La civilización Gandhara existió en lo que hoy constituye el norte de Pakistán y Afganistán desde mediados del primer milenio a. C. hasta principios del segundo milenio d. C. Aunque la zona fue gobernada a lo largo del tiempo por diversas potencias importantes, todas compartían gran reverencia por el budismo y adoptaron las tradiciones artísticas greco-hindúes que se desarrollaron en la región después de las invasiones de Alejandro el Grande a la India.
La Extensión de Gandhara
Aunque Gandhara se mencionaba en fuentes históricas desde los tiempos del rey aqueménida Ciro el Grande (c. 550-530 a. C.), no se conoce que la región haya sido geográficamente descrita en detalle hasta la peregrinación del monje budista Xuanzang (Hsüan-tsang, 602-664 a. C.) en el siglo VII d. C. Xuanzang visitó la zona hacia el final de la civilización Gandhara, después que esta lograra sus mayores conquistas y comenzara su decadencia. De acuerdo con antiguas fuentes budistas, describió el área con bastante exactitud, así como sus diversas ciudades y localidades. Que se conozca, este es el primer informe que ha sobrevivido hasta nuestros días que ha contribuido a identificar los restos hallados en esta región como de origen gandhárico.
Existe la suposición que Gandhara era una extensión triangular de tierra de alrededor de 100 km en el sentido este-oeste y 70 km de norte a sur, ubicada en su mayor parte hacia el oeste del río Indo, limitada en el norte por las montañas del Hindukush. Gandhara incluía el valle de Peshawar y las colinas de Swat, Dir, Buner y Bajaur, todo dentro de las fronteras norteñas de Pakistán.
Sin embargo, los límites de la Gran Gandhara (regiones en que dominaba la hegemonía cultural y política de Gandhara) se extendían hacia el valle de Kabul en Afganistán y la meseta de Potwar en la provincia de Punjab en Pakistán. En algunos momentos su influencia llegó hasta el lejano Sindh donde aún se observan restos de una estupa y una ciudadela budista, construidas sobre las aún más antiguas ruinas de Mohenjo-daro. Entre las ciudades bien conocidas de Gandhara se incluye a Takshasila (Taxila), Purushapura (Peshawar) y Pushkalavati (Mardan), donde se han descubierto restos que continúan apareciendo hasta nuestros días.
Origen del nombre Gandhara
El nombre Gandhara puede haber tenido diversos significados, pero hasta ahora la teoría más extendida lo relaciona a la palabra Qand/Gand, que tiene connotación de “fragancia” y Har, que quiere decir “tierras”. De ahí que en su forma más simple, Gandhara es “Tierra de Fragancia”.
Otra teoría más probable, geográficamente sustentada, es que la palabra Qand/Gand haya evolucionado de Kun, que significa “pozo” o “pileta”. De hecho, la palabra Gand aparece en muchos otros nombres de lugares asociados al agua, p. ej. Gand-ao o Gand-ab (piscina de agua) y también Gand-Dheri (charco de agua). Tashkand (piscina de muros de piedra) y Yarkand también son nombres relacionados y por lo tanto resulta razonable que el país pudo haberse conocido como “Tierra de los Lagos”. Esto se sostiene más aún porque hoy día el valle de Peshawar disfruta de muy buen drenaje, sobre todo durante la época de lluvia, lo cual resulta en que sus terrenos cenagosos cubiertos por campos y sembrados tengan apariencia de lagos.
Historia política de Gandhara
Gandhara fue testigo del reinado de varias de las más importantes potencias de la antigüedad, conforme se relacionan abajo:
- Imperio Persa Aqueménida (c.600-400 a. C.)
- Griegos de Macedonia (c.326-324 a. C.)
- Imperio Maurya del Norte de India (c. 324-185 a. C.)
- Indo-Griegos de Bactria (c.250-190 a. C.)
- Escitas de Europa del Este (c. s. II a. C. al I a. C.)
- Imperio Parto (c. s. I a. C. al I d. C.)
- Imperio Kushán de Asia Central (c. s. I a. C. al V d. C.)
- Hunos Blancos de Asia Central (c. s. V d. C.)
- Shahi Hindú del Norte de India (c. s. IX d. C. al X d. C.)
A estos le siguieron las conquistas musulmanas hasta llegar al período medieval de la historia de la India.
