Hércules (Heracles) fue un héroe de la mitología griega famoso por su gran fuerza y resistencia. Celebrado como un mortal extraordinario, su éxito en trabajos aparentemente imposibles le ganó un lugar inmortal entre los dioses. Como el más grande de los héroes, se le ha atribuido una multitud de aventuras a lo largo de los siglos que probablemente estaban originalmente conectados a figuras menores, más locales.
Primeros años de vida
El padre mortal de Hércules era Anfitrión (sobrino de Electrión, gobernante de Micenas) y su madre era Alcmena; ambos eran de Argos. Sin embargo, después de una violenta pelea entre Anfitrión y su tío, que resultó en la muerte accidental de este último, la familia huyó a Tebas, donde nació Hércules. En la mitología, sin embargo, fue Zeus quien yació con Alcmena y fue padre de Hércules, explicando el origen de su gran fuerza. Hera estaba (comprensiblemente) celosa del hijo ilegítimo de su marido y le hizo la vida difícil desde una edad temprana. La diosa retrasó su nacimiento para que su primo Euristeo naciera primero y se convirtiera en el gobernante de Grecia según el decreto de Zeus. Hera también envió dos serpientes para matar al recién nacido Hércules, pero el bebé las estranguló fácilmente. Por otro lado, Hércules generalmente disfrutaba del favor divino de los dioses olímpicos (después de todo, los ayudó en su batalla contra los Gigantes) y fue particularmente favorecido por Atenea.
La juventud de Hércules pasó en manos de los mejores maestros de Grecia. Su padre le enseñó a montar carros y domar caballos. Su maestro de música fue Linus, hijo de Apolo, aunque el mal carácter de Hércules quedó en evidencia cuando mató a Linus con un golpe de su taburete (o laúd). Luego fue enviado a vivir con pastores en las montañas para hacerse más fuerte, y allí entró en contacto con el sabio centauro Quirón.
Los doce trabajos de Hércules
Hércules se casó con Mégara, la hija de Creonte, rey de Tebas, y juntos tuvieron cinco hijos. Hera una vez más interfirió y volvió loco a Hércules para que matara a su esposa e hijos. En desesperado remordimiento, buscó el consejo de Apolo a través de su oráculo en Delfos. El consejo fue que Hércules ofreciera sus servicios a su primo Euristeo, el rey de Micenas, Tirinto y Argos. Hera una vez más intervino en eventos persuadiendo a Euristeo para otorgar al héroe tareas difíciles y peligrosas, tales como la lucha contra monstruos invencibles: los famosos doce trabajos de Hércules:
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Matar al león de Nemea: un león con una piel invulnerable a las armas estaba aterrorizando la región de Nemea, en algunos relatos debido a la falta de piedad religiosa de los habitantes. Hércules estranguló al león con sus propias manos y desde entonces usó su piel como capa protectora.
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Matar a la hidra de Lerna: Hera envió a un monstruo que respiraba fuego con una cabeza de león y un cuerpo de muchas serpientes que habitaba en un pantano cerca de Lerna, cercano a Argos, para atormentar la ciudad natal de Hércules. Hércules luchó contra la criatura, pero se vio obstaculizado por un cangrejo gigante que le mordió el pie y por el hecho de que cada vez que cortaba una de las cabezas de serpiente, otras dos crecían en su lugar. Ayudado por su fiel compañero y sobrino Iolao, quien usó el fuego para detener el crecimiento de las cabezas, Hércules finalmente mató a la Hidra y humedeció sus flechas en la sangre venenosa.
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Capturar a la cierva de Cerinea: sagrada para Artemisa y con cuernos dorados, la cierva tomó su nombre del cercano monte Cerinea cerca de Argos. Hércules, teniendo que capturar este famoso animal de patas rápidas y presentarlo vivo a Euristeo, tuvo éxito solo después de una larga persecucuón, quizás de un año, que agotó al animal.
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Capturar al jabalí de Erimanto: el área del monte Erimanto en Arcadia estaba atormentada por un feroz y enorme jabalí, y Hércules fue encomendado a capturarlo y llevarlo a Micenas. Tras provocar al animal a una larga persecución, Hércules nuevamente agotó a su presa, la capturó, ató sus pies y se lo llevó a Micenas en sus hombros. Durante este trabajo, una pelea con los centauros por un barril de vino resultó en que Hércules matara accidentalmente a Quirón con una de sus flechas envenenadas.
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Limpiar los establos de Augías: Augías, el rey de Élide, poseía una manada de animales que le había dado su padre Helios. La manada era tan extensa que el excremento que producía amenazaba la salud de la ciudad. La tarea aparentemente imposible de Hércules era limpiar los establos de la manada en un solo día. Para lograr la tarea, Hércules cavó zanjas a ambos lados de los establos, paleó el estiércol en ellos y luego desvió los ríos Alfeo y Peneo para lavar y limpiar las zanjas.
