Ganímedes es un joven de la mitología griega que es raptado por Zeus debido a su gran belleza y llevado al Olimpo para servir como copero. La historia aparece por primera vez en La Ilíada de Homero sin ninguna sugerencia de conexión sexual, pero Ganímedes terminó siendo asociado posteriormente con las relaciones homosexuales masculinas y la pasión homoerótica.
El mito relatado por Homero (siglo VIII a.C.) cuenta simplemente cómo los dioses reconocieron la belleza de Ganímedes y lo llevaron al Olimpo para que fuera copero de Zeus. Sin embargo, hacia el siglo VI a.C., la historia se narra como Zeus enamorándose de Ganímedes y tomándolo como amante. El dramaturgo de tragedias griegas Sófocles (496 - 406 a.C. aproximadamente), entre otros dramaturgos y poetas del siglo V, menciona a Ganímedes y Zeus como amantes y desarrolló el elemento romántico/erótico ya establecido, que acabó convirtiendo a la pareja en el arquetipo de la relación amante-amado del mismo sexo que aparecía en copas, platos y cráteras (jarras de vino) en la antigua Grecia y, más tarde, en Roma.
Ganímedes siguió siendo un tema popular en las artes y se asocia con la constelación de Acuario, ya que se dice que renunció a su posición privilegiada como copero para dar las aguas de los dioses a la humanidad, convirtiéndose así en el portador de agua y benefactor de los mortales. En distintos momentos de la historia, ha llegado a representar distintos valores que reflejan los de la mayoría de una sociedad determinada, pero en la actualidad se le identifica más con la comunidad LGBTQ+, que se centra en el amor expresado por la pareja y en el sacrificio de Ganímedes de su posición privilegiada en beneficio de los demás y para mantener la paz entre los dioses.
El mundo del mito
El mundo homérico en el que aparece por primera vez el mito estaba presidido por poderosas deidades que mantenían su propia visión y definición del orden, que a veces podían parecer contrarias a las del pueblo. Secuestrar a un joven contra su voluntad se habría considerado un acto criminal en la sociedad griega, independientemente de la ciudad-estado en la que hubiera ocurrido, pero cuando un dios hacía lo mismo, se perdonaba y se entendía que ocurría por una razón. Al describir el mundo homérico, el académico Emile Mireaux señala:
El mundo es, en efecto, una sociedad de entidades vivientes, que habitan la tierra, el mar y el cielo y son al mismo tiempo indistinguibles de ellos. ¿Son estas criaturas de origen divino? La respuesta es sí, en cierta medida, pero el grado de su divinidad es una cualidad variable e indeterminada, pues no todas son inmortales. Además, se trata de una sociedad organizada con una jerarquía muy similar a la de los grupos humanos, similar en la medida en que es igualmente desordenada y turbulenta; desgarrada por disensiones, pasiones, celos y competencia...El hombre de la época homérica, al menos el hombre pensante, tiene su ser en contacto íntimo y constante con esta sociedad divina o semidivina. Pisar la tierra bajo los propios pies, bañarse en el agua, equivale a tener este contacto...El hombre tiene el sentimiento o la percepción de las visitas de los dioses, incluso de los más grandes. (24-25)
Los mitos griegos incluyen muchas historias de personas que encuentran o son raptadas por una deidad. La diosa del amanecer, Eos, secuestró ella sola a varios hombres para su placer y, por supuesto, los dioses también podían secuestrar a otros dioses, como en el caso de Hades y Perséfone. La historia de Ganímedes, tal y como aparece originalmente en La Ilíada, es otra de esas historias de rapto:
Tros era el señor de los troyanos y de él nacieron tres hijos, sin defectos: Ilo, Asáraco y el divino Ganímedes que era el más hermoso nacido de la raza de los mortales, y por lo tanto los dioses se lo llevaron, para que, debido a su belleza, fuera el copero de Zeus y pudiera estar entre los inmortales. (20.232)
