Las lenguas indoeuropeas son una familia de idiomas relacionados que hoy en día se hablan en América, Europa y en Asia occidental y meridional. Al igual que idiomas como el español, el francés, el portugués y el italiano descienden todos del latín, las lenguas indoeuropeas se cree que provienen de un idioma hipotético conocido como protoindoeuropeo, que ya no se habla.
Es muy probable que los primeros hablantes de esta lengua vivieran en un principio alrededor de Ucrania y las regiones colindantes del Cáucaso y el sur de Rusia, y que después se extendieran por la mayor parte del resto de Europa y más tarde hasta la India. Se cree que la unidad lingüística del protoindoeuropeo ses terminó como muy pronto probablemente alrededor de 3400 AEC.
Dado que los hablantes del protoindoeuropeo no desarrollaron un sistema de escritura, no tenemos ninguna prueba física de su existencia. La lingüística ha intentado reconstruir el protoindoeuropeo metiante varios métodos, y aunque parece imposible hacer una reconstrucción fiel, hoy en día tenemos una idea general de lo que los hablantes tenían en común, tanto lingüística como culturalmente. Además de usar métodos de comparación, también hay estudios basados en la comparación de mitos, leyes e instituciones sociales.
Ramas de las lenguas indoeuropeas
Las lenguas indoeuropeas tienen muchos subgrupos: anatolio, indoiranio, helénico, itálico, céltico, germánico, armenio, tocario, balto-eslavo y albanés.
Anatolio
Esta rama de lenguas era predominante en la parte asiática de Turquía y en algunas áreas del norte de Siria. La más famosa de estas lenguas es la Hitita. En 1906 EC se hicieron muchos descubrimientos hititas en el emplazamiento de Hattusas, la capital del reino hitita, donde se encontraron alrededor de 10.000 tablillas en cuneiforme y varios fragmentos más en los restos del archivo real. Estos textos datan de mitad a finales del segundo milenio AEC. Otros ejemplos de familias que pertenecen a este grupo son la luvita, la palaíta, la licia y la lidia.
Todos las lenguas de esta rama se han extinguido en la actualidad. Esta rama tiene la evidencia más antigua que existe de un idioma indoeuropeo, que data de alrededor de 1800 AEC.
Indoiranio
Esta rama incluye dos subgrupos: indoario e iranio. Hoy en día estas lenguas predominan en India, Pakistán, Irán y alrededores, así como en varias zonas desde el mar Negro hasta la China occidental.
El Sánscrito, que pertenece al grupo indoario, es el más conocido de entre los idiomas tempranos de este grupo. Su variante más antigua, el sánscrito védico, está preservado en los Vedas, una colección de himnos y otros textos religiosos de la antigua India. Los hablantes de indoario entraron en el subcontinente indio provenientes de Asia central alrededor de 1500 AEC: En el Rigveda, el himno 1,131 habla de un viaje legendario que se podría considerar como un recuerdo lejano de esta migración.
El avéstico es un idioma que forma parte del grupo iranio. El avéstico antiguo (a veces llamado avéstico gáthico) es la lengua del subgrupo iranio más antigua de la que se tiene constancia; "hermana" del sánscrito, que es la lengua que se usaba en los primeros textos religiosos del zoroastrismo. Otra lengua importante del subgrupo iranio es el persa antiguo, que es la lengua que se encuentra en las inscripciones reales de la dinastía aqueménida, que empieza a aparecer a finales del siglo VI AEC. La evidencia más antigua de esta rama data de alrededor de 1300 AEC.
Hoy en día muchos idiomas indoarios se hablan en India y Paquistán, tales como el hindustaní, el panyabí, y el bengalí. Las lenguas iranias como el farsi (el persa moderno), el pastún y el kurdo se hablan en Iraq, Irán, Afganistán y Tayikistán.
Helénico
Más que una rama de idiomas, el helénico es un grupo de dialectos: durante más de 3000 años de historia escrita, los dialectos griegos nunca evolucionaron a idiomas que fueran incomprensibles mutuamente. El griego predominaba en la parte sur de los Balcanes, la península del Peloponeso, y el mar Egeo y alrededores. La evidencia más antigua que existe de un idioma griego escrito es el micénico, el dialecto de la civilización micénica, encontrado principalmente en tablillas de arcilla y vasijas de cerámica de la isla de Creta. El micénico no tenía un sistema de escritura alfabético, sino más bien una escritura silábica conocida como escritura Lineal B.
