La civilización del valle del Indo fue una entidad cultural y política que floreció en la región norte del subcontinente indio entre c. 7000 - c. 600 AEC. Su nombre moderno deriva de su ubicación en el valle del río Indo, pero también se la conoce comúnmente como la civilización del Indo-Sarasvati y la civilización harappa.
Estas últimas denominaciones proceden del río Sarasvati mencionado en las fuentes védicas, que fluía junto al río Indo, y de la antigua ciudad de Harappa en la región, la primera encontrada en la era moderna. Ninguno de estos nombres procede de ningún texto antiguo porque, aunque los estudiosos suelen creer que los habitantes de esta civilización desarrollaron un sistema de escritura (conocido como escritura del Indo o escritura harapana) aún no se ha descifrado.
Las tres denominaciones son construcciones modernas, y no se sabe nada definitivo sobre el origen, desarrollo, declive y colapso de la civilización. Aun así, la arqueología moderna ha establecido una cronología y una periodización probables:
- Preharappa - c. 7000 - c. 5500 AEC
- Harappa temprano - c. 5500 - 2800 AEC
- Harappa maduro - c. 2800 - c. 1900 AEC
- Harappa tardío - c. 1900 - c. 1500 AEC
- Posharappa - c. 1500 - c. 600 AEC
En la actualidad, la civilización del valle del Indo se suele comparar con las culturas mucho más famosas de Egipto y Mesopotamia, pero se trata de un hecho bastante reciente. El descubrimiento de Harappa, en 1829, fue el primer indicio de la existencia de una civilización de este tipo en la India, y para entonces ya se habían descifrado los jeroglíficos egipcios, se habían excavado yacimientos egipcios y mesopotámicos, y no faltaba mucho para que George Smith (1840-1876) tradujera el cuneiforme. Por lo tanto, las excavaciones arqueológicas de la civilización del valle del Indo tuvieron un comienzo considerablemente tardío, y ahora se piensa que muchos de los logros y "primicias" atribuidos a Egipto y Mesopotamia pueden pertenecer en realidad a la gente de la civilización del valle del Indo.
Las dos ciudades excavadas más conocidas de esta cultura son Harappa y Mohenjo-daro (situadas en el actual Pakistán), y se cree que ambas tenían una población de entre 40.000 y 50.000 personas, lo que resulta sorprendente si se tiene en cuenta que la mayoría de las ciudades antiguas tenían una media de 10.000 habitantes. Se cree que la población total de la civilización era de más de 5 millones de personas, y su territorio se extendía más de 900 millas (1500 km) a lo largo de las orillas del río Indo y luego en todas las direcciones hacia el exterior. Se han encontrado yacimientos de la civilización del valle del Indo cerca de la frontera con Nepal, en Afganistán, en las costas de la India y en los alrededores de Delhi, por nombrar solo algunos lugares.
Entre c. 1900 y c. 1500 AEC, la civilización comenzó a decaer por razones desconocidas. A principios del siglo XX, se pensó que la causa había sido una invasión de pueblos de piel clara procedentes del norte, conocidos como arios, que conquistaron a un pueblo de piel oscura definido por los estudiosos occidentales como dravidianos. Esta afirmación, conocida como la teoría de la invasión aria, ha sido desacreditada. Ahora se cree que los arios (cuya etnia se asocia con los persas iraníes) emigraron a la región de forma pacífica y mezclaron su cultura con la de los pueblos indígenas, mientras que el término dravídico se entiende ahora para referirse a cualquier persona, de cualquier etnia, que hable una de las lenguas dravídicas.
Se desconoce el motivo por el que la civilización del valle del Indo declinó y cayó, pero los estudiosos creen que pudo tener que ver con el cambio climático, la desecación del río Sarasvati, la alteración de la trayectoria del monzón que regaba los cultivos, la superpoblación de las ciudades, el declive del comercio con Egipto y Mesopotamia, o una combinación de cualquiera de los factores anteriores. En la actualidad, continúan las excavaciones en muchos de los yacimientos encontrados hasta ahora y algún hallazgo futuro podría aportar más información sobre la historia y el declive de la cultura.
