Amor, sexo y matrimonio en el antiguo Egipto

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Joshua J. Mark
por , traducido por Rosa Maria Barquin
Publicado el 26 septiembre 2016
Disponible en otros idiomas: inglés, árabe, francés
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A pesar de que los matrimonios en el Antiguo Egipto se concertaban por la estabilidad comunitaria y el progreso personal, existe evidencia de que el amor romántico era tan importante para la gente como lo es para las personas en la actualidad. El amor romántico era un tema popular en la poesía, especialmente en el Imperio Nuevo (1570-1069 a.C.) cuando aparecen obras que alaban las virtudes del amante o la esposa.

El Papiro Chester Beatty I, que data de alrededor de 1.200 a.C., se encuentra entre estas obras. En esta pieza el narrador habla sobre su “hermana”, pero esta no era realmente su familiar consanguíneo. Normalmente se hacía referencia a las mujeres como hermanas, a las mujeres mayores como madres, a los hombres de la misma edad como hermanos y a los hombres mayores como padres. El narrador en el pasaje del Papiro Chester Beatty no solo alaba a su amada, sino que además presenta el ideal femenino egipcio de la época:

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Mi hermana es única, no posee rival, ya que es la mujer viva más bella. Mirad, ella es como la estrella Sirio, que señala el comienzo de un buen año. Irradia perfección y brilla con salud. La mirada de sus ojos es magnífica. Sus labios hablan con dulzura, y nunca con demasiadas palabras. Posee un cuello largo y pechos para la lactancia, su pelo es del color puro del lapislázuli. El oro no es nada comparado con sus brazos, y sus dedos son como flores de loto. Sus nalgas están repletas, pero su cintura es estrecha. Y sus muslos, solo añaden más aún a su belleza. (Lewis, 203)

A las mujeres del antiguo Egipto se les otorgaba casi el mismo estatus que a los hombres conforme a un antiguo relato que cuenta que, después del amanecer de la creación cuando Osiris e Isis gobernaban el mundo, Isis hizo los sexos iguales en poder. No obstante, a los hombres se los consideraba el sexo dominante y los escribas varones fundamentalmente escribieron la literatura que influyó en cómo se consideraba a las mujeres.

Ancient Egyptian Music and Dancing
Música y danza del antiguo Egipto
Jan van der Crabben (CC BY-NC-SA)

En el pasaje de arriba, la mujer es “de pechos para la lactancia (también traducido como “de pechos blancos”) no porque era caucásica, sino porque su piel era más clara que alguien que tenía que trabajar en los campos todo el día. Tradicionalmente, las mujeres estaban a cargo del hogar y especialmente, para las mujeres de clase alta era importante mantenerse alejadas del sol porque la piel más oscura indicaba un miembro del campesinado de clase más baja que trabajaba al aire libre. Estos miembros de clase más baja de la sociedad experimentaban los mismos sentimientos de devoción y amor que aquellos de escala social más alta y muchos antiguos egipcios experimentaban el amor, el sexo y el matrimonio de la misma manera que un individuo moderno.

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El amor en el antiguo Egipto

El rey más famoso de Egipto en la actualidad es más conocido no por sus logros, sino por su tumba intacta descubierta en 1922. El faraón Tutankamón (1336-1327 a.C.), que a pesar de ser un hombre joven cuando llegó al trono, hizo lo mejor que pudo para restaurar la estabilidad egipcia y las prácticas religiosas después del reinado de su padre, Akenatón (1353-1336 a.C.). Lo realizó en compañía de su joven esposa y hermanastra Anksenamón (en torno a 1350 a.C.) y las imágenes de ambos juntos se encuentran entre las representaciones más interesantes del amor romántico del antiguo Egipto.

