En una famosa historia griega se encuentra el relato de una joven mujer ateniense, llamada Agnodice, que soñaba tornarse médica. Todavía, ese sueño era imposible. Una mujer que se dedicase a la Medicina en Atenas, en el siglo IV a.C., enfrentaba una sentencia de muerte. Se recusando a desistir de sus sueños, decide viajar hasta Alejandría, local donde las mujeres eran autorizadas a seguir la profesión. Después de completar la instrucción, ha regresado a su tierra natal y empezó a ejercer disfrazada de hombre. Cuando fuera descubierta, la llevaron a juzgamiento y la acusaron de cometer un crimen capital. No obstante, sus pacientes invadieron la audiencia, se sublevaron contra los acusadores hasta que estos la libertaron.
Después del juzgamiento, las leyes han cambiado en Atenas, tornándose ya posible a una mujer ejercer la profesión. En contraste, en Egipto las mujeres médicas eran una constante hace mucho tiempo. Las evidencias del sexo femenino en la Medicina fueron ignoradas por la mayoría de los historiadores del siglo pasado. Incluso la egiptóloga Barbara Watterson asevera que los médicos en Egipto “eran, con una o dos excepciones, todos hombres” (46). Esta afirmación, y otras, dejan de lado los primeros indicios de mujeres en la profesión que remontan al inicio del Periodo Dinástico (c. 3150 - c. 2613 a.C.), cuando, en aproximadamente 2700 a.C., Merit-Ptah era la jefe de los médicos de la corte real. Merit-Ptah es la primera médica conocida en la Historia Mundial, a pesar de las evidencias indicaren que ya existía una Escuela de Medicina en el templo de Neith, en Sais (ciudad del Bajo Egipto), dirigida por una mujer cuyo nombre es desconocido, esto en 3000 a.C.
La importancia del sexo femenino
Las mujeres no aparecen en la historia egipcia tan frecuentemente como los hombres, y no hay dudas de que estos dominaban la Medicina. Pero esto no significa que no habían existido mujeres en la profesión. Las mujeres siempre fueron extraordinariamente respetadas a lo largo de la historia de Egipto, y los símbolos femeninos aparecen en las primeras épocas. Los investigadores identifican el símbolo tjet o tyet (conocido como el ‘Nudo de Isis’ o ‘Sangre de Isis’, datado el Reino Antiguo, c. 2613 – c. 2181 a.C.) como la versión femenina del ankh (datado del Período Predinástico). Conviene señalar que la mayoría de las divinidades del panteón egipcio eran también femeninas.
Neith es una de las diosas más antiguas del Mundo y se encuentra entre los cultos más antiguos de Egipto. Se asocia a la Creación en algunos mitos y a la invención del nacimiento, al mismo tiempo que aparece relacionada con la guerra, la muerte y la vida en el Más Allá. Uno de los más populares y conocidos mitos de Egipto es la historia de Osiris y Isis, en lo cual Isis desempeña un papel extremamente importante. La diosa Hathor, superintendente de la diversión, de las festividades, de la fertilidad, y de otros aspectos, era venerada por ambos sexos en la forma de la diosa Bastet, protectora del lar y de los secretos de las mujeres. De las cuatro divinidades asociadas con la cura (Heka, Sekhmet, Serket y Nefertum), dos son femeninas. Lo dios Sobek, a pesar de estar asociado a la cura, estaba relacionado con las cirugías. La divinidad ligada a la escritura era la diosa Seshat, y también desempeñaba la función de bibliotecaria de los dioses. El tema de la Diosa Distante es muy común en la mitología egipcia, y aparece asociado al sexo femenino y a diosas como Qebhet y Neftis, que cumplían un papel crucial en la vida después de la muerte. Los valores basilares de la cultura egipcia eran la harmonía y el equilibrio, que a su vez aparecen representados por la diosa Ma’at y por su pluma blanca de avestruz.
