Los grandes templos y monumentos del antiguo Egipto continúan fascinando y asombrando a la gente en la actualidad. El tamaño y el alcance de estructuras como la Gran Pirámide de Giza, el Templo de Amón en Karnak o los Colosos de Memnón son impresionantes y, naturalmente, suscitan preguntas sobre cómo se construyeron. A lo largo y ancho del paisaje egipcio se alzan inmensas estructuras, de miles de años de antigüedad, que han dado lugar a muy diversas teorías sobre su construcción. Si bien una serie de preguntas muy importantes siguen sin respuesta, la explicación más simple para muchas se puede encontrar en las inscripciones, textos, pinturas murales, inscripciones de tumbas, arte y artefactos del antiguo Egipto: los antiguos egipcios tenían un dominio extraordinario de la ciencia y la tecnología.
Dejando a un lado los monumentos antiguos y los grandes templos, los antiguos egipcios inventaron una serie de artículos que hoy en día sencillamente se dan por sentado. El papel y la tinta, los cosméticos, el cepillo de dientes y la pasta de dientes, incluso el antepasado de la moderna menta para el aliento, fueron inventados por los egipcios. Además, lograron avances en casi todas las esferas del conocimiento, desde la fabricación de artículos domésticos simples hasta la elaboración de cerveza, la ingeniería y la construcción, la agricultura y la arquitectura, la medicina, la astronomía, el arte y la literatura. Aunque no dominaron la rueda hasta la llegada de los hicsos durante el Segundo Período Intermedio de Egipto (en torno a 1782 - a en torno a 1570 a. C.), sus habilidades tecnológicas son evidentes ya en el Período Predinástico (en torno a 6000 - en torno a 3150 a. C.) en la construcción de tumbas mastaba, obras de arte y herramientas. A medida que la civilización avanzaba, también lo hicieron sus conocimientos y habilidades hasta que, en la época de la dinastía Ptolemaica (323-30 a. C.), la última en gobernar Egipto antes de que Roma lo anexionara, habían creado una de las culturas más impresionantes del mundo antiguo.
Artículos de uso doméstico
El simple espejo de mano, que es tan común en la actualidad, fue creado por los egipcios. A menudo los decoraban con inscripciones y figuras, como la del dios protector Bes, y eran propiedad de hombres y mujeres por igual. Los espejos de pared más ornamentados también formaban parte de las casas de clase media y alta y estaban igualmente decorados. Los antiguos egipcios eran muy conscientes de su propia imagen y la higiene personal y la apariencia era un valor importante.
Los cepillos de dientes y la pasta de dientes se inventaron debido a la arenilla y arena que llegaban al pan y las verduras de las comidas diarias. La imagen que presentan en la actualidad el arte y las películas de egipcios con dientes excepcionalmente blancos es engañosa. Los problemas dentales eran comunes en el antiguo Egipto, y pocos, si es que había alguno, tenían una sonrisa completamente blanca. La odontología se desarrolló para hacer frente a estas dificultades, pero no parece haber avanzado al mismo ritmo que otras áreas de la medicina. Si bien parece que los médicos tenían bastante éxito en sus campos, los dentistas no tanto. Por citar solo un ejemplo, la reina Hatshepsut (1479-1458 a. C.) murió de un absceso después de una extracción dental.
La pasta de dientes estaba hecha de sal de roca, menta, pétalos de iris secos y pimienta, según una receta del siglo IV d.C., que los dentistas probaron en 2003 d.C. y encontraron que era bastante eficaz (aunque les hacía sangrar las encías). Otra receta anterior sugería pezuñas de buey molidas y ceniza, que, mezcladas con la saliva, creaban una pasta que limpiaba los dientes. Esta receta, al carecer de menta, no mejoraba el aliento, por lo que se crearon tabletas a partir de especias como la canela y el incienso calentados en una mezcla de miel, que se convirtieron en las primeras pastillas para el aliento del mundo.