En este pasaje no se menciona la edad de Ganímedes ni que el propio Zeus tuviera especial interés en el joven (aunque esto cambiaría más tarde y, en la época del Renacimiento, Ganímedes era representado a veces como un niño o un infante). Los dioses deciden llevarlo al Olimpo por su gran belleza, que quieren preservar haciéndolo inmortal. Los autores posteriores mantienen el mismo tema, pero añaden el enamoramiento de Zeus por Ganímedes y su relación amorosa. Teognis, escrito en el siglo VI a.C., es uno de los primeros ejemplos:
Hay cierto placer en amar a un joven, ya que una vez, de hecho, incluso Zeus, el hijo de Cronos, rey de los inmortales, se enamoró de Ganímedes, se apoderó de él, se lo llevó al Olimpo, y lo hizo divino, manteniendo la hermosa floración de la niñez. (Fragmento 1.1345)
El propio Homero no presenta explícitamente las relaciones entre personas del mismo sexo pero, en el caso de parejas como Aquiles y Patroclo, proporciona suficientes detalles como para que la naturaleza de la conexión entre los hombres quede clara. En el caso de Ganímedes, sin embargo, el rapto del joven no se asocia a ningún tipo de relación romántica o erótica hasta más tarde. Es posible, por supuesto, que un público antiguo hubiera entendido el pasaje de Homero como una alusión a una relación entre personas del mismo sexo desde el principio, pero esto es incierto. En el siglo VI a.C., sin embargo, esa parece haber sido la interpretación más común de la historia.
El mito de Ganímedes
A juzgar por el número de veces y la gran variedad de escritores que hacen referencia al mito, se cree que debió de ser muy popular. No existe una versión fija de la historia hasta que la toma el escritor romano Ovidio (43 a.C.-17 d.C.), pero todos los escritores entre Homero y Ovidio parecen referirse a la misma historia, que difiere de la de Homero.
El mito narra la historia de Tros, fundador de la ciudad de Troya, y sus tres hijos, apuestos y sin defectos, de los cuales Ganímedes, el más joven, era el más bello. Un día, mientras cuidaba de sus rebaños en el monte Ida, fue visto por Zeus, que se abalanzó sobre él en forma de águila y se lo llevó al Olimpo. Una vez allí, Ganímedes se convierte en el joven amante y copero de Zeus, sustituyendo a Hebe, diosa de la juventud, que había ocupado tal honroso puesto hasta ese momento. Hera, reina de los dioses, esposa de Zeus y madre de Hebe, se enfurece ante el recién llegado y, en algunas versiones posteriores, le causa diversos problemas en la corte. Ganímedes, dándose cuenta de los problemas que Hera puede causarle tanto a él como a todos los demás en la corte, buscando una manera de que Zeus lo libere, y al mismo tiempo, queriendo ayudar a la gente de la tierra, vierte el agua de los dioses para los mortales. Zeus se da cuenta de que ha tratado mal al joven, así como al padre del muchacho, y coloca a Ganímedes en los cielos como la constelación de Acuario, al tiempo que recompensa a Tros con caballos divinos. Ganímedes se convierte en el portador de agua de la humanidad, Hebe vuelve a su papel de copera de Zeus y Hera se tranquiliza por el momento hasta la próxima escapada de Zeus.
Esta es la forma básica del cuento, pero las distintas versiones incluyen detalles diferentes. En algunas, Zeus envía un águila gigante para secuestrar al joven, en otras aparece como un hombre. En algunas, Ganímedes parece tener tan solo 12 años, en otras, puede rondar los 16. Hera no siempre cumple su deseo de amargarle la vida a Ganímedes, y Hebe no siempre vuelve a su puesto de copera. Sin embargo, todas las versiones parecen coincidir en la relación romántica y sexual de Zeus con Ganímedes. Algunas fuentes critican la relación concreta, pero la mayoría considera que las relaciones entre personas del mismo sexo son perfectamente naturales, en consonancia con el ethos del mundo homérico y la aceptación de lo que, hoy en día, se definiría como relaciones homosexuales en la Grecia de los siglos VI al IV a.C.