Aqueménidas y Alejandro
Gandhara fue parte del Imperio Aqueménida durante un tiempo, pero su ocupación no fue larga. Se conoce que más adelante fue un estado tributario de los aqueménidas (conocido como satrapía) y después pagó tributo y acogió a Alejandro el Grande, quien eventualmente lo conquistó (junto con el resto del Imperio Aqueménida). La hegemonía aqueménida en Gandhara duró desde el s. VI a. C. hasta 327 a. C.
Se cuenta que Alejandro cruzó Gandhara para entrar en lo que es propiamente el Punjab (función que hoy mantiene) y que el soberano de Taxila, el Rajá Omblú, le ofreció su alianza contra el Rajá Porus, quien era una constante fuente de agitación opuesta a Taxila y a las regiones bajo su influencia. Todo ello culminó en la Batalla de Hidaspes, recogida en la historia como parte integral de las victorias de Alejandro en la India. Sin embargo, Alejandro no permaneció allí mucho tiempo; a la postre se aventuró hacia el sur por la vía del río Indo, cruzó en dirección al oeste hacia Gedrosia (Baluchistán) y continuó hasta Persia, donde falleció.
Alejandro dejó importantes poblaciones griegas en todas las regiones que conquistó y Gandhara no fue una excepción. Alentó a artesanos, soldados y demás seguidores a que contrajeran matrimonio y se mezclaran con la población local para incorporarla por completo a la civilización griega. A la muerte de Alejandro en junio del 323 a. C. los ocupantes griegos, desesperados por regresar a su hogar, iniciaron el viaje de retorno y dejaron atrás a los que permanecieron con sus nuevas familias, quienes pasaron a ser más indios que griegos.
Dominio Maurya
Alrededor del 316 a. C. el rey Chandragupta de Maghada (321-297 a. C.) penetró y conquistó el Valle del Indo, con lo cual anexó a Gandhara y designó a Taxila como capital provincial de su recién formado Imperio Maurya. A Chandragupta le sucedió su hijo Bindusara y a este Asoka (quien antes había gobernado Taxila).
Asoka adquirió fama por propagar el budismo, construir numerosos monasterios y difundir los pronunciamientos del “Dharma” por todo el subcontinente. Uno de tales claustros es el grandioso Dharmarajika al este del río Tamra en Taxila, famoso por sus estupas. Se afirma que Asoka enterró allí varias reliquias de Buda. Se supone que Mankiyala, Dharmarajika y Sanchi son estupas contemporáneas.
Indo-Griegos
En el año 184 a. C. los griegos mantenían su poder en Bactria, hoy norte de Afganistán y bajo el rey Demetrius, invadieron de nuevo a Gandhara. Fue este quien construyó una nueva ciudad en la ribera opuesta del río frente al Montículo de Bhir. Esta nueva encarnación de Taxila se conoce hoy como Sirkap (que significa "cabeza cortada"), construida conforme al diseño de cuadrículas de Hipoddamius.
El reino de Demetrius estaba compuesto por Gandhara, Aracosia (la Kandahar de los tiempos modernos, en Afganistán), Punjab y parte del valle del Ganges. Era una sociedad multiétnica en la que convivían griegos, indios, bactrios e iraníes occidentales. Se encuentra evidencia de ello en toda la Taxila del siglo II a. C., tal como el santuario zoroástrico de Jandial, directamente al norte de Sirkap.
Escito-Partos
La gradual ocupación del Punjab por los escitas de Asia Central comenzó alrededor del 110 a. C. Estas tribus nómadas acostumbraban invadir los territorios del norte, como el de Bactria, pero en el pasado los aqueménidas no les habían permitido avanzar. Se habían establecido en Drangiana, la moderna Sistan iraní, e invadido el Punjab infiltrándose a través de la zona meridional del valle del Indo, hasta llegar a tomar Taxila.
Durante el primer cuarto del siglo I d. C. se produjo una invasión de los partos, que comenzaron a tomar los reinos griegos en Gandhara y Punjab. Se afirma que Gondophares, un líder parto que vivió en Taxila, había sido bautizado por el apóstol Tomás, cuestión no del todo imposible, ya que para entonces la ciudad daba cabida a numerosas religiones y pudo haber albergado hace casi 2000 años a una incipiente fe cristiana.
Kushan
Los Kushan eran una tribu proveniente de Asia Central y Afganistán que migró a Gandhara alrededor del siglo I d. C. La tribu eligió a Peshawar como centro de poder y luego se expandió hacia el este hasta el centro de la India para establecer el Imperio de Kushán, que duró hasta el siglo III d. C. En el 80 d. C. los kushanos le arrebataron el control de Gandhara a los escito-partos. La importante ciudad de Taxila se volvió a fundar en otro sitio y fue bautizada con el nombre de Sirsukh. Semejaba una gran base militar, con un muro de 5 km de largo y 6 metros de espesor. Se convirtió en un centro de actividad budista y alojaba peregrinos de Asia Central y China. La era kushana fue el período de más alto desarrollo del arte, la arquitectura y la cultura de Gandhara y se considera como la edad de oro de la historia de esta región.
