Los ritos de Eleusis, o los misterios de Eleusis, eran los rituales secretos de la escuela de misterios de Eleusis que se llevaron a cabo, regularmente, aproximadamente desde el 1600 a. C. al 392 d. C. Nadie sabe exactamente que era o de qué se trataba este ritual místico; pero los testimonios de los iniciados pueden dar a entender por qué los antiguos griegos participaban en él.
Los misterios de Eleusis, celebrados cada año en la ciudad de Eleusis, Grecia (situada a unos veintidós kilómetros al noroeste de Atenas), eran tan importantes para los griegos que hasta la llegada de los romanos, la vía sagrada (el camino de Atenas a Eleusis) era el único camino propiamente dicho, no un camino de cabras, en todo el centro de Grecia. Los misterios celebraban la historia de Deméter y Perséfone pero, como los iniciados juraban guardar en secreto los detalles del ritual, bajo pena de muerte, no sabemos qué forma tomaban estos rituales. Sin embargo, sabemos que quienes participaban en los misterios cambiaban para bien y para siempre, y además ya no temían a la muerte.
Los rituales se basaban en una lectura simbólica de la historia de Deméter y Perséfone que proporcionaban a los iniciados una visión del más allá tan poderosa, que lograba cambiar la forma en la que veían el mundo y su lugar en él. Los participantes se liberaban del miedo a la muerte al reconocer que eran almas inmortales que se encontraban temporalmente en cuerpos mortales. De la misma manera en la que Perséfone bajaba a la tierra de los muertos y regresaba a la de los vivos cada año; cada ser humano moriría solo para volver a vivir en otro plano de existencia o en otro cuerpo.
Deméter y Perséfone
La historia de Deméter y Perséfone es el mito más significativo de la antigua Grecia precisamente por su influencia en el entendimiento de este asunto. Mientras que las historias de Homero y Hesíodo daban información sobre la cultura, por ejemplo aquellas relacionadas con Heracles representaban expresiones significativas de los valores culturales, la historia de Deméter ofreció algo que otros mitos no podían: una visión de la vida eterna y el triunfo sobre la muerte.
Deméter, la diosa de la naturaleza, tenía una hija, Kore (que significa doncella o muchacha), que fue secuestrada y, según algunos relatos, violada por Hades, señor del inframundo. Deméter buscó a Kore por toda la tierra en vano, y finalmente se detuvo junto a un pozo en la ciudad de Eleusis. Allí, disfrazada de anciana cuidó del hijo de la reina, bautizándolo en fuego todas las noches para que pudiera llegar a ser inmortal. Cuando una noche la reina, la encontró colocando a su hijo en el fuego, la reina se enojó naturalmente, pero no llegó a estar tan enojada como la afligida diosa, que procedió a quitarse el disfraz revelando su gloria y su ira.
Ya tranquila, Deméter prometió enseñar a Triptólemo, el hijo de la reina, el arte de la agricultura; siempre y cuando la gente le construyera un templo en Eleusis. Mientras tanto, Zeus, rey de los dioses, persuadió a Hades para que devolviera a Kore a su madre ya que, con la aflicción de Deméter las cosechas estaban muriendo, la gente pasaba hambre y los dioses no recibían su tributo acostumbrado. Hades estuvo de acuerdo, pero engañó a Kore para que comiera algunas semillas de granada y, si alguien comía en la tierra de los muertos, debía quedarse allí.
Sin embargo, como solo había comido un poco, se acordó que pasaría la mitad del año con Hades en el inframundo y la otra mitad con su madre en la tierra. Kore emergió del inframundo como Perséfone (la que trae la muerte) la reina de los muertos y mientras permanecía en la tierra, Deméter hacía que el mundo fuera fructífero mientras que, cuando Perséfone estaba en el inframundo, las plantas se marchitaban y morían; así se explicó el origen de las estaciones. Sin embargo, lo más importante es que el mito reflejaba el concepto de la transformación y la naturaleza cíclica de la vida. La existencia de uno no termina con la muerte porque no hay muerte; solo hay el cambio de un estado a otro.