El amante y el amado
Durante este periodo, así como antes y después, las relaciones entre personas del mismo sexo se consideraban una expresión más de la atracción romántica y sexual. No había distinción entre una relación homosexual y heterosexual porque esos conceptos no existían. Las relaciones entre personas del mismo sexo formaban parte del paisaje cultural pero, en su mayor parte, no se veían con ojos críticos. El académico Anthony Everitt señala:
Los hombres no se categorizaban a sí mismos como homosexuales porque, hasta las invenciones de la psicología moderna, no existía ningún concepto, y por tanto ningún término, para la preferencia sexual de hombre a hombre como alternativa viable y exclusiva a la heterosexualidad. (241)
La forma más común de estas relaciones era entre un amante mayor (erastés) y un amado más joven (erómeno) basada en la amistad (philia), que también tenía un componente sexual. Los escritores posteriores interpretaron la historia de Ganímedes en esta línea, con Ganímedes como el amado que mejora gracias al afecto y la eduación obtenidas del amante mayor, Zeus. Sin embargo, no todos interpretaron la historia de la misma manera, y algunos de los escritores más conocidos de la antigua Grecia rechazaron por completo esta visión del mito o la adoptaron más tarde.
Jenofonte (aprox. 430 - 354 a.C.), por ejemplo, afirmaba que Ganímedes era admirado por Zeus por sus capacidades intelectuales y que no existía atracción física ni connotación sexual alguna en la relación. Platón (aprox. 428/427 - 348/347 a.C.), que inicialmente reconoce una relación de amante-amado entre el dios y el joven en su diálogo del Fedro (255), se retracta de esta postura y da marcha atrás en su diálogo de las Leyes, mucho más tardío, donde culpa a los cretenses de «inventar» las relaciones entre personas del mismo sexo y de justificar la práctica a través del mito de Ganímedes:
Ciertamente no hay que dejar de observar que cuando el varón se une con la mujer para procrear, el placer experimentado se considera debido a la naturaleza, pero contrario a la naturaleza cuando el varón se aparea con el varón o la mujer con la mujer, cosa que solo ha podido producir el exceso de la intemperancia. Y todos acusamos a los cretenses de inventar la historia de Ganímedes porque se creía que ellos derivaban sus leyes de Zeus, así que añadieron esta historia sobre Zeus para que se pudiera pensar que ellos también seguían su ejemplo al disfrutar de este placer. (636c)
No hay más pruebas de que el mito de Ganímedes proceda de Creta que de cualquier otro lugar, pero las observaciones de Platón son interesantes, ya que expresan la opinión de un poeta-filósofo más antiguo sobre las relaciones entre personas del mismo sexo, en particular la del amante y el amado, que se practicaba ampliamente y que él aprobaba antiguamente. Las líneas de Platón que se encuentran en las Leyes se citan con frecuencia como «prueba» de que las relaciones entre personas del mismo sexo no eran aprobadas universalmente en la antigua Grecia, pero las obras anteriores de Platón, El Banquete y el Fedro, así como muchas otras suyas, apoyan este tipo de relaciones, e incluso las alaban como fundamento de la democracia y una elevación del alma porque se elegían libremente y no tenían nada que ver con el valor que la sociedad daba a la procreación.
El mito de Ganímedes ha sido utilizado por muchos, especialmente a través de las artes visuales, para celebrar las relaciones homoeróticas. El llamado Pintor de Berlín representó la historia de Ganímedes en una crátera de figuras rojas (un recipiente para mezclar vino con agua para diluirlo) que lo muestra como un joven atlético que disfruta de los regalos que le hace Zeus. La mayoría de las representaciones antiguas siguen esta misma línea, y es más tarde, durante los periodos medieval y renacentista de Europa, que se muestra a Ganímedes como un niño o un infante y se da al mito una interpretación despectiva.
Ganímedes como símbolo
Como se ha señalado, Ganímedes se convirtió en un símbolo que reflejaba los valores de una cultura en diferentes épocas, y en el Renacimiento prevalecieron las interpretaciones cristianas de los mitos griegos. Algunos pasajes de las epístolas del apóstol San Pablo que componen el Nuevo Testamento cristiano, así como otros del libro del Levítico del Antiguo Testamento, se entendían como una condena de las relaciones entre personas del mismo sexo, por lo que Ganímedes se representaba con frecuencia como un niño raptado por un dios en forma de águila, bien para distanciar la historia del tema de tales relaciones, o bien para inculcar al público lo perverso que debía considerarse una relación de este tipo.
Sin embargo, los pasajes de la Biblia que, incluso ahora, se citan como condenatorios de las relaciones entre personas del mismo sexo, tienen todos que ver con prohibiciones de comportamientos asociados con prácticas religiosas y culturales politeístas anteriores, en un esfuerzo por distanciar al judaísmo, y luego al cristianismo, de ellas. De las fuentes primarias se desprende claramente que en muchas culturas antiguas las relaciones entre personas del mismo sexo se consideraban, en general, simplemente una alternativa a los denominados vínculos heterosexuales. A medida que el cristianismo se fue convirtiendo en la lente a través de la cual se interpretaban mitos como el de Ganímedes, las parejas del mismo sexo fueron modificadas, vilipendiadas o borradas de las traducciones.
Incluso en la obra precristiana del poeta romano Virgilio, Ganímedes es representado como una víctima de rapto y violación que es tomada por el águila contra su voluntad mientras sus compañeros pastores y sus perros gritan impotentes. En el mundo del público que escuchó por primera vez el mito, sin embargo, el mensaje habría sido claro y, también, inspirador.
Para los antiguos griegos, el mito de Ganímedes habría funcionado bien como un relato ejemplar de la relación entre el amante y el amado del mismo sexo, ya que Zeus, el amante mayor, eleva al joven Ganímedes a los cielos exactamente del mismo modo que un amante mayor debía cuidar y desarrollar a su amado más joven. El águila era el símbolo de Zeus: en una historia fue creada por Gaia (la madre de todas las cosas) y la imagen era utilizada por Zeus en su estandarte. Tanto si Zeus se convierte en águila como si envía un águila para llevarse a Ganímedes, el mensaje habría sido el mismo para el antiguo público griego. Se creía que el águila simbolizaba el poder y la sabiduría de Zeus, y que una persona que recibía la visita de un águila estaba especialmente bendecida y elevada, como explica Mireaux:
El lenguaje de los dioses puede adoptar diferentes formas. Pueden comunicarse a través de los truenos, los vientos, los meteoros y otros presagios, incluso a través de un pájaro en vuelo. Pero también pueden emplear, y emplean, emisarios especiales para transmitir su mensaje al hombre. (26)
En el mito, Zeus como águila o un águila enviada por Zeus atrapa al desprevenido pastor y lo lleva al reino de los dioses. Esto sería comparable, para un público actual, a ganar la lotería en un momento de la vida en el que las perspectivas parecían poco halagüeñas. Ganímedes, a pesar de su belleza, era el tercer hijo de Tros, y era poco probable que tuviera esperanzas de recibir una gran herencia.
Como mucho, habría vivido de la generosidad de sus hermanos mayores al proporcionarle algún puesto lucrativo. En cambio, es trasladado de la mortalidad a la eternidad por un dios que lo cuida. Una vez que se elimina el rechazo actual de las relaciones homosexuales de una interpretación de la historia, esta resuena claramente como un cuento de «felices para siempre», incluso en aquellas versiones en las que Ganímedes repudia su posición privilegiada para traer la paz a los dioses y el agua de la vida a la humanidad.
Conclusión
Ganímedes habría sido respetado, y tal vez incluso envidiado, por un público antiguo que podría haber esperado que una fortuna similar cayera sobre ellos. Mireaux comenta:
Por regla general, los dioses (aparte de los dioses del hogar y de los campos, bosques y aguas) no tienen relaciones directas y permanentes con los hombres... Establecen relaciones de diferentes maneras, como guías y consejeros y como portadores de advertencias; aunque también pueden engañar a los hombres e infundirles ilusiones. Muchos acontecimientos naturales son en realidad señales empleadas por los dioses, si uno sabe reconocerlas e interpretarlas correctamente. (26)
En contraste con este modelo de interacción entre la humanidad y lo divino, Ganímedes es elegido específicamente por los dioses, o por un dios, por su belleza y se le concede la inmortalidad entre los cielos. En la comunidad LGBTQ+ moderna, Ganímedes sigue siendo un símbolo del tipo de elevación que proviene del amor y de estar enamorado, que permite el mismo vuelo del alma hacia los cielos que el joven pastor experimentó con el águila de Zeus.