El filósofo griego Apollonius de Tyana visitó la ciudad de Taxila y comparó su tamaño con Nínive, en Asiria. Se puede hallar una descripción de Taxila (probablemente Sirsukh) en la Vida de Apollonius de Tyana, cuyo autor es Philostratus.
Ya he descrito la manera en que la ciudad está amurallada, pero se dice que estaba dividida en estrechas calles de la misma forma irregular que en Atenas y que las casas estaban construidas de tal manera que si se les observaba desde afuera sólo tenían una planta, mientras que si se entraba en una de ellas, de inmediato se encontraban cámaras subterráneas que se extendían tanto por debajo del nivel del suelo como lo hacían las cámaras de encima. [Philostrastus, Life of Apollonius (Vida de Appolonius), 2.23; tr. F. C. Conybeare].
La parte final del reinado kushano se caracterizó por una serie de dinastías de corta duración que tomaban sucesivamente el control de la región de Gandhara, lo cual resultó en que la región estuviera constantemente sometida a incursiones e invasiones o de una forma u otra trastornada. Una rápida sucesión de regencias por el Imperio Sasánida, los kidaritas ( o pequeños kushanos) y finalmente los Hunos Blancos que siguieron al menguante gobierno kushano, condujo a que se detuvieran las cotidianas actividades religiosas, sociales y de comercio. Cerca del 241 a. C. los gobernantes del área fueron derrotados por los sasánidas persas bajo el reinado de Shapur I, con lo que Gandhara fue anexada al Imperio Persa. Sin embargo, presionados desde el noroeste, los sasánidas no pudieron controlar la región de forma directa. Entonces esta cayó en manos de los descendientes de los Kushan, que se llegaron a conocer como Kidaritas o kushanos kidar, lo cual literalmente quiere decir pequeños kushanos.
Hunos Blancos
Los Kidaritas se ingeniaron para mantener el territorio, dándole continuidad a las tradiciones de sus predecesores kushanos hasta el siglo V d. C., época en que los Hunos Blancos o Heftalitas invaden la región. Debido a que el budismo y por extensión la cultura Gandhara ya se encontraba en esos tiempos en decadencia, la ocupación causó destrucción material y dada la adopción de la fe Shivaita por los hunos, la importancia del budismo comenzó a decrecer con mayor rapidez.
Durante las invasiones de los hunos blancos, la creencia religiosa de la región cambió gradualmente hacia el hinduismo a costa del rechazo al budismo, por la conveniencia política que para ellos significaba realizar alianzas con el Imperio Gupta hindú en contra de los sasánidas. El cambio de signo religioso (que durante siglos fue la base de toda la vida social) condujo a un ulterior deterioro del carácter de la región Gandhara.
La alianza de los hunos blancos con el Imperio Gupta en contra de los sasánidas causó además que la cultura budista declinara, al punto que ésta se puso en marcha a través de los desfiladeros norteños hacia China y más allá. El hinduismo se apoderó de la región y los budistas emigraron. Durante los siglos posteriores se produjeron constantes invasiones desde el oeste, sobre todo la conquista musulmana, debido a lo cual los remanentes de la anterior cultura que aún quedaban cayeron con el tiempo en el olvido. Las viejas ciudades y sitios importantes de culto fueron olvidados durante los siguientes 1500 años hasta su redescubrimiento a mediados del 1800 d. C. por los exploradores coloniales británicos.
Gandhara tuvo varios soberanos a lo largo de los siglos, pero la evidencia arqueológica muestra que su tradición cultural persistió de manera uniforme durante sus distintos gobernantes. Aunque los territorios estaban dispersos sobre vastas áreas, las fronteras culturales de regiones como las de Mathura y Gandhara estaban bien definidas y pueden ser identificadas a través de incontables restos arqueológicos.
Arte de Gandhara
El arte de Gandhara puede ser rastreado desde el siglo I a. C, e incluía pintura, escultura, numisma, alfarería y todos los elementos asociados a una tradición artística. Vino a despegar durante la era Kushan y más específicamente bajo el rey Kanishka en el siglo I a. C., quien deificó al Buda y pudo, aunque se discute, haber introducido su imagen por primera vez.