La cultura egipcia se encuentra llena de poder femenino y a las mujeres eran concedidos derechos y algunas posiciones. Las mujeres podrían poseer un terreno, iniciar un proceso de divorcio, gestionar un negocio y tornarse sacerdotisas y escribas. Todos los médicos eran escribas, una de las más respectadas y ricas clases sociales, pero ni todos los escribas eran médicos. A pesar de algunos investigadores afirmaren que no era permitido a una mujer convertirse en escriba, su presencia en la profesión médica – así como otras evidencias – nos muestra el contrario. Los médicos necesitaban de saber leer los textos y los hechizos, además de saber escribir, para cuidar de sus pacientes tan propensos a una gran variedad de enfermedades.
Enfermedades y tratamiento
Los antiguos egipcios sofrían de muchas dolencias, así como las personas hoy en día. La egiptóloga Joyce Tylldesly escribió:
Los escenarios idílicos que decoran tantas paredes de tumbas dan la idea de que los egipcios eran una raza en forma y sana, imperturbable por las enfermedades. Esto es redondamente contrariado por las evidencias médicas que indican que la populación estaba a merced de una ampla variedad de enfermedades debilitantes y fatales. Incluso situaciones menos preocupantes como diarrea, toses, y cortes podrían ser fatales sin los medicamentos modernos, y la mayoría de la populación sofría intermitentemente de dores reumatoides en las articulaciones y de dientes maltratados. (31)
Los médicos trataban lesiones físicas a través de métodos directos, como enfajar heridas y colocar huesos en su lugar, pero la dolencia era más difícil de diagnosticar. La enfermedad era considerada una punición de los dioses, un ataque de un espíritu o de un demonio enfurecido, una manifestación de una entidad maligna, o una prueba a través de la cual se debería aprender una lección.
Se creía que las fuerzas sobrenaturales estaban relacionadas con una serie de enfermedades y que solamente podrían ser tratadas a través de hechizos, rituales y encantamientos; todavía, esto no significa que el médico detenía la capacidad de eliminar totalmente la dolencia. El mundo sobrenatural estaba aparte del control de los mortales, y todo lo que un médico podría hacer era tratar cada caso según lo que este presentaba. Según Barbara Watterson, los médicos egipcios eran originalmente ‘magos’ que hacían frente a las fuerzas sobrenaturales, combinando observaciones empíricas y técnicas con hechizos mágicos. La egiptóloga Rosalie David afirma:
Los médicos egipcios eran sacerdotes especializados que actuaban como mediadores religiosos entre el dios e el paciente pero, a largo plazo, fueron adquiriendo conocimiento médico detallado y experiencia. En el Reino Antiguo, la profesión parece estar muy bien organizada, la cual aplicaba un tratamiento racional y mágico en los pacientes. Poco se sabe sobre la instrucción médica y se era realmente práctica o se los alumnos tenían que realizar exámenes. Los templos parecen ter desempeñado un importante papel en la enseñanza y en la cura de los pacientes. La “Casa de la Vida” era una área del templo que, mientras centro de documentación donde los papiros sagrados eran escritos y copiados, podrá haber sido el local donde se instruían los estudiantes de Medicina. (336)
La Casa de la Vida era aún considerada como todo el conocimiento que los médicos adquirían y traían con ellos. Estos muchas veces operaban en los complejos de los templos y, frecuentemente, hacían visitas al domicilio. La mayoría de los profesionales eran conocidos por su nombre y algunos de ellos eran mujeres.
Merti-Ptah y Pesehet
En 800 a.C., los egipcios ya eran considerados curanderos bastante competentes, y las mujeres ya estaban asociadas a la arte. En la Odisea de Homero, Polydamna, “mujer de Thon, la mujer de Egipto”, ofrece a Helena la droga que “elimina toda la preocupación, tristeza y mal humor”, además de que es referido en la misma pasaje que todos en Egipto eran médicos cualificados (IV.228). El ‘primer médico’ del Período Dinástico/Reino Antiguo fue el arquitecto Imhotep (c. 2667 – 2600 a.C.), más conocido por diseñar la pirámide de Djoser y por sus tratado médicos, en los cuales refiere que la dolencia era una ocurrencia natural y no una punición de los dioses. Más tarde, fue deificado como el dios de la cura y de la Medicina. Existieron dos mujeres, de la misma altura, también famosas por sus actos y realizaciones médicas. Aunque hoy estos parezcan los profesionales más famosos de Egipto, casi nadie ha oído hablar de ellos.
La primera médica de la historia egipcia es Merit-Ptah (‘Amada de Ptah’) que vivió en aproximadamente 2700 a.C., en el final del Período Dinástico. No fue la única mujer digna de reconocimiento en esta altura, visto que la reina Merneith (c. 2900 a.C.) ha gobernado como regente, por conta propia. Merit-Ptah no es la única mujer médica de la Historia, pero la primera mujer mencionada en la área de la Ciencia. Su inscripción, hecha por su hijo, fue encontrada en una tumba de Saqqara, nomeándola 'Jefe de los Médicos', una posición que le confería el papel de profesora y supervisora de los profesionales del sexo masculino. Como jefe asistía el rey, pero es incierto de que monarca estamos hablando, puesto que los registros de la II Dinastía se encuentran en muy mal estado de conservación.
Pesehet (c. 2500 a.C.) era conocida como la ‘Señora Supervisora de las Médicas’ y podrá ter estado ligada al templo-escuela de Sais. También aparece como la primera médica conocida por su propio nombre, todavía no se sabe se era conocida como practicante o como profesora. Pesehet es mencionada en las inscripciones como ‘Asociada del Rey’, lo que sugiere que sería la médica personal del monarca. Estaba aún asociada al entrenamiento de las matronas, una de las pocas referencias a este tipo de enseñanza en la historia egipcia. Toda la información sobre ella se encuentra en una estela en Giza, y aunque sea una evidencia limitada, muestra Pesehet como una practicante y deja claro que existían otras médicas a practicaren, al mismo tiempo que ella las supervisaba y entrenaba.
Pesehet posiblemente vivió y ha trabajado durante la IV Dinastía del Reino Antiguo. En esta altura, el gobierno central se encontraba fuerte y los registros se mantuvieron intactos, pero a pesar de eso no tenemos cualquier mención a Pesehet. Esto no es de sorprender una vez que existen pocas referencias relativas al nombre de cualquier médico, sea hombre o mujer. Después de Pesehet, no hay ninguna alusión a mujeres que ejercieron la profesión hasta el Período Ptolemaico (323 – 30 a.C.), todavía este dato no asegura que no tengan verdaderamente existido. Las matronas desaparecen de los registros después del Reino Antiguo, pero es claro que su profesión ha continuado y que siguiera considerada como algo de extrema importancia.
Mujeres en la Medicina
En el campo de la Medicina, las mujeres eran mencionadas como enfermeras e representadas como matronas. Hombres y mujeres podrían tornarse enfermeros y auxiliar los médicos en los procedimientos. Los enfermeros también llegaron a tener un importante papel en la vida del rey. La egiptóloga Carolyn Graves-Brown señala:
En Reino Antiguo, la enfermera real era considerada una persona bastante importante y muy próxima del rey. A pesar de que las ocupaciones de las mujeres casi no aparezcan en las representaciones de las tumbas de sus parientes del sexo masculino, algunos nos muestran las familiares en el papel de enfermeras del rey. La enfermera de Hatshepsut, Sitre, fuera suficientemente importante para quedarse sepultada cerca de la reina. Las enfermeras también parecen haber sido importantes para la elite no real, ya que aparecen en capillas y tumbas particulares y en estelas con la familia.(83)
La reina Hatshepsut (1479 – 1458 a.C.) ha creado escuelas médicas y ha encorajado las mujeres a ejercer Medicina. Se cree que otras reinas de Reino Nuevo también tengan hecho lo mismo, como la reina Tiye (1398 – 1338 a.C.) y Nefertiti (c. 1370 – 1336 a.C.), ambas notables por sus programas sociales. No obstante, en los registros oficiales no hay cualquier evidencia que compruebe eso. Además de las enfermeras, las mujeres aparecen aún como matronas y nodrizas.