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Matar a las aves del Estínfalo: estas eran aves agresivas (posiblemente incluso devoradoras de hombres) que habitaban un bosque cerca del lago Estínfalo en el norte de Arcadia. Hércules usó unas castañuelas de bronce llamadas crótalos (krotala) que Atenea le había dado para asustar a las aves, permitiéndole derribarlas con sus flechas.
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Matar al toro de Creta: un toro destructivo molestaba a los habitantes de Cnosos en Creta y era de dos orígenes posibles: era el animal montado por Europa para llegar a la isla o era el toro que se apareó con Pasífae (la esposa de rey Minos) y creó al Minotauro. En algunas versiones, Hércules no mata al toro, sino que lo captura y lo lleva a Micenas.
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Capturar a las yeguas de Diomedes: Diomedes, hijo de Ares y rey de Tracia, tenía en sus establos caballos que se alimentaban de carne humana. Hércules tuvo que capturarlos y entregar los caballos a Euristeo. En algunos relatos, Hércules pacificó a los caballos alimentándolos con el cuerpo de Diomedes o su auriga.
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Robar el cinturón de Hipólita: Hipólita era una reina amazona y su cinturón le había sido dado por su padre Ares. Con sus fieles compañeros, Hércules viajó a la casa de las amazonas en la ciudad de Temiscira, cerca del Mar Negro. Recibieron una bienvenida hostil de las amazonas que habían sido persuadidas por Hera para atacar a los héroes; sin embargo, finalmente Hércules aseguró el cinturón para Euristeo.
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Capturar el ganado de Gerión: esta manada de ganado en la isla de Eritea era custodiada por el formidable trío formado por: Gerión, de tres cuerpos; Ortro, un perro con dos cabezas y una cola de serpiente; y el pastor Euritión, hijo de Ares. Sin embargo, no eran rival para Hércules que los derrotó con su garrote de confianza y capturó la manada. Fue en su viaje a esta isla en el océano occidental que estableció marcadores en el estrecho de Gades que a partir de entonces se conocieron como las columnas de Hércules.
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Tomar las manzanas de las Hespérides: las Hespérides vivían en un jardín lejano en los confines del mundo conocido en el que crecían árboles que daban manzanas doradas. Estos frutos sagrados eran protegidos por Hera, quien había puesto a Ladón, un temible dragón de cien cabezas, como su guardián. Hércules primero buscó el consejo de Nereo, el Viejo del Mar, para saber la ubicación exacta del jardín. En su camino hacia el lugar, Hércules se encontró con Prometeo que estaba atado a una roca. Como castigo por haber robado fuego del taller de Hefesto y dárselo a la especie humana, Zeus enviaba un águila todos los días a comerse su hígado. Hércules derribó al águila con una de sus flechas y liberó a Prometeo; a cambio, Prometeo le informó que su hermano Atlas (y en algunos relatos el padre de las Hespérides) le mostraría cómo llegar al jardín sagrado. Atlas estaba entonces sosteniendo los cielos sobre sus hombros (como castigo de Zeus por apoyar a los Titanes en su batalla contra los dioses olímpicos), pero se ofreció a obtener las manzanas él mismo si Hércules sostenía a los cielos en su ausencia. Hércules estuvo de acuerdo y fue asistido por Atenea para soportar el tremendo peso. Al traer de vuelta las manzanas, Atlas estaba (comprensiblemente) reacio a tomar nuevamente su lugar. Sin embargo, Hércules, con el pretexto de conseguir almohadillas para sus hombros, engañó a Atlas para que recuperara temporalmente los cielos. Una vez que Hércules fue libre tomó las manzanas y regresó a Micenas. En una versión alternativa, Hércules sometió a Ladón dándole una hierba embriagadora y luego tomó las manzanas él mismo.
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Llevarse a Cerbero del reino de Hades: en este momento Euristeo se estaba frustrando cada vez más con el éxito de Hércules, por lo que la tarea final tenía que ser imposiblemente difícil. Se trataba de descender al inframundo del Hades y capturar al feroz perro de tres cabezas, Cerbero, que protegía las puertas. En su viaje por el Hades, el héroe se encuentra con muchas almas y convence al dios Hades para que le permita tomar a Cerbero, siempre que lo haga sin armas. Hércules tiene éxito y lleva a la criatura de vuelta a Micenas, provocando que Euristeo salte asustado al interior de una vasija.
Otras Aventuras de Hércules
Mientras realiza sus trabajos, Hércules participa en muchas otras hazañas secundarias, como la lucha contra Hades para rescatar a Alcestis del Inframundo; matar a Cicno, que asaltaba a los peregrinos que iban a Delfos; y unirse a la búsqueda del vellocino de oro con Jasón y los argonautas.
Hércules también fue a Troya para salvar a Hesíone, hija del rey, Laomedonte. Después de que Laomedonte no rindiera homenaje a los actos realizados por Poseidón y Apolo para la ciudad, los dioses respectivamente enviaron un monstruo marino y una plaga para causar estragos en la ciudad. El oráculo de Delfos declaró que solo el sacrificio de Hesíone evitaría el desastre para Troya. Laomedonte obedeció, pero ofreció sus célebres caballos inmortales (un regalo de Zeus al padre de Laomedonte, Tros) como recompensa por cualquiera que pudiera salvar a su hija. Hércules aceptó el desafío, mató al monstruo marino y rescató a Hesíone. Sin embargo, Laomedonte renegó de su recompensa prometida, y años más tarde Hércules regresó con un ejército, saqueó Troya y mató al rey (haciendo así a su hijo Príamo gobernante) y dio Hesíone a su amigo Telamón.
Deyanira
Al completar con éxito sus doce trabajos, Hércules comenzó una nueva vida. Durante sus hazañas en Hades había conocido a Meleagro, quien le dijo que debía casarse con su hermana Deyanira, hija de Eneo, rey de Calidón. Al llegar a Calidón, sin embargo, Hércules encontró que Deyanira estaba comprometida contra su voluntad con Aqueloos, el dios del río. Ganándose los afectos de Deyanira, Hércules luchó contra Aqueloo hasta vencerlo y se casó con la princesa. Decidiendo establecerse en Tirinto o Traquinia, la pareja tuvo que cruzar el río Eveno. Fue aquí donde se encontraron con el centauro Neso, que llevaba a la gente a través del río. Sin embargo, a mitad del cruce abusó imprudentemente de Deyanira y Hércules le disparó fatalmente al centauro con una de sus flechas envenenadas. Sin embargo, desafortunadamente para Hércules, justo antes de morir, Neso le mintió a Deyanira y le dijo que su sangre tenía propiedades afrodisíacas y que debería recoger un poco y guardarla.
Después de algunos años de tranquilo matrimonio durante el cual la pareja tuvo un hijo, Hilo, Hércules decidió participar en un concurso de tiro con arco donde el premio era Íole, hija de Éurito, rey de Ecalia. Naturalmente, Hércules ganó la competencia, pero se le negó el premio porque ya estaba casado. Molesto, Hércules robó los caballos de Éurito y los llevó de vuelta a Tirinto. Ífito luego visitó Tirinto para exigir los caballos de su padre, pero fue asesinado por Hércules.
Obligado a huir de su tierra natal, Hércules tuvo que buscar una vez más la expiación del oráculo de Delfos. Sin embargo, como estaba corrompido por asesinatos, el oráculo se negó a aconsejarle; en consecuencia, Hércules robó el trípode sagrado de Apolo en un intento de establecer su propio oráculo en Feneo. Apolo y Hércules se convirtieron en enemigos y solo el rayo de Zeus pudo separarlos.
Una muerte horrible y divinidad
Hércules huyó a Traquinia, desde donde fue a servir a Ónfale, reina de Lidia, por orden de Zeus. También destruyó Ecalia y tomó a Íole como su sirvienta. Sospechando motivos amorosos y buscando recuperar los afectos de su marido, Deyanira decidió usar la sangre de Neso: cubrió un manto con ella y se lo dio a un mensajero para llevarlo a Hércules. El héroe se la puso, pero la capa impregnada hizo que su piel se quemara terriblemente. Deyanira se quitó la vida por remordimiento y Hércules, al no ver futuro para sí mismo, ordenó a su hijo Hilo que lo llevara al monte Eta y quemara su cuerpo en una pira funeraria. Sin embargo, Hilos no pudo encender el fuego, y fue Filoctetes (a cambio del arco y las flechas de Hércules) quien selló el destino del héroe. La inmortalidad estuvo asegurada cuando Atenea descendió en su carro y llevó a Hércules de las llamas al Monte Olimpo, donde se casó con la diosa Hebe, se le dio el regalo de la juventud eterna, y se le permitió residir con los dioses para siempre.
Representación en el arte
En el arte de las antiguas cerámicas griegas arcaicas y clásicas, Hércules aparece re´presentado a menudo llevando un garrote anudado, un carcaj lleno de flechas, una piel de león y a veces también un casco de cabeza de león. Por lo general, tiene barba (hasta finales de los siglos V y IV a.C., cuando es más a menudo representado sin barba) y tiene ojos muy grandes. La primera representación completa de los doce trabajos de Hércules en la escultura antigua es de las metopas del templo de Zeus en Olimpia (terminado en 457 a.C). En las obras cómicas clásicas griegas a menudo se parodia como un fiestero. En las monedas griegas (notablemente las del siglo V a.C.) el infante Hércules estrangulando a dos serpientes era un diseño de uso frecuente. Hércules era particularmente estimado en Atenas, lo que se refleja en su representación frecuente en la cerámica negra y roja del ático en una multitud de escenas mitológicas, pero su presencia en la cerámica de toda Grecia es evidencia de la vasta popularidad de este héroe griego por excelencia.