Tras Asoka, durante la época de Kanishka, el budismo experimentó una resurrección. La historia de la vida de Buda se convirtió en motivación principal para todas las variedades del arte de Gandhara. En la actualidad se encuentran grandes cantidades de imágenes de Buda en numerosas capillas, estupas y monasterios. El arte se dedicaba en exclusividad a la propagación de ideales religiosos, al punto que incluso los artículos de uso diario estaban repletos de imágenes sagradas.
Entre los materiales empleados se encontraban rocas kanjur revestidas de yeso y pintadas, así como el esquisto. La kanjur es en lo fundamental una roca fósil que puede ser modelada con facilidad para lograr formas que se emplean como base de distintos elementos decorativos del arte gandhárico, tales como pilares, figuras de Buda, abrazaderas y otros elementos. Después que se desbasta la piedra y aparece la figura básica, esta se cubre de yeso para darle terminación. A ciertos artículos escogidos se les recubría además con piedras preciosas y hoja de oro. El mayor tamaño de la base de las estatuas de esquisto era de 2.5 metros cuadrados para poder transportarlas; las estatuas y relieves más grandes se hacían de arcilla y estuco.
El Buda se reverenciaba mediante estas representaciones escultóricas de estilo bien definido que en lo fundamental permanecía constante. Al Buda siempre se le representaba con sencillas ropas de monje, el pelo atado en un moño conocido como Ushnisha y una contenta expresión facial. Aunque las esculturas recién hechas se pintaban de colores brillantes, hoy sólo quedan el yeso y la piedra; no obstante, se han hallado algunos artículos con los colores originales intactos. Las imágenes de Buda se esculpían para los diferentes cultos de la región, cada uno con características particulares identificadas por laksanas (marcas divinas), mudras (gestos de las manos) y distintos ropajes. Buda siempre jugaba el papel principal en estas piezas y podía ser identificado de inmediato por su aureola y sencillo atuendo. Muchas figuras mitológicas se observan como parte de estas escenas junto a dioses, parejas, semidioses, príncipes, divinidades, reinas, guardias masculinos y femeninos, músicos, sacerdotes de la realeza, soldados y también gente común.
Uno de los elementos más constantes en el arte de Gandhara es el Bodhisattva, que en esencia es una estatua de Buda antes de alcanzar la iluminación. Varios Bodhisattvas de las vidas anteriores de Buda se representan en el arte de Gandhara; los más prominentes son Avalokiteshvara, Maitreya, Padmapani y Manjusri. En comparación con la austeridad de las imágenes de Buda, las esculturas e imágenes de Bodhisattvas muestran un lujo superlativo con variedad de joyas, peinados, taparrabos, sandalias, etc., de modo que las distintas encarnaciones de Bodhisattvas son reconocibles por sus ropas, posturas y mudras.
Arquitectura de Gandhara
La característica más sobresaliente y singular de la arquitectura de Gandhara fue la proliferación de estupas y otras edificaciones religiosas como los monasterios, que formaron el núcleo de la identidad regional durante casi 1000 años. Las estupas se construyeron sobre todo para venerar los restos de los maestros budistas y se decía que las más antiguas guardaban restos del propio Buda. Además se erigían estupas para reverenciar a monjes de alto rango; las edificaciones marcaban sitios en los que se comentaba que habían ocurrido hechos legendarios relacionados con las vidas de Buda.
La abundancia de estupas en toda la India constituyó el sello del reinado de Asoka, quien volvió a enterrar las cenizas del Buda en diferentes estupas por todo su dominio. Aunque constituyó más que nada un logro arquitectónico, la estupa fue un vehículo para exponer y exaltar el arte de Gandhara, que comprendió esculturas, relieves, pinturas y otros elementos de alta decoración. Las imágenes destacaban en paredes, patios, nichos y capillas; los estucos adornaban las paredes de los jardines de las estupas y los monasterios.
Al inicio las estupas se construían con bases circulares y su tamaño era modesto. En la medida en que aumentaba la importancia del culto a Buda en la región, los centros de veneración se rediseñaban con mayor elegancia y se adornaban para aumentar la estatura de la religión y para atraer más fieles y benefactores. Se sabe que las estupas originales de Kunala y Dharmarajika eran de menor importancia y que más tarde se expandieron a proporciones mayores por gobernantes como Asoka y Kanishka.