Las primeras inscripciones alfabéticas se han datado de principios del siglo VIII AEC, que es probablemente la época en que las épicas homéricas, la Iliada y la Odisea, alcanzaron su forma actual. En la antigüedad había muchos dialectos griegos, pero dada la supremacia cultural de Atenas durante el siglo V AEC, fue el dialecto de Atenas, el ático, el que se convirtió en el idioma estándar de la literatura durante el periodo Clásico (480-323 AEC). Por este motivo, la poesía y la prosa griega más famosa escrita durante este periodo está en ático: Aristófanes, Aristóteles, Eurípides y Platón son solo unos pocos ejemplos de autores que escribían en ático.
Itálico
Esta rama predominaba en la península italiana. El pueblo itálico no era nativo de Italia; entraron en Italia cruzando los Alpes alrededor de 1000 AEC y se fueron desplazando gradualmente hacia el sur. El latín, el idioma más famoso de este grupo, era en un principio una lengua local relativamente menor, hablada por tribus pastorales que vivían en pequeños asentamientos agrícolas en el centro de la península italiana. Las primeras inscripciones en latín aparecieron en el siglo VII AEC, y para el siglo VI AEC se habían extendido considerablemente.
Roma fue la responsable del crecimiento del latín en la antigüedad. El latín clásico es la forma del latín usada en las obras más famosas de los escritores romanos como Ovidio, Cicerón, Séneca, Plinio y Marco Aurelio. Otros idiomas de esta rama son: el falisco, el sabélico, el umbro, el piceno meridional y el Osco, todas ellos extintos hoy en día.
En la actualidad las lenguas romances son las únicas descendientes que sobreviven de la rama itálica.
Céltico
Esta rama contiene dos subgrupos: lenguas celtas continentales e insulares. Para el 600 AEC, las tribus de habla celta se habían extendido desde lo que hoy en día es el sur de Alemania, Austria y el oeste de la República Checa prácticamente en todas direcciones a Francia, Bélgica, España y las islas Británicas. Después, alrededor del 400 AEC también se desplazaron hacia el sur adentrándose en el norte de Italia y hacia el sureste, hacia los Balcanes y más allá. A principios del siglo I AEC las tribus de habla celta dominaban una parte importante de Europa. En 50 AEC Julio César conquistó la Galia (la antigua Francia) y Gran Bretaña también fue conquistada alrededor de un siglo más tarde por el emperador Claudio. El resultado fue que esta enorme área de hablantes celtas fue absorbida por Roma, el latín se convirtió en la lengua dominante, y la lenguas celtas continentales acabaron muriendo. La lengua continental principal era el galo.
El celta insular se desarrolló en las islas británicas tras la llegada de las tribus celtas alrededor del siglo VI AEC. El celta insular floreció en Irlanda gracias al aislamiento geográfico, que mantuvo a la isla relativamente a salvo de la invasión romana y anglosajona.
Los únicos idiomas celtas que se hablan hoy en día (gaélico irlandés, gaélico escocés, galés y bretón) provienen todos del celta insular.
Germánico
La rama germánica está dividida en tres subgrupos: las lenguas germánicas orientales, hoy en día extintas; las lenguas germánicas septentrionales o nórdicas, entre las que se encuentra el nórdico antiguo, que es el ancestro común de todas las lenguas escandinavas modernas; y las lenguas germánicas occidentales, entre las que se encuentran el inglés antiguo, el sajón antiguo, y alto alemán antiguo.
La evidencia más antigua de gentes de habla germánica se remonta a la primera mitad del primer milenio AEC y estas vivían en un área que iba desde el sur de Escandinavia hasta la costa del mar Báltico norte. En la época prehistórica, las tribus de habla germánica entraron en contacto con hablantes de lenguas fino-bálticas en el norte y también con tribus baltoeslavas en el este. El resultado de esta interacción fue que el idioma germánico adoptó varios términos fineses y baltoeslávicos.
La mayoría de vikingos hablaban varias variedades de nórdico antiguo. La mitología y el folclore germánicos nórdicos pre-cristianos también se han conservado en nórdico antiguo, en un dialecto llamado islandés antiguo.
El neerlandés, el inglés, el frisio y el yidis son algunos ejemplos de supervivientes modernos del subgrupo de lenguas germánicas occidentales, mientras que el danés, el islandés, el noruego y el sueco son supervivientes de la rama germánica septentrional.
Armenio
Los orígenes de las gentes de habla armenia es un tema aún por resolver. Es probable que los armenios y los frigios pertenecieran a la misma ola migratoria que entró en Anatolia procedente de los Balcanes alrededor de finales del segundo milenio AEC. Los armenios se asentaron en un área alrededor del lago Van, en la actual Turquía; esta región pertenecía al estado de Urartu a principios del primer milenio AEC. En el siglo VIII AEC Urartu pasó a estar bajo el control asirio y en el siglo VII AEC los armenios se hicieron con la región. Poco después los medos absorbieron la región, y Armenia se convirtió en un estado vasallo. En la época del imperio aqueménida la región se convirtió en una satrapía persa. La dominación persa tuvo un gran impacto lingüístico en el armenio, lo que confundió a muchos estudiosos que pensaron que el armenio pertenecía al grupo iranio.
Tocario
La historia de los pueblos de habla tocaria sigue estando rodeada de misterio. Se sabe que vivían en el desierto de Taklamakán, en la China occidental. La mayoría de textos tocarios que quedan son traducciones de obras budistas muy conocidas, y todos han sido datados de entre los siglo VI y VIII EC Ninguno de estos textos habla de los propios tocarios. Hay dos lenguas diferentes que pertenecen a esta rama: tocario A y tocario B. Solo se han encontrado restos de tocario A en lugares donde también hay documentos en tocario B, lo que sugiere que el tocario A ya se había extinguido, y se mantenía tan solo como una lengua religiosa o poética, mientras que el tocario B era una lengua viva que se usaba con fines administrativos.
Se han descubierto muchas momias bien conservadas con rasgos caucasoides tales como una estatura alta o de pelo rojo, rubio o castaño, en el desierto de Taklamakán, que datan de entre 1800 AECy 200 EC. El estilo de los tejidos y los motivos de su ropa es parecido al de la cultura de Hallstatt de Europa central. Un análisis físico y las evidencias genéticas han revelado parecidos con los habitantes de Eurasia occidental.
Esta rama está compentamente extinguida. De entre todas las lenguas indoeuropeas, el tocario era la más oriental.
Balto-eslavo
Esta rama contiene dos subgrupos: báltico y eslavo.
Durante la edad de bronce, el territorio báltico puede que hubiese llegado desde el oeste de Polonia hasta el otro lado de los Urales. Más tarde, los bálticos ocuparon una pequeña región a lo largo del mar Báltico. Aquellos que vivían en la parte norte del territorio ocupado por los bálticos estaban en contacto con las tribus finesas, cuyo idioma no era parte de la familia de lenguas indoeuropeas: los hablantes de finés adoptaron muchas palabras bálticas, lo que sugiere que los bálticos tenían un importante prestigio cultural en el área. Bajo la presión de las migraciones de los godos y los eslavos, el territorio de los bálticos se vio reducido hacia el siglo V EC.
La evidencia arqueológica muestra que a partir de 1500 AEC los eslavos o sus antepasados ocuparon un área que iba desde las fronteras occidentales de Polonia hasta el río Dnieper en Bielorrusia. Durante el siglo VI EC, las tribus de habla eslava expandieron su territorio, emigrando a Grecia y los Balcanes: es entonces cuando se los menciona por primera vez, en los archivos bizantinos que hacen referencia a esta gran migración. Algunos, o quizá todos los eslavos, en algún tiempo se asentaron más hacia el este, en el territorio iraní y alrededores, dado que muchas palabras iraníes fueron adoptadas por el idioma pre-eslavo en una época temprana. Más adelante a medida que fueron moviéndose hacia occidente, entraron en contacto con las tribus germanas, de las que volvieron a adoptar más términos.