La ornamentación de los muebles, aunque apareció por primera vez en Mesopotamia, se volvió más elaborada en Egipto y más refinada con el paso del tiempo. Los egipcios también desarrollaron diferentes colores de tinta y diferentes grosores de papel a través de su invención de las tortas de pintura y el procesamiento de la planta de papiro. Las alfombras pequeñas que se encuentran en los hogares de todo el mundo también se inventaron o desarrollaron en Egipto (hechas de la misma planta de papiro), al igual que las chucherías en forma de gatos, perros, personas y dioses. Se han encontrado pequeñas estatuas de dioses como Isis, Bes, Horus o Hathor entre otros, como parte de los santuarios domésticos, ya que la gente adoraba a los dioses en el hogar con más frecuencia que en los festivales del templo. Estas estatuas estaban hechas de materiales que iban desde el barro secado al sol hasta el oro, según la riqueza de cada uno.
Ingeniería y Construcción
Los grandes templos del antiguo Egipto surgieron de la misma habilidad tecnológica que se ve en la pequeña escala de los artículos para el hogar. El valor central observado en la creación de cualquiera de estos bienes o estructuras era su minuciosa atención a los detalles. Los egipcios se destacan en muchos aspectos de su cultura como una sociedad muy conservadora, y esta devoción por una cierta forma de realizar las tareas se puede ver claramente en la construcción de las pirámides y otros monumentos. La creación de un obelisco, por ejemplo, parece haber hecho siguiendo siempre exactamente el mismo procedimiento realizado exactamente de la misma manera. La extracción y el transporte de los obeliscos están bien documentados (aunque no se sabe cómo se levantaron los inmensos monumentos) y muestran un cumplimiento estricto de un procedimiento estándar.
La pirámide escalonada de Djoser se construyó con éxito de acuerdo con los preceptos del visir Imhotep (en torno a 2667-2600 a. C.), y cuando Sneferu se desvió de sus planes durante el Imperio Antiguo (en torno a 2613 - en torno a 2181 a. C.), el resultado fue la llamada "pirámide colapsada" en Meidum. Sneferu volvió a los planes de ingeniería originales de Imhotep para sus próximos proyectos y pudo crear la Pirámide doblada y la Pirámide roja en Dashur, avanzando en el arte de la construcción de pirámides cuyo máximo exponente es la Gran Pirámide de Guiza.
La habilidad tecnológica requerida para construir la Gran Pirámide todavía desconcierta a los estudiosos en la actualidad. Los egiptólogos Bob Brier y Hoyt Hobbs comentan al respecto:
Debido a su inmenso tamaño, la construcción de pirámides plateaba problemas especiales tanto de organización como de ingeniería. La construcción de la Gran Pirámide del faraón Kufu, por ejemplo, requirió que más de dos millones de bloques que pesaban entre dos y más de sesenta toneladas formaran una estructura que cubría dos campos de fútbol y se elevaba en una forma piramidal perfecta 146 metros hacia el cielo. Su construcción involucró a un gran número de trabajadores lo que, a su vez, presentaba complejos problemas logísticos en cuanto a alimentación, vivienda y organización. Había que extraer y elevar a gran altura millones de pesados bloques de piedra y después ensamblarlos con precisión para crear la forma deseada. (217)
Para lograr esto, el visir delegaría la responsabilidad a los subordinados que luego delegarían tareas a otros. La burocracia del Imperio Antiguo de Egipto estableció el paradigma para el resto de la historia del país al dar cuenta de todos los aspectos de un proyecto de construcción y asegurarse de que cada paso se llevara a cabo de acuerdo con el plan. Más tarde durante el Imperio Antiguo, Weni, conocido como el Gobernador del Sur, dejaría una inscripción que detalla cómo viajó a Elefantina en busca de granito para una puerta falsa para una pirámide y cómo cavó cinco canales para que los remolcadores trajeran suministros para futuras construcciones (Lewis, 33). Los registros como el de Weni muestran la inmensa cantidad de esfuerzo requerido para construir los monumentos que se encuentran hoy en Egipto. Hay numerosas inscripciones relacionadas con los suministros y las dificultades para construir las pirámides de Giza, pero no hay una explicación definitiva de los medios prácticos por los que se construyeron.
La teoría más popular habla de rampas que se construyeron a medida que se elevaba la pirámide, pero en realidad esto es insostenible, tal y como señalan Brier y Hobbs:
El problema es de física. Cuanto más pronunciado sea el ángulo de una pendiente, mayor será el esfuerzo necesario para mover un objeto hacia arriba de esa pendiente. Entonces, para que un número relativamente pequeño de hombres, digamos unos diez, arrastre una carga de dos toneladas por una rampa, el ángulo no podría ser más del ocho por ciento. La geometría nos dice que para alcanzar una altura de 146 metros, un plano inclinado que suba un ocho por ciento tendría que comenzar a casi 1600 metros de su meta. Se ha calculado que la construcción de una rampa de esa longitud que se elevara tan alto como la Gran Pirámide requeriría tanto material como el necesario para la propia pirámide: los trabajadores habrían tenido que construir el equivalente a dos pirámides en el marco de tiempo de veinte años. (221)
El arquitecto francés Jean-Pierre Houdin propuso una modificación de la teoría de la rampa, que afirma que se usaron rampas pero en el interior de la pirámide, no en el exterior. Es posible que las rampas se utilizaran en el exterior en las etapas iniciales de la construcción, pero luego se trasladaran al interior. Después, las piedras extraídas se introducían a través de la entrada y se movían por las rampas hasta su posición. Houdin afirma que esto explicaría los pozos que se han encontrado dentro de la pirámide. Sin embargo, esta teoría no tiene en cuenta el peso de las piedras ni el número de trabajadores necesarios para subirlas en ángulo dentro del a pirámide.
El ingeniero Robert Carson ha propuesto una teoría mucho más convincente, que sugiere que se utilizó energía hidráulica. Se ha comprobado claramente que los niveles freáticos de la meseta de Guiza son bastante altos y lo eran aún más durante el período de construcción de la Gran Pirámide. Se podría haber aprovechado el agua ejerciendo presión a través de una bomba, como afirma Carson, para ayudar a levantar las piedras por una rampa a su posición correspondiente. Los egiptólogos todavía debaten el propósito de los pozos dentro de la Gran Pirámide; algunos afirman que tenían un propósito espiritual (para que el alma del rey pudiera ascender a los cielos) y otros que eran restos prácticos de la construcción. El egiptólogo Miroslav Verner afirma que estas preguntas no pueden responderse definitivamente ya que no tenemos textos definitivos o evidencia arqueológica que apunte en una dirección u otra.
Si bien eso puede ser así, la afirmación de Carson sobre la energía hidráulica en la construcción tiene más sentido que muchas otras (como el uso de un polipasto para transportar las piedras cuando, claramente, no hay evidencia alguna del uso o conocimiento de una grúa por parte de los egipcios) y se sabe que los egipcios estaban familiarizados con el concepto de la bomba. El rey Senusret (en torno a 1971-1926 a. C.) del Imperio Medio drenó el lago en el centro del distrito de Fayyum durante su reinado mediante el uso de canales y en otros periodos se usaron bombas para desviar las aguas del Nilo. El ingeniero ucraniano Mikhail Volgin también cita el agua como un elemento central de la construcción de la Gran Pirámide y afirma que las pirámides no se diseñaron como tumbas en absoluto, sino que eran inmensos depósitos hidráulicos. Señala la falta de momias encontradas en las pirámides, su forma y el alto nivel freático de la meseta de Guiza como pruebas de su afirmación.
Agricultura y Arquitectura
Independientemente de la teoría del agua de Volgin sobre las pirámides, la sociedad egipcia dependía de un suministro fiable de agua limpia para los cultivos y el ganado. El antiguo Egipto era una sociedad agrícola y naturalmente desarrolló innovaciones para ayudar a cultivar la tierra. Entre los muchos inventos o innovaciones de los antiguos egipcios estaba el arado tirado por bueyes y las mejoras en el riego. El arado tirado por bueyes se diseñó en dos calibres: pesado y ligero. El arado pesado iba primero y cortaba los surcos mientras que el arado más ligero venía detrás removiendo la tierra. Una vez que el campo estaba arado, los trabajadores rompían los terrones de tierra con azadones y sembraban las hileras con semillas. Para presionar la semilla en los surcos, se conducía ganado por el campo y se cerraban los surcos. Sin embargo, todo este trabajo habría sido en vano si a las semillas se les hubiera negado suficiente agua, por lo que el riego regular de la tierra era extremadamente importante.
