Al igual que en otras civilizaciones de la antigüedad, los primeros bancos de Roma empezaron en templos consagrados a los antiguos dioses. Muchos templos tenían en sus cimientos el dinero y los tesoros de los romanos, y estuvieron implicados en actividades bancarias, como por ejemplo los préstamos. Como siempre estaban ocupados por trabajadores devotos y por sacerdotes, y patrullados de forma regular por soldados, los romanos ricos los consideraban sitios seguros para depositar el dinero. Por motivos prácticos y de seguridad, el dinero normalmente se depositaba en varios templos distintos, porque alguno podía incendiarse o ser saqueado. Los sacerdotes mantenían registros de los depósitos y los préstamos. Los templos no pagaban intereses por los depósitos, pero sí que los cargaban en los préstamos, y también realizaban cambios y validaciones de divisas. A lo largo y ancho de los territorios romanos había miles de templos que eran también repositorios, si bien durante el Imperio los depósitos públicos comenzaron gradualmente a guardarse en repositorios privados. El templo de Saturno, en Roma, era la sede del Aerarium, el tesoro público de Roma. Algunos templos, como el de Juno Moneta, también eran centros de acuñación.
Los cambistas romanos: los argentarii
El desarrollo comercial en el Mediterráneo y la expansión hacia nuevos mercados exteriores, entre los siglos III a. C. y III d. C., trajeron consigo el crecimiento de la banca en el mundo romano. Aparte de los templos, los cambistas ubicados en las tiendas y casetas del Foro también realizaban actividades bancarias y su rol ganó importancia con el desarrollo del comercio. Los cambistas vinieron precedidos por los trapezites (del vocablo griego trapeza, que significa mostrador), que llevaban a cabo transacciones bancarias en oficinas contables en el Foro. El término griego fue reemplazado posteriormente por los latinos argentarii y mensarii (de mensa o "banco" en latín).
Tres tipos de personas realizaban las actividades bancarias en Roma: los argentarii, los mensarii y los nummularii. Los argentarii, también llamados argenteae mensae exercitores, argenti distractores o negotiatores stipis argentariae, eran ciudadanos libres, que ejercían su actividad a título particular, independiente del estado, y pertenecían a un gremio que solo aceptaba un número limitado de miembros. Su principal función era el cambio de divisas extranjeras por las romanas (permutatio). Tenían oficinas en el Foro (propiedad del estado y construidas por los censores) y su función se expandió, con el tiempo, para incluir casi cualquier transacción monetaria: depósitos, préstamos, participación en subastas, determinación del valor de las monedas (y detección de las falsas) y puesta en circulación de dinero de nueva acuñación. Su trabajo era muy similar al de los bancos actuales. Existían argentarii de muchos tipos: unos eran muy respetados, de clase alta, normalmente a cargo de los negocios a gran escala de la gente muy rica, mientras que otros eran despreciados, normalmente los que cobraban intereses muy altos y hacían negocios a pequeña escala.
Se cobraba una pequeña comisión (collybus) en la permutatio o cambio de divisa. Los argentarii también se ocupaban de las letras de cambio (ya comunes en Grecia): recibían una suma de dinero, por ejemplo, que había que pagar en Atenas, y emitían una letra pagadera en Atenas por otro banquero de la ciudad griega. Tenían que conocer el valor exacto de una moneda extranjera en diferentes lugares y en momentos diferentes. Los argentarii también guardaban el dinero depositado por otras personas (depositum), a veces grandes cantidades, y realizaban pago en nombre de terceras personas, igual que los bancos actuales. Los pagos se llevaban a cabo cuando el dueño del dinero daba instrucciones al argentarius, o cuando aquel utilizaba un cheque (perscriptio) para hacer un pago. Si dos personas implicadas en una transacción la hacían con el mismo argentarius, este registraba (scribere) en sus libros, llamados codices (o tabulae, rationes) la transferencia de dinero de una cuenta a la otra. Esos registros se consideraban documentos de gran valor y se utilizaban en los tribunales de justicia como evidencia incuestionable. Cuando el dinero simplemente estaba depositado, el argentarius no pagaba intereses y el dinero se llamaba vacua pecunia. Pero cuando se depositaba a cambio de un interés abonado por el argentarius, este podía utilizarlo en otras transacciones lucrativas (por ejemplo, prestarlo a otras personas).
Los argentarii participaban en subastas públicas y en transacciones comerciales. Casi siempre estaban presentes en las subastas y actuaban en nombre de otras personas, recibían los pagos y registraban a las partes implicadas, las transacciones, los artículos vendidos y su precio. En las transacciones comerciales, actuaban como agentes de cualquiera de las partes (vendedora o compradora) y podían tomar parte en la venta de todo el patrimonio de una persona. Casi siempre estaban presentes cuando había que hacer pagos importantes. También determinaban el valor de las monedas extranjeras y comprobaban su autenticidad (probatio nummorum). Durante el imperio, los argentarii también estaban obligados a adquirir a las cecas las monedas de nueva acuñación (solidorum venditio) y hacerlas circular entre el público.
Los banqueros públicos de Roma: los mensarii
Los mensarii (del término latino mensa o "banco") eran banqueros públicos muy respetados, nombrados por el estado en circunstancias especiales, normalmente en períodos de pobreza general, especialmente durante guerras, cuyo objetivo era ayudar a los plebeyos a superar las dificultades económicas y así evitar los conflictos sociales. Hay que tener en cuenta que, en la antigua Roma, los plebeyos que arrastraban deudas (nexum) podían exponerse a la esclavitud si no eran capaces de afrontar sus pagos. Los mensarii aparecieron por vez primera en el 352 a. C. Se nombró a los quinqueviri mensarii, que formaban un comité de cinco personas, y se creó un banco público para afrontar el problema del endeudamiento de los ciudadanos. Aquellos que podían dar garantías eran cubiertos con recursos públicos por los quinqueviri mensarii; los que no, transmitían sus propiedades a los acreedores después de una tasación fiable hecha por funcionarios públicos. Más adelante, en el 216 a. C., se aprobó la Lex Minucia De Triumviris Mensariis, que establecía un comité de tres personas, que operó de forma continua hasta el 210 a. C. Su función era la misma, e incluso más amplia, que la de los quinqueviri mensarii.
Algunas de las funciones de los mensarii coincidían con las de los argentarii, e incluso al principio se les confundía. Por ejemplo, los mensarii custodiaban depósitos (p. ej. la paga de los soldados) y determinaban el valor y la autenticidad de las monedas. El papel de los mensarii se consideró positivo en general, porque permitió solucionar el problema del exceso de deuda en la economía romana. Los nombres de algunos mensarii, como Gaius Duilius, Publius Decius Mus, Marcus Papirius, Quintus Publius y Titus Emilius fueron ampliamente conocidos en el mundo romano.
Los funcionarios de la ceca: los nummularii
Los nummularii eran funcionarios de la ceca cuya función principal era comprobar la calidad de las nuevas monedas. Mantenían un banco que ponía las nuevas monedas en circulación y retiraban las monedas viejas o las extranjeras a cambio de las nuevas. Igual que los argentarii y que los mensarii, comprobaban la autenticidad de las monedas, especialmente en transacciones de grandes sumas. Muchas de sus funciones coincidían con las de los argentarii: cambiaban divisas por cuenta propia, custodiaban depósitos, prestaban dinero, hacían pagos en nombre de sus clientes, ejecutaban ventas – especialmente subastas de propiedades según la voluntad de la persona fallecida, ejecutaban pagos en lugares del extranjero a través de banqueros locales, y mantenían libros de registro (codex), que podían utilizarse como pruebas en los tribunales.
Conclusión
Aparte de tratarse de lugares de culto, muchos templos al principio fueron repositorios en los que se depositaba el dinero y en los que se llevaba a cabo la mayoría de transacciones bancarias. Los cambistas romanos, los argentarii, pasaron a desempeñar un papel más importante en las actividades bancarias al crecer el comercio en el mundo romano. Su función era muy similar a la de los banqueros de hoy en día, ya que estaban implicados en una amplia variedad de operaciones bancarias. Los mensarii eran banqueros públicos, nombrados por el estado en épocas de pobreza general, con el objetivo de solucionar el problema del endeudamiento de los ciudadanos. En cierto modo eran similares a los "bancos malos" creados en la actualidad, a menudo con fondos públicos, para resolver el problema de los créditos "basura". Los nummularii eran funcionarios de la ceca y su principal función era la puesta en circulación de nuevas emisiones de moneda, algo de lo que se ocupan también los bancos actuales. En conclusión, son destacables la gran difusión del crédito y la complejidad y desarrollo de las operaciones bancarias en el mundo romano. La banca contribuyó en gran medida al desarrollo del comercio y a la creación de riqueza en la antigua Roma.