Descubrimiento y primeras excavaciones
Los símbolos e inscripciones en los artefactos de los habitantes de la civilización del valle del Indo, que algunos estudiosos han interpretado como un sistema de escritura, siguen sin descifrarse, por lo que los arqueólogos suelen evitar definir un origen para la cultura, ya que cualquier intento sería una especulación. Todo lo que se puede saber de la civilización hasta la fecha procede de las pruebas físicas excavadas en varios yacimientos. Por lo tanto, se puede tener información confiable sobre la historia de la civilización del valle del Indo con el descubrimiento de sus ruinas en el siglo XIX.
James Lewis (más conocido como Charles Masson, 1800-1853) era un soldado británico que servía en la artillería del ejército de la Compañía de las Indias Orientales cuando, en 1827, desertó con otro soldado. Para evitar que las autoridades lo detectaran, cambió su nombre por el de Charles Masson y se embarcó en una serie de viajes por toda la India. Masson era un ávido numismático (coleccionista de monedas) que se interesaba especialmente por las monedas antiguas y, siguiendo varias pistas, terminó excavando sitios antiguos por su cuenta. Uno de estos lugares fue Harappa, que encontró en 1829. Parece que lo abandonó con bastante rapidez, después de dejar constancia de él en sus notas, pero al no saber quién podría haber construido la ciudad, la atribuyó de manera equivocada a Alejandro Magno durante sus campañas en la India hacia el año 326 AEC.
Cuando Masson regresó a Gran Bretaña después de sus aventuras (luego de haber sido perdonado, de alguna manera, por su deserción), publicó su libro Narrative of Various Journeys in Balochistan, Afghanistan and the Punjab (Relato de varios viajes por Baluchistán, Afganistán y el Punjab) en 1842, que atrajo la atención de las autoridades británicas en la India y, especialmente, de Alexander Cunningham. Sir Alexander Cunningham (1814-1893), un ingeniero británico en el país apasionado por la historia antigua, fundó en 1861 el Servicio Arqueológico de la India, una organización dedicada a mantener un nivel profesional de excavación y preservación de los sitios históricos. Cunningham inició las excavaciones del yacimiento y publicó su interpretación en 1875 (en la que identificó y nombró la Escritura del Indo), pero no estaba completa y carecía de definición porque Harappa permanecía aislada sin conexión con ninguna civilización pasada conocida que pudiera haberla construido.
En 1904, se nombró a un nuevo director del Servicio Arqueológico de la India, John Marshall (1876-1958), que visitó Harappa y llegó a la conclusión de que el yacimiento representaba una antigua civilización desconocida hasta entonces. Ordenó la excavación completa del lugar y, más o menos al mismo tiempo, se enteró de la existencia de otro yacimiento a unos kilómetros de distancia, al que los lugareños se referían como Mohenjo-daro ("el montículo de los muertos") debido a los huesos, tanto de animales como humanos, que se encontraron allí junto con diversos artefactos. Las excavaciones en Mohenjo-daro comenzaron en la temporada de 1924-1925 y se reconocieron las similitudes de los dos sitios. Se había descubierto la civilización del valle del Indo.
Harappa y Mohenjo-daro
Los textos hindúes conocidos como los Vedas, así como otras grandes obras de la tradición india como el Mahabharata y el Ramayana, ya eran bien conocidos por los estudiosos occidentales, pero no sabían qué cultura los había creado. El racismo sistémico de la época les impedía atribuir las obras a los pueblos de la India, y lo mismo, en un principio, llevó a los arqueólogos a concluir que Harappa era una colonia de los sumerios de Mesopotamia o quizás un puesto de avanzada egipcio.
Sin embargo, Harappa no se ajustaba ni a la arquitectura egipcia ni a la mesopotámica, ya que no había pruebas de templos, palacios o estructuras monumentales, ni nombres de reyes o reinas ni estelas o estatuas reales. La ciudad se extendía sobre 150 hectáreas de pequeñas casas de ladrillo con tejados planos de arcilla. Había una ciudadela, murallas, las calles estaban trazadas en forma de cuadrícula, lo que demostraba claramente un alto grado de destreza en la planificación urbana y, al comparar los dos yacimientos, los excavadores se dieron cuenta de que se trataba de una cultura muy avanzada.