Las técnicas de riego egipcias eran tan efectivas que griegos y romanos también las implementaron. Se ha señalado que el filósofo griego Tales de Mileto (en torno a 585 a. C.) estudió en Egipto y pudo haber traído estas innovaciones a Grecia (aunque también estudió en Babilonia y pudo haber aprendido las técnicas de irrigación allí). El pueblo de los hicsos, que se asentó en Avaris, en el Bajo Egipto, durante el Segundo Periodo Intermedio, introdujo nuevas técnicas de riego que los egipcios mejoraron; en particular a través de la ampliación del uso del canal. La inundación anual del Nilo que desbordaba sus orillas y depositaba suelo rico en todo el valle era esencial para la vida egipcia, pero los canales de riego eran necesarios para llevar agua a las granjas y pueblos de la periferia, así como para mantener la saturación uniforme de los cultivos cerca del río. La historiadora Margaret Bunson escribe:
Los primeros agricultores excavaban canales desde la orilla del Nilo hasta las tierras de cultivo, utilizando pozos de drenaje y luego el Shaduf, una máquina primitiva que les permitía elevar los niveles de agua del Nilo a los canales... Los campos regados así producían abundantes cosechas anuales. Desde la época predinástica, la agricultura fue el pilar de la economía egipcia. La mayoría de los egipcios estaban empleados en labores agrícolas, ya fuera en sus propias tierras o en las propiedades de los templos o nobles. El control del riego se convirtió en una preocupación importante y se responsabilizó a los funcionarios provinciales de la regulación del agua. (4)
La arquitectura que rodeaba estos canales a veces estaba bastante ornamentada, como en el caso del faraón Ramsés el Grande (1279-1213 a. C.) y su ciudad de Per-Ramsés en el Bajo Egipto. Ramsés el Grande fue uno de los constructores más prolíficos de la historia egipcia; tanto es así que no hay sitio antiguo en Egipto que no haga alguna mención de su reinado y sus logros. Para crear sus grandes monumentos, los ingenieros de Ramsés recurrieron a otro invento del Reino Antiguo: el falso arco. Sin el concepto del arco en ménsula, la arquitectura en todo el mundo se vería significativamente disminuida y algunas estructuras, como la Gran Pirámide, serían imposibles. Los grandes salones de los templos de Egipto, los santuarios interiores o incluso los propios templos habrían sido igualmente imposibles si no fuera por este avance en la ingeniería y la construcción.
Uno de los monumentos más impresionantes de Ramsés es su templo de Abu Simbel, que se diseñó de manera precisa para que, dos veces al año, el 21 de febrero y el 21 de octubre, el sol brillara directamente en el santuario del templo para iluminar el estatuas de Ramsés y el dios Amón. Este tipo de precisión en el diseño y la construcción se puede observar en los templos de todo Egipto, todos ellos construidos para reflejar la vida después de la muerte. El patio del templo con su estanque reflectante simbolizaría el Lago de las Flores en el otro mundo y el templo en sí representaría varios otros aspectos de la otra vida y el paraíso final del Campo de Juncos. Los templos se orientan regularmente hacia los puntos cardinales y algunos, como el Templo de Amón en Karnak, se utilizaban como observatorios astronómicos.