Una base (medhi) circular o cuadrada sostenía un cilindro o barril sobre el cual se colocaba un domo (anda). Se empleaban peldaños para subir a la plataforma, comenzar a rodear a pie el domo en el sentido de las agujas del reloj y seguir el camino de la procesión (Pradakshina Patha) delimitado por barandas (vedika). En ocasiones la base podía tener múltiples niveles que elevaban la altura de la estupa. En las esquinas de la base era usual fijar pilares en cuyos capiteles se colocaban figuras de leones; la cima del domo se coronaba primero con un harmika, cercado cuadrado invertido, sobre el cual se levantaba el yasti o pilar que sostenía varios chattras o parasoles que disminuían en tamaño, distribuidos de manera uniforme.
Las estupas vinieron a representar el culmen de los logros de la arquitectura budista de la región y desde luego, al igual que las demás artes, estaban dirigidas a promover las estructuras religiosas de poder. Las estupas se decoraban con paneles en relieve y frisos que describían historias y eventos de devoción que reforzaban su rol.
La estupa constituía el principal centro de culto y en su apoyo estaba el monasterio; una estructura que poseía áreas específicamente dedicadas a la vida de los monjes. El monasterio o Sangharama se convirtió en parte sustancial de la tradición budista. Con el tiempo llegó a ser una unidad auto-sustentada, con tierras para la siembra de cosechas y riquezas que tanto laicos como nobles le aportaban en abundancia para obtener bendiciones. En su forma final el monasterio incluyó elementos bien definidos, que convenían a su función básica. Estos eran:
- Refectorio/Salón de servicios: Upatthana-sala
- Cocina: Aggi-sala
- Paseo enclaustrado: Chankamana-sala (para caminar/ejercitar)
- Baño: Jantaghara (junto al tanque central de agua)
- Depósito: Kotthaka
- Almacén médico y general: Kappiya-kuti
Estos edificios se construían por lo general con un enyesado de lodo que se pintaba por completo, o en algunos casos con escenas de la vida de Buda (p. ej. el monasterio de Jina Wali Dheri en Taxila).
Aparte de los edificios religiosos había, por supuesto, una arquitectura doméstica que variaba y cambiaba con la cultura prevaleciente en la región. Las ciudades comprendían desde asentamientos orgánicos, como Bhir, hasta las más rígidas y planeadas poblaciones al estilo de Sirsukh. Las ciudades más antiguas se desarrollaban de manera no planeada, mientras las más nuevas parecen haber estado directamente inspiradas por trazados hipodámicos observados más tarde en el siglo I a. C. Tiendas, parques, palacios, templos, relojes solares, tugurios, chozas, villas, ínsulas, pabellones, calles, caminos, torres de observación, portones y muros fortificados, todos formaban parte del tejido urbano válido para la mayoría de las ciudades de la antigüedad.
Aunque el paisaje religioso estaba dominado por la fe budista, existe amplia evidencia acerca de otras fes que se entremezclaban y desarrollaban dentro de la urdimbre social: Jainismo, Zoroastrianismo e Hinduismo incipiente, entre otras. Se piensa que el templo de Jandial era de naturaleza zoroástrica, mientras que un templo jainista y un templo al sol se hacen notar en la calle principal de Sirkap, junto a varias estupas.
Una ruina bien conocida es la de la estupa Doble Cabeza de Águila en Sirkap, que presenta el motivo que le da nombre: una cabeza doble de águila dispuesta en tres tipos distintos de arcos decorativos, de estilos griego, persa e hindú respectivamente. Esto muestra el grado de mezcla de las culturas de la región, lo que se deduce de los restos arqueológicos.
Conclusión
La vida diaria en las ciudades de Gandhara estaba muy bien desarrollada y debido a su favorable ubicación geográfica entre India, Persia y China, constantemente veía cruzar por sus tierras a invasores, comerciantes, peregrinos, monjes y viajantes. Hacia el oeste, desde la India y hacia el este, desde Persia, la ruta que atraviesa la región de Gandhara la convirtió en el centro del camino de cada viajero. Por esta misma vía penetró el Islam en la región y con toda probabilidad puso el último clavo en el ataúd del budismo en la zona. De hecho, la misma vía sería empleada durante siglos, incluso después del colapso de Gandhara, hasta la era de los descubrimientos.
Las riquezas de Gandhara, aunque bien conocidas durante siglos por los cazadores de tesoros, no serían descubiertas de nuevo hasta la era del dominio colonial británico en el subcontinente indio, época en que las tradiciones artísticas de esta civilización perdida fueron redescubiertas y sacadas a la luz, a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX.