El qanat (llamado foggara en el norte de África y el Levante, falaj en los Emiratos Árabes Unidos y Omán, kariz en Irán y puquios en Perú) es una técnica de irrigación del antiguo Oriente Medio en la cual se excava un largo túnel en un terreno árido que permite acceder al agua de los acuíferos subterráneos para uso de la población local, manteniendo a grandes asentamientos a pesar de las condiciones ambientales hostiles. Los qanat comienzan como pozos profundos excavados en terrenos elevados y culminan en arroyos que fluyen por salidas hacia un asentamiento humano. Las salidas mantienen los asentamientos mediante el suministro de agua para las cosechas y agua potable para la población. Estas sencillas maravillas de la arquitectura antigua, accionadas solamente por la gravedad, permitieron a los asentamientos en climas áridos tener acceso fiable al agua, a veces durante siglos. Hoy en día, decenas de miles de qanat todavía funcionan en alrededor de 35 países en todo el mundo.
Origen y difusión de los qanat
Qanat es “conducto” en árabe y es el término más usado entre los angloparlantes para referirse al sistema de irrigación. Los más antiguos ejemplos de qanat se han encontrado en la antigua Persia (actual Irán), Arabia, Irak y Turquía. La opinión más común es que los qanat son uno de los inventos e innovaciones de la antigua Persia y fueron difundidos por toda la región durante la expansión del Imperio aqueménida (c. 550-330 a. C.). Este punto de vista también fue sostenido por el antiguo historiador griego Polibio, quien escribió:
Dicen que cuando los persas eran los gobernantes de Asia, otorgaron a quienes llevaban un suministro de agua a lugares que hasta entonces no contaban con irrigación el derecho de cultivar la tierra durante cinco generaciones y, por consiguiente, como el Tauro tienen muchos arroyos grandes que descienden de él, la gente incurría en grandes gastos y problemas para hacer canales subterráneos que alcanzaban una gran distancia, de tal forma que en la actualidad aquellos quienes hacen uso del agua no saben de dónde derivan los canales.
(The Histories X.IV)
Sin embargo, una idea incipiente es que los qanat se originaron en Arabia meridional (en los actuales Omán y Emiratos Árabes Unidos) y luego se extendieron a Persia (actual Irán) o se desarrollaron en Persia independientemente. Más allá del lugar de origen exacto del qanat, la evidencia arqueológica sugiere que asentamientos tan antiguos como del año 1000 a. C. dependían de los sistemas de irrigación de qanat, lo que significa que los qanat tienen al menos 3000 años de antigüedad.
Los historiadores discrepan en la trayectoria de desarrollo de la tecnología de los qanat en el norte de África y la región mediterránea en los años posteriores al Imperio aqueménida, ya que algunos afirman que se produjo un desarrollo independiente, varios una trayectoria mediterránea y otros una trayectoria sahariana. Quienes afirman que se produjo un desarrollo independiente sugieren que la tecnología del qanat fue una respuesta natural a las condiciones áridas halladas en el norte de África, el desierto del Sahara y a través del Oriente Medio. Esta idea permite también la difusión tecnológica, reconociendo la expansión de los qanat por Europa y todo el Oriente Medio como un resultado de la conexión.
La trayectoria mediterránea de desarrollo sugiere que la conquista y reasentamiento fueron las fuerzas motrices detrás de la expansión de esta tecnología. Los romanos aprendieron de los persas y, posteriormente, conquistaron los territorios del norte de África, introduciendo la tecnología aprendida en estas regiones áridas de todo el Mediterráneo. Mientras tanto, los persas que buscaban refugio huyeron a través del Sahara y llevaron con ellos sus avances tecnológicos.
Finalmente, la vía sahariana de desarrollo sugiere que la tecnología del qanat se expandió hacia el occidente, desde los Aqueménidas, en el norte de África, a Egipto, Libia y Argelia, para finalmente tomar dirección norte dentro del Imperio romano y la Europa continental. Los estudiosos, independientemente de la ruta que la trayectoria occidental pueda haber seguido en los años posteriores al Imperio aqueménida, coinciden generalmente en que los qanat en las Américas fueron el resultado de la colonización española y en que la difusión en el oriente de los qanat en Afganistan, Pakistán, China y Japón fue el resultado de la interconexión a lo largo de las rutas de comercio, particularmente la Ruta de la Seda.
Los qanat son similares a otros acueductos encontrados en las civilizaciones antiguas en el sentido de que transportan agua por medio de túneles subterráneos; sin embargo, difieren en que la fuente de suministro de agua de un qanat es el agua subterránea, en vez de un lago, río o manantial. Por ejemplo, el Imperio neoasirio (912-612 a. C.) desarrolló un sistema de acueductos alimentado por río que, incluso, contaba con el mismo tipo de pozos de ventilación verticales encontrados en los qanat. Con el tiempo, reyes famosos como Asurbanipal II, Tiglath Pileser III, Asarhaddon y Senaquerib añadieron túneles y canales a este sistema. Los contemporáneos de los asirios, tales como Israel, también construyeron acueductos subterráneos similares. En Israel, el rey Ezequías supervisó la construcción de un conducto abastecido por un manantial subterráneo. Incluso los renombrados acueductos romanos se alimentaban principalmente de manantiales y ríos hasta adoptar la tecnología de los qanat en sus territorios de Oriente Medio y el norte de África. Lo que diferenciaba a los qanat de sus homólogos era el uso de aguas subterráneas.