Matemáticas y Astronomía
La astronomía era importante para los antiguos egipcios en dos niveles: el espiritual y el práctico. Se pensaba que Egipto era un reflejo perfecto de la tierra de los dioses y el más allá una imagen reflejada de la vida en la tierra. Esta dualidad es evidente en la cultura egipcia en todos los aspectos y se personifica en el obelisco que siempre se elevaba en pares y se creía que reflejaba una pareja divina que aparecía al mismo tiempo en los cielos. Las estrellas contaban las historias de los logros y las pruebas de los dioses, pero también indicaban el paso del tiempo y las estaciones. La egiptóloga Rosalie David comenta al respecto:
Los egipcios eran destacados astrónomos que distinguían entre las "estrellas imperecederas" (las estrellas circumpolares) y las "estrellas infatigables" (los planetas y las estrellas no visibles a todas horas de la noche). Usaron observaciones estelares para establecer el norte verdadero y pudieron orientar las pirámides con gran precisión... Cada templo posiblemente estaba alineado hacia una estrella que tenía una asociación particular con la deidad residente en ese edificio. (218)
A nivel más práctico, las estrellas podían decir cuándo iba a llover, cuándo se acercaba el momento de plantar o cosechar, e incluso los mejores momentos para tomar decisiones importantes, como construir una casa o un templo o iniciar un negocio. Las observaciones astronómicas dieron lugar a interpretaciones astrológicas que puede que se adoptaran de fuentes mesopotámicas a través del comercio. Sin embargo, el examen estrictamente astronómico del cielo nocturno se interpretaba en términos de pragmatismo y se registraba mediante cálculos matemáticos que medían semanas, meses y años. Aunque el calendario fue inventado por los antiguos sumerios, el concepto fue adaptado y mejorado por los egipcios.
Según muchos egiptólogos, las matemáticas en Egipto eran enteramente prácticas. Rosalie David, por ejemplo, afirma: "Las matemáticas básicamente servían para propósitos prácticos en Egipto y no parece que se considerara como una ciencia teórica" (217). Sin embargo, escritores antiguos como Heródoto y Plinio mencionan constantemente a los egipcios como la fuente de las matemáticas teóricas, y no son las únicas fuentes al respecto. Muchos escritores antiguos, entre ellos Diógenes Laercio y sus fuentes, señalan a filósofos como Pitágoras y Platón, quienes estudiaron en Egipto, y la importancia del conocimiento matemático en sus sistemas de creencias. Platón consideraba que el estudio de la geometría era necesario para la claridad mental y se cree que tomó este concepto de Pitágoras, quien lo aprendió por primera vez de los sacerdotes en Egipto. En su libro Stolen Legacy: The Egyptian Origins of Western Philosophy (El legado robado: el origen egipcio de la filosofía occidental) el erudito George G.M. James argumenta que los conceptos filosóficos occidentales se atribuyen falsamente a los griegos, quienes simplemente desarrollaron ideas egipcias, y este mismo paradigma también puede aplicarse al estudio de las matemáticas.
No hay duda de que los egipcios usaban las matemáticas a diario para propósitos mucho más mundanos que la búsqueda de verdades últimas. Las matemáticas se utilizaban para llevar registros, en el desarrollo de esquemas para máquinas como la bomba de agua, en el cálculo de tasas impositivas y en la elaboración de diseños y la ubicacion para proyectos de construcción. Las matemáticas también se utilizaban a un nivel muy simple en las artes médicas al escribir recetas para pacientes y mezclar los ingredientes de las medicinas.
Medicina y Odontología
La medicina en el antiguo Egipto estaba íntimamente ligada a la magia. Las tres obras más conocidas que tratan temas médicos son el Papiro de Ebers (en torno a 1550 a. C.), el Papiro de Edwin Smith (en torno a 1600 a. C.) y el Papiro médico de Londres (en torno a 1629 a. C.), todos los cuales, hasta cierto punto, prescriben el uso de hechizos para tratar enfermedades y al mismo tiempo exhiben un grado significativo de conocimiento médico.
El Papiro de Ebers es un texto de 110 páginas que trata dolencias como traumatismos, cáncer, enfermedades cardíacas, depresión, dermatología, malestar gastrointestinal y muchas otras. El papiro de Edwin Smith es la obra más antigua conocida sobre técnicas quirúrgicas y se cree que fue escrito para cirujanos de triaje en hospitales de campaña. Esta obra demuestra un conocimiento detallado de la anatomía y la fisiología. El Papiro médico de Londres combina habilidades médicas prácticas con hechizos mágicos para tratar afecciones que van desde problemas oculares hasta abortos espontáneos.
Los textos médicos, además de estos, también dan recetas para problemas dentales. Heródoto señala que los médicos en Egipto eran todos especialistas en su campo particular y esto se aplicaba también a los dentistas. Había un puesto conocido como "El que se preocupa de los dientes", considerado como dentista y otro conocido como "El que se ocupa de los dientes", que podría haber sido una especie de farmacéutico. A menudo se pedía al dentista que sacara una muela, pero parece que rara vez se realizaba una cirugía bucal. La mayoría de los textos médicos que tratan sobre problemas dentales son preventivos o están relacionados con el manejo del dolor.