Las nodrizas eran especialmente importantes debido a la alta tasa de mortalidad durante el parto. Los documentos legales refieren acuerdos firmados entre estas y futuros padres, para que cuidasen de los recién-nacidos caso la madre muriese. Graves-Brown afirma que dichos acuerdos “estipulan que una nodriza debería hacer un teste antes de ser contratada; estando obligada a fornecer una leche de buena calidad, a no amamantar otros niños y a no quedarse embarazada o a tener relaciones sexuales” (83). A cambio, el empleador pagaría los cuidados de una enfermera y también fornecería el oleo para masajear el recién-nacido.
El Período Ptolemaico y épocas posteriores
Existe una leyenda que relaciona la reina Cleopatra VII (69 – 30 a.C.) con la Medicina, como autora de un libro sobre el asunto: muy probablemente, ella podría haber continuado las políticas de reinas anteriores, como Hatshepsut, y habrá patrocinado algunos de esos trabajos. Su nombre surge vinculado al del famoso médico Galeno (126 – c.216), que ha vivido mucho después de ella, y eso ha acontecido debido a otra, menos conocida, Cleopatra.
Esta otra Cleopatra aparece mencionada como estando viva en el siglo II d.C., todavía, parece claro que ella vivera antes, probablemente durante el Período Ptolemaico, surgiendo citada en obras posteriores. Era conocida por ser la autora de un libro sobre obstetricia, regularmente consultado por médicos como Galeno. Es muy probable que los escritores posteriores la tengan confundido con la reina, pero también es posible que estos supiesen de la relación de la soberana con cuestiones médicas, mejor que algunos historiadores que escribieron sobre su vida. El investigador Okasha El Daly asevera:
Podrá haber sido la fama de la reina Cleopatra, como autora de libros médicos, como por su patrocinio a estas obras consultadas por Galeno, lo que ha dado origen en las fuentes árabes a la idea de una conexión entre ella y Cleopatra, en el papel de su profesora. (115)
Las mujeres en Egipto continuaron a ejercer una cierta autoridad en la Medicina y en las ciencias, por lo menos, hasta el establecimiento del Cristianismo en el país en el siglo IV. La evidencia más clara de eso es el caso de Hipatia de Alejandría (c. 370 – 415 d.C.), la filosofa que instruyó varios alumnos en Filosofía y Ciencia, y que fuera asesinada por un grupo de cristianos.
El presupuesto de que no habían mujeres, o que apenas existieron algunas, ligadas a la Medicina en Antiguo Egipto es insustentable y no coincide con los valores de esta civilización. Según ese raciocinio, no habían mujeres relacionadas con nada digno de realce hasta la era moderna, puesto que los libros no mencionan la mayoría de sus contribuciones. Esa cuestión se queda bien clara en el ensayo de Virginia Wolf, Shakespeare’s Sister, de su colectánea de palestras, A Room of One’s Own, en la cual la autora imagina la vida de la, igualmente talentosa, hermana del dramaturgo en una sociedad que no valorizaba las mujeres. A pesar de que en Inglaterra de la época de Isabel I fuese gobernada por una reina, las oportunidades para las mujeres eran muy pocas, al contrario de Antiguo Egipto. Los nombres de las médicas pueden quedarse ocultos en los registros históricos, pero el mismo sucede con la mayor parte de la Historia. En comparación con otras culturas, las mujeres en Egipto podrían ocupar cargos de notable importancia y de grande respecto e, realmente, varias lo han conseguido.