Las casas de ambas ciudades contaban con inodoros de cisterna, un sistema de alcantarillado y las instalaciones a ambos lados de las calles formaban parte de un elaborado sistema de drenaje, más avanzado incluso que el de los primeros romanos. En los tejados de algunos edificios había dispositivos conocidos en Persia como "captadores de viento" que proporcionaban aire acondicionado para la casa o la oficina administrativa y, en Mohenjo-daro, había un gran baño público, rodeado de un patio, con escaleras que daban acceso.
A medida que se descubrían otros yacimientos, salía a la luz el mismo grado de sofisticación y habilidad, así como la comprensión de que todas estas ciudades habían sido planificadas previamente. A diferencia de otras culturas, que se suelen desarrollar a partir de comunidades rurales más pequeñas, las ciudades de la civilización del valle del Indo habían sido planificadas, se había elegido un emplazamiento y se habían construido con planificación antes de ser habitadas. Además, todas ellas mostraban conformidad con una visión única que sugería, además, un gobierno central fuerte con una burocracia eficiente que podía planificar, financiar y construir tales ciudades. El académico John Keay comenta:
Lo que sorprendió a todos estos pioneros, y lo que sigue siendo la característica distintiva de los varios centenares de yacimientos harappa que se conocen ahora, es su aparente similitud: "Nuestra abrumadora impresión es de uniformidad cultural, tanto a lo largo de los varios siglos durante los cuales floreció la civilización harappa, como en la vasta área que ocupó". Los ladrillos omnipresentes, por ejemplo, son todos de dimensiones estandarizadas, al igual que los cubos de piedra utilizados por los habitantes para medir el peso también son estándar y se basan en el sistema modular. El ancho de las calles se ajusta a un módulo similar, de modo que las calles suelen tener el doble de ancho que los carriles laterales, mientras que las arterias principales tienen el doble o la mitad de ancho que las calles. La mayoría de las calles excavadas hasta ahora son rectas y discurren de norte a sur o de este a oeste. Por lo tanto, los planos de la ciudad se ajustan a un patrón de cuadrícula regular y parecen haber conservado esta disposición a través de varias fases de construcción. (9)
Las excavaciones en ambos yacimientos continuaron entre 1944 y 1948 bajo la dirección del arqueólogo británico Sir Mortimer Wheeler (1890-1976), cuya ideología racialista le hacía difícil aceptar que personas de piel oscura hubieran construido las ciudades. Aun así, consiguió establecer la estratigrafía de Harappa y sentar las bases para la posterior periodización de la civilización del valle del Indo.
Cronología
El trabajo de Wheeler proporcionó a los arqueólogos los medios para reconocer fechas aproximadas desde la fundación de la civilización hasta su declive y caída. Como se señaló, la cronología se basa principalmente en las pruebas físicas de los yacimientos de Harappa, pero también en el conocimiento de sus contactos comerciales con Egipto y Mesopotamia. El lapislázuli, por nombrar solo un producto, era inmensamente popular en ambas culturas y, aunque los estudiosos sabían que procedía de la India, no sabían exactamente de dónde hasta que se descubrió la civilización del valle del Indo. Aunque esta piedra semipreciosa se siguió importando tras la caída de la civilización del valle del Indo, está claro que, inicialmente, parte de la exportación procedía de esta región.
- Preharappa - c. 7000 - c. 5500 AEC: El período neolítico mejor ejemplificado por yacimientos como Mehrgarh, que muestra evidencias de desarrollo agrícola, domesticación de plantas y animales y producción de herramientas y cerámica.
- Harappa temprano - c. 5500 - 2800 AEC: Se establece el comercio con Egipto, Mesopotamia y posiblemente China. Las comunidades que viven en pequeñas aldeas construyern puertos, muelles y almacenes cerca de las vías fluviales.