Los misterios
Los rituales se realizaban dos veces al año. Estaban los misterios menores, que tenían lugar en la primavera y los misterios mayores, cuando llegaba septiembre, y en los que participaban aquellos que habían sido purificados con anterioridad. Los misterios mayores comenzaban con la gente caminando por la vía sagrada desde Atenas hasta Eleusis llamando a Kore y recreando la búsqueda de Deméter de su hija perdida.
Ya en Eleusis, los peregrinos descansaban junto al mismo pozo en el que se había sentado Deméter, ayunaban y luego tomaban una bebida de cebada y menta llamada Kykeon. Se ha sugerido que esta bebida contenía el hongo psicotrópico del cornezuelo y esto, como resultado, intensificaba la experiencia y ayudaba a transformar al iniciado. Después de beber el Kykeon, los participantes entraban en el Telesterion, un "teatro" subterráneo, donde se llevaba a cabo el ritual secreto. Lo más probable es que fuera una recreación simbólica de la "muerte" y el renacimiento de Perséfone, que los iniciados veían y en la que tal vez participaban. Independientemente de lo que pasara en el Telesterion, los que entraban salían a la mañana siguiente radicalmente cambiados. Prácticamente todos los pensadores y escritores importantes de la antigüedad, todos los que fueron "alguien", estaban iniciados en los misterios.
Los testimonios
Platón, un iniciado (como lo fue Sócrates antes que él) menciona específicamente los misterios en su famoso diálogo sobre la inmortalidad del alma, Fedón: "nuestros misterios tienen un significado muy real: el que ha sido purificado e iniciado morará con el dioses "(69: d, traducción de FJ Church). En el Mito de Er, el último capítulo de La República de Platón, un guerrero llamado Er es asesinado en batalla y va al más allá pero, a diferencia de los demás que lo acompañan, no bebe de las aguas del río Leteo, lo que le haría olvidar su vida en la tierra y pasar a la siguiente.
Er, en cambio, vuelve a la vida en el campo de batalla y les cuenta a sus compañeros lo que vio en el otro mundo y cómo es la muerte. Deja claro que la muerte no es el final de la vida, sino que solo es el comienzo de otra parte del viaje. Curiosamente, Platón nunca presenta esta historia como un "mito" o una ficción, sino que la trata como si fuera un relato verídico. La traducción del capítulo como el "mito" de Er ha sido desafortunada, ya que en realidad debería entenderse como el relato o la historia de Er. Ya que es muy probable que el testimonio de Er fuera un reflejo de la visión que se recibía por parte de los misterios.
Plutarco, al escribirle a su esposa sobre la muerte de su hija, dice, "debido a esas promesas fieles y sagradas dadas en los misterios... mantenemos firmemente como una verdad indudable que nuestra alma es incorruptible e inmortal. Actuemos en consecuencia" (Hamilton, 179). Además, dice: "Cuando un hombre muere, es como aquellos que son iniciados en los misterios. Toda nuestra vida es un viaje por caminos tortuosos sin salida. En el momento de dejarla, vienen los terrores, el miedo estremecedor y el asombro. Luego, una luz que se mueve para encontrarte, prados puros te reciben, cantos, bailes y apariciones santas " (Hamilton, 179). Esta descripción es bastante similar al testimonio dado por Er en su relato.
Cicerón escribe: "No hay nada es más alto que estos misterios... no solo nos han mostrado cómo vivir con alegría, sino que nos han enseñado cómo morir con una mejor esperanza" y el historiador del siglo XX Will Durant afirma sobre los misterios: "En este éxtasis de la revelación... sintieron la unidad de Dios, y la unidad de Dios con el alma; ellos fueron liberados del engaño de la individualidad y conocieron la paz de la absorción en la deidad" (Durant, 189). La historiadora Waverly Fitzgerald resume la experiencia escribiendo claramente: "Se decía que aquellos que fueron iniciados en Eleusis ya no temían a la muerte y al parecer este mito confirma la visión cíclica de la vida, idea central en la espiritualidad pagana: que la muerte es parte del ciclo de la vida y siempre va seguida del renacimiento "(2). Cada testimonio antiguo refleja este mismo entendimiento y cada uno tiene el mismo tono, uno de liberación iluminada del miedo a la muerte.