Construcción de los qanat
La sostenibilidad y longevidad de un qanat se deben a su diseño. En el antiguo Irán, los qanat eran construidos exclusivamente por los muqqanis, artesanos persas profesionales itinerantes. Estos arquitectos antiguos primero identificaban un abanico aluvial como una fuente de agua subterránea, cavaban un "pozo madre" para alcanzar la capa freática. Estos pozos suelen tener una profundidad de casi 100 metros (328 pies) y el más profundo registrado mide 300 metros (984 pies). Si el acuífero producía suficiente agua, los muqqanis comenzaban a trazar el curso del qanat desde el pozo madre hasta la superficie. Los constructores tenían en cuenta la inclinación de una pendiente descendente de manera que el flujo de agua permaneciera constante, pero no removiera los sedimentos ni dañase el túnel.
Una vez que el curso se había trazado por completo hasta la boca del túnel, los muqqanis comenzaban a excavar pozos de ventilación periódicamente a lo largo del curso trazado del qanat. Estos pozos no solo suministraban ventilación para los excavadores sino que también servían como guías para los excavadores en la medida en que estos cavaban el túnel. La excavación comenzaba en la boca del túnel, donde las paredes se solían reforzar con piedra y se movían aguas arriba, hasta alcanzar el pozo madre y el acuífero. Una vez que el qanat se había excavado por completo, la construcción se daba por terminada; no obstante, los muqqanis continuaban el trabajo, ofreciendo mantenimiento para asegurar que el qanat seguiría siendo funcional con el tiempo. Tales técnicas se han mantenido como norma en la construcción de los qanat en todo el mundo durante milenios, ya que los de construcción reciente se han fabricado usando métodos similares.
Los qanat podían ser tan cortos como de 1 km (3280 pies) o tan largos como de 50 km (31 millas), pero su suministro de agua continuo siempre atraía habitantes. En muchos casos, los qanat se podían usar para identificar el estatus social. Las élites a menudo ocupaban las secciones superiores, cerca al pozo madre, mientras que los pobres se radicaban cerca de la sección inferior, donde los flujos de agua eran menores y el agua estaba más propensa a ser contaminada por aquellos que estaban aguas arriba. A pesar de las desventajas de estar ubicado cerca de boca del qanat, el pobre todavía podía confiar en un suministro constante de agua, ya que la evaporación ocurre a un ritmo más bajo en los conductos subterráneos. Esta ventaja, sumada a su dependencia exclusiva de la gravedad como fuente de energía, hicieron del qanat una solución ideal para los asentamientos antiguos en climas áridos. Su confiabilidad y sustentabilidad medioambiental incluso han generado la renovada atención de los científicos climáticos modernos.
Impacto del qanat
El Oriente Medio es una de las zonas más secas del mundo, incluyendo regiones donde las precipitaciones permanecen por debajo de los 50 mm (1,9 in) anuales. Con niveles de suministro de agua tan bajos es imposible sostener una población en crecimiento, por este motivo es que los persas encontraron una manera innovadora para acceder al agua subterránea. A pesar de los avances en la tecnología a lo largo del tiempo, los qanat han permanecido como una fuente confiable de agua para Irán desde el primer milenio a. C. hasta la época actual. Hoy en día, hay todavía más de 30.000 en funcionamiento en Irán. Incluso en la actualidad, brindan un suministro de agua imprescindible para compensar la carencia de precipitaciones. Por ejemplo, el sistema de qanat Gonabad en la provincia de Jorasán fue construido alrededor del siglo VI a. C. por los aqueménidas, pero este largo complejo de túneles, pozos y desagües se mantiene en uso hoy en día. Los desagües del sistema Gonabad pueden descargar hasta 150 l/s (39 gal/s), permitiendo la irrigación de 150 hectáreas (370 acres) de terreno agrícola. De igual manera, más de 3000 qanat en Yazd todavía están en funcionamiento. Algunos tienen más de 1000 años de antigüedad. Los qanat de Yazd descargan al año alrededor de 340 millones de metros cúbicos (más de 92.000 millones de galones) de agua, suministrando aproximadamente el 25% del total del agua subterránea de la provincia. Esto constituye un logro impresionante considerando los 60 mm (2,4 in) de precipitaciones totales que Yazd recibe cada año.
Los qanat también han tenido un impacto en el suministro de agua y en la irrigación en regiones áridas fuera de Irán. Un ejemplo se encuentra en la cuenca de Turfán (o Turpan) de Sinkiang, China. El sistema de qanat del oasis de Turfán suministra agua a la cuenca de Turfán desde las montañas Tian Shan. La cuenca de Turfán, ubicada en China occidental, tiene un clima desértico y seco que tiene una precipitación anual que promedia solo 17 mm (0,67 in). Sin embargo, por medio del uso de más de 1000 qanat, la cuenca de Turfán puede recibir unos 150 millones de metros cúbicos adicionales (39.000 millones de galones) cada año. El suministro constante de agua que aporta el sistema de qanat abastece a una población considerable y permite la irrigación sustancial en un área que de otra manera sería inhabitable.
El legado del qanat
La tecnología del qanat hizo posible el suministro confiable de agua que ayudó a la transformación del Oriente Medio y contribuyó a globalizar las rutas comerciales, al permitir el establecimiento de asentamientos y puestos comerciales en las regiones áridas del Oriente Medio, norte de África y China occidental. Adicionalmente, los qanat atrajeron un cambio social a través del establecimiento de la práctica de compartir y administrar los recursos hídricos que fluyen del qanat. Gracias a los qanat, las zonas lejanas a los océanos y los mares con escasas precipitaciones y aguas fluviales también han podido mantener el crecimiento de la población de una manera sustentable y eficiente en consumo de energía desde épocas antiguas, inspirando a los expertos modernos en su búsqueda para ayudar a la sociedad moderna a adaptar los sistemas de producción de agua para cubrir las necesidades de una población mundial en expansión.