- Harappa maduro - c. 2800 - c. 1900 AEC: Construcción de las grandes ciudades y urbanización generalizada. Harappa y Mohenjo-daro florecen hacia el 2600 AEC. Otras ciudades, como Ganeriwala, Lothal y Dholavira se construyen según los mismos modelos y este desarrollo del territorio continúa con la construcción de cientos de otras ciudades hasta que hay más de 1000 de ellas en toda la tierra y en todas direcciones.
- Harappa tardío - c. 1900 - c. 1500 AEC: Declive de la civilización que coincide con una ola migratoria del pueblo ario desde el norte, muy probablemente la meseta iraní. Las pruebas físicas sugieren un cambio climático que provocó inundaciones, sequías y hambrunas. También se ha sugerido como causa la pérdida de relaciones comerciales con Egipto y Mesopotamia.
- Posharappa - c. 1500 - c. 600 AEC: Se abandonan las ciudades y la gente se traslada al sur. La civilización ya ha caído cuando Ciro II (el Grande, que reinó c. 550-530 AEC) invade la India en el 530 AEC.
Aspectos de la cultura
El pueblo parece haber sido principalmente artesano, agricultor y comerciante. No hay evidencias de un ejército permanente, palacios, ni templos. Se cree que el Gran Baño de Mohenjo-daro se utilizaba para ritos de purificación relacionados con las creencias religiosas, pero esto es una conjetura; también podría haber sido una piscina pública recreativa. Cada ciudad parece haber tenido su propio gobernador, pero se especula que debió existir alguna forma de gobierno centralizado para lograr la uniformidad de las ciudades. John Keay comenta:
Las herramientas, los utensilios y los materiales harappanos confirman esta impresión de uniformidad. Al no estar familiarizados con el hierro (desconocido en el tercer milenio AEC) los harappanos cortaban, raspaban, biselaban y perforaban con "habilidad sin esfuerzo" utilizando un conjunto de herramientas estandarizado hechas de cuarzo, o de cobre y bronce. Estos últimos, junto con el oro y la plata, eran los únicos metales disponibles. También se utilizaban para fundir vasijas y estatuillas y para fabricar diversos cuchillos, anzuelos, puntas de flecha, sierras, cinceles, hoces, alfileres y brazaletes. (10)
Entre los miles de artefactos descubiertos en los distintos yacimientos hay pequeños sellos de esteatita de poco más de una pulgada (3 cm) de diámetro que, según los arqueólogos, se utilizaban para la identificación personal en el comercio. Al igual que los sellos cilíndricos de Mesopotamia, se cree que estos sellos se utilizaban para firmar contratos, autorizar la venta de tierras y autentificar el punto de origen, el envío y la recepción de mercancías en el comercio a larga distancia.
Este pueblo había desarrollado la rueda, los carros tirados por el ganado, las embarcaciones de fondo plano lo suficientemente anchas como para transportar mercancías comerciales, y es posible que también hayan desarrollado la vela. En cuanto a la agricultura, conocieron y utilizaron las técnicas de riego y los canales, diversos aperos de labranza y establecieron diferentes zonas para el pastoreo del ganado y los cultivos. Es posible que realizaran rituales de fertilidad para obtener una cosecha completa, así como embarazos de mujeres, como demuestran varias figurillas, amuletos y estatuillas con forma femenina. Se cree que el pueblo puede haber adorado a una Diosa Madre y, posiblemente, a un consorte masculino representado como una figura con cuernos acompañado de animales salvajes. Sin embargo, se desconocen las creencias religiosas de esta cultura y cualquier sugerencia debe ser especulativa.
Su nivel de habilidad artística queda demostrado en los numerosos hallazgos de estatuas, sellos de esteatita, cerámica y joyería. La obra de arte más famosa es la estatuilla de bronce, de 10 cm de altura, conocida como "la bailarina", encontrada en Mohenjo-daro en 1926. La pieza muestra a una adolescente con la mano derecha en la cadera y la izquierda en la rodilla, con la barbilla levantada como si evaluara las pretensiones de un pretendiente. Una pieza igualmente impresionante es una figura de esteatita de 17 cm de altura, conocida como el Rey-Sacerdote, que representa a un hombre con barba que lleva un tocado y un brazalete ornamental.
Un aspecto especialmente interesante de la obra de arte es la aparición de lo que parece ser un unicornio en más del 60% de los sellos personales. Hay muchas imágenes diferentes en estos sellos, pero, como señala Keay, el unicornio aparece en "1156 sellos y lacres de un total de 1755 encontrados en yacimientos del Harappa maduro" (17). También señala que los sellos, independientemente de la imagen que aparezca en ellos, también tienen marcas que se han interpretado como escritura del Indo, lo que sugiere que la "escritura" transmite un significado diferente al de la imagen. El "unicornio" podría haber representado la familia, el clan, la ciudad o la afiliación política de un individuo y la "escritura" la información personal de uno.
Teoría del declive y de la invasión aria
Al igual que no hay una respuesta definitiva a la pregunta de qué eran los sellos, qué representaba el "unicornio" o cómo veneraba el pueblo a sus dioses, tampoco sabemos por qué la cultura decayó y murió. Entre c. 1900 y c. 1500 AEC, las personas abandonaron las ciudades y se trasladaron al sur. Como se ha señalado, existen varias teorías al respecto, pero ninguna es completamente satisfactoria. Según una de ellas, el río Gaggar-Hakra, que se identifica con el río Sarasvati en los textos védicos y que discurre junto al río Indo, se secó hacia el 1900 AEC, lo que hizo que las poblaciones que dependían de él se tuvieran que reubicar. La gran sedimentación en sitios como Mohenjo-daro sugiere una gran inundación, que se da como otra posible causa.
Otra posibilidad es la disminución de los bienes comerciales necesarios. Tanto Mesopotamia como Egipto estaban experimentando problemas durante esta misma época, lo que podría haber provocado una importante interrupción del comercio. El período Harappa tardío se corresponde aproximadamente con la Edad del Bronce Medio en Mesopotamia (2119-1700 AEC), durante la cual los sumerios (los principales socios comerciales de los pueblos del valle del Indo) se dedicaron a expulsar a los invasores gutianos y, entre c. 1792-1750 AEC, el rey babilónico Hammurabi conquistó sus ciudades-estado mientras consolidaba su imperio. En Egipto, el período corresponde a la última parte del Reino Medio (2040-1782 AEC), cuando la débil XIII dinastía gobernaba justo antes de la llegada de los hicsos y la pérdida de poder y autoridad del gobierno central.
Sin embargo, la razón que los estudiosos de principios del siglo XX aprovecharon no fue ninguna de estas, sino la afirmación de que los pueblos del Valle del Indo habían sido conquistados y expulsados al sur por una invasión de una raza superior de arios.
La teoría de la invasión aria
Los estudiosos occidentales llevaban más de 200 años traduciendo e interpretando la literatura védica de la India cuando Wheeler excavó los yacimientos y, durante ese tiempo, llegaron a desarrollar la teoría de que el subcontinente fue conquistado en algún momento por una raza de piel clara conocida como arios, que estableció una cultura superior en todo el territorio. Esta teoría se desarrolló de forma lenta y, al principio, inocente, a través de la publicación de una obra del filólogo anglo-galés Sir William Jones (1746-1794) en 1786. Jones, un ávido lector de sánscrito, observó que había notables similitudes entre el sánscrito y las lenguas europeas y afirmó que tenía que haber una fuente común para todas ellas, a la que llamó fuente protoindoeuropea.
Más tarde, los estudiosos occidentales, tratando de identificar la "fuente común" de Jones, llegaron a la conclusión de que una raza de piel clara procedente del norte (en algún lugar de Europa) había conquistado las tierras del sur, en particular la India, estableciendo una cultura y difundiendo su lengua y sus costumbres, aunque no había datos objetivos que respaldaran esta opinión. Un escritor elitista francés llamado Joseph Arthur de Gobineau (1816-1882) popularizó esta opinión en su obra Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas en 1855 y afirmó que las razas superiores, de piel clara, tenían "sangre aria" y estaban naturalmente dispuestas a gobernar sobre las razas inferiores.