A Anksenamón se la pinta siempre con su esposo, pero esto no es raro ya que tales imágenes son comunes. Lo que hace que estas en particular sean tan interesantes es que el artista hace énfasis en su devoción mutua por medio de su proximidad, los gestos de sus manos y sus expresiones faciales. El egiptólogo Zahi Hawass señala:

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A juzgar por su representación en el arte que ocupa la tumba dorada del rey, este era realmente el caso [que se amaban]. Podemos sentir el amor entre ellos cuando vemos a la reina de pie delante de su marido dándole flores y acompañándole mientras cazaba. (51)

Tutankhamun & Ankhsenamun
Tutankamón y Anksenamón
Pataki Márta (CC BY-NC-SA)

Tutankamón falleció a la edad de unos 18 años y Anksenamón desaparece del registro histórico poco después. A pesar de que las representaciones de ambos se idealizaron, como ocurría en la mayoría del arte egipcio, siguen transmitiendo un nivel profundo de devoción que se puede encontrar, en diferentes grados, en otras pinturas e inscripciones a lo largo de la historia de Egipto.

En una inscripción de un sarcófago de la Dinastía XXI, un esposo dice de su mujer, “Te han arrebatado de mi lado, la del bello rostro; no existía ninguna como ella y yo no hallé nada malo en ti”. El esposo firma él mismo en la inscripción, “tu hermano y compañero”, y en muchas otras inscripciones parecidas, los hombres y las mujeres se consideran compañeros y amigos paritarios en una relación. A pesar de que el hombre era el jefe de familia y se esperaba que se le respetara, se consideraba a las mujeres como respetadas compañeras de trabajo de sus maridos, no como sus subordinadas. La egiptóloga Erika Feucht escribe:

En las decoraciones de la tumba del esposo, se representa a la mujer como su igual, participando en la vida de su marido en la tierra, así como en el más allá. No sólo no tuvo que esconder su cuerpo durante ningún periodo de la historia de Egipto, sino que sus encantos incluso se acentuaban en las pinturas y relieves de muros. (Nardo, 29)

La sexualidad en el antiguo Egipto se consideraba solo otro aspecto de la vida en la tierra. No existían tabús en relación al sexo, ni estigma unido a ningún aspecto del mismo excepto por la infidelidad y, entre las clases más bajas, el incesto. En ambos casos, el estigma era mucho más serio para una mujer que para un hombre porque el linaje pasaba a través de la mujer. El historiador Jon E. Lewis señala:

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A pesar de que los antiguos egipcios tenían una actitud relajada hacia el sexo entre personas adultas solteras (no existía un estigma particular hacia los hijos ilegítimos; cuando una mujer se casaba, se esperaba que fuera fiel a su marido. De esta manera, él podía estar seguro de que los hijos de su unión, herederos y beneficiarios de su propiedad, eran suyos. No existía una sanción oficial contra una mujer que se involucrara en una relación extramarital. Los castigos privados eran el divorcio, palizas y, a veces, la muerte. (204)

Mientras que esto es cierto, existen registros de oficiales gubernamentales que intervinieron en casos y ordenaron ejecutar a una mujer por adulterio cuando el esposo llevó el caso ante las autoridades. En un caso la mujer, que había sido juzgada por deshonra, fue atada a un poste y quemada viva.

Los antiguos egipcios y el sexo

Historias y advertencias sobre mujeres infieles aparecen con frecuencia en la literatura del antiguo Egipto. Una de las más populares es la Historia de los dos hermanos (también conocida como El destino de una mujer infiel) que cuenta la historia de Anpu y Bata y de la mujer de Anpu. Anpu, el hermano mayor, vive con su mujer y su hermano menor Bata y, un día, cuando Bata regresa de los campos en busca de más semillas para sembrar, la mujer de su hermano intenta seducirlo. Bata la rechaza, le dice que no contará a nadie lo ocurrido y regresa a los campos donde su hermano. Cuando Anpu vuelve a casa más tarde se encuentra a su mujer “tumbada y parecía que había sufrido violencia por parte de un malhechor”. Ella proclama que Bata intentó violarla y esto vuelve a Anpu contra su hermano. La historia, de alrededor de 1200 a.C., es una posible inspiración del relato bíblico más tardío del Génesis 39:7 de la historia de José y la esposa de Putifar.

Nephthys on Painted Linen
Neftis en lino pintado
Keith Schengili-Roberts (CC BY-SA)

La historia de la mujer infiel era un tema tan popular debido al problema potencial que podía causar la infidelidad. En la historia de Anpu y Bata, su relación se destruye y se mata a la esposa, pero, antes de morir, ella continúa causando problemas en las vidas de los hermanos y, más tarde, en la comunidad. El enfoque de los egipcios en la estabilidad social y la armonía habría hecho que este tema fuera de especial interés para la audiencia.

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Una de las historias más interesantes en lo que concierne a los dioses era la de Osiris e Isis y el asesinato de Osiris por su hermano Set. En la versión más copiada de esta historia, Set decide matar a Osiris después de que Neftis (esposa de Set), se hace pasar por Isis para seducir a Osiris. El caos que sigue al asesinato de Osiris, en el contexto de infidelidad, habría producido una gran impresión a una audiencia antigua. En la historia se considera a Osiris inocente ya que él pensaba que dormía con su esposa. Como en otros relatos, se echa la culpa a la “otra mujer” o a la “mujer extraña”, Neftis.

Aparte de estos relatos que fomentan la fidelidad, no se escribe gran cosa sobre el sexo en el antiguo Egipto. Existe poca información sobre posiciones y prácticas sexuales, cuyo significado los eruditos interpretan habitualmente cómo la poca importancia que los egipcios daban al tema. No existen prohibiciones contra la homosexualidad en absoluto y se cree que el longevo Pepi II (en torno a 2278-2184 a.C.) era homosexual. Las mujeres solteras eran libres de tener sexo con cualquiera que eligieran y el Papiro médico Ebers, escrito en torno a 1542 a.C., proporciona recetas para anticonceptivos. Uno de ellos dice:

Receta para evitar que una mujer se quede embarazada durante uno, dos, o tres años. Moler finamente una medida de dátiles de acacia con un poco de miel. Humedecer algodón en la mezcla e introducir en la vagina. (Lewis, 112)

Los abortos también estaban disponibles y no existían más estigma unido a ellos que al sexo prematrimonial. De hecho, no existe una palabra para “virgen” en egipcio antiguo; lo que sugiere que el grado de experiencia sexual, o la falta de él, no se creía una cuestión de importancia. La prostitución tampoco se consideraba un problema y, como señala el egiptólogo Steven Snape, “la evidencia de prostitución en el antiguo Egipto es bastante escasa, especialmente antes del Periodo Tardío” (116). No se han identificado burdeles en Egipto y no se menciona la prostitución en ninguna obra escrita ni en decisiones legales.

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El famoso Papiro de Turín 55001, que describe varios encuentros eróticos, sigue evitando una interpretación firme sobre si está describiendo relaciones sexuales entre una prostituta y un cliente o es una farsa. Mucho más serio que una prostituta o una mujer que careciera o excediera en destreza sexual era la que pudiera tentar a un hombre a alejarse de su esposa y familia. El Consejo del escriba Ani advertía:

Cuidaros de la mujer que es extraña, que no es conocida en su ciudad. No la miréis cuando pasa y no tengáis relaciones con ella. Una mujer que está lejos de su marido es agua profunda cuyo curso se desconoce. (Lewis, 184)

Debido a que los egipcios valoraban la armonía social, tiene sentido que pusieran especial énfasis en las historias que fomentaran la tranquilidad doméstica. Curiosamente, no existen historias similares en las que el culpable sea un hombre. Se hacía hincapié en la monogamia como un valor incluso entre las historias de los dioses y los dioses varones normalmente solo tenían una esposa o consorte, pero al rey se le permitía tener tantas esposas como pudiera mantener, como cualquier hombre real acaudalado, y probablemente esto influyera en cómo se percibía la infidelidad masculina. No obstante, el ideal de relación del antiguo egipcio era una pareja que se mantenía fiel y tenía hijos.

Akhenaten Stele
Estela de Akenatón
wikipedia user: Maksim (Public Domain)

El matrimonio en el antiguo Egipto

No existía ceremonia de matrimonio en el antiguo Egipto. Una mujer estaba casada con un hombre en cuanto entraba a su casa con los bienes acordados. Normalmente, los padres organizaban los matrimonios con una dote acordada y regalos recíprocos de la familia del novio a la de la novia. Los acuerdos prenupciales eran comunes y cualquier posesión material que la novia aportara al matrimonio se mantenía suyo para hacer con ello lo que quisiera. El propósito del matrimonio era tener hijos, pero se esperaba que las parejas se amaran y honraran. La egiptóloga Barbara Watterson comenta sobre ello:

Tomar esposa parece haber sido sinónimo de establecer un hogar. Se esperaba que un hombre amara a su esposa, como deja claro el siguiente llamamiento del sabio Ptah-hotep: “Ama a tu esposa, aliméntala, vístela, y hazla feliz…pero no le dejes tomar la delantera!”, otro sabio, Ani, propuso una receta para una vida feliz: “No mandes a tu esposa en su propia casa cuando sabes que ella es eficiente. No le repitas constantemente “¿Dónde está? ¡Tráemelo!” ¡especialmente cuando sabes que está en el lugar donde debería estar! (15)

El padre del novio y de la novia trazaban un acuerdo matrimonial que se firmaba ante testigos y después la pareja se consideraba casada. Los hijos del matrimonio pertenecían a la madre y, en caso de divorcio, se iban con ella. A pesar de que las advertencias de la mujer infiel eran abundantes, a las mujeres se les daba mucha libertad en el matrimonio. El historiador Don Nardo escribe:

En la mayoría de las sociedades antiguas, las mujeres eran poco más que propiedad a los ojos de la mayoría de los hombres y el énfasis en esas sociedades radicaba casi siempre en cómo las mujeres podían o debían hacer felices a los hombres. Por descontado, como en otras tierras antiguas, Egipto estaba en gran parte dominado por los hombres y en la mayoría de los casos se esperaba que las mujeres hicieran la voluntad de sus maridos. No obstante, muchas parejas egipcias parecen haber disfrutado de relaciones positivas y amorosas. (23)

Las pinturas en tumbas y otros tipos de arte e inscripciones muestran a los esposos comiendo y bailando y trabajando juntos. En las familias reales un hermano podía casarse con una hermana o hermanastra, pero el resto de la población estaba disuadida a hacerlo. Para la mayoría de las personas, el matrimonio se arreglaba para el máximo beneficio de ambas partes y se esperaba que, según vivían juntos, se llegaran a amar si no lo hacían ya. Nardo escribe:

Aunque el hombre no estuviera profundamente enamorado de su esposa, podría encontrar algo de felicidad con el conocimiento de que ella estuviera satisfecha, de buen grado mantenía el hogar ordenado y bien administrado y enseñara a los hijos buenos modales. También el hombre podía sentirse orgulloso por el hecho de trabajar duro para poner comida en la mesa y un tejado sobre sus cabezas. (23-24)

Isis Figurine
Estatuilla de Isis
Mark Cartwright (CC BY-NC-SA)

Se consideraba a la unidad familiar nuclear estable la base de una sociedad estable. A pesar de que la realeza tenía libertad de casarse con quien eligiera (siguiendo el ejemplo de matrimonios entre hermanos de deidades como por ejemplo Isis y Osiris o Nut y Geb), se alentaba a las personas comunes a casarse fuera de su linaje exceptuando el caso de primos. Las chicas se casaban tan jóvenes como a la edad de 12 y los chicos a la edad de 15, aunque la edad media parece haber sido de 14 para las chicas y 18 o 20 para los chicos.

Un chico a esa edad ya habría aprendido y practicado el oficio de su padre mientras una chica, a no ser que fuera de la realeza, habría sido entrenada en la administración de la casa y en el cuidado de los niños, de los mayores de la familia y de los animales domésticos. El historiador Charles Freeman señala, “La familia era la unidad viviente de la sociedad egipcia. Las pinturas en muros y las esculturas muestran parejas felices abrazándose y existía un ideal de cuidado de los jóvenes hacia los ancianos” (Nardo, 25). No obstante, estos matrimonios no siempre funcionaban, y en estos casos se concedía el divorcio.

El divorcio egipcio

El final de un matrimonio era tan simple como el comienzo. Uno de los dos esposos pedía el divorcio, se dividían las posesiones materiales según el acuerdo prematrimonial, se firmaba un nuevo acuerdo, y el matrimonio se daba por terminado. La historiadora Margaret Bunson señala que “tales disoluciones matrimoniales requerían de una cierta mentalidad abierta en lo que concernía a los derechos de propiedad y a la supervivencia económica de la exmujer” (156).

Con esto ella quiere decir que incluso aquellas posesiones que el marido pensara que eran suyas, también se dividían con su esposa según el acuerdo original. Se le permitía llevarse cualquier cosa con la que ella entró al matrimonio cuando éste finalizaba. Sólo un cargo por infidelidad, suficientemente demostrado, privaba a una mujer de sus derechos en el divorcio.

Durante el Imperio Nuevo y el Periodo Tardío, estos acuerdos se volvieron más complicados ya que los procedimientos de divorcio parecen haberse vuelto más codificados y una autoridad central estaba más involucrada en los procedimientos. Bunson señala como “muchos documentos de los periodos tardíos parecen ser verdaderos contratos matrimoniales. En caso de divorcio, la dote proporcionada por el novio en el momento del matrimonio revertía en la esposa para su manutención o se le daba un solo pago” (156). También eran una opción las pensiones alimenticias donde el marido enviaba a la exmujer una retribución mensual hasta que ella se volviera a casar, aunque no hubiera hijos involucrados.

Matrimonio eterno

No obstante, se esperaba que el matrimonio durara toda la vida y que incluso continuara en el más allá. La mayoría de los hombres solo vivían hasta la treintena y las mujeres a menudo morían tan jóvenes como a los dieciséis dando a luz y de lo contrario vivían un poco más que los hombres. Si se tenía una buena relación con el esposo, entonces la esperanza de verse de nuevo habría suavizado la pérdida de la muerte de alguna manera. Las pinturas en tumbas e inscripciones representan a la pareja disfrutando de la compañía mutua en el Campo de Juncos y haciendo las mismas cosas que hacían cuando estaban en la tierra.

La creencia egipcia en la eternidad era un fundamento importante en un matrimonio para esforzarse en hacer la vida en la tierra para uno y para el otro tan agradable como fuera posible y así poder disfrutarla para siempre. Para los egipcios no existía un “cielo” en el otro mundo, sino una continuación directa de la vida que uno había vivido. Bunson escribe:

La eternidad era un periodo sin fin de la existencia que ningún egipcio debía temer. Un nombre antiguo para ello era nuheh, pero también se denominaba el shenu, que significaba redondo, por lo tanto, eterno o sin fin, y se convirtió en la forma de los cartuchos reales. (86)

Después de la muerte, se pasaba el juicio ante Osiris y, si estaba justificado, se iba al Campo de los Juncos. Allí se encontraría todo lo que se había dejado en la tierra, el hogar, el árbol favorito, el perro o gato más querido, y aquellas personas que ya habían fallecido, incluido el esposo o esposa. No obstante, si no se trataba bien a la mujer o al marido en vida, este encuentro nunca tendría lugar y, aún peor, se podría encontrar con el sufrimiento personal en esta vida y en la siguiente. Existen múltiples ejemplos de inscripciones y hechizos para ahuyentar la mala suerte o circunstancias que se creían que era un cónyuge quien las causaba en el más allá, sea embrujando a una persona o pidiendo venganza desde el otro lado a través de espíritus malignos.

