Había más de 200 dioses y diosas venerados en toda la antigua China, pero si se contara cada deidad o espíritu, la cifra superaría los 1000. Cada pueblo, aldea, ciudad, campo, granja, y a veces incluso cada parcela de un cementerio, tenía su propio Tudi Gong, un espíritu elemental de la tierra, que era reconocido y honrado.
También había espíritus conocidos como Kuei-Shen, espíritus de la naturaleza, que podían habitar en un árbol, vivir junto a un arroyo o presidir un jardín. Se trataba de espíritus eternos que nunca habían sido mortales, pero otros, conocidos como guei (o kuei, gui, kui), habían sido una vez seres humanos que habían muerto y pasado al más allá. Los guei podían volver a atormentar a los vivos por diversas razones, y se desarrollaron rituales, hechizos y prácticas religiosas para apaciguarlos.
También había deidades que habían sido mortales y ahora vivían con los dioses, como los Baxian (Pa Hsien), los ocho inmortales de los sagrados taoístas que fueron recompensados por la diosa Reina Madre de Occidente con la inmortalidad. Se rezaba a los Baxian como a cualquier otro dios, al igual que a los antepasados que habían cruzado el puente entre la tierra de los vivos y el reino de los muertos para vivir entre los dioses y velar por los vivos.
Se creía que los dioses habían creado el mundo y a los seres humanos, y que mantenían el mundo y el universo circundante en funcionamiento. Cada deidad tenía su propia área especial de poder e influencia, y las más importantes tenían sus propios santuarios y templos, aunque también se erigían santuarios a los espíritus locales y a los hombres y mujeres nobles que se divinizaban tras la muerte.
Estas deidades vivían en palacios y castillos por encima de los seres humanos en lugares como las montañas Kunlun, el monte Tai, la montaña de Jade y el monte Penglai, que era la isla mística del más allá en algún lugar lejano en el mar. Aunque estuvieran lejos, seguían conectadas a la vida humana a diario, vigilando y llevando la cuenta de las buenas y malas acciones de la gente. Cada una de las deidades tenía su propio papel en la vida de las personas y en el funcionamiento del mundo, desde los momentos más íntimos hasta los acontecimientos de importancia nacional, como la caída de una dinastía.
Todos los dioses, diosas y espíritus eran importantes para el pueblo de la antigua China, y siguen siéndolo hoy en día, y la selección de un pequeño grupo determinado deja fuera a muchos, muchos otros que siguen siendo igual de significativos. Sin embargo, se puede destacar a aquellas deidades que tenían prominencia nacional, las que se encuentran entre las más antiguas o las que son sin duda las más populares, como demuestran los escritos antiguos y las pruebas de las excavaciones arqueológicas.
Los dioses y diosas enumerados a continuación aparecen en el orden en que aparecen en los escritos chinos. Lo más probable es que deidades como Nuwa, Fuxi y P'an Ku fueran reconocidas mucho antes de lo que indican los registros escritos, y lo mismo puede decirse de la mayoría de los dioses y diosas de la lista. Se han seleccionado estas deidades porque todas eran muy importantes para el pueblo de la antigua China, aunque algunas hayan sido más prominentes en determinados momentos de la historia que en otros.
El dragón
El dragón es el símbolo más antiguo de una deidad china. El símbolo del dragón aparece en la cerámica encontrada en el yacimiento neolítico de Banpo, que data de c. 4500-3750 a.C. El dragón se consideraba un compuesto de las energías yin y yang y, en un principio, se veía como una fuerza de equilibrio sabia y justa. El dragón Yinglong era conocido como el Rey Dragón y dios de la lluvia y las aguas. Como dios del mar, se lo conocía como Hong Shen y le rezaban regularmente marineros y pescadores, pero los agricultores que necesitaban lluvia para sus cosechas también adoraban al Dragón. También se lo representa en forma humana como un hombre sabio con el sol detrás de la cabeza vigilando un barco lleno de gente.
Shangti
Shangti era el dios supremo de la ley, el orden, la justicia y la creación. También se lo conoce como emperador de Jade, emperador amarillo o Yu Huang Shang-Ti, aunque a veces se hacen importantes distinciones entre estos nombres y "emperador de Jade" puede significar otra deidad. Shangti era considerado el gran antepasado de todos los chinos, que dotó al pueblo de cultura, arquitectura, habilidad en la batalla, agricultura, controlaba el clima, regulaba las estaciones y reinaba sobre los demás dioses, los seres humanos y la naturaleza. Fue venerado principalmente durante la dinastía Shang (1600-1046 a.C.), cuando se lo consideraba un rey divinizado que gobernó entre 2697 y 2597 a.C. y se lo incluyó en el grupo mítico o semimítico de los Tres Soberanos y los Cinco Emperadores, semidioses que gobernaron China entre 2852 y 2070 a.C. aproximadamente. Durante la dinastía Zhou (c. 1046-226 a.C.), Shangti fue sustituido por el concepto de Tian (Cielo), pero resurgió como Shangti durante el período de los estados combatientes (476-221 a.C.). Los Zhou desarrollaron el concepto del Mandato del Cielo, que legitimaba el gobierno de una determinada dinastía. Tian juzgaba quién era digno de gobernar y durante cuánto tiempo, y cuando una dinastía ya no era apta, caía y otra ocupaba su lugar.
Reina Madre de Occidente
Era la reina de los dioses y espíritus inmortales, especialmente de los espíritus femeninos que vivían en la tierra mística de Xihua ("Flor del Oeste"), y diosa de la inmortalidad. También se la conoce como Xiwangmu o Xi-Wang-Mu y vivía en un castillo de oro en las montañas Kunlun, rodeado por un foso tan sensible que hasta un pelo caído en sus aguas se hundía. Este foso servía de protección para su huerto imperial de melocotones, donde los jugos de la fruta de los árboles daban la inmortalidad. Xiwangmu aparece como una mujer hermosa con dientes afilados y cola de leopardo, o como una mujer vieja y poco atractiva con la espalda encorvada, dientes de tigre y cola de leopardo, según su estado de ánimo. Recompensaba a sus seguidores con la vida eterna, pero castigaba a quienes la enfurecían. Durante la dinastía Han (202 a.C.- 220 d.C.), su culto era muy popular y el gobierno le construyó santuarios. Es la esposa de Mugong, Señor de los Espíritus, que vigila a los espíritus masculinos en la tierra de Donghua ("Flor del Este"), pero a veces se la considera esposa de Shangti.
Guanyin
Guanyin era la diosa de la misericordia y la compasión que se convirtió en patrona de marineros y pescadores. Originalmente era una deidad de la India conocida como Tara, nacida de las lágrimas del bodhisattva Avalokitesvara (cuyo nombre significa "aquel que contempla el mundo y escucha los lamentos de la gente") y era considerada su contrapartida femenina y una diosa de la compasión, la sabiduría y la liberación. Llegó a China desde la India a través del comercio por la Ruta de la Seda durante la dinastía Han. Era tan compasiva que se encarnó en la doncella Miaoshan para experimentar la vida como un ser humano y ofrecer servicio a los demás. El padre de Miaoshan quería que se casara con un sacerdote rico. Miaoshan se negó a casarse a menos que el matrimonio pudiera poner fin a los sufrimientos causados por la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Cuando su padre le dijo que ningún matrimonio podía acabar con eso, ella replicó que un médico sí podía, pero su padre no quería que se casara con alguien de una ocupación tan humilde.
Se le permitió entrar en un templo en lugar de casarse, pero su padre se aseguró de que le dieran las peores tareas, que ella realizó con la ayuda de los animales cercanos que respondían a su bondad. Su padre intentó quemar el templo, pero Miaoshan apagó el fuego con sus propias manos. Miaoshan fue ejecutada, pero cuando fue al infierno, liberó toda la bondad que llevaba dentro y lo convirtió en el paraíso. El rey de los muertos, el Señor Yama, la envió de vuelta a la Tierra antes de que arruinara su reino, y vivió después en la Montaña Fragante, donde vigilaba a los seres humanos. Desde su hogar en la montaña, a menudo veía a gente en apuros en sus barcos en el mar y los rescataba, por lo que se convirtió en la diosa protectora de marineros y pescadores. Era una de las deidades más populares de toda China, y tanto hombres como mujeres la adoraban.
Yan Wang
Yan Wang es el dios de la muerte y rey en el más allá. Es el mayor de todos los Señores de la Muerte que gobiernan las regiones del inframundo. También se lo conoce como Yang-Wang-Yeh, Señor Yama y Señor Yama Rey. Yan Wang preside el juicio de las almas y decide si serán castigadas por sus crímenes en vida, pasarán a vivir con los dioses o se reencarnarán. En una famosa historia, un soldado llamado Comandante Yang, que había causado mucho sufrimiento y miseria en su vida, murió y apareció en la corte de Yan Wang.
Yan Wang le preguntó cómo había conseguido acumular tantos pecados en su alma en el poco tiempo que estuvo en la Tierra. Yang afirmó que era inocente y que no había hecho nada malo. Yan Wang ordenó que se trajeran los pergaminos de la vida de Yang, donde se leía la fecha y la hora de sus pecados, así como a quién habían afectado y cuántos habían muerto por culpa del egoísmo de Yang. Yang fue condenado por el Señor de la Muerte, y apareció una gran mano que lo arrebató y lo aplastó. Se decía que uno podía escapar al castigo por sus pecados en la tierra, pero nadie podía escapar a la justicia en la corte de Yan Wang.
Nuwa y Fuxi
Nuwa y Fuxi eran las deidades madre y padre de los seres humanos. Nuwa nació al principio de la creación y arregló los errores cometidos al principio para que todo fuera perfecto. Construyó un palacio para sí misma, que se convirtió en el modelo de la arquitectura china, y vivió allí con su amigo y hermano Fuxi, ambos representados como humanos-dragón con cabeza humana y cuerpo de dragón o cuerpo humano hasta la cintura y patas y cola de dragón.
Nuwa se sintió sola y creó seres humanos para que le hicieran compañía a partir del barro del río Amarillo. Les insufló vida y se movieron y vivieron. Siguió creando más y más seres humanos, pero era un trabajo agotador, así que creó el matrimonio para que pudieran reproducirse. Los humanos estaban vivos pero no sabían nada, así que Fuxi les regaló el fuego, la escritura, la forma de obtener alimentos del mar y todas las demás habilidades que necesitarían para vivir. También les dio los dones de la música, la cultura y la adivinación para que pudieran tomar buenas decisiones sabiendo lo que les deparaba el futuro.
Caishen
Caishen, el dios de la riqueza, era uno de los dioses más populares de la antigua China y sigue siéndolo hoy en día. Se pueden ver estatuas de Caishen (también conocido como Ts'ai Shen) en negocios de comerciantes chinos de todo el mundo y en hogares chinos. Su estatua muestra a un hombre rico sentado con una túnica de seda que sostiene riquezas en ambas manos. A veces lo acompañan dos asistentes con cuencos de oro. No era solo el dios de la riqueza material, sino de una vida rica, que significaba una familia feliz y un trabajo seguro, próspero y respetable. Caishen era muy generoso con sus seguidores, pero no era tonto y no daba sus riquezas a cualquiera. La gente tenía que demostrar que era digna de su generosidad trabajando duro, rezándole con regularidad y agradeciéndole sus dones. Los templos y santuarios dedicados a Caishen eran probablemente los más numerosos de la antigua China.
Chang'e
Chang'e, la diosa de la luna, era otra de las deidades más populares de la antigua China y es la más mencionada en la poesía y la literatura chinas. Era la consorte del dios arquero Hou Yi, que la salvó durante un eclipse lunar y la trajo de vuelta sana y salva. Chang'e lo traicionó robándole el elixir de la inmortalidad, que los dioses le habían dado, y corrió por el cielo nocturno con él, perseguida por Hou Yi. Llegó a la luna, donde se transformó en sapo para esconderse de él hasta que se le pasara la rabia. Hou Yi había sido detenido en su persecución por una liebre que no lo dejó pasar hasta que se calmó y prometió que no le haría daño. Cuando Hou Yi llegó a la luna, Chang'e había permanecido demasiado tiempo en su forma de sapo para volver a cambiar y, por eso, cuando uno mira la luna, ve el contorno de un sapo en su superficie. La historia de Chang'e y Hou Yi se celebraba en el Festival del Medio Otoño de la antigua China, que hoy se conoce como el Festival de la Luna, cuando la gente sale por la noche para apreciar la luna, comer pasteles de luna y hacer regalos a amigos y familiares.
Zao-Shen
Zao-Shen (o Tsao Shen y Tsao Wang), también conocido como el dios de la cocina, vivía en la cocina, encima de los fogones. Se lo representaba con una imagen de papel hecha por la mujer más prestigiosa de la casa y se conservaba en el mismo lugar durante todo el año. Zao-Shen era responsable de la felicidad del hogar y la prosperidad de la familia, pero esto dependía de su comportamiento y sus valores. Cada mes, Zao-Shen salía de casa para informar a los dioses y espíritus locales sobre la conducta de la familia. Si se habían portado bien, se le ordenaba aumentar la riqueza y la felicidad; si se habían portado mal, se le ordenaba retirar la riqueza y la felicidad. "Riqueza" no solo significaba riqueza material, sino también comodidad y bienestar, que quedaban asegurados al alejar a los malos espíritus.
Cuando abandonaba el hogar para hacer su informe, las familias estaban especialmente ansiosas porque no tenían protector doméstico. Al final del año lunar, en Nochevieja, Zao-Shen tenía que marcharse para informar al propio Shangti y a los dioses universales sobre cómo se había comportado la familia a lo largo del año. En ese momento, se quemaba más incienso de lo habitual ante la estatua de papel y se untaba su boca con miel para que solo salieran palabras dulces sobre la familia. Se le colocaban ofrendas de alimentos selectos y buen vino para agradecerle por su protección. Después se quemaba la figura de papel y se lanzaban petardos para acelerar su marcha. A la mañana siguiente, primer día del Año Nuevo, se hacía una nueva estatua de papel y se colocaba sobre la cocina.
Niu Lang y Zhi Nu
El dios y la diosa del amor. Zhi Nu era la diosa del tejido para los dioses e hija de Shangti. Todos los días tejía las hermosas túnicas que vestían los dioses y, desde su lugar entre las estrellas, contemplaba la Tierra deseando poder visitarla. Finalmente, su padre le concedió permiso y fue a la Tierra, donde dejó sus ropas a orillas de un arroyo y se fue a nadar. Un pastor de vacas llamado Niu Lang la vio y se enamoró de ella, así que le robó la ropa para que no pudiera huir de él. Cuando Zhi Nu salió del agua, se sintió indignada por la desaparición de sus ropas, pero cuando Niu Lang se lo explicó, se enamoró de él. Se olvidó por completo de su hogar en los cielos y de sus deberes como tejedora divina y se quedó en la tierra con Niu Lang.
Fueron muy felices juntos, cada día estaban más enamorados y tuvieron muchos hijos. Sin embargo, a Shangti no le hizo ninguna gracia, ni tampoco a los demás dioses, por lo que se enviaron soldados para llevar a Zhi Nu de vuelta a casa. Niu Lang intentó seguirla, pero Shangti lanzó un muro de estrellas a su paso y se lo impidió; estas estrellas se conocen en la Tierra como la Vía Láctea. Una vez al año, las urracas vuelan desde la Tierra hasta la Vía Láctea y forman un puente que ambos pueden cruzar para estar juntos en la noche conocida como la Séptima Noche de la Séptima Luna.
Esta historia se hizo muy popular y fue citada por escritores y poetas de distintas épocas de la historia de China. La Dama del famoso poema Canción del eterno dolor hace referencia a esta historia hacia el final, cuando se encuentra en la isla del más allá. El mito fue la base del Festival de la Séptima Noche de la Séptima Luna, que oficialmente se dedicaba al arte femenino de coser y tejer, pero extraoficialmente era una noche para el romance. Zhi Nu es la estrella Vega en la constelación de Lyra, y Niu Lang es la estrella Altair en la constelación de Aquila, separadas por la Vía Láctea excepto una vez al año.
Menshen
Los Menshen, los guardianes de la puerta, conocidos como "dioses del sueño tranquilo" que protegen una habitación, casa o edificio de los malos espíritus y fantasmas, tienen su origen a principios de la dinastía Tang (618-901 d.C.). El emperador Taizong (quien gobernó de 626 a 649 d.C.) tenía problemas para dormir a causa de sus pesadillas. Consultó a un médico que atribuyó las pesadillas a espíritus malignos. Las pesadillas de Taizong eran tan reales que pensaba que había gente en la habitación intentando matarlo, por lo que dos de sus guardias de confianza se apostaron frente a la puerta de su habitación, uno a cada lado. Taizong empezó a dormir mejor con los guardias fuera y ordenó que pintaran sus imágenes en la puerta. La noticia de los soldados pintados de Taizong se extendió y pronto cada vez más gente pintaba guardianes en sus puertas y habitaciones. Estas imágenes pueden verse en muchos edificios y casas de China y otros países. Parte de la celebración del Año Nuevo chino consiste en limpiar y volver a pintar los Menshen en las puertas.
P'an Ku
El dios de la creación, P'an Ku (también conocido como Pan Gu y Pangu) es representado como un enano peludo con cuernos. Una vez solo había oscuridad en todo el universo y en ella creció un huevo cósmico que se mantuvo caliente durante miles de años hasta que se abrió y apareció P'an Ku. Atravesó la oscuridad y separó los principios yin de los yang; luego convirtió el yin en tierra y el yang en cielo y los separó el uno del otro. Cada día se ponía de pie sobre la tierra y empujaba el cielo un poco más alto, y cada día crecía más y más hasta convertirse en un gigante.
P'an Ku empezó entonces a añadir bonitos detalles a su creación, como montañas y valles, que hizo según los principios del yin y el yang para que todo estuviera equilibrado. Trabajó en su creación durante miles de años hasta que fue perfecta, y entonces murió. Su aliento se convirtió en aire y su sangre en ríos y arroyos. Las pulgas de su cuerpo huyeron y se convirtieron en animales, mientras que el vello de su cuerpo se transformó en bosques de árboles y arbustos. Su ojo izquierdo se convirtió en el sol y el derecho en la luna. Muchos siglos después de su muerte, Nuwa apareció y creó a los seres humanos y Fuxi les enseñó a sobrevivir en el mundo que P'an Ku había creado. En otra versión del mito, los seres humanos son las pulgas que huyen del cuerpo de P'an Ku tras su muerte.
Otros dioses y diosas
Estos dioses y diosas y muchos otros fueron venerados por el pueblo chino durante siglos. Algunos se desarrollaron más tarde que otros, pero todos fueron importantes para el pueblo. Hubo muchos otros dioses notables que merecen mención: Guan Gong (también conocido como Guandi), dios de la guerra, gran guerrero y héroe deificado tras su muerte; Sun Wukong, dios de la travesura, que comió los melocotones de la inmortalidad y engañó a los dioses para que le dieran la vida eterna; Fu-Shen, dios de la felicidad; Hou-Ji, dios del mijo y los cereales; Kailushen, "espíritu que limpia los caminos", protector contra fantasmas y espíritus malignos; Sheji, dios de la tierra y el grano, dios de la fertilidad de las cosechas; Wen Chang (también conocido como Wendi), dios de la literatura que era el patrón de los eruditos y escritores y llevaba la cuenta de lo bien que los escritores empleaban su talento en la vida; y Cheng Huang, "dios de la ciudad" que protegía las murallas y puertas de las ciudades. Aunque el culto a estos dioses se prohibió por "superstición" cuando el partido comunista tomó el control del gobierno chino en 1949, siguieron siendo venerados en privado por el pueblo y aún hoy se los honra en muchos hogares de todo el mundo.