El libro de Gobineau fue admirado por el compositor alemán Richard Wagner (1813-1883), cuyo yerno, nacido en Gran Bretaña, Houston Stewart Chamberlain (1855-1927), popularizó aún más estos puntos de vista en su obra, que terminaría influyendo en Adolf Hitler y en el arquitecto de la ideología nazi, Alfred Rosenberg (1893-1946). Estos puntos de vista racialistas recibieron más validez por parte de un filólogo y académico alemán que no los compartía, Max Muller (1823-1900), el llamado "autor" de la teoría de la invasión aria que insistió, en toda su obra, en que lo ario tenía que ver con una diferencia lingüística y no tenía nada que ver con la etnia.
Sin embargo, apenas importaba lo que dijera Muller, porque para cuando Wheeler estaba excavando los yacimientos en la década de 1940, la gente llevaba más de 50 años respirando estas teorías con el aire de la época. Recién después de décadas la mayoría de los estudiosos, escritores y académicos empezaron a reconocer que "ario" se refería originalmente a una clase de personas (que no tenía nada que ver con la raza) y, en palabras del arqueólogo J. P. Mallory, "como designación étnica, la palabra [aria] se limita más propiamente a los indoiranios" (Farrokh, 17). Los primeros iraníes se autoidentificaron como arios, lo que significa "noble", "libre" o "civilizado", y el término se siguió utilizando durante más de 2000 años hasta que los racistas europeos lo tergiversaron en favor de sus propios intereses.
La interpretación de Wheeler de los yacimientos se basó en la teoría de la invasión aria y la validó. Ya se reconocía a los arios como autores de los Vedas y otras obras, pero sus fechas en la región eran demasiado posteriores para respaldar la afirmación de que habían construido las impresionantes ciudades; quizás incluso las habían destruido. Por supuesto, Wheeler era tan consciente de la teoría de la invasión aria como cualquier otro arqueólogo de la época y, a través de esta lente, interpretó lo que encontró como apoyo a la teoría, y al hacerlo, la validó. Luego ganó mayor popularidad y aceptación.
Conclusión
La teoría de la invasión aria, aunque se sigue citando y fomentando por quienes tienen una agenda racialista, perdió credibilidad en la década de 1960 principalmente gracias al trabajo del arqueólogo estadounidense George F. Dales, que revisó las interpretaciones de Wheeler, visitó los yacimientos y no encontró ninguna prueba que la apoyara. Los esqueletos que Wheeler había interpretado como una muerte violenta en batalla no mostraban tales signos ni las ciudades presentaban daños asociados a la guerra.
Además, no había pruebas de ningún tipo de movilización de un gran ejército del norte ni de ninguna conquista c. 1900 AEC en la India. Los persas (la única etnia que se autoidentifica como aria) eran una minoría en la meseta iraní entre c. 1900 y c. 1500 AEC y no estaban en condiciones de organizar una invasión de ningún tipo. Por tanto, se sugirió que la "invasión aria" fue en realidad una migración de indoiranios que se fusionaron pacíficamente con los pueblos indígenas de la India, se casaron y se asimilaron a la cultura.
A medida que continúen las excavaciones en los yacimientos de la civilización del valle del Indo, la mayor cantidad de información sin duda contribuirá a una mejor comprensión de su historia y desarrollo. El reconocimiento de los vastos logros de la cultura y su alto nivel de tecnología y sofisticación ha ido saliendo a la luz y ganando mayor atención. El erudito Jeffrey D. Long expresa el sentimiento general, señalando: "hay mucha fascinación por esta civilización debido a su alto nivel de avance tecnológico" (198). La civilización del valle del Indo ya se considera una de las tres más importantes de la antigüedad, junto con Egipto y Mesopotamia, y es casi seguro que las futuras excavaciones elevarán su posición aún más.