Tan solo dos idiomas bálticos sobreviven hoy en día: el Letón y el lituano. Muchas lenguas eslavas sobreviven en la actualidad, tales como el búlgaro, el checo, el croata, el polaco, el serbio, el eslovaco o el ruso, entre otras muchas.
Albanés
El albanés es la última rama de las lenguas indoeuropeas que aparece de forma escrita. Hay dos hipótesis sobre el origen del albanés. La primera dice que el albanés es un descendiente moderno del ilirio, un idioma ampliamente hablado en esa región en la época clásica. Dado que no se sabe mucho sobre el ilirio, esta afirmación no se puede confirmar ni negar desde un punto de vista lingüístico. Desde un punto de vista histórico y geográfico, sin embargo, esta afirmación tiene sentido. La otra hipótesis dice que el albanés es un descendiente del tracio, otra lengua perdida que se hablaba más al este que el ilirio.
Hoy en día el albanés se habla en Albania como idioma oficial, en algunas otras áreas de la antigua Yugoslavia y en pequeños enclaves del sur de Italia, Grecia y la república de Macedonia.
Lenguas sin afiliación
Todas las lenguas de este grupo han desaparecido o son un paso anterior de una lengua moderna. Ejemplos de este grupo de lenguas son el frigio, el tracio, el antiguo idioma macedonio (no confundir con el macedonio, que es el idioma de la actual república de Macedonia y es parte de la rama eslava), el ilirio, el venético, el mesapio y el lusitano.
Lingüística histórica del indoeuropeo
En la antigüedad se descubrió que algunas lenguas presentaban similitudes sorprendentes: el griego y el latín son un ejemplo muy conocido. Durante la antigüedad clásica se notó, por ejemplo, que el griego héks "seis", y heptá "siete" eran parecidos al latín sex y septem. Más aún, era notable la habitual correspondencia entre la h- inicial en griego y la s- inicial en latín.
La explicación que dieron los antiguos a este fenómeno era que el latín descendía del griego. Siglos más tarde, durante y después del Renacimiento, también se notaron las estrechas similitudes entre otras lenguas, y entonces se entendió que ciertos grupos de idiomas estaban relacionados, como el islandés y el inglés, por ejemplo, así como las lenguas romances. A pesar de todas estas observaciones, la ciencia de la lingüística no se desarrolló mucho más hasta el siglo XVIII EC.
Durante la expansión colonial británica en India, un orientalista británico y jurista llamado Sir William Jones se familiarizó con el sánscrito. Jones también sabía griego y latín y se sorprendió al ver las similitudes entre estas tres lenguas. En una charla el 2 de febrero de 1786 EC, sir William Jones expresó sus nuevas ideas:
El idioma sáncrito, sea cual sea su antigüedad, tiene una estructura maravillosa: más perfecta que la del griego, más abundante que la del latín, y más refinada que la de ambos. Y aun así tiene una mayor afinidad con los dos, tanto en las raíces de los verbos como en las formas gramaticales, de lo que cabría esperar de la casualidad: una similitud tan fuerte, de hecho, que ningún filólogo podría examinar las tres y no creer que hubieran surgido de la misma fuente, que puede ser que ya no exista: hay una razón parecida, aunque no tan fuerte, para suponer que tanto el gótico como el celta, aunque mezclados con un idioma muy diferente, tienen el mismo origen que el sánscrito; y el persa antiguo también podría añadirse a la misma familia, si es que es este el momento de discutir cualquier cuestión sobre la antigüedad de Persia. (Forston, p. 9)
La idea de que el griego, el latín, el sánscrito y el persa hubieran derivado de una fuente común fue revolucionaria en su época. Este fue un punto de inflexión en la historia de la lingüística. En vez de ser "hijo" del griego, el latín se entendió por primera vez como "hermano" del griego. Al familiarizarse con el sánscrito, una lengua geográficamente alejada del griego y el latín, y darse cuenta de que la casualidad no era suficiente para explicar las similitudes entre estas lenguas, sir William Jones presentó una nueva concepción que desencadenó el desarrollo de la lingüística moderna.