, se aflige y exhibe un vientre dañado.
(Rufus, QM 6.22)
Sorano (98-138 d.C.) escribiendo en su Ginecología, también cuestionó los riesgos que se tomaban con la salud de una esposa joven. Sorano aconsejaba que se considerara la interrupción para las muchachas muy jóvenes que tenían serias dificultades durante el embarazo con el fin de evitar cualquier peligro adicional si su útero era demasiado pequeño y no estaba listo para adaptarse al desarrollo completo. Sin embargo, el consejo y la opinión médica tenían la intención de informar y aconsejar al mismo tiempo que cooperaban con las expectativas de la sociedad romana; la presión social y familiar de la élite continuó alentando el paso de las muchachas directamente de la pubertad hasta al matrimonio y el parto.
Conclusión
Para las muchachas, el matrimonio significaba el final de la niñez en la antigua Roma. Cambiaba la vida y la identidad de una niña. Ya no era una niña, ahora era esposa, se embarcaba en una vida sexual con todas sus consecuencias, asumía los deberes y las responsabilidades de un hogar y se dedicaba a su nuevo esposo y al papel de la mujer en el mundo romano.
Marco Kunzler es psicólogo licenciado y traductor autónomo con experiencia en ONG internacionales. Apasionado por conectar con diversas culturas, apoya el aprendizaje permanente y valora las interacciones significativas entre profesiones y comunidades.
A Laura Kate C. McCormack le gusta investigar y mucho de su tiempo lo dedica a trabajar en proyectos y a viajar a través de Italia. Se interesa principalmente en las lápidas funerarias romanas.
McCormack, Laura K.C.. "Las muchachas romanas y el matrimonio en la antigua Roma."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. Última modificación marzo 24, 2025.
https://www.worldhistory.org/trans/es/2-2675/las-muchachas-romanas-y-el-matrimonio-en-la-antigu/.
Estilo MLA
McCormack, Laura K.C.. "Las muchachas romanas y el matrimonio en la antigua Roma."
Traducido por Marco A. Kunzler. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 24 mar 2025, https://www.worldhistory.org/article/2675/roman-girls-and-marriage-in-ancient-rome/. Web. 17 abr 2025.
Licencia y derechos de autor
Escrito por Laura K.C. McCormack, publicado el 24 marzo 2025. El titular de los derechos de autor publicó este contenido bajo la siguiente licencia: Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike. Por favor, ten en cuenta que el contenido vinculado con esta página puede tener términos de licencia diferentes.