Egyptian Afterlife
El más allá egipcio
Unknown Artist (CC BY-NC-SA)

A veces, la persona estaba tan afligida que contactaba con un sacerdote para que intercediera con el fallecido y que la maldición cesara. En tales casos, un hombre o mujer iban donde el sacerdote y este les escribía un hechizo donde se explicaba su versión de la historia e imploraba al espíritu del cónyuge que cesara en lo que fuera que estaba haciendo. Si, por otra parte, la persona era realmente culpable de alguna fechoría, tendría que confesarlo y repararlo de alguna manera. Los sacerdotes prescribirían la expiación necesaria y una vez llevada a cabo, se rompería el maleficio. Fragmentos de cerámica rotos en diferentes localizaciones ceremoniales dan evidencia del agradecimiento a un dios o diosa por su intercesión en estas cuestiones o suplicas pidiendo su ayuda para cancelar la venganza del cónyuge.

Otra manera en la que se podían resolver estos conflictos era borrar toda memoria de la existencia de la persona. Ello se realizaba destruyendo todas las imágenes que hubiera de la persona. Un ejemplo famoso de ello es la tumba mastaba del oficial Kaiemankh de la Sexta Dinastía que borró de los muros toda evidencia de su esposa Tjeset. El espíritu de la persona continuaba viviendo solo si los de la tierra los recordaban y los grandes monumentos, obeliscos y templos como por ejemplo Karnak en Tebas eran todos esfuerzos para asegurar que el recuerdo continuaba. Una vez que se perdían el nombre de la persona y su imagen, su alma se reducía y podría no ser capaz de continuar en el Campo de los Juncos. Con seguridad no podrían ya causar problemas en la tierra porque el espíritu necesitaba ver una imagen suya o su nombre para poder regresar.

Se esperaba que tales problemas se podían evitar viviendo la vida con plena atención en la armonía eterna y practicando la amabilidad en la vida diaria. El erudito James F. Romano escribe, “Los egipcios amaban la vida y esperaban perpetuar sus aspectos más agradables en el Más Allá” (Nardo, 20). Algunos de estos aspectos más agradables eran el amor, el sexo y el matrimonio que disfrutarían eternamente mientras los aprovecharan al máximo en la tierra.

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Sobre el traductor

Rosa Maria Barquin
Debido a mi gran interés por aprender humanidades, soy traductora voluntaria para WHE, lo que me da la oportunidad de profundizar en las olas del tiempo.

Sobre el autor

Joshua J. Mark
Joshua J. Mark no sólo es cofundador de World History Encyclopedia, sino también es su director de contenido. Anteriormente fue profesor en el Marist College (Nueva York), donde enseñó historia, filosofía, literatura y escritura. Ha viajado a muchos lugares y vivió en Grecia y en Alemania.

Cita este trabajo

Estilo APA

Mark, J. J. (2016, septiembre 26). Amor, sexo y matrimonio en el antiguo Egipto [Love, Sex, and Marriage in Ancient Egypt]. (R. M. Barquin, Traductor). World History Encyclopedia. Recuperado de https://www.worldhistory.org/trans/es/2-934/amor-sexo-y-matrimonio-en-el-antiguo-egipto/

Estilo Chicago

Mark, Joshua J.. "Amor, sexo y matrimonio en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. Última modificación septiembre 26, 2016. https://www.worldhistory.org/trans/es/2-934/amor-sexo-y-matrimonio-en-el-antiguo-egipto/.

Estilo MLA

Mark, Joshua J.. "Amor, sexo y matrimonio en el antiguo Egipto." Traducido por Rosa Maria Barquin. World History Encyclopedia. World History Encyclopedia, 26 sep 2016. Web. 21 nov 2024.

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