La Piedra de Tízoc es un enorme cilindro de piedra de la capital mexica de Tenochtitlán que representa un disco solar en su superficie superior plana y lleva un friso alrededor de su borde exterior que muestra guerreros mexicas y al rey mexica Tízoc, cuyo reinado desde 1481 al 1486 d.C., estuvo plagado de rebeliones en todo el imperio. Es casi seguro que la piedra se usó durante las ceremonias de sacrificio, ya sea en concursos de lucha o como receptáculo para los corazones de las víctimas de los sacrificios.
La enorme piedra está hecha de basalto y mide 2.67 m de diámetro y 92.5 cm de alto. Se cree que la piedra, la cual está cubierta de ricos relieves, representa el cosmos tal como lo definía el Imperio mexica. La superficie superior muestra un disco solar con ocho puntos o rayos que representan las cuatro direcciones cardinales e intercardinales. Corriendo alrededor del borde superior de la superficie exterior de la piedra hay una banda de estrellas representando los cielos, mientras que alrededor del borde inferior hay una doble fila de cuchillas verticales puntiagudas que representan la tierra. Esta banda inferior también posee cuatro máscaras que representan a la deidad mexica de la tierra, cada una colocada en uno de los cuatro puntos cardinales.
El friso principal que rodea el borde exterior de la piedra está tallado en relieve y representa a 14 guerreros mexicas que llevan cautivos a los dioses de otras civilizaciones conquistadas. Los guerreros, todos mirando hacia la derecha y, por lo tanto, moviéndose en sentido contrario a las manecillas del reloj alrededor de la piedra, están agarrando a los dioses por el cabello, que era una manera común de representar la captura y sumisión en el arte mexica. También representado, vistiendo todas las insignias ceremoniales de los dioses Huitzilopochtli y Tezcatlipoca, que incluye un gran tocado, está el propio Tízoc. Las diversas ciudades que representan a los cautivos se muestran mediante nombres en glifos, por lo tanto, la piedra representa la dominación mexica del centro de México, glorificando, a sus ojos, el orden que su Imperio trajo al cosmos.
La piedra pudo haber sido utilizada como plataforma en luchas, que eran un ritual común en los sacrificios mexicas. En estos combates, se hizo que una sola victima luchara contra un escuadrón de guerreros o caballeros seleccionados a mano. Naturalmente, la víctima no tenía posibilidad de sobrevivir a esta horrible experiencia o incluso de infligir ninguna herida a sus oponentes, ya que no solo estaba atado a la plataforma circular de piedra (temalacatl) sino que su arma era un garrote emplumado mientras que sus oponentes tenían espadas o garrotes de obsidiana afilada como navaja (macuauhuitl). Una función alternativa de la piedra pudo haber sido como un cuauhxicalli o receptáculo para recibir los corazones de los sacrificios ceremoniales.
La Piedra de Tízoc fue descubierta el 17 de diciembre de 1790 bajo la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México, que fue construida sobre la capital mexica de Tenochtitlán. Ahora reside en el Museo Nacional de Antropología en la Ciudad de México.