Según la evidencia de las momias que se han examinado, así como cartas y otros documentos, los antiguos egipcios parecen haber experimentado problemas dentales bastante graves y generalizados. No parece que la odontología evolucionara al mismo ritmo que otras ramas de la medicina, pero aun así estaba más avanzada y mostraba un mayor conocimiento para tratar el dolor oral que los remedios practicados posteriormente por otras culturas. El primer procedimiento dental conocido data de hace 14.000 años en Italia, según la evidencia publicada en 2015 d.C., pero el primer dentista en el mundo conocido por su nombre fue el egipcio Hesyre (en torno a 2660 a. C.) que ocupaba el cargo de Jefe de Dentistas y Médico del rey durante el reinado de Djoser (en torno a 2670 a. C.). Esto demuestra que la odontología se consideraba una práctica importante desde el reinado de Djoser y probablemente antes. Siendo así, no está claro por qué las prácticas dentales no evolucionaron al mismo grado que otros campos médicos.
Las obras de arte y muchos textos médicos parecen ignorar en gran medida los problemas dentales y los dolores de muelas, pero los textos no médicos los abordan como problemas probablemente causados por un gusano dental que había que ahuyentar mediante hechizos mágicos, extracción y aplicación de un ungüento. Lo más probable es que esta creencia proviniera de Mesopotamia, específicamente de Sumeria, ya que un texto antiguo de esa región es anterior al concepto egipcio del gusano dental. Se han encontrado herramientas médicas que podrían haber sido utilizadas por dentistas, pero como ninguna está etiquetada ni se menciona claramente en los textos, no se puede decir con certeza. Sin embargo, está claro que los dentistas tenían la capacidad de diagnosticar enfermedades orales y la tecnología para operar sobre las encías y los dientes.
Arte y Literatura
La tecnología también influyó en el arte y la literatura egipcios, no solo en la forma en que se producían, sino también en el contenido y la forma. Obviamente, la invención del papiro y la tinta facilitó enormemente la escritura y los avances en las herramientas de cobre que reemplazaron al pedernal en el tallado mejoraron la calidad del arte; pero el mundo que los egipcios crearon a través de su comprensión de las medidas científicas y los avances tecnológicos se convirtió tanto en el tema como en el lienzo en el que trabajaban los artistas.
El Poema de Pentauro, por ejemplo, que narra la victoria de Ramsés el Grande sobre los hititas en Qadesh, no está simplemente escrito en una hoja de papiro o en una placa, sino que se proclama desde los costados de los templos en Abidos, Karnak, Abu Simbel y el Ramesseum. La forma en la que trabajó el artista, la piedra del templo, da forma al contenido de la pieza misma: la gran victoria de Ramsés contra adversidades abrumadoras. La historia es más impresionante debido al medio en el que se cuenta.
Lo mismo ocurre con las estelas, los obeliscos y otros monumentos de todo Egipto. La literatura inscrita en estas piedras les da vida propia al tiempo que dota a la historia misma de un mayor significado como arte literario y visual. En los textos escritos, por supuesto, los avances tecnológicos aparecen constantemente en las historias, ya sea El cuento de Sinuhé, donde el narrador habla de sus viajes por otras tierras y lo que echa en falta allí, o El cuento del marinero náufrago, donde la tecnología de la construcción naval hace posible la historia.
Los antiguos egipcios creían que el equilibrio, la armonía, en todos los aspectos de la vida era lo más importante y este valor se puede ver en casi todos sus avances en las ciencias y la tecnología: lo que faltaba en la vida se equilibraba con lo que creaba el ingenio individual. Aunque creían que los dioses les habían proporcionado todas las cosas buenas a los seres humanos, seguía siendo responsabilidad del individuo cuidar de uno mismo y de la comunidad en general. A través de sus inventos y avances en el conocimiento, los egipcios habrían creído que estaban haciendo la voluntad del dios al mejorar aún más la gran vida y el mundo que les había sido entregado.