Influencia egipcia
Obtener un nuevo significado para la vida era igual de importante. Los iniciados reconocían que sus vidas tenían un propósito eterno y que no solo vivían para morir. La creencia en la transmigración de las almas, la reencarnación, parece haber sido fundamental para la visión de los misterios y esto proporcionó a las personas una sensación de paz, en el sentido de que tendrían otra oportunidad de experimentar la vida terrenal en otras formas.
Es bastante probable que los misterios estuvieran influenciados por creencias religiosas egipcias que entendían la muerte como una transición a otra fase de la existencia, no como el final de la vida. Los egipcios habían mantenido esta creencia al menos desde el período dinástico temprano (c. 3150-c. 2613 a. C.) y, dado que hubo contacto entre las dos culturas a través del comercio, es probable que esta comprensión egipcia sobre el más allá contribuyera a una interpretación más profunda de la historia de Deméter y Perséfone, así como de la visión de los misterios.
Aunque la creencia egipcia a menudo hacía énfasis en una vida después de la muerte ideal situada en el Campo de las Cañas (Aaru), un paraíso que era un reflejo de la vida en la tierra; también reconocía la realidad espiritual de la reencarnación al igual que la mayoría de los religiosos precristianos. El tiempo se consideraba cíclico, no lineal, y uno podía reconocer el patrón del universo a través de las estaciones cambiantes y comprender que así como los árboles, la hierba y las flores morían en una estación y volvían a la vida en otra, también así lo harían los seres humanos.
El final
Los misterios de Eleusis se diferenciaban de la práctica religiosa convencional, ya que en ellos los iniciados experimentaban de primera mano lo que otros solo escuchaban en los templos. El culto tradicional a los dioses se basaba en historias contadas sobre cómo funcionaba el universo, cual era la voluntad de los dioses y los actos que estos habían hecho. La diferencia entre este tipo de experiencia religiosa y la de los misterios sería la misma que la de actuar en una obra de teatro, en comparación con oír hablar de una representación; naturalmente los actores van a tener una experiencia muy diferente y más significativa. Aun así, no hay indicios de que los iniciados despreciaran las prácticas religiosas tradicionales o se consideraran a sí mismos como superiores. Platón probablemente lo hizo, pero solo porque ya pensaba que él era mejor que sus contemporáneos.
Los misterios se promulgaron durante más de mil años, y en ese tiempo, proporcionaron a innumerables personas una mayor comprensión de la vida y de lo que esperaban más allá de la muerte. Los rituales fueron clausurados por el emperador cristiano Teodosio en el 392 d.C, cuando vio que los ritos antiguos inspiraban una resistencia al cristianismo y a la "verdad" de Cristo. A medida de que el cristianismo ganaba más adeptos y poder, los rituales paganos fueron sistemáticamente eliminados; aunque la nueva fe se apropiaría de sus significados centrales, de la iconografía y del simbolismo, transformando estos elementos para apoyar y fortalecer la creencia en Jesucristo como el mesías.
Los antiguos sitios paganos de los grandes rituales y su aprendizaje fueron abandonados, destruidos o convertidos en iglesias a lo largo de los siglos IV y V de nuestra era. El templo de Deméter y todos los lugares sagrados de Eleusis fueron saqueados por los cristianos arrianos acompañados por Alarico, rey de los godos, en su invasión del 396 d.C., dejando solo ruinas y escombros donde una vez la gente del mundo antiguo se reunió para experimentar visceralmente las verdades fundamentales de la vida y la muerte, así como la promesa del renacimiento.